Partida Rol por web

Sólo Q evitaba que atacase, ahora ya no me lo impedía.

Sin mediar palabras o compartir el pesar que parecía afectar a mi hermano levanté el mazo usando ambas manos y lo dejé caer sobre el metálico can.

Por desgracia unas gotas de la grasa conjurada por el bardo le restaron agarre a mi arma y anularon la eficacia de mi ataque.

El hechizo oleaginoso se extendió sobre toda la superficie llena de cascajo donde estaba el druida.   ¡Carajo! -alcanzó a decir mientras resbalaba con sus piés metálicos sobre la plana superficie de un pedazo de loza.  Estaría más a merced del perro, lo sabía, el cual, cuatripédo se mantenía incolumne ante la grasa convocada por el capitán Ailell.  

De nuevo intenté impactar al artilugio de cuatro patas pero aparentemente la grasa que cubría la zona había lubricado sus articulaciones y esquivaba mis ataques con mayor facilidad.

Hubiese dedicado una mirada iracunda al acróbata capitán de barco si no hubiese significado desviarla del combate.

Mientras Ch'om distraía atacando al férreo guardián, Powaqqatsi, aun tumbado, comenzó a invocar al espíritu de un lobo de verdad.  Le hubiera gustado invocarlo "dentro" del constructo, y que de esta manera su espíritu volviera a estar en la tierra, a vivir y correr por las praderas, para luchar por la naturaleza, por el todo. 

Pero si no funcionaba, por lo menos atacaría a esta máquina que se interponía entre un secreto y sus develadores. 

Azmanotl, ixcuin, Calamanek, Nezcoyótl, comenzaron a sonar sus invocaciones, conjurando defensivamente lo mejor que podía, para evitar otra mordida en lo más suyo...

Con el corazón en un puño, sabiendo que la muerte le acechaba, Daisy Sue observó. Observó al guardián roto, al que le había salido aquella extraña protuberancia en la frente. Recelaba de él... pero en los segundo posteriores a los usados por Finn para anunciar una explosión, no ocurrió nada. ¿Seguía siendo peligroso? Demonfly tomó una decisión, y caminó con paso decidido al montón de chatarra.

¿Mecanismos coordinaos? ¿Se nesecita que los dos cachorros estén caput pa hacer BUM? Hay que hacer algo con esto de aquí, por si acaso.

Al principio no pudo acercarse a desactivar el mecanismo del perro, pues el fuego alquímico ardía demasiado como para meter las manos. Tras analizar la situación, encontró otros métodos para afrontar el problema. Uno de ellos era el método violento: dar golpetazos a los restos del constructo hasta reducirlos a escombros. Otra opción era cargar el armatoste con el gancho del juego de poleas y que Mug lo izase. Con los perros alejados, no se activaría algo que necesitaba que ambos estuviesen en la misma sala, o por lo menos uno de ellos explotaría fuera del edificio.

Flaco-dijo a Finn-, te necesito conmigo. Tú eres el listo. Exprime ese coco tuyo, examina el construrto. ¿Qué va a hacer? Tenemos que romperlo, o sacarlo de aquí. ¡Ya! En cuanto puedas, engancha el gancho del parejo de poleas al cachorro. Mug lo hizará y lo dejará fuera.

Powaqqatsi contacta con su lobo espiritual extra-dimensional. Por unos segundos lo ve correr por un prado de hierba cuyas briznas están formadas por una fina luz azulada. Parece perseguir una presa...Cuando escucha la llamada del druida se detiene. Entiende que le llama para acudir en su ayuda. El druida, con sus versos mágicos, teje el camino para que el animal pueda alcanzar nuestro mundo...El perro metálico se mueve hacia el druida con la intención de atacarle haciendo que Powaqqatsi pierde la concentración. Deja de ver al lobo y su visión se centra de nuevo en la forja bajo las ruinas de la Torre Dorasharn...Bajo sus pies la grasa le hace resbalar y cae al suelo.

Ariete falla de nuevo con su maza. El Defensor Férreo se mueve con agilidad esquivando sus golpes. Ve por el rabillo del ojo como Daisy sale de detrás del hule en el que se encontraba y se dirige al perro metálico que fue consumido por el fuego de alquimista y por los mazazos de Ariete.

Aunque humeante, el metal del constructo no supone un peligro para la semiorca. Deja caer su arma y extrae sus ganzúas preparada para desactivar un posible artefacto. Ve lo que ha aparecido de la frente del perro. Parece ser un cetro de forma triangular...

El Defensor Férreo aguanta sobre la capa de grasa invocada por Finn y lanza una dentellada a Ariete. Sus mandíbulas se cierran con fuerza sobre el tobillo del gigante forjado. Pero una vez más no consigue penetrar la adamantita.

Todavía de espaldas a la semiorca, el semielfo le contesta. - ¡Ni idea de cómo pueden reaccionar estos bichos! Estoy seco de magia, no puedo saber si estas cosas están arruinadas o todavía guardan algo de magia para darnos una última sorpresa... Al menos parece que no guardaban runas explosivas...- comenta con un respiro

Sacando la vara sanadora que les había obsequiado la dama cannith, apunta con pestreza al druida forjado y un chorro de energía sale disparado hacia Pow.- ¡Pow, un regalo! - Le grita. El semielfo sabía que parte de la preciosa magia sanadora se perdería al ser un forjado su objetivo, pero al menos las partes orgánicas del druida sanarían.

- Vamos con este trasto. - Comenta al fin a la semiorca y poniendose a hacer todo lo que esta le mandaba.

¡Gracias Finn! -le dijo el druida al ver recuperadas parte de sus partes.  

Y no, los perros no van a explotar Daisy -dijo, cayendo en cuenta- ¡ellos son la llave!  

Si, -explicó- si lo que salió es una cosa triangular, fíjate en aquella pared, ahí hay un cómo hueco en forma triangular pa'poner el cetro o lo que sea que salió.  Si este otro bicho tiene otra figura, quizá eso es lo que necesitemos para sacar la esquema esa que nos pidió.  -Estaba emocionado con descubrir una posible clave, aunque no, este no era el momento para resolver el acertijo, antes tenían que derrotar al guardián restante.

Ahora que os lo dice el druida Forjado, os fijáis en la pared del fondo. Sobre unas planchas metálicas con formas geométricas veis unos huecos que reproducen la forma geométrica de la plancha. Y si, puede que el cetro que ha aparecido de la frente de uno de los Defensores Férreos encajase a la perfección en la que tiene forma triangular.

Alfrik se acerca al espacio que hay entre Finn y Powaqqatsi y descarga su hacha de guerra enana dos veces contra el perro metálico. Pero justo en ese momento la grasa desaparece y el constructo consigue esquivar ambos golpes mientras sigue intentando traspasar la adamantita de Ariete...sin lograrlo.

Cambiante como las estaciones de los bosques que le gustan.. Nunca comprendería la razón de Q para intentar parecerse a los orgánicos, así como seguramente él tampoco comprendería mi razón para ir en la dirección opuesta.

Levanté de nuevo el arma para atacar al defensor................................

................................pero la repentina aparición del enano me impidió actuar con eficacia.

La confianza es algo que cuesta ganarse, pero que se pierde muy fácilmente. Esa máxima está garantizada con la señorita Demonfly. No puede permitirse confiar... no en un mundo de forjados y hombres, en el que las semiorcas están en un segundo plano. Daisy Sue no podía confiar en el criterio de Powaqqatsi, después de su casi autosacrificio tratando de hallar la chispa de la vida en los focos oculares de un perro constructo. Más le valía al druida que no explotase ninguna bomba, matándolos a todos, porque si eso se daba, Daisy Sue lo pagaría con Powaqqatsi.

No me fio mucho... ¿Seguro que no va a hacer PUM?

Guardó sus cosas, lista de nuevo para unirse al combate. Si al final aquella cosa explotaba, Demonfly no quería estar al lado cuando ocurriese.

Powaqqatsi sacó su cimitarra y golpeó al cánido metálico.  Su idea era inutilizarlo para llevárselo a estudiar, a aprovechar que lo habían encontrado.  Quizá era por su enojo, quizá porque había resultado que realmente no tenía vida,  quizá por eso el druida dió un golpe que fue más duro, más certero, pegando entre las placas del cuello del invento mecánico aquel que intentaba imitar burlonamente a un perro. 

El pobre buitre estaba distraído con todo aquello y apenas lanzó un picotazo a las sombras. 

Y Ariete está igual.  Quizá en el fondo también estaba dándole el beneficio de la duda, de demostrar que estaba vivo.  ¡Ya Ariete, no es, no es!  ¡Puedes pegarle!

¿Porqué todo esto les costaba tanto trabajo entenderlo a nivel corazón, aunque se lo negaran a si mismos?  Eran unos dramáticos estos forjados. 

Aquel que tanto había intentado salvar a aquella criatura; aquel que tanto había luchado por la posibilidad de cambiar la naturaleza del Defensor Férreo...fue el que le dió el golpe final. La cimitarra de Powaqqatsi entra como una guillotina entre las placas del cuello del constructo. Los ojos del perro metálico se apagan al instante. Cae desconectado, fulminado.

Pero no cesa ahí su actividad. Algo le queda por hacer..."¡Ssssssss! ¡Clunk!". Un cetro de forma rectangular aparece de la frente del Defensor Férreo.

Y buscaré la razón de porqué yo tengo espíritu y tu no. - le dijo al férreo defensor férreo de una forma casi que personal, casi un susurro a si mismo.  

¿Y si no hay razón? ¿Si no hay diferencia?   ¿Que hacer?  ¿Que es esta voz que resuena en tu interior cuando piensas?  ¿Cual es la diferencia entre el bardo ahí colgado y un orangután de Lhazaar?  -Una nueva ronda de preguntas rodearon al druida como lobos a su presa, como conejos a una zanahoria.-

Serio, tomó los cetros y se fue a colocarlos cada uno en su pedestal.  

Antes de poner el pentagonal, el último, le dijo a la semiorca.  ¿Quiere usted hacer el honor, señorita Daisy?

No, no creo que explote.  

¿Mm?  Powaqqatsi se dió cuenta que no tenían un tercer cetro.  

Paladín, ¿el diario tiene algo en forma pentagonal?  Trató de hacer memoria si habían visto algo así en el templo, o si veía algo así por aquí.  

Se esperó mejor, sin poner ninguno, hasta que el diario les diera una clave en el orden en que sería mejor irlos colocando.  Daisy podría tener razón sobre el ¡Pumm!...