Partida Rol por web

El bárbaro hizo una indicación. No hacía falta que me lo dijera dos veces, si su cabello cambiaba pero nadie lo veía, no sería tanto problema. Asintió y se dispuso a moverse, hasta que oyó lo del carruaje. Con que control mental, ¿eh? Tendría que preparar una poción por si acaso, si sabía justo cuando intentaban hechizarla, podía darles una sorpresa. Pero no era una gran actora, si se daban cuenta de que lo sabía todo se iría al traste.

Empezó a tirar hacia la taberna, sólo para ver como el bárbaro la alcanzaba pronto - Mejor será, no sea que tenga un encantamiento y nos pille de sopetón al leerla.

Ambos aspirantes observaron la gran sorpresa que inundó el rostro de aquel niño. La incredulidad pronto desapareció, siendo sustituida por la alegría y picardía típica del niños. Antes de marcharse y perderse por las calles de Norul, Robb les guiñó un ojo.

Con el corazón acelerado por la incógnita que suponía aquella carta y el posible vencimiento del disfraz arcano en mitad de la calle, Agatosh y Aerin, caminaron con rapidez hasta llegar a la “Espita dorada”.

Justo en el preciso instante que cruzaban la puerta de su dormitorio, el disfraz se vino abajo, revelando el color del trigo maduro en el cabello de la joven alquimista. Sin esperar un solo momento, mientras Aerin cerraba la puerta tras de sí, Agatosh sacó la carta y leyó.

Estimada Rosaline.

Sus palabras conmueven mi corazón. Ahora comprendo en profundidad y veo con claridad los sentimientos que procesa hacia mi persona. He de decir que yo también los siento por vos.

La primera vez que la vi en la iglesia de Iomedae, durante la lectura de las palabras y hazañas de nuestra deidad, mi corazón dejó de latir unos instantes. Cuando su mirada se cruzó con la mía y sus labios se curvaron formando una perfecta sonrisa, algo volvió a surgir en mi pecho.

Desde aquel fatídico día la soledad ha gobernado con tiranía mis días y mis noches, pero gracias a vos todo ha cambiado. Le ruego que acuda esta noche al lugar donde nuestras miradas se encontraron, para poder expresar nuestro amor más allá de lo escrito.

Ardo en deseos de poder sentir su aliento en mis labios...

Ildyra miró a su alrededor y viendo la tensión en el ambiente intentó relajar las cosas con una broma.

Je, ¿a quien has sobornado para montarte este harén Vicnan? Rió ante su propia broma, mirando como reaccionaban las dos mujeres recién llegadas y el propio Vicnan.

Si está a un día esa montaña tendremos, pasar por la posada, a por comida y el resto de equipo de acampada. Si tenemos que "caminar de lado" tendremos que estar descansados supongo. Todavía no acababa de entender eso de caminar de lado, pero parecía que otros le encontraban sentido por lo que no dijo nada más sobre el tema.

Oh, vaya. Una carta de amor, y eso era preocupante. Podía dar al traste con todo el plan.

—A lo mejor tenemos un problema —dijo mirando a Aerin, que seguramente se habría dado cuenta también—. Si el secuestrador no utiliza magia, sino que se limita a tontear con las víctimas y hacer que vayan por su propio pie... —Cerró el puño—. Maldita sea, de ser así, no va a funcionar que estés allí esperando sin mas, no te reconocerán y pasarán de largo. De hecho, incluso si te recogen, sabrán que algo ocurre. Es muy arriesgado —acabó, aunque sus palabras no estaban completas, y ambos lo sabían; lo es, pero también la única pista.

Con un suspiro se sentó al borde de la cama y dejó la nota a un lado, pensativo. ¿Seguirían adelante? Su compañera no era de las que se echaban atrás, aunque las cosas se complicaran cada vez más con cada nueva pieza que descubrían. Era peor, incluso, porque tenían retazos de información pero seguían sin tener claro a que se enfrentaban, por lo que se metían en la boca del lobo a ciegas, y puede que poniendo sobre aviso a los captores. Esperaba que antes de que llegara la noche sacaron al más.

—Bueno, yo esta tarde he quedado. Ahora que se esto, tal vez las otras chicas recibieron propuestas similares, me enteraré. Y puede que Abelgos y Caidus también saquen algo y arrojen mas luz a este asunto. —Miró a la mujer—. ¿Qué piensas?

La broma de Ildyra hizo reaccionar a Alya, volviendo su atención a la paladina, apoyando una de sus manos en la cintura y ladeando la cabeza levemente. - Me temo que confundes la situación. Cylina es una incorporación inesperada y mi función era la de ser vuestra supervisora hasta que esta emergencia me forzó a intervenir. - dijo en un tono de voz que parecía totalmente serio, sin haber captado la broma. - Además, ningún soborno ha pasado por mí, así que Vicnan debe ser inocente de esa acusación...

- Por tanto, no debes temer una reducción de tus turnos con él, Ildyra. - terminó con una delicada sonrisa en sus finas facciones y un guiño, aunque su voz seguía átona en su intento de regresar la broma sobre su cabeza.

Frustración, miedo. Nada era tan fácil como parecía, nunca lo había sido. El cazador no podía perder la atención o la presa escaparía de sus garras y se esfumaría en la ciénaga.

Se sentó a su lado.

- Es un juego que vale la pena intentar. Fíjate como el niño dijo que esa mujer no era una fulana, no es un comportamiento fácil. Sino, tarde o temprano se identificaría una coincidencia, da demasiadas pistas y haz una relación demasiado evidente e irán a por ti. Puedes enterarte si las víctimas comparten un patrón. Y en cuanto al riesgo, es algo que he elegido. Tengo mis trucos, me se defender y versatilidad no me falta. Siempre podemos interrogar a los hechizados, hay varios frentes abiertos.

Se levantó y comenzó a preparar el mejunje, un sonoro silencio recorría la sala mientras los olores alquímicos impregnaban el ambiente y el choque del mortero contra la piedra era lo único que rellenaba el vacío de sonido. Poco a poco, la mezcla empezó a tornarse del color que deseaba. Paciencia, eso es lo que llevaba el producto, paciencia. Una paciencia que se vio recompensada con un tinte que empezó a aplicarse en el pelo. Contempló con gusto como finalmente conseguía imitar el tono que deseaba, ya no tendría que ir apurada más. 

- ¿Qué tal me queda? ¿Doy el pego?

Aprovechó alguno de los últimos productos para un poco de maquillaje que quitase las imperfecciones del rostro. Igual que poco a poco se sumergía en el personaje que había creado, poco a poco progresaban. La esperanza no se pierde fácilmente.

 Aunque no consideré graciosas las bromas sobre mí, correspondí con una media sonrisa, una que evidenció lo poco que acostumbraba sonreír. Debo aprender a llevarme mejor con ellas..

 -No me agrada la idea de confiar en una entidad como Farasma para cumplir nuestra misión. Jamás había sido un hombre conversador y mis intercambios verbales consistían principalmente en frases cortas, pero escuchar hablar de deidades paganas removía fibras muy personales en mí. -Partamos de una vez. 

 Ya habíamos perdido un tiempo valioso sin obtener resultados y temía que esa noche más sepulcros fuesen profanados. La luz de Sarenrae pronto llegará a ese oscuro lugar..

Cuando porfín les dejan ir se siente horriblemente mal consigo mismo, mira como han dejado a Caidus y la culpa le atenaza mucho mas que ese sesión intensiva de tortura. 

-Lo lamento. -Dice de camino a la espita dorada y no dice nada más por el camino.

El rostro le arde y solo el suave tacto del viento ya le hace daño, le da miedo de tocarse o saber que aspecto tendrá ahora, mejor dejarlo estar hasta que puedan lamerse las heridas. Solo encuentra consuelo en que no revelaron su identidad, lo tomaba como una prueba que superaron, un paso mas cerca de ser dignos de entrar en el hermandad.

Una vez dentro del local buscó asearse lo que pudo, aunque fuese solo quitarse la sangre seca del rostro y ser menos llamativo de lo que ya era por costumbre. Hecho eso llamó a la puerta de la estancia del mago y entró cerrando tras de si.

No dijo nada, solo se quedó ahi expectante a que el mago contase lo que tuviera que contar.

A medida que la mujer hablaba, él asentía, conforme. Era fuerte, valiente, decidida, cosas que le gustaban. Y si ella estaba dispuesta a arriesgar, él estaría allí también, listo para entrar en acción cuando fuera necesario.

—Tienes razón. Varios frentes, y hoy daremos un buen golpe como mínimo a uno de ellos. —Sonrió—. A ver que cae cuando zarandeemos ese árbol.

Espero que no se nos vuelva en contra. Miró de reojo a Aerin y, de nuevo, afirmó con un cabeceo. La curvatura de sus labios se acentuó también, hacia un lado.

—Diría que te prefiero al natural, pero no voy a mentir, tengo debilidad por las pelirrojas. Te queda bien, vas a romperles el corazón —dijo con sorna.

«Genial, la chistosa, el soso y la mojigata» pensó Cylina. Prefirió no ser ella misma y guardarse el sarcasmo hasta que hubiera algo más de confianza, así que de momento se centraría en la misión. Parecía que habían averiguado algo y pretendían partir, por suerte llevaba consigo lo necesario para partir de inmediato.

Miro a la muchacha que parecía mas joven y respondiendo a su extraña pregunta dijo. —Pues depende a lo que te refieras por caminar de lado, se me ocurre más de un significado para esa frase. Por cierto, no espero un informe ni nada de eso, pero estaría bin saber hacia dónde vamos a parir y porqué.

Tras una ducha y mejorar su aspecto como pudo, ayudándose de su siempre manida prestidigitación, Caidus se mantuvo sentado y pensativo hasta que escuchó la puerta.

—Adelante.

Su estado, pese a la ropa arreglada, el perfume y la pose cuidada, era bastante malo. Sin moverse de su silla, invitó a Abelgos a que pasara y tomase asiento.

—El guardia es un ghoul. Eso indica una cosa: detrás de él hay un vampiro que lo controla. Una criatura peligrosa y de gran poder. Debemos avisar al resto de la Hermandad, pues esto puede cambiar el modo de actuar. También es interesante comentarlo a Nalen´Dag en la torre arcana.—tras hacer un movimiento, se dolió, sin poder disimular el gesto.—Y necesito un curandero. Me siento apaleado cual mal perro de cazador.

-Un vámpiro... -nunca habia visto uno, mucho menos enfrentado a uno. Sintió alivio por la recompensa de la información y alegría de saber que estaban un paso mas cerca.

Es que nos has han apaleado, durante horas. -Quiso sonreir con cierta satisfacción pero hacer eso le provocaba dolor. -Pero gracias a eso tenemos esa pista y otra, que hay algo en  "jardín botánico" de interés para ese chupón. 

Hemos terminado de lamernos las heridas deberíamos buscar cura, al resto del grupo como acordamos, a mi caballo y descansar. Pero no necesariamente en ese orden  Pero sobre la marcha me podrías dar una instrucción rápida de que hace un ghoul y que hace un vampiro? Debilidades, costumbre, mitos.

Apenas una hora después alguien llamó a la habitación de Agatosh. Cuando el joven alquimista abrió la puerta pudo discernir la silueta de un joven que no debía superar los diez años. El infante, tras saludarle con una sonrisa algo forzada, le informo que la reunión de las familias tendría lugar al anochecer en el granero de de la familia Dodleyn, cuya ubicación fue descrita de manera precisa por este.

Con el disfraz de Aerin completado y su siguiente destino marcado, ambos aspirantes esperaron a sus compañeros. Lo cierto es que no debían tardar mucho tiempo, tan solo habían ido hablar con la guardia; sin embargo los minutos se convirtieron en una hora y la hora en varias más. Cuando el sol amenazaba con ocultarse tras el firmamento, escucharon a sus dos compañeros hablar en la habitación de al lado.

Poco después Caidus y Abelgos escucharon como alguien llamaba a su puerta de manera casi imperceptible. Ante esto sus corazones se aceleraron temerosos de lo que podía ser lo siguiente; sin embargo ambos mantuvieron la calma mientras el elfo oscuro abría la puerta para así ver a sus dos compañeros. Tras apartarse a un lado y dejarles pasar, el mortífero drow miró a ambos lados del pasillo, y tras comprobar que nadie mas había, volvió a cerrarla. 

Ambos fatas presentaban un estado lamentable. Sus rostros estaban decorados por pequeños cortes, donde su piel no había resistido el impacto y se había rasgado de manera irregular. Los hematomas de sus ojos y nariz, comenzaban a asentarse, dándoles aspecto enfermizo. Seguramente sus tabiques nasales estaban desviados, así como dañados los huesos cigomáticos y maxilar. Además, a juzgar por sus movimientos sus cuerpos debían presentar daños similares.

Un simple vistazo bastaba para saber que de no recibir tratamiento médico clásico o mágico pronto, no estarían en condiciones de luchar en caso de surgir un combate aquella noche.

Tras caminar durante unas con dirección sureste, y disfrutar de las raciones de viaje de “El hogar de Tucktu”, el grupo de aspirantes llegó al conocido “Dedo de Pharasma”. Desde las faldas de las montañas a pesar de que la luna gobernaba el horizonte, pudieron percibir la silueta de la montaña, la cual se extendía hacia cielo como si de un dedo se tratase.

Mientras Alya patrullaba por los alrededores para confirmar la seguridad del grupo, Vicnan se encargó de encender un fuego con las ramitas y ramas que el resto habían reunido.

—Lo sentis, ¿verdad?—. Pregunto Elentari, la joven semielfa, cuando todos se sentaron alrededor de la fogata a disfrutar de la cena. Al ver la confusión en el rostro de sus compañeros añadió—: El poder de la montaña. Siento como algo vibra en su interior, como inunda mi espíritu y lo sacude. Es como cuando un león ruge que lo sientes en tus entrañas.

» Creo que por eso las aves del lugar evitan este lugar y no porque sea un mal lugar—. Continuó hablando mientras tomaba el pan y el queso calentando en la fogata—. Después de todo este lugar de culto permite a los vivos reencontrarse con sus muertos. ¿Por que sino viajar al mundo astral?

Puede que fuera por el cansancio o por aquella extraña sensación que todos sentían en su interior, pero nadie respondió a las palabras de la joven. Ninguno habló tratando de hacer más llevadera la cena, sino que guardaron silencio y al terminar cayeron rendidos en sus sacos de dormir.

Al día siguiente con los primeros rayos de sol, el grupo se levantó, recogió sus cosas y comenzó el ascenso hacia la cima de la montaña. La superficies irregulares características de la naturaleza pronto quedaron atrás, dando lugar a una escalera de piedra pulida que ascendía entorno a la cordillera.

Cuando llegaron a la cima pudieron observar una serie de piedras que se alzaban de manera vertical por encima del nivel del suelo y formaban un círculo perfecto en su interior. En su superficie yacían inscritas unas runas de poder antiguo ya olvidadas por la mayoría de personas de aquella era. Aquel lugar bullía con una energía primigenia, capaz de rivalizar con la sensación de sobrecogimiento al estar con un pequeño bote, en mitad de un océano sacudido por una gran tormenta.

Al anochecer... Iba a ir bastante justo al final, si quería estar en todos lados. En cualquier caso, tenían que esperar a los otros dos, a ver que descubrían, por si la información que consiguieran servía para arrojar luz a todo aquél asunto e ir más preparados. Eso hicieron, durante tanto tiempo que creyó que les habría pasado algo, hasta que al final les escucharon llegar.

—Maldita sea, ya era hora. Vamos a ver que tienen que decir.

Salieron de la habitación y, directos a la de los dos elfos, llamaron a la puerta. No tardaron en abrir, así que entraron rápidamente para no levantar sospechas. Lo que vio a la primera ojeada, le dejó con el ceño fruncido.

—¿Qué os pasado? —preguntó, preocupado por su aspecto—. Solo ibais a preguntar a la guardia...

¿Agatosh sin hacer un comentario hiriente? Sorprendente. Quizás sea más sensible de lo que aparenta. Con ese pensamiento, y un fallido intento de elevar las cejas debido al dolor, Caidus trató de mantener cierta compostura.

—Vayamos por orden—empezó diciendo, más para sí mismo que para los demás—Primero vimos el cadáver de una joven pelirroja, sin sangre, y con un tatuaje de la diosa Sarenrae que había reaccionado contra alguna influencia maligna. Luego seguimos al tipo de hasta la tienda donde nos cruzamos, "el jardín botánico", y le esperamos fuera para evitar que nos relacionaran a los cuatro. Al salir, parecía haberse percatado de nuestra presencia y trató de huir, pero conseguimos darle caza en un callejón despejado... o al menos hasta que llegó un guarda. En ese momento cambió su forma de actuar, intuyo que fue por el efecto de un conjuro de dominación, y el guarda nos llevó a los 3 al calabozo. Allí pude confirmar el efecto del encantamiento, aunque parecía tener un origen sobrenatural, algo que tiene sentido con lo siguiente que pudimos averiguar poco antes de que nos apalizara el guardia: el guarda en cuestión tenía la señal inequívoca de ser un Ghoul, el leal servidor de un vampiro.

Tras la explicación, el elfo se relajó y sintió desfallecer un poco. No estaba acostumbrado a tanto dolor, y se le notaba.

El guardia nos torturó durante todo este tiempo pero no dijimos nada sobre la verdadera naturaleza de nuestra misión ni nada similar. Al final se creyó nuestra versión, o eso espero.

Los vampiros tienen esa capacidad de control mental que sufría nuestro sospechoso, o eso he entendido asi que hemos sumado uno mas uno y ya tenemos un sospechoso potencial que esté detrás de todo esto: Un vampiro o vampiresa.

Y creo que ya está, disculpad por la demora. - Dijo con cierta sorna.

Ahora Aerin es cuando dices que nos puedes curar por que me duelen partes del cuerpo que no sabía ni que tenia. 

Vaya excusa perfecta para ver al misterioso asaltante, ella sola. No sería mala idea... o quizás si. El rato a se le pasó volando, pero a mi compañero parecía que no, para ser alquimista no sabía ella su paciencia. Se preguntaba que habrían conseguido ese par.

Fue abrir la puerta y darse de palos con la realidad... A saber que habrían hecho. Al terminar el discurso, sonrió. Era divertido ver al bárbaro como un tipo más sigiloso. Y desde luego lo del vampiro si era cierto era una ironía muy divertida...

- Os han dejado hechos trizas, espero que el guardia fuese muy fuerte, porque sino no se yo cuanto podréis hacer... - Examinó los rasguños mientras sacaba la varita - Puede que esto sirva, pero sólo quizás. Es decir, que igual habéis cazado al mismo tipo que nosotros, sólo que yo preferí ser sutil. La dependiente también está hechizada, por si no os habíais dado cuenta. Me recomendó ir a ver las vidrielas de la catedral al anochecer... Y resulta que el otro día un carruaje recogió a otra mujer, que parece que había tenido un ligue extraño por la zona y parece que se comportaba rara... ¿Os gusta mi pelirrojo? ¿Creéis que al vampiro de esta noche le enamorará mi pelo? Porque vamos a ir, ¿no?

Se rio divertida. Podía ser peligroso, pero muchas historias hablaban de romances similares, sería curioso experimentar uno de primera mano.

Mientras los maltrechos fatás compartían lo descubierto, Aerin sacó una varita de roble ligeramente torcida y se acercó a ellos. Hechizo tras hechizo provocó que algunos de los moretones cambiaran de color pasando desde el violácio al verde y por ultimo al amarillo, mostrando de manera muy clara y visual, los distintos grados de degradación de la hemoglobina.

Las grietas establecidas en los huesos del rostro formaron un callo a su alrededor para consolidar la zona dañada, mientras que el tabique nasal de Abelgos recuperó su alineación correcta tras un sonoro chasquido.

Aunque la magia curativa de aquel objeto mágico había reducido en gran medida el dolor, ambos aventureros aún sentían cierto dolor, el necesario como para recordar la paliza que habían recibido cuando fueron a dormir, pero no lo suficiente como evitar que siguieran con su cometido.

El descanso aún debía esperar, pues las palabras de la joven alquimista dejaron en claro que todavía quedaban cosas por hacer aquella noche. La idea de enfrentarse a un vampiro se tornaba a la vez excitante y peligrosa, pues el misticismo y los cuentos más aterradoras giraban entorno a estas criaturas.

El término vampiro se utiliza de manera coloquial y popular para referirse a los no muertos que mantienen su integridad física intacta a través del consumo de la vitae (sangre); sin embargo este terminología alberga cierto margen de error ya que existen dos tipos de entidades que responden a esta descripción.

Por una parte se encuentran los chupasangre originales conocidos como “vampiros” o “padres de la muerte”, criaturas creadas por eventos sobrenaturales de carácter primigenio. Si un vampiro se alimenta de un cuerpo hasta vaciarlo totalmente de sangre y posteriormente lo alimenta con su propia sangre vampírica, creará el segundo tipo de chupasangre, los “vástagos”.

Los llamados “vástagos” aunque tienen capacidades similares a sus progenitores, como la de crear lazos de sangre con los humanos (ghoul) para obtener su fidelidad y protección durante el día, la de subyugar la voluntad de sus presas, así como capacidades físicas antinaturales entre otras; sin embargo no son capaces de crear descendencia.

Debido a la reducida existencia de los vampiros reales, los grandes historiadores, ocultistas y arcanistas no conocen la magnitud real de los poderes de estos, confundiéndose por ello con las capacidades mermadas de sus chiquillos.