Partida Rol por web

Vida... Muerte... La moral de los druidas debe de ser estirada y moldeada como un chicle. Las crisis de identidad de un druida forjado son el quebradero de cabeza de cualquier psiquiatra. Para Daisy Sue todo se reduce a un vive o muere. Sin preguntas. Sin dudas. Las preguntas y las dudas le venían con cosas menos nítidas para ella, como la geometría.

Vamos a ver si lo entiendo... ¿Se supone que los palos de los chuchos se tienen que meter en dos de los gujeros y en el otro va el diario?

Daisy Sue se rascó la cabeza. ¿Cómo saber a qué agujero corresponde cada cetro? A lo mejor la forma es solo para despistar... Encajándolo bien, el cetro rectangular cabría en el hueco triangular... o por lo menos Daisy Sue lo haría encajar tarde o temprano. ¿Pero el libro?

¿No será que el otro cetro está en el tercer cacharro?

Demonfly hizo un gesto a Ariete para que se sacara de encima, y se acunclilló junto a los cascotes. Le pareció haber visto algo la primera vez, como a brillo metálico con regusto de muerte y destrucción, algo así como si hubiese existido un tercer perro mecánico desde el principio, pero que hace siglos fuera víctima fortuíta de un derrumbe del techo. Daisy Sue hizo palanca con la maza para apartar los pedruscos.

Daisy aparta los cascotes bajo los pies de Ariete. Algunas de las piedras son tan grandes como el tórax del forjado. Se sirve del ingenio para hacer palanca y apartar las grandes rocas. Recuerda haber visto algo la primera vez que se asomó por el hueco del techo. Y lo encuentra...

Bajo una de las rocas hay un tercer Defensor Ferreo. Está abollado y cubierto de polvo. No sabéis cuánto llevará bajo el derrumbe pero si veis lo que sobresale de su frente. Un cetro de forma pentagonal.

Powaqqatsi revisa el libro que les dió la Cannith para ver si hay alguna clave sobre este lugar en particular. 

Powaqqatsi recoge el diario y lo abre para examinarlo. Tal vez haya algo en alguna parte que os de una pista sobre qué hacer en este lugar con estos cetros y con estos...¡Un momento!

Las páginas del diario están en blanco como el primer día que lo encontrasteis.

El semielfo asiente con una sonrisa a sus compañeros. - Buen trabajo equipo....- Comenta, dejando de lado comentar por el momento las tensiones creadas en el recién finalizado combate.

- Yo no tengo ganas de aquí en cien años en acercarme a otra maldita puerta Cannith...- Comenta recordando los orbes de ácido.- Buscaré algo que nos pueda resultar útil... Para abrir otra maldita puerta o para vender.- Finaliza encogiéndose de hombros.

Powaqqatsi piensa en que ser artífice le daría mucho más conocimiento para resolver esto, pero por lo pronto piensa en su casa creadora, en sus aliados, cree saber un poco cómo piensan, y se decide por lo más simple.  

Pues un patrón básico, como ir de menos ángulos a más, sería algo que un geómetra quisiera introducir en la secuencia adecuada.  Una que abriera sin hacer cataplúm. 

Si no veían nada en la estantería que indicara otra cosa, los pondría en esa secuencia.  Al fin, ya estaba todo recuperado de la caída.  ¿Mm, y si no?, Me beberé un poco del agua del templo, Daisy, si me permites. 

¿Me ayudas Ch'om?  Y puso al buitre, como canarito adivinador de feria, a ver si algo brilloso o así entre lo que veía le llamaba la atención.  Pero no, el ave estaba más interesada en buscar ratones muertos o así como tentempié, o tentenelaire o como se dijera para los buitres.

Demonfly arrojó el odre de agua al druida, para que lo cogiera en el aire. Lo cierto es que su instinto la llevaba a recelar. Habían llegado muy lejos para meter la pata ahora. Esta no solo era su misión: también era su sino. El principio de un viaje más grande y más glorioso... Y no podría cumplirse si todo saltaba por los aires.

Vamos a hacerlo al estilo Demonfly. Los tres que tengan más cojones, cada uno con un palo y delante de un bujero, meterán el palito a la de tres. Tó a la vez. Yo ya tengo el de cinco lados, ¿quién más se apunta? Necesito dos voluntarios... ¡Mug! Estás muy callao. ¡Baja y haz los honores!

La semiorca se colocó frente al altar. Dudó un momento en saber a qué hueco se correspondía la figura, y señaló al pentágono mientras con la mirada buscaba la aprobación de Finn o Powaqqatsi.

¿El mío es este de aquí, verdá?

Orden, lógica, seguridad. Metálicos.
Caos, emoción, incertidumbre. Orgánicos.

Q y Daisy tenían puntos válidos que reflejaban sus orígenes, y al igual que estos eran mutuamente excluyentes.

Tomé el cetro con forma triangular y comencé a acercarme a lugar donde calzaría. La propuesta para decidir el curso de acción tenía un problema que los demás parecían no percibir.

-Somos un número par así que no votaré...

Me coloqué frente al lugar y esperé.

...durante un momento antes de introducir el cetro en el orificio correspondiente mientras completaba mi oración.

-Actuaré.

Vota Ariente, andale, mira que Mug se ha quedado mugdito. 

Los canes habían caído por fin, aunque se sentía inutil al no haber acertado ni un solo golpe a ese maldito chucho.

Cuando no vieron nada que sirva en el diario, lo volvió a guardar acariciando el maravilloso mihtril. Al escuchar las propuestas de los dos compañeros, recordó la última vez que daisy tuvo una iniciativa

-Mmmm.... yo me decanto por la idea del druida, de menos ángulos a más, me parece más logico

Finn se acerca a examinar la estantería. Tras un hule encuentra una serie de objetos. Hay una botella de un extraño aceite con olor a madera. Una varita de nogal con forma de hoz. Una bolsa llena de herramientas y, según el bardo, elementos de reparación de forjados. Una poción en una botella etiquetada con un dibujo de un forjado. Un escudo de una madera de color muy oscura. Dos cetros solares. Una cota de escamas, un escudo de acero y una espada larga.

Powaqqatsi bebe ávidamente del odre de la semiorca. El fluido desciende por su garganta como un río que cae entre las frías piedras de un lecho rocoso. No se sacia, no le satisface...Aunque experimenta una ligera mejoría siente que sus daños estructurales siguen siendo graves...

Mientras Daisy y Powaqqatsi dan cada uno su opinión sobre que hacer a continuación. Ariete asegura que le da igual que opción tomen. Tal vez por eso pille a todos por sorpresa cuando examina el cetro triangular  y, de repente, lo encaja en el orificio con la misma forma.

Nada sucede...

Powaqqatsi se toma la bebida que está en el vial con un dibujo de forjado.  ¿Irresponsable?   Lo sería el arriesgarse a la explosión estando tan dañado. 

Pues si Ariete ya fue y lo puso, intentemos la secuencia entonces.  Metió el cetro cuadrangular en su sitio.  Al menos estarían parejos en regalarle explosiones al grupo la semiorca y él. 

Powaqqatsi se acerca e introduce el cetro rectangular en el alojamiento rectangular. Nerviosos os movéis. ¿Y si estuvieseis activando una trampa? ¿Y si no sucede nada porque habéis obviado alguna información o se os ha pasado algo ?

El cetro encaja a la perfección...Pero nada sucede.

Ea, pues ahí va el último...

Guardándose todo el suspense y emoción para el final, Demonfly se secó el sudor de la frente con el dorso de su mano enguantada y deslizó el último cetro en el hueco pentagonal.

No entra. Ah, esperad...

Esta vez hizo coincidir los vértices con los vértices y los lados con los lados.

Ya.

El semielfo vio desde la distancia como sus compañeros intentaban activar algún macabro mecanismo salido de alguna mente perturbada cannith. 

A cubierto, y con una varita mágica en cada mano, se preparó para las fuerzas que se pudieran desencadenar en aquella estancia...

Daisy coloca el cetro en su correspondiente hendidura en la plancha metálica con forma pentagonal. " ¡Clack! ¡VROOOMMM!"

La pared que hay al este se quiebra por la mitad revelando un acceso. Pesadas puertas de piedra arrastran por el suelo revelando el interior de la forja; el horno empleado por los forjadores para dar vida a sus maravillas...

Un aire viciado desde hace mucho tiempo sale como una bocanada. Es como si el paso de los siglos hubiese comprimido el aire en su interior liberándose de golpe en el presente.

La estancia que contempláis es pequeña y de planta cuadrada. Al fondo veis una mesa de trabajo. Sobre ella encontráis un tesoro. Vuestro cansancio parece desaparecer. Todo el sufrimiento cobra ahora todo su auténtico valor. Os acercáis y exploráis lo que hay sobre aquella mesa. Un saco con monedas de plata; otro saco con 100 monedas de oro; 4 lingotes de oro, una botella llena. Veis también un viejo mapa y un objeto metálico. 

 Está fabricado en adamantita y tiene la forma de una estrella de 7 puntas. Es , sin duda, el esquema que buscáis.