Partida Rol por web

La edad oscura

Primer curso, capítulo I. La carta

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14/11/2014, 01:20
Arcturus Nohansen Wüstenfuchs

- ¿Estás segura de ello? - Volvió a preguntar, con cierto nudo en el estómago. Aquel nudo se había producido por varios factores. El primero, comenzaba a caer la noche. Y no le gustaba estar en la calle de noche, era peligroso. Todo el mundo lo sabía. El segundo, que aun había mucha gente por allí, que sumado al miedo a estar en la calle de noche hacia que se sintiera especialmente violento por estar allí.

No dijo nada sobre las formas de su hermana para entrar en la tienda. Tampoco sobre su plan de organización para el siguiente año, pues él lo veía de una forma muy clara y sencilla. Iría a todas las tiendas solo, menos a la de mascotas, que no iría, siguiendo un orden en prioridades de compra. Dejaría a sus hermanas en algún lugar limpio y solitario por su propio bien, y cuando acabara las compras, volvería a casa, dándole los recibos a sus hermanas para que recogieran y cargaran las cosas de vuelta al hogar.

Estaba todo planeado desde hacía tiempo.

- Hola. - Saludó de forma discreta, entrando en la tienda. Pero automáticamente, se puso a la defensiva. Estaba bien que aquello estuviera vacio. Porque de aquella tienda conocía a todo el mundo, pues aunque no sabía quién era Ollivanders, lo conocía al saber su nombre, ahora su aspecto, su profesión y el hecho de poder ubicarlo en tiempo y espacio.

Vamos, en su tienda vendiendo varitas.

- ¿Usted se encuentra bien?  - Preguntó con cierto horror, preocupándose especialmente de no tocar nada y de cubrirse la boca y nariz con un pañuelo -limpio- de su propio bolsillo. Lo peor era que Alexander pensaba que la actual situación de la tienda debía deberse a un ataque sobre la misma. Era la única explicación. Y el protocolo social le exigía preguntar sobre el estado del anciano. Por ser suya la tienda, y por ser un anciano. Aunque no comprendía el porqué, si era una tienda cualquiera podía entrar, lo que negaba hasta cierto punto su propiedad.

Aquello le hizo plantearse que las tiendas tampoco le gustaran.

Tampoco entendía por qué el protocolo social le obligaba a preguntarle al anciano como estaba. Después de todo, lo vivido solo unos minutos antes solo demostraba que los años no daban sabiduría, conocimiento o inteligencia. La abuela de Erik se había encargado de demostrarlo a duras y maduras.

Si Ollivanders viviera en Feroe, posiblemente Alexander se habría prestado voluntario para ordenar la tienda. No habría soportado la idea de vivir en el mismo trozo de tierra que alguien que pudiera mantener así su tienda. Y miró a su hermana, esperando una respuesta de porque le había llevado a un sitio tan desordenado y sucio como aquel.

Seguro que había vendedores de varitas igual de buenos, pero más limpios y ordenados.

- ¿Tengo que tocarlas? - Preguntó, no muy convencido. La idea de tocar algo que a saber por cuantas personas desconocidas habían tocado no le hacía la más mínima gracia. - ¿Puedo limpiarlas antes? - Y se acercó a su hermana, esperando pacientemente y sin prisa alguna a que su hermana le diera el supuesto pañuelo limpio para poder limpiar las varias que debiera usar.

- Para saber cuál sería la mejor para comenzar a probar varitas, necesito saber de que están hechas, su núcleo, madera, flexibilidad y largo. - Comentó, mirando ahora a Ollivanders. Alexander... era alguien especial. Quizás, finalmente, su hermana tuviera razón.

Y solo esperaba que no fuera de Cola de Fénix porque aquel "bicho" a fin de cuentas, era un ave. Y como todo el mundo debía saber a aquellas alturas, las aves no le gustaban a Alexander Weir.

 

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14/11/2014, 17:29
Director

No hizo falta que James acompañara a Megan en busca de los libros pues en aquel mismo momento el hombre del mostrador, de apariencia agradable aunque un poco desquiciado por el exceso de clientela, se dirigió a ellos.

- Un momento, un momento, por favor. ¿Ambos sois alumnos de primero en Hogwarts? - su vista pasó primero por Erik y luego por Megan, a la espera de la confirmación, lo que hizo que suspirara aliviado -. Así será más rápido, esperad sólo medio minuto - treinta segundos más tarde el hombre llegó con una montaña de libros que dividió en dos, uno ante Megan y otro ante Erik -. Aquí tenéis, ¿queréis algo más?

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14/11/2014, 17:33
Tatjana "Tanja" Cerny

- ¿Estás seguro, Jarek? - su madre le dirigió una mirada penetrante, como si quisiera averiguar los verdaderos deseos de su hijo al respecto. Viera lo que viera provocó que una tenue sonrisa apareciera en su rostro -. Bien, comprendo. Entonces será mejor que nos vayamos ya - dijo mirando de nuevo a los dos adultos con los que se encontraban -. Siempre es un placer para mí que nos encontremos pero nosotros tenemos que seguir. Ya nos encontraremos en otra ocasión. Encantada de conocerte a ti también, Maebh Connolly.

Tanja colocó una mano con ligereza sobre el hombro de su hijo e instantes después ambos se disponían a salir por la puerta.

Notas de juego

Puedes poner post de despedida si quieres y sino te llevo directamente a Flourish y Blotts :D

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14/11/2014, 17:43
Tynam Connolly

Tynam correspondió a la despedida de Tanja con una leve pero cortés inclinación de cabeza y una sonrisa en los labios que se evaporó en cuanto se vio ante Estella.

- Nosotros también nos marcharemos - anunció con aquella voz que de algún modo siempre parecía estar cargada de autoridad. No dio explicaciones, a pesar de que podría haber dicho que tenían que encontrarse con Niall, algo que no sería una mentira. Pero Tynam era un hombre demasiado poderoso como para excusarse con nadie -. Hasta pronto, señora Dracons. Señorita Dracons. Vamos, Maebh.

Notas de juego

Lo mismo, si no tienes nada que decir te llevo a la heladería directamente :D

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14/11/2014, 18:42
Jarek Cerny -Slytherin-

El hijo de Tanja no pudo evitar mirar a la niña del pelo de colores mientras esperaba, ésta había elegido un camaleón como mascota y su pelo lucía rojo intenso, para regocijo de ella de inmediato el camaleón adoptó el mismo color y Jarek elevó una ceja mientras una sonrisa triste adornó su cara. Él no tenía nada de especial.

- Adiós - se despidió Jarek cuando ella y su padre pasaron por su lado.

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14/11/2014, 19:11
Jarek Cerny -Slytherin-

Cuando la puerta se cerró Jarek miró hacia el grupo de niños con el que también habían coincidido en Ollivanders, e hizo un gesto de despedida hacia Troy. La pregunta de su madre hizo que no continuase y la mirase mientras asentía con la cabeza, siempre que Tanja le miraba así el chico sentía que podía ver hasta sus pensamientos, por fin sonrió y apartó la mirada para despedirse. Cuando acabó de hacerlo, lo hizo él.

- Un placer su compañía - dijo todo formal dirigiéndose a la madre de Joy y al abuelo de Maebh, a continuación se giró hacia ellas y sonrió - Nos vemos el día uno.

La mano de su madre se posó en su hombro y comenzó a andar hacia la puerta de salida, lejos del sofocante ambiente de la tienda y de una posible mascota.

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14/11/2014, 19:55
Jarek Cerny -Slytherin-

-Mejor así- iba pensando Jarek mientras salían de la tienda -qué iba a hacer yo con un animal, no tengo ni idea de cómo cuidarlo solo he leído sobre ellos- Y entonces su mente, posiblemente para defenderse de sí misma, dió un salto hacia su siguiente objetivo: la compra de los libros de texto. Una pequeña sonrisa apareció en su rostro, la perspectiva de leer siempre le animaba además, aparte de los libros del listado, el joven Cerny esperaba poder convencer a su madre para que le comprase algún libro especial.

Notas de juego

Pues ya me dirás si hay alguno interesante o si te pido lo que me parezca y a ver si está  ^_^

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14/11/2014, 19:42
Megan Faulkner

No quiso interferir en la discusión de Alexander con su hermana. Era un niño curioso. Hablaba como un adulto, de una manera que ella no creía poder imitar. Incluso le daba la impresión de que tenía la estructura de alguien crecido. Pero aún así, seguí sin parecer malo. Solo muy confundido e incómodo, especialmente cuando sonreía. 

¡Hasta pronto, Alexander! 

La próxima vez le preguntaría si le podía decir Alex. Había estado a punto de hacerlo, pero viendo lo cuadrado que era seguro se enojaba. 

Antes de que pudiera arrancar con James a buscar los libros, y quizás reclamar un poquito de su atención, el hombre de la librería le entregó los libros tras responder afirmativamente una de sus preguntas. 

Nada más, señor. Muchas gracias. 

Esperó a que James pagara y se despidió del dependiente. Luego se volteó hacia Erik.

¡Nos vemos pronto, Erik! Voy a la tienda de mascotas, por si nos encontramos allá. - dijo sonriendo, para luego salir con James en dirección a la tienda nombrada.

Notas de juego

A buscar al amigo peludo

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15/11/2014, 13:56
Maebh Connolly

Mientras mi abuelo terminaba de hablar con las dos señoras me fijé en la niña del pelo de colores y en la mascota que había elegido, sorprendida al ver que aquel lagarto tan feo cambiaba de color para estar igual que ella. Era muy simpático y con toda probabilidad una mascota que le quedaba muy bien. Me despedí de la niña cuando pasó a nuestro lado encantada con su nueva mascota.

-Señora Cerny, señora Dracons, un placer haberlas conocido. -Había llegado el momento de irnos y, al igual que nosotros, el resto iba poco a poco abandonando la tienda-. Sí Jarek, nos veremos el día uno, y a ti también Joy. Hasta luego.

Antes de salir de la tienda volví a echarle un último vistazo al gato negro que había estado a punto de comprar, sentía sus ojos fijos en mí y no pude evitar una sensación extraña recorriéndome. Pero era mejor así. Acompañada del abuelo salimos de nuevo al callejón. Tenía todas mis compras hechas así que había llegado el momento de ir a comer el helado prometido.

-Creo que me voy a comer uno enorme de moras y frambuesas... Mi preferido.

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15/11/2014, 14:26

Hice una mueca. No podía tener un Kneazle y las demás opciones eran mucho peores que las demás. No sabía de aquel permiso, pero daba igual. Lo conseguiría para el año que viene. Y tal vez lo compraré en una tienda mejor que aquella. Oh, vaya. Que lástima. Quería uno.

Miré a aquellos felinos tan especiales. Supongo que habrá que esperar un año para tenerlo. dije, mirando hacia Jarek. Miré de reojo a la chica que pedía un camaleón. Me parecía tan inútil como el sapo. Bueno, más. Depende que sapo podía ser venenoso y se podía aprovechar su veneno. Incluso podrían segregar una sustancia pegajosa bastante práctica. Pero un camaleón no hacía nada. Salvo moverse muy lento y cambiar de color de forma ridícula.

Ha sido un place conocerte, Maebh. No le dije nada al abuelo, al fin y al cabo no nos habían presentado. Por algo sería. Nos vemos pronto. Comenté. Esperaba con ansia aquel día. Un gusto volveros a ver. Jarek. Tanja. Incliné la cabeza a ambos para despedirme.

Y fui a la entrada de la tienda, dispuesta a seguir la compra. Ropa. Necesitaba ropa. Seguro que a mi madre le agradaba.

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16/11/2014, 12:28
Director

La tienda de mascotas estaba vacía cuando Megan y James llegaron, presa del extraño silencio que se había formado entre ellos cuando su tío, poco después de salir de la librería, había sentenciado que no le gustaba "aquel niño", refiriéndose a Alexander.

Una mujer de aspecto ratonil les esperaba frente al mostrador, dando de comer a una rata que se sostenía sobre sus patas traseras y emitía ruiditos como si parloterara con ella.

- No tan deprisa - estaba diciendo en aquel momento la mujer al pequeño roedor, momento en el cual advirtió la presencia de sus nuevos clientes -. Bienvenidos, ¿ya sabéis qué queréis? - la pregunta sonó algo tajante. O bien aquella mujer era bastante antipática o llevaba un mal día. Tal vez ambas opciones fueran ciertas.

Notas de juego

Te digo lo que le he dicho a todo el mundo, en principio dejo libertad para escoger animal o al menos para sugerirlo, pero depende el animal pues no podréis tenerlo.

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16/11/2014, 12:36
Erik Gallaway

Me quedo mirando con una expresión de extrañeza como desaparece el niño que se ha presentado como Alexander por la puerta, poniéndole mil y una trabas a su hermana con respecto a los libros. Antes siquiera de poder reaccionar, el tendero se acerca hasta nosotros y nos planta encima a Megan y a mí dos montones idénticos de libros. Estoy a punto de preguntarle sobre el libro de máquinas mágicas sobre el que nadie me había respondido. Pero, por algún motivo intuyo, que la verían como una pregunta tan estúpida como la que hice en la tienda de varitas sobre las pilas y los "robots" muggles. Estaba claro que la tecnología no tenía mucha cabida en aquel nuevo mundo. Eso me hacía temer que quizás no había enchufes en Hogwarts, como yo había esperado, y no podría llevarme la consola. Tenía que acordarme de preguntarle a mi padre cuando llegásemos a casa. Él era el que parecía saber más sobre todo esto. Lo cual no acababa de entender. Yo nunca le había visto hacer nada mágico. Si era mago desde luego se lo tenía bien callado. 

Adiós. - respondo a Megan con una sonrisa, pero la expresión en mi cara cambia cuando menciona la tienda de mascotas. Me vuelvo hacia mis padres y les pregunto algo temeroso.- No vamos a ir, ¿verdad?- Que yo supiera, en ningún lugar de la carta ponía que el llevar una mascota fuese obligatorio. Y yo no tenía la mas mínima intención de entrar a esa tienda. ¡Qué miedo!

Eché a andar, trastabillando un poco bajo el peso de los libros, hacia el exterior. Todavía nos faltaba ir a por las túnicas y los calderos. En cuanto lo tuviéramos todo iríamos directamente a casa. 

Notas de juego

Yo por mi parte ya he terminado las compras. (Perdón por el retraso)

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16/11/2014, 18:56
Director

- Mis varitas, señor Weir, están limpias - aquel comentario pareció ofender al hombre que, por lo general, lucía un aspecto benevolente. No era para menos pues Ollivander, a pesar del aspecto de la tienda, cuidaba con mimo sus creaciones y las cuidaba como si fueran sus propios hijos. Que viniera un niño que no levantaba un palmo del suelo a poner en tela de juicio la higiene de sus varitas era, cuando menos, insultante -. Y por supuesto que no puede limpiarlas. Sin el producto adecuado podría astillar la madera, rallarla e incluso podría hacer magia de forma involuntaria. No voy a hacer una excepción con usted, señor Weir, o lo toma o lo deja, pero no aceptaré sus exigencias.

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16/11/2014, 20:29
Megan Faulkner

No entendía que era lo que no le gustaba a su tío de aquel chico. Quizás era porque era raro, y su tío pensaba que ser raro era malo. Pero no le parecía que aquello fuese necesariamente cierto, porque había muchas personas extravagantes que resultaban ser muy geniales y excelentes personas, así que solo guardó silencio y esperó a que se le pasara. No serían celos, porque si no los había sentido con Troy, al que le había hablado durante mucho más tiempo, veía difícil que los sintiera por Alex.

Al entrar, se llevo una desagradable sorpresa. Una señora de aspecto peculiar y con una horrible actitud. Quizás se sentía sola, y le hacía falta compañía humana. A ella le parecía que los animales solo causaban felicidad, pero quizás ella necesitara un poco de cariño de parte de un humano, atenciones especiales. Quizás le hacía falta amor. 

Le sonrió, intentando demostrar cordialidad.

¡Buenos días! Me gustaría un Puffskein y un Búho pigmeo del norte, por favor. ¿Usted sabe si aceptan Puffskein en Hogwarts? Es mi primer año - dijo rápidamente, creyendo que la señora apreciaría que le ahorrara tiempo - Si no se puede Puffskein, entonces solo el búho. 

Miró a James y le sonrió. Si aceptaban Puffskein, entonces dejaría el búho en manos de su tío. 

¡Así tendremos como escribirnos siempre!

 

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16/11/2014, 23:58
Director

La mujer carraspeó, alzando la vista con interés hacia la niña.

- Se puede llevar un puffskein, por supuesto, aunque la petición del búho pigmeo no es tan habitual, mmm, déjame ver...seguidme...

La mujer se encaminó por un laberinto de peceras y jaulas, momento que aprovechó James para romper su silencio.

- La carta decía que sólo puedes llevar una mascota, Megan.

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17/11/2014, 00:03
Megan Faulkner

Pensaba que tú podrías quedarte el búho, así podrías escribirme y tendrías una mascota contigo que te hiciera compañía. ¡Además así tendrías algo que te recordara a mí cuando esté lejos! ¿No quieres?

Ni siquiera había pensado en que quizás él no quisiera cuidar del búho, y su egoísmo momentáneo la hizo sentir un poco culpable. 

Lo siento, no quería imponerte nada. También puedo llevar solo el búho, y comprarme el Puffskein cuando salga de Hogwarts...

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17/11/2014, 00:11
James Faulkner

El hombre sonrió con cariño ante la idea de su sobrina y, cuando la mujer no miraba, se inclinó para darle un tierno beso en la frente que a pesar de poder pasar por habitual entre tío y sobrina no lo era por el modo en que había alargado el contacto y la caricia a media espalda con la que había cumplimentado el gesto.

- Me parece perfecto.

Notas de juego

Pues un búho para tu tío y un puffskein para ti. Puedes escoger el color del puffskein y...¿algún nombre para el búho? Porque sino tu tío capaz que lo llama "Megan" o "Ella".

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17/11/2014, 00:20
Megan Faulkner

Recibió el beso y las caricias con dulzura, ella misma acariciándolo en las costillas con la mano que no ocupaba sosteniendo la de James. Por un segundo no le importó que estuviesen en un lugar público con tal de hacerlo sentir querido, y mostrarle cuanto lo extrañaría. Quizás era porque, a pesar de que sabía que estaba mal, no entendía del todo la gravedad de una relación así, y no comprendía las consecuencias de llamar la atención de las personas equivocadas.

Lo besó en la mejilla en cuanto lo sintió que se separaba, esperando poder reclamar un par de caricias al llegar a casa.

¿Que te parece si lo llamamos Laramie? Suena bonito, y puede servir para búho niño o niña. - dijo suave y melodiosamente, sonriéndole tranquila.

Miró alrededor, buscando un puffskein entre las jaulas. Un poco lejos, tras otras jaulas con gatos, había una de montones de puffskeins juntos, como los hámster rusos cuando duermen. Entre ellos, un hermoso y pequeño peludo morado oscuro, como el color del cielo nocturno cuando no hay estrellas, que sacaba su lengua y la volvía a entrar, buscando comida.

¡Ese! ¡El morado! ¿Puedo tener uno morado, por favor?

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17/11/2014, 17:50
Arcturus Nohansen Wüstenfuchs

A esas alturas, Ollivanders había acertado en una cosa y fallado escandalosamente en otra. Acertó en llamarlo "Señor Weir" cosa que a Alexander le gustó, además de que había sido preciso ante la falta de una figura paterna que contradijera aquella referencia a su persona. Por lo tanto, Ollivanders había sido "bastante" preciso para la escasa información con la que contaba.

Por desgracia, su segunda afirmación haciendo referencia al estado de las varitas -que estaban limpias- difería mucho de la opinión del chaval, quien sabía que había estado gente allí tocándolas. Gente que no conocía, ni quería conocer. Pero que habían tocado las varitas, y aquel era un hecho que contradecía la posibilidad de que, como decía Ollivanders, estuvieran limpias.

Además, a aquella altura había cometido un error más: No había contestado a su primera pregunta. Si era necesario tocarlas. Quizás era necesario reiterar la pregunta. - ¿Tengo que tocar las varitas? - Volvió a preguntar. No pareció percibir la molestia del hombre, o bien la estaba ignorando deliberadamente - que era una posibilidad - o bien directamente no había percibido que el hombre estaba molesto - algo muchísimo más probable. -

- No, no han sido exigencias. Han sido preguntas. Una exigencia es cuando existe una pretensión desmedida en las demandas. Y yo no hice eso. - Explicó, con total naturalidad y tranquilidad. Para cualquier ser humano adulto era evidente que el chaval no era normal. Y que no lo estaba haciendo con maldad o deseo de tocar las narices o la moral. Simplemente, era así.

- ¿Cuál es el producto adecuado? - Vamos, que estaba dispuesto a saber con que debía limpiar las varitas antes de probarlas. Y ahora que lo pensaba, tampoco había contestado a su pregunta si estaba bien. El hombre no tenía aspecto de maleducado, pero teniendo en cuenta que se había dejado varias preguntas por el camino se planteaba si la edad no estaba pasándole factura. 

- ¿Puedo hacer magia con los guantes puestos? - Le preguntó, deseoso de que la respuesta fuera afirmativa. Había esperanza en su mirada, y nervio en sus gestos.

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18/11/2014, 00:08
Director

- Debe, señor Weir, no hay otro modo de hacerlo - anunció de modo implacable Ollivander. Sin embargo lo que logró calmar al anciano no fue otra cosa que percibir el interés de Alexander por el producto de las varitas, malinterpretándolo como verdadero interés por as varitas en sí -. Es un preparado especial que lleva comercializando mi familia desde hace generaciones, fabricado con extracto de las glándulas salivales de un Bola de Fuego Chino, lágrimas de mandrágora, ortigas y una gota de pus de bubotubérculo. Y sí, puede hacer magia con guantes aunque desde luego es una petición inusual y voy a decirle que la magia fluye mucho mejor si la varita entre en contacto directo con la piel. Bien, ¿está dispuesto? - preguntó, ofreciéndole la primera varita.