Partida Rol por web

El tipo de la pistola sonrió cuando estuvo seguro de que habíais visto su revólver y, con un movimiento de su brazo, retiró su gabardina dejando bien a la vista el revólver que antes se intuía en la cartuchera.

Con un par de pasos se acercó a vosotros y, sin dejar de sonreír, dijo: - Busco a John Smith, huido de la justicia en Ernetpoint, por haber asesinado a una persona y robado su dinero.

No quiero causar problemas a nadie, ni matarte John, pero si me obligas lo haré.

Parecía no estar seguro de cual de vosotros dos era a quien buscaba y os miraba alternativamente mientras hablaba con relativa tranquilidad.

-¿John smith? -Respondió extrañado ante aquel giro.

-¡Que me aspen si conozco a uno con ese nombre!. No somos forasteros y cualquier local te lo dirá. - Añadió con una sonrisa en la que dejaba asomar sus sucios dientes. -Pregunta... Pregunta a cualquiera por el viejo Pete. Ése soy yo.

Entre divertido por la confusión y alarmado por la posibilidad de un tiroteo - que te disparen porque este idiota no tiene ni idea sería bastante chocante - Brian escuchó como su compañero respondía, lo que le animó a responder a él también:

Si su puntería es tan buena como su información, dudo que logre matar a ese tal John Smith al que se refiere. Se ha equivocado de personas forastero.

Un punto de orgullo me impedía darle mayores explicaciones al desconocido.

Tu intento por asustar a John Smith se quedó en eso, en un intento. 

- ¿John Smith?, que me aspen si conozco a uno con ese nombre. No somos forasteros y cualquier local te lo dirá. – Te contestó entre sorprendido y divertido. - Pregunta… pregunta a cualquiera por el viejo Pete. Ese soy yo. 

El otro que estaba sentado junto al viejo te miraba un poco más receloso por miedo a que te liases a tiros allí mismo. – Si su puntería es tan buena como su información, dudo que logre matar a esa tal John Smith al que se refiere. Se ha equivocado de personas forastero.

Ahora mismo están tan sorprendidos que no se fijan en Jack. Toda su atención está dedicada a Roy y su equivocación.

Enarco una ceja ante la información que nos proporciona el viejo, si es verdad, menuda metida de pata. O tal vez no, puede que estén mintiendo y sea un truco para salvar el pellejo. Aunque por su reacción y los pocos datos que tenemos, puede que sea verdad.

Ese malnacido está por aquí, puede que sea uno de ellos o puede que alguno de la otra mesa y que hasta el momento hemos pasado por alto. Doy un vistazo hacia los otros parroquianos, algo que indique que uno de ellos es el hombre al que buscamos. Aunque no dejo de observar a estos dos por si acaso.

Es la primera vez que me ha pasado esto, la situación es complicada. Puede que no sean los tipos, pero en cualquier momento puede alguien sacar un arma y complicarse el asunto. Espero que se calmen los ánimos para poder sacar algo en claro.

- Siento mis formas, pero a quien ando buscando es un tipo peligroso- dij con su voz grave a modo de disculpa, pero sin dejar de mostrar su arma por si no decían la verdad.

- De todas formas, si alguien pudiera decirme alguna pista sobre John Sith se lo recompensaría- ofreció el cazarrecompensas a los allí reunidos.

- ¿Quién de todos podría decirme cuantas personas han llegado estos dos últimos días a este pueblo?- preguntó para intentar sacar información que le llevara a capturar a su objetivo.

-Voto a Dios que en toda mi vida he conocido a un solo John Smith, era inglés y al cabrón le gustaban las salvajes… -. Su propia referencia al mito de Pocahontas le resultó especialmente divertida por el alcohol que ya empezaba a hacer efecto en su lengua y no tardó en romper a carcajadas más estas no duraron mucho al ver la cara de pocos amigos del cazarecompensas.

-Niño como sigas así no llegarás a viejo con tanto estrés. No, no conozco a ninguno por el amor de dios. Y en los últimos dos días sólo he visto un par de forasteros, vosotros.

-No soy tu testigo más fiable, el barman lo podrá jurar. No soy más que un conductor de diligencias… Con muchos recuerdos que olvidar joder.

Pues debe cuidar un poco más sus modales, forastero u ofenderá a la persona equivocada, pero disculpas aceptadas - le dije en tono conciliador. No tenía sentido abundar más en el tema - Respecto a su pregunta, como dice Pete, los únicos forasteros que he visto han sido ustedes dos.

Me reconocerá que John Smith no es precisamente un nombre que destaque, seguro que si mira el registro de la posada encontrará muchos que responden a ese nombre ¿algún detalle más característico que pueda ayudarnos a recordar si lo hemos visto?

Roy se quedó mirando a la pareja un instante y luego les contestó.

- Pues hay poco que pueda decir de él...bigote, sombrero alto, ropa sucia y probablemente manchada de sangre, lleva un colt del 38 y va a caballo...- Roy negó levemente con la cabeza-. Vamos como casi todo aquel que llega a este pueblo después de cinco días de cabalgar por caminos y barrancas- dijo sin mucho ánimo.

- Ha dicho que es conductor de diligencias, ¿de dónde viene y cúanto hace que está usted aquí?...es por ver quién llevaba o si se ha cruzado con alguien en el camino- preguntó el cazarrecompensas.

Poco a poco parece que vamos viendo que este no es el tipo al que íbamos siguiendo la pista. Mierda, este trabajo estaba siendo más complicado de lo que parecía. 

La actitud del hombre, tranquila si no fuese por el revolver a la cintura de Roy podía ser un truco, pero cada vez lo parecía menos. Un pueblo con poca gente en la que parece que los únicos extraños somos nosotros. Quizás Sith fuese de este pueblo y hubiese regresado, o conocido por los lugareños, aunque cabía la posibilidad de que hubiese dado un rodeo justo antes de llegar a este lugar y estuviésemos perdiendo el tiempo buscando a un fantasma.

- A mi que no me mire nadie. Me dirijo hacia el camarero que parece un poco más aliviado que hace unos instantes, la posibilidad de que un tiroteo se produzca en su local va disminuyendo para su alivio.

- A visto a algún otro forastero por aquí, cuanto antes este ese malnacido entre rejas, mejor.

No dejo de mantener la atención sobre todos los presentes por si alguno quisiese desenfundar su arma, no parece la situación pero no se sabe.

- Ha dicho que es conductor de diligencias, ¿de dónde viene y cúanto hace que está usted aquí?...es por ver quién llevaba o si se ha cruzado con alguien en el camino- preguntó el cazarrecompensas.

-Ese es el problema amigo. -Respondió con una sonrisa amarga. -En estos momentos no estoy trabajando. Y normalmente cuando lo hago voy donde nadie quiere ir.- Aprovechó ese momento para generar expectación, se acercó a su interlocutor y añadió en un susurro... Porque hay cosas que deben ser susurradas y aún así son perfectamente audibles:

-Territorio indio

Roy asintió al escuchar las palabras del viejo. El territorio indio siempre era un lugar peligroso en el que cada recodo podía encontrarse algún peligro inesperado.

El cazarrecompensas se acercó a la otra mesa que tenía gente y que aun no se había pronunciado y les preguntó.

- Y vosotros, que estáis muy callados, ¿habéis visto a alguien desconocido por el pueblo?- preguntó.

La cara de Doggy reflejaba el alivio que abrigaba al ver que la tensión iba disminuyendo. Un tiroteo podía arruinar el local y eso sería un desastre para el negocio. Habría que recoger todas las mesas y las sillas que quedarían desperdigadas por el suelo. El piano, con lo que les había costado traer aquel piano, seguro que alguien aprovecharía para convertirlo en astillas. Los vasos acabarían reventados en mil pedazos por el suelo y el espejo seguro que se llevaría sus buenos balazos. Incluso la bonita araña que iluminaba desde el techo del saloon terminaría estrellada contra el suelo.

Sí, sería un verdadero desastre.

El barman dejó el reluciente vaso sobre la estantería que tenía detrás de sí, justo debajo del enorme espejo y apoyó los codos en la barra cruzando los brazos delante de Jack. – Mire amigo. Hace al menos una semana que por aquí no viene ningún forastero. No sé quién les habrá dicho que aquí iban a encontrar a ese tal John Smith, pero estaba equivocado. Quien sabe, quizá llegue en la próxima diligencia. 

Por su parte, los vaqueros que se encontraban en la otra mesa nada sabían tampoco de tipo al que buscáis y casi no hicieron caso a la pregunta de Roy.

La mañana estaba siendo agradable y soleada, muy soleada como siempre. El sheriff Kimball se había levantado de buen humor. No había nubes en el horizonte, ni en el del cielo ni en el de su cabeza. Después de un desayuno a base de zumo y unas tiras de panceta fritas se acercó al establo a comprobar que su caballo estaba en buen estado. Este le ofreció un relincho a modo de saludo y cabeceó varias veces al oír su voz mientras se acercaba a él.

Con todo en orden procedió a hacer lo que más le gustaba de su trabajo. Sentarse en su vieja mecedora a fumar su pipa y ver pasar el tiempo mientras el pueblo se dedicaba a sus quehaceres. Hogan’s Last Stop era un pueblo soleado y tranquilo. Excepto cuando llegaba la diligencia. Los días que hacía escala en su viaje hacia Las Vegas o en la otra dirección era probable que hubiese algún pequeño disturbio. Nada importante, por otro lado, pero si lo suficiente para romper la tranquila monotonía diaria del pueblo.

Kimball estaba sentado en su mecedora del porche con su rifle apoyado en la pared al lado de la puerta cuando aparecieron dos jinetes por el sur del pueblo. Les siguió con la mirada hasta que estuvieron a la altura del calabozo. Allí se dividieron y uno de ellos bordeó los edificios por atrás. El otro, al que le faltaba un ojo, pasó por delante de él haciendo un leve saludo con la cabeza y después de apearse de su montura entró por la puerta principal del Burton’ s Saloon. Momentos después hacía lo propio su compañero por otra de las puertas del saloon. 

- Problemas. – Pensó Kimball. Esperó unos minutos a ver si comenzaba el tiroteo y como no se oía ningún ruido decidió acercarse al saloon. 

Entró con su rifle en brazos y vio a los tipos interrogando a los presentes. - ¿Quiénes sois y que hacéis aquí?- Preguntó sin rodeos Kimball.

El sheriff hace una entrada triunfal en el local, de repente parece que el pueblo decide llenarse de vida en el local donde no está nuestro hombre, ni en todo el pueblo por lo que parece. En ocasiones la información con la que jugábamos no era del todo precisa, y en ocasiones nos tocaba un recorrido por lugares de mala muerte o cualquier antro que distaba un infinito del lugar del perseguido.

Pero ahora teníamos la boca de un arma que aunque parecía que estaba inocentemente en los brazos, pero no dejaba de seguir nuestros pasos. El hombre parecía que se había acomodado a la vida que tenía y que no quería problemas estaba claro, lo bueno que fuese en su oficio no lo querría averiguar.

- Saludos sheriff, estamos buscando a un tipo, John Smith, es alguien peligroso y teníamos el soplo de que ronda por este sitio desde hace un día o dos.

Me he descubierto, pero no parece alguno de estos sea a quien estamos buscando, y no creo que tengan intenciones raras respecto a nosotros, o por lo menos en este momento.

El sheriff como siempre, hace su entrada triunfal cuando ya ha pasado el momento más candente - No pude dejar de pensar, con mi habitual sarcasmo. Es cierto que el hombre estaba desbordado y que no era el peor sheriff que uno se podía encontrar. Por lo menos no me molestaba.

Viendo como se desarrollaba la situación, juzgué lo más prudente permanecer en silencio y seguir dando caladas a mi pipa.