Partida Rol por web

No hay rastro del oso, no hay rastro de nadie más...todo eso es bueno. El estado de tu hermano, es malo. Solo con mirarle la cara cuando te mira mientras te acercas notas que está muy cansado y, probablemente, con fiebre. Si no es solo por la pérdida de sangre y el trauma físico de la amputación -eso sin duda destemplaría al más pintado- puede ser un problema. Si la fiebre es provocada por una infección necesitarás ayuda. Y pronto.

-Ey Rick. ¿Cómo ha ido? ¿Algún rastro de Alex? ¿Y los demás?

Se preocupa más por Alex que por sí mismo. Por Alex, no por Cath. Suerte que la peliazul no lo escucha. Es dura, pero eso le dolería.

Al ver a mi hermano de una pieza suspiro largamente pero no se puede decir que tenga muy buen aspecto precisamente. Me froto la cara, nervioso y preocupado principalmente por su mal estado. Lo peor de todo el asunto es la frustración de no poder hacer nada más para ayudarle -He conseguido contactar con Cath con el walkie pero de los demás todavía no sabemos nada. Este sitio es más grande de lo que parece y lo más probable es que sea una isla pero todavía no puedo confirmar ese dato -le explico de forma precipitada y con algo de prisa -Hay un puto tanque de la Segunda Guerra Mundial en medio del bosque, ¿te lo puedes creer? -le miro con incredulidad, moviéndome de un lado a otro mientras sacudo la cabeza.

-Tengo que ir para allá y dejarle un rastro hasta aquí pero, joder... Estás hecho una mierda -lo digo sin tapujos, si es tan evidente es que él debe sentirse igual así que tiene mérito que aguante tan bien el dolor. También es posible que la fiebre le aísle de esos inconvenientes -Voy a intentar encontrar alguna planta que te ayude con eso -antibióticas hay pocas, por no decir ninguna, pero analgésicas, antisépticas o antiinflamatorias es otro cantar -Volveré pronto, cruza los dedos. Después te dejaré descansar-aunque no me gusta la idea necesita dormir.

Por más que buscas no ves otra cosa que te pueda servir de algo que las amapolas. Sus semillas son relajantes. Ya sean ingeridas o de otro modo, por ejemplo en infusión. Podrían ayudar a tu hermano, pero no son lo que realmente necesita.

Escuchas una rama partirse y al mirar en esa dirección ves a varios hombres. Todos te apuntan con sus armas...rifles de aspecto baqueteado. Probablemente de la misma época que el tanque. Uno de ellos te habla. Tardas un poco en comprenderlo, es un alemán algo antiguo y levemente distinto...pero es alemán.

-¡Alza las manos despacio, británico! Dispararemos si haces tonterías. Pero no es nuestra intención continuar la guerra aquí y ahora.

Doy alguna que otra patada de frustración al montón de hierbajos inútiles que encuentro en la linde del bosque pero poco después unos soldados hacen acto de presencia. Sus uniformes y su extraño acento les delatan, tengo que concentrarme para entenderles a pesar de conocer el idioma.

-¿Tengo pinta de militar...? -les pregunto pronunciando despacio para que puedan entenderme mientras levanto los brazos -Hemos naufragado, mi hermano está herido, necesitamos ayuda -si el ambiente fuera menos tenso serían nuestra mayor esperanza para conseguir medicamentos pero incluso aunque bajen los rifles dudo que dispongan de medicina avanzada.

Lo de toparme con gente aparentemente del pasado ya no me detengo ni a analizarlo, tengo otras prioridades ahora mismo por muy raro y surrealista que sea todo. ¿Y si alguien me ha drogado? Definitivamente mejor dejar las hipótesis de lado.

Se relajan un tanto cuando se ve que colaboras. Y que os podéis comunicar.

-Habéis venido por el Maesltrom. Sois de la tierra. ¿Cuánto tiempo ha pasado ya allí? Para...- al que habla le dan un codazo. Él asiente. -Os llevaremos a nuestra base. Será mejor si colaboras. Si tu hermano puede moverse, lo llevaremos. Si está demasiado herido tendrá que esperar. Ninguno somos sanitarios. Nuestro comandante hablará contigo.

No tienes demasiadas opciones, pero siempre puedes intentar acabar con los cinco.

-Querrás saber cosas. Y nosotros también. No más guerra...debemos ayudarnos, todos.

Curiosas palabras teniendo una esvástica en el brazo.

-¿Que somos de la Tierra....? -hago hincapié en esa afirmación muy extrañado. ¿Se supone que por aquí hay aliens o qué? Nuevamente la mejor opción parece ser no analizarlo con detenimiento.

Lo de ayudarnos como buenos samaritanos huele a chamusquina desde lejos pero considerando el estado de Jason no tengo muchas opciones -No puede andar pero yo mismo me encargaré de transportarle -no sé si podré aguantar todo el trayecto, ¿y qué pasa con Cath? Joder, tendré que escabullirme en cuanto pueda.

-¿Es vuestro el tanque que hay en medio del bosque?, ¿como llegasteis? -recuerdo entonces que han mencionado a su comandante así que no creo que me digan mucho sin él delante.

Ante tu pregunta del tanque, uno de ellos asiente.

Jason no dice nada cuando os acercáis...si no lo conocieras como si fuese tu familia podría engañarte. Pero lo has visto demasiadas veces engañar, o intentarlo, a vuestra madre. Se hace el enfermo. Exagera su debilidad y desorientación. Seguramente con la esperanza de servir para algo si tenéis que defenderos. Pillar por sorpresa a alguien.

La caminata no es demasiado larga, o no lo sería sin llevar carga. Es más o menos el doble de lo que andaste hacia el árbol, pero por un camino más llano. Observas que hay algunos puestos de vigía camuflados, de esa manera te habrán detectado.

Y finalmente llegáis a un campamento, más bien una fortaleza, entre árboles y rocas. Casi todo lo que ves son hombres, pero hay algunas mujeres y niños. Debe haber toda una historia detrás. Acaban llevándote a la casa más grande del lugar. Una mezcla de arquitectura antigua y aprovechamiento de las rocas. El interior es más...adinerado, podría decirse. Se nota que es el lugar del líder. Un hombre y una mujer se encargan de tu hermano.

Y te hacen esperar observando trofeos de caza y de guerra.

La idea de Jason me parece muy buena pero que le separen de mí en cuanto llegamos no me hace ni pizca de gracia y empiezo a ponerme todavía más tenso. No me gusta nada la posibilidad de que puedan usarlo para chantajearme, sobretodo porque sé de lo que es capaz este tipo de cabrones.

-¿Cuánto tiempo lleva esta gente aquí...? -murmuro con el ceño fruncido. Que lo tengan todo tan bien montado solo me preocupa más y empiezo a moverme de lado a lado con impaciencia -¿Va a atenderme alguien? -pregunto en parte a modo de queja.

No mucho después de tu queja, la puerta de entrada a la cabaña se abre y entra un hombre con un pesado abrigo de pieles. Se lo quita y se pone una chaqueta más ligera y cómoda y te observa. Sin hablar aún, pasa hasta el final de la sala y se prepara una pipa. Tras la primera calada, echa el humo y suspira.

-¿Fuma usted?- su acento es alemán cerrado, pero entendible. -Se nos están acabando las reservas. Es una pena.- alza las manos para detener tus palabras. -De acuerdo, al grano. Dígame, aunque ya lo sé, ¿Cómo ha llegado aquí? ¿Sabe donde está?

Me quedo mirando al tipo con atención, analizándolo, pero cuando estoy a punto de decir algo me detiene con un gesto de sus manos que consigue hacerme entrecerrar los ojos. Este cabrón me va a putear con su superioridad y el estado de mi hermano, lo estoy viendo venir.

-Como ya le dije a sus soldados naufragamos aquí durante una tormenta de las gordas. Cuando despertamos ya estábamos aquí así que, sinceramente, no tengo ni idea de dónde estoy. Creo que es una isla pero de eso todavía no estoy seguro -me encojo de hombros justo antes de cruzarme de brazos -¿Y vosotros? Parece que lleváis mucho por aquí... -ahora llega la hora de saber si esto es una conversación o un interrogatorio.

-Eso es, creo, relativo. Para nosotros han pasado cerca de veinte años, aunque aquí se envejece muy lento. Es extraño. Pero tengo entendido que en la Tierra ha sido más tiempo. A veces aparece algún naufrago...casos aislados. Nunca habíamos visto un maelstrom tan grande como el que nos tragó a nosotros, no hasta anoche.

Se sienta y sacude la ceniza de la pipa.

-Corría el año 41 cuando se nos tragó. ¿Cuánto ha pasado en la tierra? Porque...no sé donde estamos pero no es allí. He visto...cosas. Cosas sin explicación. Ojalá sea...- suspira.

-¿Sólo veinte? -no puedo evitar cierto escepticismo en el tono de mi voz ya es es evidente que los cálculos no cuadran pero si las películas de ciencia ficción me han enseñado algo es que el tiempo funciona diferente en los sitios raros. ¿Y si estamos en una realidad paralela? No me apetece ni pensarlo, nunca he entendido del todo ese concepto -Ya estamos en 2016, las cosas han cambiado bastante desde la Gran Guerra -por eso me parece bastante fuera de lugar que todavía utilicen esos uniformes, ¿habrán vivido veinte años anclados a esas costumbres arcaicas? Joder, eso sí que debe de ser un infierno.

-¿Quiere decir además de ese gigantesco árbol? Todavía no he podido ir hasta él pero su sombra ya impone -me seco el sudor frío de la frente con la chaqueta pues en realidad no hace calor, se trata de simple tensión -¿Podrán ayudar a mi hermano? -no tengo problema en colaborar con ellos si es necesario pero esa es mi prioridad ahora. Cuando eso esté cubierto intentaré encargarme de Cath cuanto antes.

Asiente.

-Su hermano está siendo atendido. Si el doctor no puede ayudarlo, ninguno podremos. Setenta y cinco años. Ya ni se recordará el nombre del Führer.- suspira -Aunque será lo mejor, sus ideas eran...extremas. He de asumir que no sabe como salir de aquí ¿cierto? Solo conozco una persona que lo intentase de veras...y si lo logró no volvió a sacarnos. Es usted mejor hermano que el mío.

Mira un tapiz en la pared, un simple paisaje. Hermoso pero basto.

-Este...lugar, es peculiar. Desde cualquier punto puede verse el Gran Árbol a lo lejos. Siempre desde el mismo ángulo. Nunca más lejos, nunca más cerca. Y cada isla es distinta...no es fácil sobrevivir aquí. Tuvimos mucha suerte al llegar.

-¿Quiere decir que nunca han conseguido llegar hasta ese árbol? -le observo perplejo, después me recompongo y miro con cierta curiosidad el tapiz pero no más de unos segundos ya que no entiendo demasiado sobre esas cosas. Al menos ahora tengo la confirmación de que estamos en una isla, o según parece varias, pero eso no facilita las cosas.

-Viajábamos con más gente, quizá uno de ellos sepa más de este lugar y pueda ayudarnos a salir de aquí, puede que colaborando con sus propios expertos -me consuela que haya opinado en voz alta que las ideas de Hitler eran demasiado extremas pero eso no significa que vaya a fiarme del todo de la maldita SS, simplemente necesito su ayuda y por suerte ellos la nuestra. Por ahora.

-No. Ni llegar, ni alejarnos.- está claro que  va a preguntarte sobre esos otros compañeros que podrían saber cosas  pero en ese momento se abre la puerta y entra el hombre que se llevó a tu hermano, lleva un delantal y va manchado de sangre.

-Comandante.- le asiente con un cabeceo y te mira a ti -Ya hemos terminado de amputar la pierna. Ahora será más bajito pero las tiene a la misma altura.- se va secando las manos enguantadas en un trapo que moja más que seca.

Escuchas suspirar al comandante.

-Doctor, su sentido del humor sigue siendo una mierda.- el aludido ríe antes de admitirlo. -Está bien, está bien. La sangre es de cerdo, Tendremos chuletas mañana. Su hermano está bien. La...operación...en la playa es una autentica chapuza pero dadas las circunstancias, había pocas opciones más. Ojalá pudiese hacer algo más que bajarle la fiebre pero sin las hierbas... Es peligroso ir a buscarlas con Baloo por ahí.

-¿¿Qué?? -abro los ojos exageradamente y a punto estoy de asestarle un puñetazo al tipo del delantal pero por suerte para él su jefe deja claro que solo se trata de una broma de muy mal gusto. Menudo gilipollas, espero que sus habilidades como médico sean mejores que las de humorista.

-¿Hierbas?, ¿qué hierbas? -empiezo a mirarles alternativamente, como si fuera algún tipo de partido de tenis -No sé quién es ese "Balú" pero si hay una planta capaz de ayudar a mi hermano decidme donde está, iré a por ella -entiendo perfectamente que no vayan a arriesgarse por alguien a quién no conocen pero yo haré cualquier cosa que esté en mi mano por salvarle. Además, necesito salir de aquí al menos unos minutos para intentar avisar a Cath. Al final me va a matar con tanto hacerla esperar.

-Un oso enorme. Le pusimos ese nombre por que es inconfundible...hay más osos, pero cuando ves a Baloo, lo sabes. En el viejo libro de Rudyard Kipling, El libro de la Selva, salí un oso así llamado. Pensaba que un inglés como tú debería haberlo sabido. Quizá ha pasado demasiado tiempo.- comenta el comandante.

El doctor termina por desechar el trapo y quitarse los guantes.

-Las plantas. Son unas hierbas verdes, de tallo corto y grueso. Crecen en racimos y tienen flor morada, pero no es época así que dudo que hayan florecido. Crecen alrededor del tronco de las- se calla y te mira, evaluándote, y cambia sus palabras. -de...los troncos así más blanquecinos.

-Pero esos árboles solo crecen en lo profundo del bosque, cerca del río. Y ese territorio...es del oso.

El nombre del libro me suena por la cantidad de películas que han hecho al respecto pero todo lo demás no y, sinceramente, poco me importa. Me da igual que sepan que no soy el más listo de la clase, no he llegado hasta aquí para impresionarles, así que me concentro en memorizar lo que me dice sobre esa planta. No estoy seguro de que vaya a poder identificarla con datos tan poco concretos si todavía no ha florecido, habrá que conservar la esperanza de que haya pocos árboles de ese tipo.

-De acuerdo, mi hermano llevaba un machete con él, si me lo devolvéis empezaré esa excursión hasta el río -soy consciente de que ese tipo de arma no es gran cosa contra un oso gigante pero siempre será mejor que nada.

-También podemos darte un fusil. Si...es que lo quieres. Tenemos más armas que manos para usarlas. Sin embargo...se nos acabó la munición. Estamos fabricando más, con materiales de aquí. El problema es que...mmm...no siempre sale bien. Ninguno somos armeros. Lo dejo a tu criterio.

El médico hace un pequeño boceto de la planta en una hoja de papel, en la que también dibuja una aproximación de la isla, vuestra localización y el cauce del río, con la montaña como referencia.

Les doy las gracias al menos un par de veces por las indicaciones, el mapa y el préstamo del fusil. No lo usaré a menos que sea totalmente imprescindible porque por lo que ha dicho el Comandante ya me ha quedado claro que podría no funcionar o explotarme en las manos pero si estoy a punto de morir no pierdo nada por intentarlo.

Les pido que le digan a mi hermano que volveré pronto con esa planta y finalmente abandono de nuevo esa especie de base para internarme en el bosque en dirección al río. Quiero creer que el hecho de que me hayan dejado salir es una buena señal y significa que no son tan malos pero dado mi exceso de paranoia sigue habiendo lugar para la duda. Quizá a los que les interesa esa hierba es a ellos y no a Jason, quién sabe.