Partida Rol por web

Habían pasado tres días más desde la llegada del festival. El lunes parecía que todos se querían pegar un tiro en la cabeza por el cansancio; pero fue solo un "amago" por decirlo de alguna forma.

Jenny tuvo mucho trabajo por delante. En esos tres días había hecho ocho tatuajes perfectos y exactos. Por consejo de Jotun y de Six, la serpiente la había dado un color rojo oscuro, rojo sangre, no muy intenso pero sí que destacara sobre el círculo aunque no lo tapara para nada. Jotun había insistido en ello ya que la serpiente de la piedra la tendrían que hacer con la sangre de los inhumanos, y así todo sería más vinculado y parecido.

El enorme hombre se había tirado dibujado de forma perfecta el círculo sobre la piedra. Había tardado tanto porque quería asegurarse de que estuviera perfecto antes de pasar a trabajar con el ácido. En realidad, de momento había extendido una capa de barniz sobre toda la piedra que la protegería del efecto del ácido, y luego iba a raspar con un punzón de acero duro el dibujo, desprotegiéndolo y haciendo que después el ácido mordiera esa zona solamente.

Quedaban solamente unos días para terminar los tatuajes y la piedra, y luego sería preparar el rito durante esa semana restante para hacerlo en la noche de Halloween. 

Six trabajaba contra reloj; pero cada vez se la veía más contenta, descubriendo cosas, haciendo que su jardín fuera un auténtico vergel.

Era el jueves por la mañana y le tocaba el turno a Mykaela. Había insistido en que Eloise la acompañara y, así, podrían ir a la mercería a comprar algo más de medias, ligueros y esas cosas; pues parecía que llevaba un mes sin comprar nada nuevo y ahora tenía una necesidad absoluta.

-Vamos -insistía- nos pasamos por la tienda, vamos a donde Jenny y luego nos vamos las tres a comer por ahí. Será fantástico, ya lo verás. Y así sales un poco de aquí, que parece que estás tan liada que no descansas nunca.

Había evitado discretamente cruzarse con quienes ya tenían el tatuaje porque aunque no tuviese una "activación" hasta el ritual no dejaba de ser una protección y una señal ancestral de que la presencia de la súcubo no era bienvenida y Ethiel no podía evitar sentirse incómoda a un nivel instintivo con todo aquello hasta que Eloise no derramase su sangre sobre la piedra pero cuando Mykaela la asaltó por la mañana, cuando iba en su camiseta (cortada de forma que se le saliese un hombro y anudada a la altura de la cadera para que se ajustase a su cuerpo como una toga de un disfraz adulto de romana) hacia el baño no pudo negarse durante mucho tiempo.

-¿Podemos pasarnos por una librería después de comer?-preguntó mientras desayunaban- yo descanso por las noches.-miró a otro lado, como pensando- algunas.

Enfundada en una minifalda de color caqui al estilo militar, unas medias de liguero y una camiseta de algodón con unas tiras de cuero enmarcándole el busto como tirantes se levantó.

-Bajamos en tu moto, supongo, voy a avisar en el taller-Pasaba la mayor parte de la mañana en la moto o acuclillada al lado de Jotun mirando el trabajo del hombre con una especie de temor reverencial que no se sobreponía a la felina fascinación de poder ver algo que le podía hacer daño pero sin resultar herida.

Salió del bar con un "gracias por el desayuno" y un par de besos soplados a Leona y Bernadet y se fue al taller.

-Fenrir, encanto-ronroneó apoyándose en la puerta haciendo que sólo el hombro y la cadera estuviesen apoyados-voy a acompañar a Mykaela con los tatuajes y subiremos después de comer, ¿necesitas algo del pueblo? Aprovecha, que hoy no me tendrás para distraerte-las comisuras de los labios se estiraron en una sonrisa maliciosa-y puedes mandarme un par de cosas-miró hacia el bar- pero tampoco te emociones que iremos en la moto de Mykaela.

-Podemos pasar por donde tu quieras, preciosa -dijo Mykaela divertida mientras desayunaba tranquilamente- y no creo que descanses por las noches, puede que termines cansada -soltó una risilla y se fue a prepararse para la mañana.

Bernadet y Leona se despidieron con los ya clásicos besos soplados a la súcubo, y Fenrir alzó la vista.

-¿Qué puedo hacer por nuestra inhumana favorita? -esbozó una sonrisa divertida mientras se limpiaba las manos con un trapo- o más bien, qué puede hacer por mí -soltó una risa divertida- no necesito nada ahora mismo, muchísimas gracias. Creo que aprovecharé para avanzar trabajo, aunque será tremendamente aburrido, ¿me dejarías unas vistas para tener algo que recordar estos días?

Mykaela bajó vestida más o menos como de costumbre; pero llevaba una minifalda tableada de color negro y blanco. En realidad tapaba lo justo y necesario, lo que hacía que fuera más insinuante que llevar lo que normalmente llevaba, a parte de la gabardina, las medias con ligueros, botas altas, corset y mitones. Cogió unas googles para evitar el polvo y la tierra y le ofreció otras a Eloise.

-Vamos, preciosa, que no tenemos toda la mañana -rió divertida mientras se subía a su moto.

-no dejo de preguntarme por qué no consigo que tomes la iniciativa,ni tú ni ninguno aparte de Bror, en realidad... en una próxima vida me reencarnaré en motor-bromeó sin darle importancia, separando con un golpecito de impulso la redondeada cadera del marco de la puerta cuando escuchó a Mykaela- si no necesitas nada nos vemos a la vuelta, encanto, entonces hablaremos de las vistas-tomó las googles que Mykaela le tendía y, tras hacerse un par de moñetes en la base del cuello sopló un beso a Fenrir igual que había hecho con Leona y Bernadet y subió junto a Mykaela.

-Venga, que Jenny estará que se muere por marcarte la piel,dulzura-dijo mientras Mykaela arrancaba y ambas ponían rumbo al pueblo.

-Los demás no sé; pero yo prefiero esperarme a saber que quieren que tenga la iniciativa; pero ya sabiéndolo tranquila, que tendrás una vista por mi parte -esbozó una sonrisa- si fueras un motor sería más sencillo, te hubiera metido mano sin preguntar ya que no habría posibilidades de quejarse -soltó una risa mientras la chica le lanzaba un beso- nos vemos en la noche.

Mykaela arrancó la moto y se fueron hacia el pueblo directas. El camino ya empezaba a ser la costumbre y parte del día a día de ese grupo, siempre había alguien que tenía que ir a por algo en concreto.

Jenny las estaba esperando. Esa semana la tenía llena con citas previas del grupo, totalmente colapsada; pero la chica no parecía aburrirse de tatuar lo mismo, le encantaba clarísimamente el hecho de tener a todos esas personas entrando en su local.

-Buenos días -se levantó de estar delante del ordenador y dio un beso en la mejilla a ambas, como hacía siempre- Hoy tenemos a Mykaela, pero Eloise nos acompaña, ¿tienes miedo a las agujas?

Hizo burla ante esas palabras y negó con la cabeza.

-Es que aún no sé donde hacérmelo, y puede que entre las tres podamos decidir donde quedaría mejor.

-Buenos días, artista-saludó levantándose las googles como si fuesen una diadema, dejó que Jenny plantase sus suaves labios contra la piel de las mejillas y se sentó en un taburete cerca de la camilla donde los clientes se dejaban entintar la piel.

-¿Tengo que elegir un lugar de tu cuerpo?-dijo con un tono indignado, enderezándose- ¿qué tipo de tortura es ésta?-miró a Jenny- no puede hacerme eso, díselo, Jenn. A mí su cuerpo me gusta entero, no puedo elegir sólo una zona.

Estudió con personal delicia el cuerpo de Mykaela dejando que el gris de sus ojos se oscureciera por el deseo.

-En el centro de la espalda-dijo de pronto como si hubiese salido de un trance-más arriba que tatuaje habitual pero no lo suficiente como para que se vea por encima del corset-abrió la mano como había hecho cuando midió el tamaño del diseño de Jenn y tocó la espalda de la mujer mientras Ethiel llevaba un escalofrío al cuerpo de la próxima tatuada.

-Lo apruebo -dijo con un ronroneo ante el contacto de Eloise- pero tendré que ponerme camiseta durante unos días. Eso no me gusta -con soltura comenzó a abrirse el corset por la parte de delante- ¿Tienes unos imperdibles para cerrar la gabardina? No tiene botones ni nada.

La chica se dio la vuelta con las manos tapándose el pecho y se tumbó en la camilla bocabajo.

-Tengo algunas camisetas aquí, por si se manchan y tal. Te puedo dejar una -dijo la joven mientras sacaba ya una plantilla preparada y la ponía sobre la espalda de Mykaela- ¿Aquí? -preguntó a Eloise antes de dar la capa de crema que hacía que la plantilla se quedara en la espalda de la exmilitar.

-Al curre -dijo sonriente mientras ponía música y comenzaba a trazar las líneas.

Era una sensación extraña para Eloise, pues con cada trazado y cada vez que una de las palabras era terminada, había algo que incomodaba a la mujer, como si estuviera rodeada de demasiada gente, un ligero agobio o claustrofóbia, pero no era nada que no se pudiera aguantar.

Cada media hora, Jenny descansaba un rato, hablando con Eloise y con Mykaela, que ésta se sentara y bebiera algo para que se relajara antes de continuar. 

Estuvieron dos horas y algo más en total, y Eloise podía notar como esa escritura funcionaba aunque ninguna de las dos tuviera la sensación de hacer algo más que un dibujo molón.

Cuando terminaron, Mykaela se incorporó y Jenny la dejó una camiseta que en realidad era un top púrpura suelto, que colgaba desde el pecho de Mykaela como una cortina. Le había cubierto el tatuaje con film transparente.

-Dos días y mucha crema -avisó a la joven- luego que le de el aire. Nada de corsets durante una semana.

Mykaela puso cara de asco ante esas últimas palabras, como si le doliera más el no ponerse corsets durante una semana que las dos horas bajo la aguja de Jenny.

¿cuántos quedaban por hacerse el tatuaje? No lo recordaba. Mykaela se había pedido el segundo puesto en ser tatuada pero con el ajetreo de los preparativos le extrañaba que se hubiesen demorado tanto en empezar con los tatuajes.

-Puedes quedarte por casa en camiseta de tirantes, sin sujetador y lucir palmito por los pasillos-dejó caer como si no notase la irritante vibración que emitía el tatuaje cubierto por el film transparente.

-Has hecho un trabajo increíble, Jenn, te mereces todo lo que pidas-observó el cuerpo de Mykaela con el top prestado y Ethiel se irritó al saber que no podría tocarla y salir indemne del contacto-¿cuándo tienen cita los demás?-curioseó mientras se asomaba por la ventana del estudio de tatuajes.

Menos mal que Bror y yo somos los últimos, menudo castigo el no poder tocarle, joder.

-Tengo que pasarme por una librería-recordó.

-Sí, pero me encantan los corsets. Es una forma de que no se me caigan sin tener que llevar sujetador, además de remarcar mi cintura. Tres en uno -alzó las cejas y se bajó de la camilla- la verdad es que ahora estoy dolorida de la espalda, ¿no?

Dio un abrazo y un beso a Jenny.

-Prepara esa factura que te vas a merecer -dijo mientras se separaba de la chica antes de irse.

Salieron de la tienda de tatuajes tras despedirse de Jenny y No dudaron en dirigirse hacia la librería que era regentada por una mujer de unos cuarenta años. Saludó amablemente a las dos chicas, pues era la mujer de uno de los habituales del bar y ya sabía cómo se las gastaban.

-Buenas, preciosas, ¿en qué puedo ayudaros? -preguntó la señora sonriente.

La librería era pequeña, pero el hueco entre estanterías era pequeño, entraría una sola persona en el ancho que dejaban, lo que podía ser agobiante pero aprovechaba mucho mejor el espacio que había en ese local.

-Holaa, buenos días-sonrió amablemente con ese aire que hacía que hasta estornudar resultase candoroso-Buscaba algunos libros, tengo más tiempo del que me gustaría y no termino de hacerme con la televisión-sobre todo porque con libros llevaba desde que Versadiel le enseñó a leer y la televisión no contaba ni con la mitad de años que la súcubo.

Se metió en la pequeña librería paseando la mirada por entre los tomos hasta escoger tres o cuatro libros de evidente temática romántica y dos de miedo.

-Nada más, muchas gracias. ¿Qué le debo?-se palpó en la bolsita lateral que colgaba de la cinturilla de la falda y sacó un par de billetes-quédese el cambio, por favor-suplicó mientras la mujer guardaba en una bolsita de plástico sus libros.

-¡Acuérdese de pasarse a vernos al mercadillo de los sábados o a tomar algo con nosotras!, nunca nos sobra compañía, que tenga un buen díaaa-canturreó servicialmente mientras salían de la librería ya con la pequeña compra hecha.

-¿Te duele mucho?-preguntó a Mykaela por el tatuaje, abrazando contra el pecho la bolsa para no llevarla del asa y quedarse con unos dedos hinchados y rojos por el corte de circulación.

-Muchísimas gracias, y sí, me acordaré de pasar por el mercadillo, no te preocupes -sonrió amablemente mientras que salían de la librería.

Las dos salieron de la librería mientras que Mykaela se removía ligeramente incómoda y miraba la compra de Eloise.

-Yo te puedo ayudar con al tele, no es difícil y tienes más variedad -dijo sonriente- la verdad es que no duele, es solo como si tuvieras una costra, una herida. Pica, escuece, notas la piel tirante, y la falta del corset se nota.

Subió a la moto y arrancó antes de ponerse las googles.

-Vamos a ir a una cafetería que sirven unas hamburguesas que están de muerte -esbozó una sonrisa y esperó a que Eloise subiera- tendré que ponerme las pilas con el gimnasio si quiero volver a entrar en mis corsets -soltó una risa divertida antes de ponerse en marcha.

Llegaron a la típica cafetería americana con un montón de taburetes frente a la barra y mesas junto a las ventanas. La redio sonaba dando las noticias y con una tertulia sobre los sucesos más importantes y las camareras iban ofreciendo café a todos los que parecía que ya no les quedaba mucho.

Se sentaron en la cafetería y Mykaela no dudó ni un instante en pedirse una hamburguersa con patatas y un refresco.

-Hace mucho que no venía por aquí -dijo sonriente mientras saludaba a uno de los habituales del bar de las chicas.