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La Era de los Mortales, volumen I: La llave del destino

Capítulo 3: El Templo Destrozado

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07/10/2010, 23:35
Director

Cuando os acercáis a vuestros compañeros, os asalta una nueva visión.

Dos figuras caminan por el centro del santuario en dirección al altar. Una de ellas es un hombre anciano, con el pelo largo de color castaño arenoso ya convertido en gris. Su túnica holgada es del blanco más puro y tiene la capucha echada hacia atrás para revelar una cara que ha envejecido bien y está llena de paz. Alrededor del cuello lleva orgullosamente un medallón redondo con  un triángulo de platino formado por tres dragones.

El otro es una cara familiar: la del traidor, llevando la misma túnica marfileña y azul de un sacerdote de Mishakal. Aunque lo oculta bien, en sus rasgos hay una sensación de incomodidad, una cierta rigidez que traiciona su intranquilidad al pisar suelo sagrado.

¿De qué querías hablarme, Caeldor? ¿Cómo puedo aligerar la carga que veo sobre tus hombros?, inquiere suavemente el sumo sacerdote mientras sube al estrado y se vuelve hacia su compañero.

Caeldor, el traidor, levanta la mirada hacia el sumo sacerdote con una expresión disimulada de humilde piedad.

Lo siento, padre Kennoth, os estoy apartando de vuestras oraciones vespertinas, pero siento que hay algo importante que debéis saber.

Caeldor mientras baja la cabeza y fija la mirada en el suelo mientras cambia la expresión a una de triste arrepentimiento.

Me temo que he encontrado un traidor entre nosotros.

Una mirada de dolor cruza la cara de Kennoth, aunque se aparta de Caeldor para mirar la estatua de Paladine que hay tras el altar, como si mirara a la divinidad en busca de respuestas.

¿Quién?, pregunta suavemente, sin encontrar ninguna respuesta en el dios.

Caeldor vuelve a levantar la mirada, suavizando su expresión mientras mete la mano entre los pliegues de su túnica y saca una daga de hoja curvada y aspecto cruel. Después, sube al estrado y pone la mano amigablemente sobre el hombro de Kennoth, inclinándose para susurrar al oído del anciano.

Yo.

Kennoth abre los ojos con sorpresa, pero antes de que pueda girarse para enfrentarse a Caeldor, su cuerpo se agita espasmódicamente al notar la daga del traidor clavándose profundamente en su espalda.

La túnica de Caeldor se marcha con la sangre del sumo sacerdote, pero la mancha deja de verse cuando la túnica se oscurece hasta que ya no parece de la fe de Mishakal, sino la túnica negra de un adorador de Chemosh.

Caeldor, casi delicadamente, deja a Kennoth en el suelo antes de retirarse, dejando caer la daga al suelo. Entonces saca una máscara de calavera del interior de su túnica y empieza a hablar con una voz seca y susurrante.

Mientras la sangre se derraman en el suelo, me consagro al Señor de la Muerte. Mientras paso a través de la puerta de la muerte, respiro mi aliento final. ¡Y en este lugar donde ahora reina la muerte, la luz no volverá a brillar jamás!

Una oleada de oscuridad surge del cuerpo del traidor mientras una sombra se empieza a acumular en la habitación. Pero el traidor no se da cuenta de que el sumo sacerdote se mueve débilmente, levantando la mano para coger el mantel del altar e incorporarse, murmurando una plegaria para sí mismo.

Llamo a los dioses de la luz. Llenad este templo vuestro poder... ¡Protegednos, gran Paladine, de los traidores entre nosotros!

Cuando la última palabra sale de los labios del sumo sacerdote, se derrumba en el suelo sin energía.

De repente, estalla una poderosa ráfaga de viento, aullando enfurecida como si surgiera de la estatua de Paladine, en dirección al traidor. Caeldor, con un grito áspero, logra apartarse hacia un lado y dejar que el viento choque contra las puertas de hierro del santuario. En el exterior los ogros ya han empezado su ataque y, mientras el traidor se levanta, se comienzan a oír los gritos de los primeros sacerdotes.

El traidor mira con furia al sumo sacerdote muerto y le escupe.

¡Estúpido anciano! Eres tan débil como el retrasado de tu dios.

Entonces se vuelve hacia la puerta y saca una calavera de cristal negro de su túnica, sujetándola por encima de la cabeza. Volviendo a cantar de nuevo, el traidor libera la magia almacenada en la calavera y abre un portal hacia el reino del Señor de la Muerte y libera una plaga de insectos esqueléticos escoltadas por dos demonios envueltos en cadenas.

Ni el traidor ni sus criaturas convocadas se dan cuenta de que un joven con la túnica sencilla de un acólito los mira con la cara pálida y conmocionada desde la entrada oeste de la sala mientras salen del santuario profanado.  Solo cuando el traidor cierra las puertas tras él, encerrando al viento y la oscuridad, al sumo sacerdote y al joven acólito, éste entra en la habitación y corre hacia el altar.

¡Reverendo Padre! ¡Por favor, no os muráis!, grita el joven mientras intenta recurrir a un conjuro menor de curación para salvar a Kennoth, inútilmente.

Por encima del viento, de los llantos del joven e incluso de la carnicería que tiene lugar en el exterior del santuario, un suave repicar danza en el aire. El sonido saca al joven de su llanto y le hace mirar a su alrededor, intentando encontrar su fuente. Casi en contra de su voluntad, el joven se levanta con el cuerpo de repente brillante como si lo iluminara la luz del sol. Lentamente, como en un sueño, se aleja del altar en dirección al centro de la sala. Allí, sin ser afectado por el viento que aúlla a su alrededor, se arrodilla y toca el suelo...

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07/10/2010, 23:36
Director

Notas de juego

Bueno, ya os he puesto todo a todos y estáis juntos.

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08/10/2010, 08:59
Quivalen Sath

Tras el flash, me agarro la cabeza negando con la cabeza Por todos los dioses. Este lugar se debate entre la luz y la oscuridad. Aquí han combatido fuerzas poderosas por el dominio del templo.

Si nuestar misión es purificar este sitio, os aseguro que no tengo ni idea de cómo podemos hacerlo, a parte de limpiarlo de la maldad que en él habitaba.

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08/10/2010, 09:16
Kolthar

Kolthar se estira y enmudece a la elfa con un rugido de sus tripas. El hambre hace estragos en el minotauro.

Yo de purificar no se nada pero Amílcar ha encontrado una trampilla bajo el altar, bajo el viento. A lo mejor lo que buscamos está ahí, es lo único que nos queda por mirar en el templo este desdichado.

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08/10/2010, 09:22
Quivalen Sath

Notas de juego

¿Amilcar la ha abierto ya? lo digo por lanzar un detectar magia a ver si tenemos algo ahi abajo.

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08/10/2010, 09:34
Kolthar

Notas de juego

Procede, procede y detecta ;P

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08/10/2010, 09:57
Quivalen Sath

Notas de juego

Pues procedo a detectar magia

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08/10/2010, 15:48
Amílcar

-No, no está en el altar, sino justo aquí. Bajo la ráfaga de aire, pero casi en el centro de la sala--explica Amílcar al resto del grupo--En el lugar exacto en el que se arrodilló el joven sacerdote del Bien.

Notas de juego

¡Buena idea, Oca!

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08/10/2010, 16:33
Hank Patryn

La verdad es que la visión me ha dejado un mal cuerpo... La rafaga de viento es fruto de un conjuro muy poderoso por lo que será complicado deshacerlo.

Cuidado Amilcar por que no sabemos lo que puede salir de ahi ¡

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09/10/2010, 10:08
Gnart

Gnart se queda mirando a sus compañeros esperando a que hagan lo que tienen que hacer antes de que puedan, por fin, abrir la trampilla.

Notas de juego

¿Hay algo en la sala con lo que poder bloquear las puertas?

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09/10/2010, 11:13
Hank Patryn

Notas de juego

Eso, porque en 10 min se cerraran...

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09/10/2010, 12:08
Director

Notas de juego

Cita:

¿Hay algo en la sala con lo que poder bloquear las puertas?

Hay bancos de madera.

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09/10/2010, 12:10
Director

La trampilla del suelo no emana magia. No obstante, mientras aprovechas el resto de la duración del conjuro para examinar la sala, te das cuenta de que en las paredes laterales, al norte, hay una emanación de magia.

Notas de juego

Básicamente, en las paredes y a la altura del altar.

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09/10/2010, 12:12
Director

Notas de juego

No me dijiste si cogías lo que encontraste en el esqueleto del sacerdote.

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09/10/2010, 12:11
Amílcar

Entre varios de los integrantes del grupo se coloca un par de bancos de madera de tal manera que la puerta no pueda cerrarse cuando expire el conjuro de Hank. Luego los aventureros vuelven a centrarse en la trampilla y la manera de evitar la ráfaga de viento.

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09/10/2010, 12:16
Amílcar
Sólo para el director

Notas de juego

Cierto! Voy a arreglarlo. xD

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09/10/2010, 12:16
Amílcar

-¡Ah! Con tanto barullo se me pasó comentar que entre los restos del pobre anciano se encuentra la daga asesina, un pequeño anillo de bronce y un símbolo sagrado--comenta el arquero sin darle mucha importancia al asunto--Lo digo por si alguien quiere echarles un vistazo mientras los demás tratamos de idear la forma de descender por aquí.

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09/10/2010, 12:19
Alfio Resplandeciente

-Si el viento viene de la estatua de Paladine, podríamos tratar de girarla o moverla de algún modo para desviar la corriente--propone Alfio al tiempo que se acerca al altar para observar con mayor atención la fuente del aire.

Notas de juego

Vadania´s.

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09/10/2010, 13:03
Director

Notas de juego

Con tu conjuro, ves que el anillo emana transmutación moderada, la daga nigromancia moderada y el medallón no es mágico.

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09/10/2010, 13:06
Director

El viento parece emanar de la estatua, pero no emana realmente de ella. Por no hablar del considerable peso que debe de tener.

Notas de juego

Asumo que no has cogido nada, sino que sigue en el esqueleto, ¿verddad?