Partida Rol por web

Me rasco la barba mirando algo desconcertado a Erikand... imagino que está usando algún tipo de clave, porque nosotros buscamos a la niña ¿no? Entre el mercader y el chamán me van a volver más loco que un sumo sacerdote de Eurmal.

- Erm... sí, claro. Para lograr nuestro objetivo tenemos más o menos esas opciones. O vamos a la ciudad infernal, llena de prisioneros, o a la universidad a acompañar a nuestro nuevo conocido. Ésta última opción creo que tiene más sentido... además de ser más segura.

Me adelanto un poco para hablar en un tono confidencial.

- Además, la niña se marchó por su propia voluntad ¿no es cierto? Es más lógico encontrarla como estudiante que como prisionera.

Sonrío a Erikand y asiento con la cabeza ante las palabras de Aldar.

-Sí, a mí también me parece bien ir con Godrius a Yuthuppa -susurro. Luego miro hacia atrás y alrededor para asegurarme de que no nos escuchen oídos ajenos-. Creo que lo que quería decirnos S... estooo Yorsar, es que también podríamos tratar de averiguar dónde pueden estar Kilder y Loranda. ¿Verdad? -pregunto mirando a Swen. Luego me vuelvo hacia Erikand-.Pero oye, ¿de verdad te parece que lo he hecho bien? Porque ese tipo casi ni me ha mirado, es como si no me hubiera oído para nada. ¿Tendría que haberle gritado más? Por todos los truenos, me han entrado ganas de hundirle el puño en esa nariz puntiaguda que tiene. Ni siquiera me ha hecho caso cuando le he dicho eso de que me gustaría saber algo más sobre la maldita religión lunar, y recuerdo que Aldar me dijo hace semanas que oír eso les encantaría a los lunares... -vuelvo la vista hacia Aldar con gesto de enfurecida incomprensión, en esperas de que alguien pueda darme una explicación.

Los ojos levemente cerrados y un ligero asentimiento son la contestación de Swen a Kenvent. Luego aparta la mirada y se dedica a juguetear con la humedad de la mesa.

- Alkoth y sus infiernos me hicieron pensar en locos pirómanos. Yuthuppa en sabias mujeres. Y cualquiera... en la niña.

Me encojo de hombros ante la pregunta del noble bárbaro.

- No te ofendas por los modales lunares, amigo, pueden ser increíblemente arrogantes -miro hacia el techo con aire pensativo- O despistados. Me sorprende que no haya aprovechado la oportunidad para evangelizarte, pero no saques conclusiones precipitadas, si viajamos con él me temo que tendrás toda la información que quieras sobre la Diosa Roja. Y la que no quieras, también.

Le guiño un ojo y suelto una risita.

- Y sí, me apunto a la posibilidad de encontrar a nuestros compañeros, aunque creo que es como buscar una aguja en un pajar.

A la mañana siguiente, un sonriente Godrius os espera en la puerta de la taberna. Parece sorprendido al veros completamente equipados portando tantas piezas exóticas, armas y armaduras, pero su mayor sorpresa se la lleva al ver al escarabajo de carga que os acompaña. Sin duda, es alguien a quien le gustaría ver mundo y que todavía no ha tenido la oportunidad de hacerlo.

Durante el camino no pierde ocasión de hablaros sobre la grandeza de Sedenya, las obras de la Diosa Roja cuando todavía era mortal, incluyendo detalles sobre su lugar de nacimiento, el cual os invita a visitar en peregrinación y sobre la cultura lunar, la grandeza del Emperador, el ejército y los caminos, tan seguros como cómodos. Todo ello señalando continuamente a la luna roja, que se sitúa prácticamente sobre vuestras cabezas y resplandece en un rojo glorioso incluso a pleno dia.

El segundo dia de viaje Godrius decide que os sobra tiempo y toma un desvío que os lleva cerca de Alkoth, ya que no quiere que os perdais la vista de sus murallas. En efecto, Alkoth tiene un aspecto terrible desde afuera, con unos muros altos y terminados en picas, pinchos y otras formas más ofensivas que defensivas, y unas puertas enormes, inexpugnables, que solo podrían ser abiertas por un gigante. Gigante. Gigante. ¡GIGANTE!. Después seguís hacia el norte y a pesar del pequeño desvío, a primera hora de la mañana llegais a ver la gran ciudad de Yuthuppa.

Tras una pequeña entrevista con los guardias de la puerta, que Godrius os ayuda a superar, entrais en el lugar más exótico que hayais visto. Todo en esta ciudad parece sacado de un cuento, desde sus gentes, vestidas con ropajes vistosos y elegantes, a la arquitectura con arcos majestuosos, edificios terminados en largas y estrechas puntas, algunas de ellas apuntando en un ángulo extraño hacia la Luna Roja, y en general os veis rodeados por un ambiente de bullicio tranquilo, en el que todo el mundo parece muy atareado pero a la vez calmado, como si las prisas formaran parte de la vida hasta tal punto que s ehubiera normalizado completamente.

-Debo ir hacia la universidad a prepararme, esta misma tarde es la ceremonia de graduación y quiero estar listo.- Os comenta Godrius emocionado. -Si quereis pasaros por allí podeis hacerlo sin problemas, aunque no es recomendable que os traigais al escarabajo, je je je... Después habrá una fiesta de disfraces en honor al aniversario del Emperador, pero eso se celebrará en el interior de la universidad y solo es para alumnos. En cualquier caso, visitad el lugar y divertíos hasta esta tarde.

Entro en Yuthuppa mirando embobado de un lado a otro, abrumado por sus altas torres y el bullicio de una ciudad que parece no tener fin. No imaginaba que pudiera haber ciudades tan grandes, donde viviera tantísima gente. Recuerdo aquella ciudad de Carmania, donde el gordo seboso aquel nos envió a morir al helado norte. No era ni mucho menos tan grande como Yuthuppa. Y entonces éramos prisioneros, pero ahora somos libres. ¿Por dónde empezar? -pienso. Finalmente, logro recuperarme ligeramente de la impresión y entonces me percato de que Godrius se aleja calle abajo.

-Vaya, pensaba que el engreído ese nos haría de guía por esta ciudad, pero veo que tenía prisa -comento a mis compañeros. Mientras sigo contemplando las gentes que van de un lado a otro a nuestro alrededor, le doy un leve codazo a Aldar-. Al final tenías razón Aldar. Ayer ya me dolía la cabeza de tanto oírle hablar sobre su maldito imperio -exhalo un suspiro y me vuelvo finalmente hacia mis compañeros-. Bien, ¿qué hacemos ahora? Para empezar, creo que deberíamos dejar al escarabajo en algún lugar donde se puedan ocupar de él mientras exploramos la ciudad.

Durante el viaje, Erikand se muestra curioso con Godrius durante el viaje, preguntándole sobre Yuthuppa y sus maravillas.

Habían podido pasar cerca de Alkoth y la verdad es que sus murallas serían un gran problema. Sí, habían unas puertas que podrían ser abiertas sin dificultad por un gigante. Sí, sabían dónde encontrar a ese gigante... El problema sería convencerlo de abrir esas puertas.

Cuando llegan a Yuthuppa, los ojos de Erikand se abren de par en par. Ese lugar era demasiado grande. Ser mercader le llevaría sin duda a sitios parecidos, pero seguía prefiriendo las sencillez de su tierra natal. La gente iba con prisas por todo el lugar, y eso le ponía algo nervioso.

- Me pregunto si esta gente puede disfrutar de la vida. No sé si habrán muchos lugares donde puedan cuidar a un escarabajo gigante. Podríamos preguntar en los establos, pero no se... Sobre lo demás... Lo suyo sería mirar de sacar información. Dónde podríamos encontrar nuestra mercancía. Ahora que estamos aquí, será más fácil. Los niños y los borrachos nunca mienten... Podemos preguntarles a niños que universidades para niños hay por aquí... 

Sonrío ante el comentario de Kenvent.

- Ya te lo dije, estos misioneros no son de los que pierden ocasión de evangelizar a los pobres bárbaros -suelto una risotada mientras observo a mi alrededor y mi expresión pasa de divertida a perpleja- Pues... la verdad es que este sitio me supera. Nunca había estado en una ciudad tan grande. Imagino que tendrán unas cuadras o algo parecido, incluso es posible que haya algo así como una "posta de trolls", separada de los humanos. Tal vez podríamos dejar a nuestro... amigo allí.

Asiento ante la idea de Erikand.

- Podría funcionar, pero creo que deberíamos ir a algún barrio rico... o atajar hablando con mercaderes. Si hay algún niño extranjero peculiar en la ciudad, seguro que ellos saben de él... o de ella ¡Incluso puede que haya carmanianos por aquí!

Desde luego, no asumo lo GRANDE que es esta ciudad ¿se conoce todo el mundo aquí?

Swen permanece callado y apartado todo el viaje. Ha aceptado la presencia de Godrius pero para los que le conocéis es evidente que no le agrada. Mira con sorpresa y desagrado la cuidad donde bien podría estar disfrutando Kilder y, al llegar a Yuthuppa, se amedrenta, recula y se resiste a entrar. Aún así, viendo que debe permanecer con el grupo, sobrepone su voluntad a sus temores.

Se desplaza incómodo por las calles, tanta aglomeración de gente, tantas casas juntas, los animales, el ruido... todo ello junto le oprime.

- Demasiada gente, demasiadas cosas -gruñe-. Si fuera por mi me quedaba fuera con la bestia de carga pero, como no va a poder ser, espero que encontremos un lugar tranquilo en este caos -el tono de esta última palabra parece denotar un significado añadido-.

Paseando por la enorme y bulliciosa ciudad, descubrís que ésta está dividida en diferentes distritos. Hay un barrio obrero dedicado a la artesanía y al comercio, una zona santa en cuyo centro está la casa donde nació la Diosa Roja, con una enorme cola de peregrinos que vienen a ver el lugar con sus propios ojos, y un gran número de templos alrededor; Una zona noble con varios palacios y finalmente la zona universitaria, presidida por los curiosos edificios donde se estudia y rodeados por grandes residencias donde jóvenes de todas partes del Imperio viven durante el periodo que dura su estudio.

Os llama la atención la ausencia de una zona pobre o marginal, como existe en la mayoría de ciudades civilizadas, pero ello no impide que encontreis un alojamiento barato y con posibilidad de dejar vuestro escarabajo bien cuidado. Otro elemento curioso es la celebración del aniversario del Emperador, que consiste en una gran variedad de fiestas de disfraces, casi todas privadas, en diferentes zonas de la ciudad. Por las calles los sastres y costureras ofrecen desde simples máscaras de tela a completos disfraces de cuerpo entero para los interesados en unirse a una de esas fiestas. La de la universidad, al parecer, será la más multitudinaria debido al gran número de estudiantes en la ciudad.

Me duelen los pies después de haber dado una vuelta por Yuthuppa, así que, después de dejar al escarabajo a buen recaudo, me acerco a la barra de la taberna y pido cervezas para todos. Estoy algo nervioso, pues Arrhya podría estar en esta misma ciudad, y no sé cómo reaccionaría si la encontrara de repente. Después de dar dos largos tragos a la jarra, me limpio los morros con el dorso de la mano y me dirijo a mis compañeros:

-Creo que deberíamos vender ese escarabajo. Llamamos mucho la atención con ese bicho tan grande. Tal vez podríamos cambiarlo por una carreta y un par de mulas o un caballo -digo mirando a Erikand-. Respecto a nuestra misión... -digo bajando la voz-, yo empezaría por darnos un paseo por la zona de los nobles. Si tienen a Arrhya aquí, será allí donde la guarden. Y también podríamos comprarnos algunos de esos disfraces

El chamán muestra con un gesto su aprobación ante la idea de deshacerse del escarabajo. Cierto alivio se refleja en su rostro, pero le dura poco, la idea de los disfraces no le agrada.

- Yo prefiero quedarme en la habitación, si puedo tener intimidad. Necesito reconciliarme con los espíritus y estaría con vosotros en mis oraciones -¿se ha equivocado en lo que ha dicho o ha dicho lo que os quería decir? ¿no se dice normalmente "os tendré presentes en mis oraciones"?-. No aguanto el ajetreo y bullicio de esta ruidosa ciudad.

Apunto hacia Erikand con un gesto indolente.

- Tenemos a un mercader aquí... le acompañaremos tanto a vender el escarabajo como a comprar el resto de cosas -una lástima, me había encariñado con el enorme insecto... que me atraigan las criaturas inusuales podría ser un problema -y sí, deberíamos ir a esa fiesta en la Universidad. No veo más que ventajas: no nos identificarán a primera vista y podremos curiosear a gusto en el entorno lógico donde podría estar la niña.

Hago una mueca de desagrado ante la oposición de Swen a acompañarnos... me siento más seguro con sus poderes respaldándonos, pero he aprendido a respetar sus rarezas. Una lástima, porque no necesitaría disfrazarse. En cambio, añado con aire pensativo:

- ¿Crees que nos dará tiempo a ver la zona noble? Si tenemos que hacer esos negocios y prepararnos para la fiesta de disfraces... No sé...

Erikand se encoge de hombros. Si, se estaba haciendo pasar por mercader, pero de aquí a que fuese un buen mercader... eso ya era pedir mucho. Seguramente podría sacar algo bueno a cambio de ese escarabajo, era un escarabajo enorme, así que era exótico, era duro gracias a su caparazón y era capaz de transportar cargas muy pesadas. Eso hacía que subiese el precio del bicho muchísimo. Se preguntaba si podría sacar más de 2 caballos por ese escarabajo.

-Mmmhhh... - piensa Erikand en voz alta.- alguna vez os habéis disfrazado vosotros?.- sopesa las opciones.- Sí tenéis razón, además, con tantas fiestas en la ciudad, la seguridad no debe ser muy recia. Podríamos intentar colarnos.

Erikand se acerca a Swen. Había estado muy raro durante tanto tiempo...

-Yorsar, amigo, descansa y mira de apaciguar a los espíritus. Supongo que estar en estas tierras deben suponer un conflicto importante. Si hay alguna cosa que podamos hacer por ti...

Erikand espera la respuesta de Swen y acto seguido empieza a caminar.

- Intentaré hacer una buena compra. Me acompañáis o nos vemos antes del anochecer en la posada?

Tras esto, busco un buen comerciante ambulante con muchas mercancías. También miro en el establo, ellos seguro que tienen los caballos que nos interesan.

Swen se da cuenta que Aldar y Erikand no parecen haberse dado cuenta de lo que pretendía decirles. No le gusta hablar de sus habilidades en público pero espera que Kenvent, siempre más familiarizado con su cultura y costumbres por mucho que le causen temores supersticiosos, si se de cuenta. Acepta el ofrecimiento de Erikand y se retira a la habitación.

- Mis oraciones me tendrán cerca vuestra.

Escucho con atención a mis compañeros y luego intervengo:

-Si vamos a tardar demasiado en vender el bicho y comprar los disfraces, será mejor que dejemos esa venta para mañana. Esta misma tarde es la ceremonia de grafulación, o como se diga, de Godrius, y tendríamos que ir para poder encontrar la forma de entrar en la universidad y poder ir a la fiesta que se celebra luego.