Partida Rol por web

- En realidad podría decirse que pura ambición de querer ganar, no hay nada más. Además no había reglas que indiquen lo contrario. - respondo a Blumer. 

Ante la explicación de lo que es la actual situación, asiento conforme y me quedo mirándolo a los ojos. Una banda acechando, espero no sean los lacayos de mi padre. Ya sé lo que sucedió con Jayden, no me extrañaría que intente ir más allá con lo que sea que tenga en su mente. 

- Está bien, termina y nos vamos. - me limito a responder. 

Dudo que me dé más información y no quiero revelar más de lo necesario. 

Por qué los muggles. Era una pregunta bastante solícita para él. 

- Supongo que ser el 99% de la población humana tendrá algo que ver...- dijo, percibiendo un atisbo de desprecio en la pregunta que quizás sólo existiese en su cabeza pero no lo creía así. Hungría estaba repleta de gente del estilo de Circe, magos anclados en lo que en el mundo muggle se conoce como Antiguo Régimen, cuando no directamente Edad Media-... y a que ellos tienen a JUDAS PRIEST y nosotros a... ¡beehh!

- El caso es que no podemos vivir totalmente ajenos a ellos. En mi país ha sido costumbre servirse de ellos para los más horrendos crímenes. Supongo que conocerá el caso de la Condesa Báthory, el más famoso pero, ni de lejos, el único. Así que la gente como yo, que se infiltra en el mundo muggle para protegerles de los abusos de otros magos, es normal. Junto a esta tarea de protección está la de aprender a pasar desapercibido en el mundo muggle, integrarse y ser discreto con la magia.

Tengo una gran curiosidad y la gran diferencia en los modos de vida de los muggles respecto a los magos me anima a conocerles mejor y disfrutar de ello. Así que éste trabajo es perfecto para mí. 

Todo ello lo contó con su habitual gesto desangelado y las palabras cargadas con vehemencia, como también era habitual en él. 

Entonces volvió de nuevo al "robo" de los boggarts. 

- Si sólo usted lo sabía, entonces es posible que se hayan metido en su cabeza, Circe... 

Puede, seguramente, que Circe fuese una experta oclumante pero ello podía no ser impedimento para que un mago poderoso pudiera aprovechar algún momento para ver y oír lo que estaba haciendo en un momento dado. Lord Voldemort podía. ¿Quién podría tener tal poder? O tal vez no fuese tan experta...

Ulfric tomó rápidamente del brazo a Agatha, y le dijo: 

-¿Ves lo que veo yo? Creo que faltan Linus y Annelie. Algo ha pasado. Vamos a ver qué nos dicen, rápido.

Al subdirector se le afiló la mirada, y se puso a correr hacia el lugar donde iban a aterrizar el resto. 

Ulfric con Hoggen comentó algo al oído de Agatha Presley, agarrándole del brazo, y luego se dirigió con premura y cara tensa al lugar donde iban a llegar los tres alumnos. Llevaba una escoba en su mano, y gritaba hacia los alumnos y los aurores: 

--¿Alguien puede decirme que ha pasado ahí dentro? Que alguien me lo diga, que faltan dos alumnos, y sea lo que sea, entraré a por ellos. -Afirmó ante los aurores, con gesto firme y autoritario, que decía que no pensaba dejar que bajo su autoridad pasase nada malo a los alumnos, y menos a aquellos dos. 

Según tocó la piedra Linus se encontró totalmente desubicado, perdido, ya no estaba con Anne ni en aquel frío lugar. En realidad, no sabía dónde se encontraba realmente. Lo que si vio fueron imágenes fugaces con un significado oculto que el joven no llegaba a comprender del todo.

Lo primero que vio era una imagen extraña que podía representar su pasado, o al menos así lo interpreto él. Aquella imagen hablaba del pasado oscuro y triste que tenía el joven, un muñeco, una figura que simplemente está allí, dejándose llevar, rodeada de oscuridad y de niebla. Claramente le evocó a su propio pasado, cuando sus padres se unieron a los mortifagos y su madre murió, él simplemente estaba allí, viendo como su vida se sumía en la oscuridad, sin poder hacer nada.

La imagen del presente fue la que más le descoloco y le alarmó. Viendo aquella rápida visión sintió un escalofrío, interpretando que las dos figuras eran Anne y él mismo, adentrándose en un lugar tremendamente peligroso sin saberlo. Peligroso u oculto… el escalofrío le indicaba que era más bien lo primero.

El futuro… No, él no creía en que alguien predijese su futuro, era él mismo quien lo crearía. Y si no le gustaba… lo cambiaría. Aquella imagen le hizo ver una escalera, “hacia delante, siempre”, llena de luz, de claridad… pero plagada de trampas que había que sortear para poder alcanzarla. Las llamas de las velas recortándose contra el cielo nocturno le relajaba enormemente.

Su historia, todo lo que aquello representaba. Linus creía que era el camino de la oscuridad a la luz, así lo interpretaba y eso quiso creer. Anne era su luz, quizás él la inclinase a ella hacia la oscuridad, pero la joven en Linus tenía el efecto contrario, por ello las visiones, cuanto más a futuro más luminosas eran. Al menos eso quiso creer.

Las imágenes llegaron y se esfumaron más rápido de lo que había imaginado ¿O quizás mucho más lento? En cualquier caso tenía que escoger. Miró la llave negra y estuvo tentado de cogerla- Sin duda Anne escogería aquel color, al mismo al que me inclino yo- Pero algo en sus visiones le hizo dudar y su mano se dirigió a la llave de color amarillo. Su luz.

Asentí a las palabras susurradas por el subdirector, antes de seguirlo en la dirección en que se encontraban los tres alumnos que habían logrado salir del laberinto. Anne no estaba entre ellos, y eso me llenó de terror.

¿Dónde estaban los otros dos Slytherins? No pude evitar que mi mente volviera al día que habíamos llevado a los chicos a la feria muggle, varios meses atrás. Por Merlín, ¿qué estaba ocurriendo?

La conexión que tenías con la mitológica piedra perfectamente podía ser llamado déjà vu o un error en la matriz -en lo referente a los tiempos y, quizás, más concretamente al futuro-, pues dirigir los actos o el simple hecho de poder actuar sobre ellos, es algo sumamente extraordinario.

Daba la opción de adentrarte en más ámbitos, pero -por suerte o desgracia- tu misión era la de elegir una llave y salir de allí.

Así que, como tal, eso fue lo que hiciste. En tu mente decidiste un color: lo que interpretaste, una tonalidad posiblemente muy alejada de ti, el amarillo.

Tras hacerlo las ensoñaciones se desvanecieron como si fueran humo o simplemente cristales rotos, y sólo quedaste tú en mitad de la nada. Podías notar el eco de respirar, toda la oscuridad que casi te abrazaba, el frío de no saber dónde estabas -a excepción de que se encontraba tu propio reflejo en un suelo prácticamente inundado por agua-. Todo negro.

Justo en ese momento tu cuerpo –ajeno en aquellos momentos a ti- insertó la llave en la roca. Como en una interconexión.

Aunque en esta ocasión un fuerte dolor de cabeza te obligó a salir de allí. Parecía echarte. Sentiste ligeros acercamientos de imagen, estilo a un zoom. Que te enganchaban y desenganchaban.

De manera que rápidamente la proyección del Linus que se encontraba actuando por su mente, volvió a recobrar la noción del cuerpo. Tomando otra vez su acceso y manejo.

Eso sí, miraste tus manos: y no te llevaste nada contigo. Comprendiste que habías errado en la elección de tu llave. Por lo que sólo conseguiste regresar con un gran malestar en las sienes.

Demostró con su gesto que apreció la sinceridad que mostraste al decir la verdad sobre el ataque.

Aunque, para él, la conversación sobre aquello finalizó -al menos por el momento- con esa última frase que dijo Anne. Ya que no sería él sólo quien decidiese lo justo, de lo injusto en lo referente al torneo -por muy jefe que fuese-. Keith acataba órdenes de incluso gente que se hallaba por encima de esa cadena. Pues a fin de cuentas era un auror que no tenía nada que ver con las reglas del juego. Su misión sólo era la de capturar a magos peligrosos, investigar cualquier acto sospechoso, proteger del mal, del uso indebido de la magia, instaurar la tranquilidad/bienestar, ayudar a la ciudadanía...y, esos alumnos, estaban demostrando solamente el querer darle un pequeño extra de trabajo, sin intenciones más allá.

De manera que se lo tomó como efectos secundarios de la incauta juventud. Un pensamiento claramente afectado por el hecho de tener a unas hijas adolescentes también -está bien, señorita Grindelwald- concluyó.

Linus, en aquella especie de "petrificación" alzó su mano y cogió una de las llaves que estaban volando. 

Esta se puso sutilmente sobre la palma de su mano y, como si lo hiciese mecanicamente, la insertó en su espacio propio. Pese a que sus ojos ni se movían ni aparentaban ver nada en aquella (vuestra) realidad.

Su elección estaba tomada. Sólo faltaba ver cómo regresaba.

Te observó, te analizó y no le gustó demasiado el modo con el que te expresaste.

Básicamente le pareció muy infantil el ver, o al menos sentir, cómo la encuadraste indirectamente en algo que ella ni siquiera había expresado, si no, preguntado.

Pero como era habitual, le dio igual. Tenía sus conclusiones sobre ti. No ibas a entrar en su mente, ni ibas a conseguir acceder a su saber o mínimamente a sus creencias con aquella –tu- tan característica forma de ser.

-Nunca sabemos a lo que atenernos Sándor- concluyó siguiéndole el hilo sólo a la última frase que le dijiste mientras formaba en sus labios una elegante sonrisa cortés.

Lo supes el instante antes de escoger. Supo que llave era la que correspondía, pero el saberlo no hizo que cambiase su decisión, escoger la llave “correcta” después de haber pensado todo aquello habría sido como rendirse, ceder ante alguien o doblegarse… y eso no lo haría jamás. Por ello escogió, sabiendo que no era aquella, pero queriendo que si lo fuese, quería que aquel color fuese su futuro, intentaba que su voluntad fuese más fuerte que la piedra.

No fue así.                                                                        

Se encontró perdido de nuevo, similar a la sensación al tocar la piedra, pero más nítida. Era él y a la vez no, su cuerpo se movió y vio como introdujo la llave en la piedra, pero él no lo movía a voluntad. Sintió un fuerte mareo y dolor en la sien, haciendo que después de retomar el control sobre su cuerpo, apoyase la mano en la piedra por miedo a desfallecer. Esbozó una sonrisa cargada de ironía.

Así que pese a mi fuerza de voluntad no he conseguido nada…- Se apartó de la piedra y miró a Anne aun manteniendo aquella sonrisa. Había sido una derrota, pero no demasiado amarga, esta vez su cabezonería se había interpuesto y… a eso estaba acostumbrado.

-He fallado, quería doblegar a la piedra en vez de que ella me doblegase a mí… quería reinterpretar lo que la piedra me mostró- moldear mi futuro como desease.

Entonces volvió a mirar a donde estaban los aurores que descendían y cogiendo con fuerza la varita se plantó entre ellos y Anne, por si acaso. Ella había superado la prueba, si alguien debía continuar, era ella.

Howarts se levantaba imponente sobre el cerro por donde subían los dos magos, al parecer cada vez más incómodos con la compañía del otro aunque Sándor no lo mostrase. 

- Hablo en serio, Circe, aunque a veces no lo parezca, pero cada vez veo más posible que te hayan espiado, y más desde el descubrimiento de esto...- dijo, tomando mano del broche - de hecho es posible que nos estén viendo o escuchando ahora - planteó, sintiéndose ya un poco paranoico.

Comenzó a pensar en cuando la señora McGonagall le llamó para que vigilase a los alumnos, asegurarse de que no tenían tratos con la gente equivocada ni se metiera en asuntos turbios y recordó también en el rubio de Slytherin, Linus, desenvolverse en la clase de Estudios Muggles, y resolvió si no habría descuidado demasiado aquella parte de su trabajo. No podía abarcarlo todo.

-Linus le lanzó un hechizo a Cliodna para que quedara incapacitada y fuera del torneo -explicó Randall a Ulfric, poniéndole al tanto de lo sucedido-. Altair y yo no nos quedamos quietos, pero ya sabe... -sonrió con picardía- Linus es un excelente duelista, así que consiguió derrotarme. Cogió a Annelie, que estaba petrificada, y huyó con ella para que uno de los dos ganase la prueba.

Al joven Slytherin no le pasó desapercibido por las miradas de preocupación de los adultos que algo debía haber sucedido. No sabía qué, pero desde luego el torneo no parecía haber salido como querían.

Me limito.a guardar silencio y a asentir a lo dicho por Randall, pues no me encontraba dispuesto a dar más detalles sobre el asunto, ya esperaría que apareciera Linus y diera su versión de los hechos.

Así que observe a los presentes e hice una pregunta que podía parecer muy fuera de lugar, pero es que en verdad deseaba ir a descansar, no todos los días pasas por una situación similar a la de hoy.

Es tal como dice Randall profesor Ulric, ahora, si no le disgusta, me encuentro un tanto cansado y creo que todos los presentes necesitamos una buena noche de sueño, así que, ¿Le importaría si nos retiramos a nuestras habitaciones? - pregunto de manera despreocupada.

La respuesta del auror alivia en parte mi inquietud, no tenía en mente enfrentar al mago con tal de quedarme allí esperando por mi novio así que los buenos términos y la honestidad siempre funciona. Al menos en aquellas personas que tienen un poco de sentido común en sí mismos. Por esa razón mientras estoy pendiente del regreso por parte de Linus, al ver que ya está en este plano, no puedo evitar alzar una ceja ante su comentario. 

- No puedes atentar con lo que se muestra en realidad, sería una ofensa al derecho de que puedas verlo. - respondo al rubio y niego con la cabeza. - Nos vamos, solo estábamos esperándote y dadas las circunstancias el juego a terminado Linus, toca regresar. 

Tras decir aquello, se aparta de la supuesta protección de su novio y avanza. 

- Las cosas están muy mal en el laberinto, quedarse por pura ambición quizás nos lleve a la muerte. Confío en el juicio de aquí el auror presente y nos toca abandonar esto. - confieso decidida. 

Dispuesta a salir de allí, claramente. 

Poco a poco Linus vuelve a ser consciente de lo que le rodea, dándose cuenta de que el auror y Anne habían hablado. Para él fue un instante en la piedra y cuando salió simplemente pensó que las cosas seguían como habían estado antes de tocarla. Claramente no era así y por las palabras de su novia interpretó parte de lo que había ocurrido.

Miró a la chica sorprendido. No estaba de acuerdo con aquellas palabras y la notaba más fría- ¿Le ha mostrado algo la piedra sobre nuestro destino?- negó con la cabeza- Seré yo quien labre mi destino, no una piedra...- pero no dijo nada. No era el momento. Bajó la varita al ver ya claramente al auror, el cual hasta ese momento solo había sido una mancha difusa debido al mareo.

-¿Por qué se cancela la prueba?- preguntó tanto a Anne como al auror- ¿A qué peligro nos enfrentamos? 

Preguntaba por curiosidad, aunque si estaba de acuerdo en abandonar la prueba si lo creía necesario.

Ulfric entendió perfectamente la pulla que le lanzaba Randall con el comentario sobre Linus como duelista. Sin embargo no hizo ningún gesto sobre lo que comentaba, aunque puso cara de preocupación por la realidad que le trasladaban los tres alumnos, y miró a la profesora Presley con preocupación. 

-¿Esta seguro, señor Lestrange, de lo que dice? Es sumamente grave, y el señor Avery ha tenido que tener alguna motivación mayor para hacerlo. En cualquier caso, señor Black, pregunten al jefe de los aurores para saber si les requiren aquí, o pueden retirarse.. ¿Qué dicen señores? -​​​​​​-Dijo mirando hacia los aurores. -¿Les parece que vayamos a investigar? - Dijo el profesor von Hoggen a continuación

-Claro. Totalmente seguro -le indicó a Ulfric, encogiéndose de hombros. "Tan seguro como que Cliodna casi resulta asfixiada por el hechizo de Linus" pensó para sus adentros, aunque prefería no entrar en detalles sobre lo ocurrido-. Linus quería que un Slytherin fuera el que ganara el trofeo, es así de simple. Atacó a Cliodna y todo se puso un poco intenso.

Ante lo dicho por el director, me giro hacia los aurores y pongo cara de circunstancia. - Señores, me puedo retirar, estoy cansado y alguien mando un minotauro a despedazarme, así que no estoy de humor nada más que para dormir.

Era evidente que no tenía ningún interés en permanecer en las inmediaciones del laberinto, pero obedecería la orden que me dieran de todas maneras.