Partida Rol por web

Sonrío despreciablemente al hombre y comenzó a alejarse de el, sabia que esto era solo el comienzo, ahora tenia mucho poder por adquirir...y lo haría.

Camino por los pasillos en silencio, las palabras extrañas de ese hombre sonaban en su mente como un eco, un eco que hacia sentir extrañas energías en su cuerpo, que alimentaba su furia, su odio, su sed.

Pronto se encontró fuera de la academia, cubrió sus ojos de ese entupido sol que trataba de cegarlo y dirigió sus pasos hacia la comandancia...

La comandancia se encontraba al otro lado de la torre, como otra torre aparte. El interior era como una gran sala con un mostrador de madera bastante amplio. Estaba lleno de hojas, ordenadas en pilas, a cada lado de aquel lugar, y en el interior de aquel cuadrado que lo separaba del resto de la sala, habían varias estanterías con libros y papeles sueltos. Las paredes eran de marmol blanco, sin ningún tipo de motivo guerrero o rúnico. Nada mas entrar por la puerta, Andrue se encuentra con un hombre de unos 22 años aproximadamente, facciones muy suaves y ojos marrones. No parecía tener ninguna maldad en su interior. Parecía simplemente un empleado de aquel lugar.

-Buenos dias, Tah Andrue.

Le comentó. Al nuevo Tahedorán le resultó algo extraño que ya supiera su nombre, y su nueva condición...

Se paro firme enfrente de ese joven, aun mas joven que el, llevo la espada con la sangre ya seca a su hombro y lo miro interrogativo.

'¿Como sabes quien...?' Se quedo callado unos segundos 'Supongo que también sabes por que me mandan aquí ¿No es así?' Volvió a mirarlo con un gesto altivo y orgulloso, no era un tipo de mucha paciencia y solo parecían hacerle perder el tiempo.

Le tendió un papel, sin demasiada curiosidad en su rostro, volviendo a su quehacer diario, sin dirigirle siquiera una mirada.

-Bueno, ahi tienes, es tu misión.

En el papel ponía explicitamente detalles de una misión que llevaría a cabo en la cordillera de harniald, en el norte del mar de keralinos.. Se disponía a su servicio de un caballo y víveres para la travesía. Según ponía en el papel, su misión sería llegar a las montañas y encontrar a uno de los espíritus guardianes de los dioses. Solo iría a investigar esto. Luego debía volver. No era, sin duda, una misión demasiado dificil...o, al menos, no lo parecía. Debía partir inmediatamente hacia el establo, allí encontraría al caballo preparado y sus víveres.

-Buenos dias

Asintió mientras daba media vuelta, saliendo de la comandancia. Miro alrededor unos segundos para recordar hacia donde estaban los establos  'Estupido sol..¿Cuando dejara de molestar?' pensó para si mismo mientras comenzaba a caminar, emprendiendo camino hacia los establos.

Releía el papel mientras lo hacia, preguntándose como seria el caballo y donde demonios estaban esas montañas.

Encontró el establo sin muchas dificultades: Había un caballo negro, majestuoso, esperándolo. Era fuerte, se podía notar en el físico del animal. Además portaba dos mochilitas a los costados, con las provisiones suficientes para su camino... No había nadie en el establo, tampoco un mapa.. si aún no sabía bien donde quedaba aquel lugar designado, debería de buscarlo antes de salir de allí...

Se acerco al corcel sonriente dándole unas palmadas 'Así que serás mi compañero de viaje, espero poder confiar en ti.'

Abrió ambas mochilas para revisar su contenido, limpio la hoja de la espada que tenia lo mas que pudo y la guardo en una de estas.

Luego se subió fácilmente al caballo, como si fuera un jinete de toda la vida, y comenzó a cabalgar fuera de los establos, a una velocidad moderada recorrio la ciudad en busca de un lugar donde pudiera encontrar un mapa, sin uno se perdería fácilmente en su camino.

El camino en la ciudad era pedregoso, aunque no existía ningun tipo de limitación para el corcel negro. Frente a Andrue se encontraban varias tiendas, una de ellas, de mapas y otro tipo de planos.

La puerta, sin embargo, estaba cerrada. No era una calle demasiado concurrida, pero en aquel momento habían varios niños recorriéndola y jugando entre ellos..

Detuvo el caballo frente a la tienda de mapas, se bajo de este tranquilamente para acercarse a la puerta de esta 'Cerrada.' murmuro, para luego mirar a los niños que allí jugaban.

'Tan inocentes y despreocupados...me dan asco...ya se darán cuenta como es la vida verdaderamente en unos años, cuando sus padres los dejen solos en estas mismas calles en las que juegan.' Claramente su imagen le recordaba a su niñez, lo cual desencadenaba cientos de otros recuerdos dolorosos, y el dolor solo alimentaba su odio...

'Oigan, niños!' grito fuerte hacia ellos '¿Saben donde esta el dueño de esta tienda?'

Los niños se giraron hacia él. Cuando observaron su gesto de malos humores, salieron corriendo hacia el lado contrario donde estaba el jinete. Volvía a quedarse la escena en silencio....

'Malditos mocosos, los destripare y degollare si los encuentro!' Se volvio hacia la puerta frustrado, para luego comenzar a golpearla con los puños mientras gritaba '¿Hay alguien?'

Nadie le respondió del otro lado de la puerta. La calle estaba desierta, las tiendas cerradas, y comenzaba a hacerse de noche....

'No tengo tiempo para esto, necesito un mapa y lo necesito ahora.' pensó mientras gruñía.

Rápidamente giro hacia el caballo, tomo la empuñadura de la espada que salia de una de las mochilas y volvió a girar hacia la puerta.

Primero comenzo a golpearla una y otra vez con la empuñadura de la espada, asegurandose de hacer el maximo daño posible a la puerta, luego se concentro en embestirla con fiereza con la intencion de derribarla para entrar en busca del maldito mapa.

La puerta cedió levemente, aunque no parecía que fuera a quebrarse completamente.. por lo demás, el muchacho comenzaba a cansarse de golpear sin ningun éxito la puerta.

Se resintió un poco por los golpes, parecía que la cerradura no era tan frágil como el creía, se alejo unos pasos y se quedo pensando unos momentos.

Luego, se mostró decidido nuevamente, volvió a acercarse a la puerta para comenzar a dar fuertes patadas en la zona de la cerradura, confiando que eso seria suficiente para hacerla ceder.
 

La madera poseía bordes de metal que reforzaban la misma y la adherian al marco  Ni siquiera se rompió al hacer aquello, haciéndose algo de daño en las piernas...

Gruño nuevamente y dio media vuelta, frustrado, la idea de aventurarse sin un rumbo no le parecía buena.

Volvió a subirse al corcel con cuidado esta vez, había quedado resentido por los inútiles golpes y patadas hacia la puerta, dio media vuelta al corcel y comenzo a cabalgar nuevamente hacia la academia.

Al llegar a esta, se bajo del caballo y se dirigió hacia la armería en busca de Tah Kinnos, tampoco le gustaba la idea de pedirle ayuda a alguien pero verdaderamente era eso o seguir vagando por ahí.

Volvió sin ningún problema hasta la puerta que llevaba dentro del castillo. Dos guardias lo detuvieron.

-No se puede entrar con caballos. Deberá de desmontar si quiere hacerlo, señor.

Comentó uno de ellos, sin inmutar su gesto.

Miro a los dos guardias que lo detenian molesto, se bajo del caballo y siguio por los corredores a pie apresurado, no tenia mas ganas de perder el tiempo.

Pronto llego a la armeria '¡Tah Kinnos!' grito mientras lo buscaba con la vista.

Seguía en el mismo lugar que la anterior vez que lo encontró, examinando aquella extraña espada. Solo levantó la mirada y suspiró algo, decepcionado quizás.

-¿Qué sucede ahora?

Comentó, sacándole brillo a la hoja sin siquiera dirigirle una mirada.