Partida Rol por web

La situación parecía mejorar un poco, no había nadie que disparase y la diligencia ya estaba detenida. Era un alivio que dejase de moverse, aunque de reojo he visto caerse a Roy, se mueve y no parece tan grave, a Peter se le extiende la sangre entre sus ropajes. Paso de mi caballo al pescante de la diligencia y trato de parar la herida que desangra al pobre.

Comienzo a sudar mientras con jirones de ropa voy taponando y haciendo presión con lo que puedo y como puedo para que mantenga todavía el imprescindible para seguir aferrado a este mundo.

Los cuidados que consigue dar Jack a Peter hacen que el viejo conductor de diligencias recupere la consciencia. Parece que la parca aún va a tener que esperar para llevárselo.

Miro como la sangre que brotaba del cuerpo del viejo conductor casi cesa de hacerlo. Al menos hoy no va a morir de esto, si hay otras sorpresas quién sabe.

- Tyler, encárgate de Peter mientras veo cómo esta Roy. Le digo al compañero que queda en la diligencia, ha sido tan rápido todo que no ha podido reaccionar.

La caída de Roy tampoco habrá sido buena, me acerco a él montado de nuevo en el caballo, quizás le haga falta para moverse hasta la diligencia, aunque no sé si querrá subirse a algo en un tiempo.

- Hey compañero, ¿cómo ha ido esa caída, tienes todos los huesos en su sitio?. Pero no, Roy no se movía, habían sido imaginaciones mías el ver cómo se movía, y también sangraba aunque por la cabeza, con lo dura que la tenía esperaba que aguantase, de todas formas había que tratar de que mejorase algo su situación. Le vendo la cabeza para parar la hemorragia, comprobando luego que no tiene nada roto.

Todo había sucedido en un segundo, la caída, el golpe con el suelo, el rodar como un trapo y el golpe en la cabeza...luego nada.

Roy sintió como alguien le hablaba en la lejanía. Estaba todo oscuro, olía a polvo y su boca parecía como si le hubieran metido un barra de hierro...

El cazarrecompensas abrió los ojos y vio a su socio y amigo Jack a su lado. Entonces empezó a notar un fuerte dolor en la cabeza, que se acrecentaba según tomaba conciencia, apareciendo con ella un mareo que le hacía ver doble, aunque solo tuviese un ojo operativo.

Roy se sentó con ayuda de Jack y se tocó la sien. La mano se le llenó de sangre al instante y comprendió con que estaba herido. Miró a uno y otro lado y luego se fijó en la diligencia que estaba parada lejos de él. Entonces lo recordó todo y negó con la cabeza. - Cómo se me ocurre intentar subir desde dentro- pensó martirizándose más por lo que había hecho.

El veterano cazarrecompensas sacó su pañuelo del bolsillo y se lo apretó contra la sien donde tenía la herida. Luego cogió su sombrero y miró a Jack.

- Ayúdame socio -logró decir estirando el brazo en su dirección para que le ayudara a levantarse. Hecho esto, y apoyado en Jack, se acercó a la diligencia. Mientras lo hacía preguntó a Jack: - ¿Qué tal está Pete?...intenté subir porque creí que le había pasado algo... 

-Tranquilo Roy, que llevas un golpe de aupa. El viejo está mal, igual no pasa de mañana aunque mala hierba nunca muere. Dije sacando una sonrisa forzada a los labios. Traté con cuidado subirle al caballo para llevarlo junto a la diligencia.

- Será mejor descansar y mañana continuar la marcha si Peter mejora, de todas maneras, será mejor que vaya dentro de la diligencia unos días, yo conduciré mientras vosotros viajais dentro.

El caballo a paso ligero para no maltratar el tocado cuerpo de mi amigo. Cuando llegamos le ayudo a bajar muy despacio, le tiendo en el interior de la diligencia y miro cómo está Peter. Con cuidado y ayudado por el sheriff, lo metemos dentro para que esté tumbado. Luego toca ver a nuestro tirador abatido. En cuanto compruebo que están bien, voy a por el caballo del desconocido y a ver quién era éste.

Roy asintió a su compañero y amigo casi por instinto ya que el dolor le impedía seguir normalmente la conversación. Ayudado por él se subió al caballo y llegó hasta la diligencia.

- Jack, acércate a donde ha caído el tipo que disparó a Pete...creo que le di cuando disparé... quizás tenga algún documento o algo que nos diga quiénes eran- pidió el cazarrecompensas a su compañero.

-Jo... der. -Maldijo totalmente malherido el conductor que parecía más anciano que nunca. Su pecho se encontraba vendado con una tira que le cruzaba además el hombro. Y en un punto intermedio entre el pecho y el hombro un punto rojo había crecido delatando el lugar del impacto. Agradeció con un gesto a Jack su ofrecimiento y tomó un sitio en la diligencia donde se echó a descansar.

El viejo Peter estaba jodido pero sus quejas me daban un poco de esperanza, refunfuñando y maldiciendo parecía su estado natural desde que lo conocía.

Con el caballo voy a por el caballo del otro y a por lo que lleve encima, no es normal su reacción y creo que todos estamos intrigados. Un vistazo alrededor, casi espero ver a alguien que venga y quizás nos alumbre un poco. Luego miro la diligencia, será mejor hacer un fuego y mantener a los heridos lo más confortable posible, hoy no iríamos a ningún lugar. Me doy prisa en el cuerpo del desconocido, pero un poco menos para atrapar su caballo, no quiero que se asuste y tener que perseguirlo por estas praderas. Además no quiero que se pierdan las provisiones ni lo que pueda llevar.

La idea de Jack de hacer un fuego y hacer noche ahí mismo satisfizo sobremanera a Roy. Éste se encargó de ayudar a su socio y amigo a encontrar algo de leña y a quitar los caballos del tiro para que descansaran. Y a pesar de que lo que hacía lo hcía pausada y concienzudadmente, al viejo cazarrecopensas le dolía la cabeza como...como si se hubiera caído de una diligencia.

- Mañana estaremos todos mejor- dijo pensando en Pete y en sí mismo.

Con mucho cuidado te fuiste acercando al caballo del pistolero que yacía muerto al lado de la roca que buscó como parapeto pero que no le había servido de gran ayuda. El caballo que se le notaba acostumbrado a escuchar tiroteos no opuso resistencia y lograste coger sus riendas sin problemas. 

Ataste el caballo a la roca y registraste el cuerpo del muerto sin encontrar apenas nada interesante más allá de su pistola y munición. 

Una vez que el fuego fue encendido y todos os acomodasteis parecia que las cosas comenzarían a ir mejor. Aprovechasteis para cenar caliente y, aunque de vez en cuando el viejo Peter lanzaba algún gemido lastimero, conseguisteis descansar de modo razonable. 

Al despuntar el alba aún ardían con timidez los restos de la hoguera que había encendido Jack la noche anterior.

Peter no pasó una buena noche, apenas durmió si no que se debatió entre la inconsciencia y la tranquilidad sin poderse entregar al abrazo de morfeo lo que habría supuesto la ayuda que necesitaba para recuperarse.

Para cuando sus compañeros le encontraron su aspecto aún embutido en mantas era de alguien febril que de cuando en cuando sufría una violenta tiritona.

La noche la pasé medianamente confortable, algo pendiente de las heridas de la pareja herida pero bien dadas las circunstancias, lo peor lo iba pasando Peter que cada vez parecía más para el otro mundo que en este. Preparé algo de desayuno caliente, eso siempre entraba bien, especialmente cuando estás jodido. Ese reconstituyente junto con el vistazo y la cataplasma que preparé para la herida del viejo parecen hacer algo de efecto, aunque tampoco me gusta mucho el resultado. Por lo menos hoy no creo que nos deje.

Cuando ya están todos levantados les hablo del desconocido que enterré por la noche con la ayuda del sheriff mientras los otros trataban de dormir.

- El desconocido de ayer no llevaba nada, pero nada nada, su caballo, el revolver y unas alforjas casi vacías, de hecho nos estamos desayunando su comida. Ni identificaciones, cartas o algo que pueda decir quién és. Ya está bajo tierra así que mejor dejarlo ahí, en cuanto podamos continuar la marcha, lo haremos suavemente, en el próximo lugar quizás encontremos un médico.

Roy asintió sin mucho ánimo a las palabras de su socio. Tendido en el frío suelo, no quitaba el ojo de las danzarinas lenguas de fuego que jugueteaban en la hoguera.

- ¡Que Dios te oiga! A ver si tenemos suerte de una maldita vez y llegamos cuanto antes a nuestro destino...y así Pete podrá ser curado -dijo Roy serio y malhumorado, al recordar todas las desventuras vividas desde que se subieron a la diligencia.

Al cazarrecompensas le dolía aun el golpe en la cabeza y parecía que no le dejaría conciliar el sueño, aun así lo intentó con la esperanza de que por la mañana se le hubiera pasado.