Partida Rol por web

La preciosa joya se le había quedado grabada en la mente a Aeldar mientras atravesaban de nuevo los pasillos de vuelta a sus habitaciones.

Para sorpresa del elfo, cuando Oliver y él se despedían para irse a dormir, las sirvientas que los acompañaban les invitaron a unirse a una pequeña fiesta. Tras mirar sorprendido al paladín y comprobar que éste prefería irse a dormir, el elfo asintió con una sonrisa. Ya veo que me dejas sólo ante el peligro... que descanses pues. Dijo Aeldar despidiéndose de su compañero para luego dirigirse a las sirvientas. Si no os importa os acompañaré un rato.

Oh no! He debido ser imprudente y Thorin se ha dado cuenta de mi desasosiego...-pensó la elfa cuando vio que su compañero se acercaba ella.

-Buenas noches Thorin-le contestó lo más calmadamente posible-¿se te ofrece algo?-le preguntó al enano mientras observaba como su mirada estaba perdida, si había notado algo ahora mismo estaba tan nervioso como Nae ante aquella situación.

-Si...-dijo el enano mirandola por fin a los ojos. Suspiró de nuevo y habló directamente.

-He notado que mientras mirabamos la pepita de élemir... has reaccionado de una forma un tanto...extraña...¿que escondeis noble amiga?-Dijo con una mirada triste y sincera.Queria saber que pensaba Nae, sabia que ella escondia algo, pero queria saber por que.

- Será un placer -respondió la sirvienta con una reverencia -síguenos.

Las dos muchachas echaron a correr por los pasillos esperando al elfo que las seguía con elegancia en cada esquina del pasillo indicando su camino con frases nerviosas como "Vamos, por aquí" o "Apresúrate y síguenos".

Las mujeres llevaron a Aeldar a través de innumerables pasillos y escaleras hacia una zona aparentemente indicada para el servicio y según se iban acercando a su destino, una animada música llegó hasta los oídos del elfo.

Finalmente alcanzaron el lugar de la fiesta, donde numerosos sirvientes descansaban entre bailes y cervezas. La alegría del lugar contagió al elfo al instante que asombrado distinguió a Picco entre los presentes.

- ¡Aeldar! -exclamó el mediano al reconocerlo -¡Qué alegría verte por aquí! Esta es una fiesta increíble.

El elfo identificó un ligero efecto del alcohol en su compañero que no tardó en ponerle una jarra de cerveza en la mano y de sumergirlo en la fiesta animándole a bailar con cuanta dama encontraba por el camino. Enseguida Aeldar se convirtió en el centro de atención, por la indudable atracción que provocaba en las mujeres y por la curiosidad de los hombres al ser el único elfo del lugar y en muchos casos el único que habían visto en su vida.

- A decir verdad, me vendría bien relajarme un poquito -respondió la muchacha de forma sugerente agitando sus hombros con elegancia.

Se adentró en la habitación sonriendo al hombre y se sentó sobre la cama inclinándose hacia atrás con un gesto travieso en la mirada jugueteando con las sábanas utilizando sus delicados pies.

Áran siguió a la mujer a la habitación y cerró la puerta tras de sí y colocoando contra ella una silla para evitar visitas inoportunas. Luego se acercó hacia la cama dando un rodeo para subir por el lado que no estaba la chica, haciéndola girar sobre sí misma extrañada, y cuando parecía que por fín iba a sentarse saltó con un agil movimiento hasta tras su acompañante (y de paso agarrarla por la espalda).

-Parece que te ha mejorado bastante el humor, y yo aún ni he empezado -Susurró el pícaro al oído de la muchacha.

Nae no pudo evitar ponerse colorada cuando Thorin le preguntó por su reacción al ver la pepita de élemir. Por un segundo se le pasó por su mente no decir la verdad a su compañero pero...Yo no soy así y Thorin siempre me demostró que se puede confiar en él...-pensó para si misma.

-Bueno amigo...-le dijo mirando alrededor-para hablar de esto será mejor ir a un lugar más tranquilo que un pasillo. Acompáñame.

La puertas de su cuarto no se encontraba muy lejos asi que le guió hasta allí y una vez dentro la elfa comprobó que todo estaba cerrado y que no había nadie para escucharles. En ese momento se dio cuenta de que la cara del enano cada vez reflejaba más su asombro ante su extraño comportamiento.

-Yo...bueno es que...me puse así al ver el élemir porque no sabía lo que era y ahora comprendo lo que poseo.-esperó la reacción de Thorin ante su revelación pero antes de que este hablaró decidió dar una explicación-Antes de partir en nuestra misión, una vieja me dio unos polvos y me dijo que sabría cuando utilizarlos. Yo no sabía qué era aquello pero los guardé de todas formas y hoy, en aquella sala, me di cuenta de que era élemir...con todo lo que esto significa.

En ese momento se limitó a esperar observando al enano.

Sigmund y Agath descansaban desnudos entre las sábanas conscientes de que ambos se encontraban despiertos pero sin mediar palabra. De pronto, la joven rompió el silencio hablando en susurros como si temiese que el ambiente se rompiera si hablaba demasiado alto.

- Sigmund, cuéntame qué se os ha perdido en Willem -le comentó juguetona -Sé que no acudís a meditar ni a ningún tipo de viaje espiritual. Buscáis algo o a alguien allí. Confía en mi. Cuéntamelo. Tal vez podría ayudarte...

La mujer jugueteaba con su dedo índice contra el pecho del guerrero mientras hablaba.

Thorin se quedó anonadado durante unos instantes, asimilando tal información. El enano comprendió entonces el comortamiento de su compañera.

-Poseeis Élemir...Vaya...Puedo..¿Puedo verlo?-Preguntó enrojecido el enano. Su intención era comprender aquella situacion lo mejor posible, y deseaba ver aquel polvo.Aquel material era tan precioso que era imposible no preguntarlo.

Nae vió como el enano se sonrojó al preguntar si podía verlo y una risilla se le escapó al ver tal reacción.

-Por supuesto lo dijo.-haciendo un movimiento extraño su compañero comprueba que la elfa saca una bolsita de debajo de su camisa, de la zona de la barriga.-Bueno...es un lugar seguro para llevarla...ahí nadie toca ni mira.-añade como justificación.

Abre el saquito lentamente y lo extiende en su mano. Los dos miraron la tela y como sobre ella había unos polvos.

-Creo que esto nos podría ayudar a ganar la batalla final...¿no crees?-preguntó levantando la ista hacia los ojos de Thorin.

Pícaro y sirvienta se recostaron hacia atrás en la cama y comenzaron a amarse mientras la cámara se giraba y enfocaba por la ventana al maravilloso paisaje nocturno de que se podía vislumbrar desde la habitación. Mientras las pieles rozaban y la cama crujía, las luciérnagas bailaban al son de los cánticos de amor en una danza frenética y desenfadada hasta lelgar al clímax, cuando súbitamente se dispersaron por unos gritos procedentes de la habitación.

Thorin contempló el polvo como lo que era.El metal mas precioso del mundo.Un cúmulo de sensaciones llenó al enano que, sudando como estaba, comenzó a sonreir.

-Jajá, Nae, ya lo creo que esto nos ayudará. Podré forjar una espada magnífica con esto!.-El enano comenzó a frotarse las manos, hacia años que no forjaba, pero era algo que no se olvidaba jamas.

Nae se echó a reir al ver la reacción de Thorin pero cuando dijo lo de forjar su rostro volvió a reflejar seriedad.

-Bueno Thorin antes de forjar tendremos que hablarlo con los demás ¿no crees? Pero...no sé por qué no me siento muy seguro diciéndoselo aqui. Quizás sea mejor esperar a irnos y dentro de un fuego amigo comentárselo.-dijo con cierto tono de preocupación.

Aeldar es conducido por la sirvientas a través de los pasillos del palacio hasta una estancia donde parecía haber una gran fiesta montada. Según entró en ésta se sorprendió al comprobar que el mediano, Picco, se encontraba también allí.

¡Picco, no esperaba verte aquí! Sonrió el elfo al ver el estado de embriaguez de su compañero.

Sin tiempo para más, Aeldar fue empujado por éste a bailar, y conforme pasaba el tiempo y la bebida iba haciendo efecto, el elfo se encontraba cada vez más a gusto y feliz, algo por lo que hacía mucho que no pasaba.

Las horas pasaban, y a pesar de que Aeldar no esperaba ni mucho menos quedarse tanto, las cosas habían cambiado drásticamente, incluso se atrevió a tocar él mismo alguna canción de su pueblo, aunque sin el éxito deseado.

Cuando ya apenas podía beber más, y viendo lo tarde que era, el elfo decidió que iba siendo hora de irse a descansar y tras salir un momento al pasillo volvió a entrar al darse cuenta de que no se acordaba del camino hasta su habitación.

Pperdona, ¿podrías indicarme cómo volver a mi habitación? Preguntó Aeldar con una sonrisa a una de las sirvientas que le habían traído hasta allí, a lo que ésta le devolvió la sonrisa divertida.

Así pues, el elfo acompañado por la sirvienta fue conducido hasta su habitación con alguna parada que otra por el camino debido a que la cabeza aún le daba vueltas, y en una actitud bastante cariñosa con su acompañante.

Una vez hubieron llegado a la habitación del elfo, éste invitó a entrar a la joven con pequeñas muestras de timidez en su rostro, a lo que ésta asintió sonriendo y cogiendo del brazo a Aeldar para entrar juntos en su habitación.

Oliver fue el primero en levantarse y tras asearse y desperezarse fue conducido a un lujoso salón donde le fue servido un abundante desayuno. Poco a poco, sus compañeros fueron haciendo acto de presencia con mejor o peor cara. Tras el desayuno, Agath dispuso uno de los salones cerrados para que celebraran una reunión privada en la que debatir acerca de los detalles del viaje. En ella resolvieron partir tras la comida de aquel mismo día, y plantearon la ruta que les llevaría a Willem en un plazo de cuatro días.

- Compañeros, Agath ha tenido la amabilidad de obsequiarnos con tres espléndidos coreceles -indicó Lihem en un momento de silencio -El primero es uno de los veloces caballos kársticos, famosos por su velocidad y resistencia en viajes largos, y me ha pedido que sea yo el que lo monte debido a la confianza y amistad que nos une. Es de lo mejor que se puede conseguir en Embelyon. Y en vista de que tanto Picco como Thorin están montando caballos impropios para su estatura, nos ha cedido dos ponys que poco tienen que envidiar a los más portentosos caballos. Nos serán entregados al partir tras la comida.

Lihem se mostraba orgulloso de la amabilidad de su amiga e ilusionado ante la perspectiva de cabalgar sobre su nueva montura.

La comida transcuyó sin más novedad que los lujos que en ella se dispusieron, haciéndola comparable a la de los grandes reyes. Tras la misma, Agath despidió a cada uno de sus anfitriones con un beso en la mejilla y un abrazo, especialmente efusivo cuando se lo dio a Lihem y con cierta complicidad en el caso de Sigmund.

La partida fue un momento de sentimientos encontrados. Por un lado, deseaban permanecer allí más tiempo debido a lo reconfortante de la estancia y por otro afrontaban los días venideros de viaje con nuevas energías, dispuestos a alcanzar Willem en el plazo de cuatro días que tenían previsto.

Aquella misma noche acamparon a una distancia considerable de Neum-Teil, en el linde de un bosque, protegidos por una majestuosa montaña de roca que se elevaba abruptamente junto a ellos.

Sigmund escuchó a la mujer en silencio y cuando Agath hubo acabado, sabía que no debía decirle nada - Lo siento Agath - le dijo con voz dulce - Pero como te dije antes, no puedo decírtelo, seguramente te pondría en peligro a ti y a tus gentes. Finalmente, el guerrero abrazo a la muchacha esperando que no dijera nada más sobre el tema.

"No puedo decirle nada, ya hay demasiada gente que conoce nuestro destino".

Alguien llamo a la puerta de la habitacion de Oliver y le indico que era hora de levantarse. El paladin resoplo y miro hacia el techo... ¡¡¡ Un poco mas porfavor !!!... penso sumido en la comodidad de aquella cama. Al final no tuvo mas remedio que levantarse. Entre bostezo y bostezo, se aseo y se bistio para bajar al comedor, donde le servirian el desayuno.

Fue el primero en llegar y el hambre crecia a medida que iban sirviendo el desayuno en la mesa. Ya estaba todo servido, pero antes de empezar a desayunar, opto por esperar a que todos sus compañeros estubieran en la mesa. Conforme iban llegando, les iba recibiendo con una sonrisa en la boca mientras les deseaba los buenos dias. Una vez todos en la mesa, Oliver inclino la cabeza, cruzo sus manos y murmuro una pequeña oracion. Acto seguido, se dispuso a dar buena cuenta del suculento desayuno que les habian ofrecido.

Despues del desayuno, fueron conducidos a una sala donde debatirian sobre el momento de su partida hacia Willem y donde Lihem informo al grupo de la generosidad de Agath, haciendo entrega al grupo de tres monturas, una expresa para el propio Lihem y otras dos para Thorin y Picco, estas mas adecuadas a su estatura.

Despues de comer, cuando Agath se despidio de todos, Oliver le agradecio su hospitalidad y atencion que habian tenido con ellos... Gracias mi señora, hemos gozado de una estupenda estancia y generosidad por vuestra parte. Os estare eternamente agradecido... con una reverencia se despidio de la dama.

Cuando partieron hacia Willem, el paladin echo la vista atras, recordando la comodidad del lugar que dejaban atras, pensando cuando volveria a disfrutar de algo similar. Dando por sentado que los proximos dias de viaje, volveria a dormir a la intenperie.

Cuando los rayos del sol se colaron por la ventana y rozaron la piel de la elfa, esta no podía dar crédito a lo rápido que se le había pasado la noche descansando en una cama tan cómoda y no pudo evitar desear que la noche volviera a cubrir el cielo y seguir durmiendo. Pero la pereza no era una característica propia de ella asi que se levantó y en cuanto se arregló bajó hacia el comedor donde le esperaba un gran desayuno. En la sala sólo se encontraba Oliver y le hizo un saludo cuando sus ojos se encontraron. Poco a poco el resto de compañeros fueron llegando y después de una breve reunión decidieron que esa misma tarde se marcharían de allí.

Bien-pensó la joven-asi esta noche Thorin y yo podremos hablar con ellos tranquilamente.

La despedida se hizo dura y Nae pudo ver reflejada en la cara de sus compañeros la desilusión por tenerse que ir tan pronto. Se acercó hasta situarse frente a Agath e hizo una pequeña reverencia. Gracias por habernos acogido tan amablemente, ha sido un placer estar aqui estos días y creo que todos nosotros esperamos volver a visitarla lo antes posible.-añadió con una sonrisa deslumbrante.

El viaje comenzó y continuó en silencio hasta que oscureció y deberion parar para descansar. Al desmontar de su caballo Naedunëa le pidió a Liozard que hiciera un fuego amigo y una vez estuvieron protegidos se decidió a hablar con sus compañeros.

-Compañeros, antes de cenar...bueno...-prosiguó medio reticente-me gustaría contaros algo que Thorin ya sabe y que creo debemos conocer todos y tomar una decisión sobre qué hacer. Puede que sea algo largo asi que intentaré resumirlo lo mejor posible.

Cuando vio que todos le prestaban atención comenzó a contar su historia.

Mientras estábamos en Fianosther y antes de partir, decidí ir a pasear por la ciudad para despejar mis pensamientos. En uno de mis paseos, una anciana me sorprendió y me dio este saquito-contó mientras sacaba un saco de tela de debajo de sus ropas-y me explicó que me sería útil en la difícil empresa que iba a llevar a cabo y que sabría cuándo y cómo utilizarla correctamente. Nunca antes la había visto, nadie sabía de nuestra misión y aun así la anciana acertó plenamente dándome esto.

En ese momento comenzó a desplegar el saco en la palma de su mano al igual que había hecho la noche anterior con el enano. Cuando este estuvo completamente abierto todos pudieron comprobar que había un polvos y que estos eran élemir. Nae comprobó las caras de sorpresa de sus amigos y se dispuso a guardar de nuevo su preciado tesoro.

-No supe lo que tenía conmigo hasta que ayer, Agath nos enseñó su valorada joya. Como comprendereis y gracias a sus peculiaridades, no podía comentar nada de esto delante de nadie que no fuerais vosotros. Thorin se dio cuenta de mi desconcierto al ver el élemir y decidimos que debiais saber todos lo que poseemos, para tomar una decisión sobre su uso.

Sólo entonces decidió dejar de hablar y esperar las reacciones de los demás. Estos polvos podrían ayudarles en la batalla si con ellos se forjaban nuevas armas pero...¿Thorin sabrá darles un buen uso? ¿será seguro para nuestra misión detenerse a forjar nuevas armas?...-muchas dudas se acumulaban en su mente desde el día anterior.