Partida Rol por web

"Eldon observó con ojos desorbitados la escena, sin duda preocupado por la joven bruja. Fue entonces cuando Abelgos atrajo su atención y lo sacó del laboratorio, no solo por el bien del gnomo de avanzada edad, sino porque tenia trabajo que hacer. Las alturas ofrecían grandes oportunidades para aquellos que tenían una buena vista y un agudo sentido del oído. El drow no lo sabía, al igual que sabía que poco tenía que aportar durante el interrogatorio, de modo que eligió algo que en lo que era útil. "

Un tiempo después* el sonido de unos pasos a la carrera resonaron para los de oído mas agudo y luego para todos cuando volví corriendo al laboratorio como si me hubiesen perseguido o visto un fantasma, con la respiración agitada.

Miré a todos y a todos lados como si buscase algo, con gran desesperación. -¡Necesito papel y pluma, de inmediato!. -Caidus, miré a Caidus que parecía quien mas probable portase consigo algo así y si no en la mesa de alquimia debería haber, aunque fuese un carboncillo, en algún lar debía realizar sus apuntes en impresiones.

Una vez conseguida escribí la nota y firmé con mi nombre y rango de la hermandad lo enrollé para guarecerlo entre mis ropas. Luego miré una vez al grupo con severidad.

-Los nobles se disponen a atacar por sorpresa a la hermandad, debemos ponerlos sobre aviso. Sacadle todo la información a ese saco de mierda y vámonos.

Cientos si no miles de vida están en peligro, corremos el riesgo de otra guerra civil.- 

No esperé respuesta por parte de ninguno ni tampoco cuestiones, volví a salir corriendo para mandar el mensaje. 

Caidus, atónito ante lo ocurrido, maldijo su cansancio. No había prestado atención a los detalles y era posible que eso hubiera tenido consecuencias.

Sin más demora, se centró en la situación y estudió el cuerpo de Mhun. Trató de detectar cualquier rastro mágico sobre el roedor, así como sobre Aerin, el cuenco, Shandal y, por si acaso, sobre todo lo que había alrededor.

Agatosh, sorprendido, miró primero a Shandal, luego a Balthor, y de nuevo a Shandal; no hacía falta que el cambiaformas se exculpara, era imposible que ese golpe por si mismo le hubiera matado, él lo sabía bien. Si algo había acabado con el arcano, era otra cosa, y en cuanto se dio cuenta de lo que hacía Alya, él, como alquimista especializado en disecciones y ese tipo de procedimientos, se lanzó hacia delante para intentar ayudarla en lo posible.

Estaban en ello cuando, de repente, apareció Abelgos de nuevo, otra vez con funestas noticias; cada vez que volvía de alguna exploración, traía peores nuevas.

—¿Cómo te has enterado? ¿Y cuándo? —preguntó, sin terminar de entender como aquellos idiotas pretendían enfrentarse a la Hermandad. Maldita sea, pensó; realmente preveía malos tiempos a causa de la ineptitud de algunos. Si no hacían algo, iba a complicarse todo en el peor momento—. ¿Crees que podemos detenerlos de alguna forma?

- Bueno, qué diablos - maldijo Vicnan con poca emoción. La muerte de Shandal era un nuevo golpe a la moral y una burla más del enemigo.

Al menos tenía la tranquilidad de haber hecho lo posible para que el mago pudiera redimirse. Tal vez Shandal no tenía intenciones de aceptar la paz de la redención, pero eso era ahora problema de su alma inmortal. 

- Todo tuyo Alya - dijo levantándose y separándose del cuerpo.

Se dirigió una vez más al tejado, era el único camino que conocía de la casa y una vez allí llamó a su halcón para poder atarle el mensaje en una de sus patas y darle la orden de ir hasta el campamento de la Hermandad. Si todo iba bien el ave llegaría antes que el grupo y dos rutas de aviso distintas le aseguraba que el mensaje llegaría.

"En primera instancia y con tremenda urgencia comunico que se rumorea por todo la ciudad de Norul, (populacho y guardias) que los nobles debido a la campaña de mala fama recibida y la manipulación del enemigo, se dispone a atacar preventivamente a la Hermandad de los vigilantes, por temor infundido de que esta ataque para hacerse con el control de la ciudad y obtener mas poder.

En menor importancia informo que tenemos en nuestro poder a Shandall y una vampiresa como prisioneros e informo de la muerte del Archimago Nalen Dag y la destrucción de la torre arcana debido a una traición de otro de sus estudiantes."

                                                                                                                                                          -Abelgos.

Caidus conjuró el poder del tercer ojo y observo la habitación buscando alguna anormalidad. Primero observo el cuerpo de Shandal, el no desprendía ningún tipo de aura mágica. Después paso su mirada por su compañera Aerin, la cual desprendía un aura residual del hechizo que acababa de lanzar. Frustrado detuvo su barrido visual en el familiar de Nalen´Dag, Mhun.

Tras unos instantes de examen comprendido porque el roedor no acababa de recuperarse. Al morir su amo, su esencia era reclamada por el flujo de almas. Durante unos instantes medito, encontrando rápidamente una solución. Si alguien del grupo realizaba un pacto de sangre con el correspondiente ritual, podrían salvar de la muerte al pequeño compañero; sin embargo, tanto el arcanista como la bruja ya habían realizado tal proceso, lo que les descartaba por completo.

Por otra parte, cuando Alya sacó su equipo médico y corto unos centímetros la fría piel de Shandal, este se alzó emitiendo un grito de horror y dolor. Sorprendido miro a la inquisidora con una mirada acusatoria, casi como si no entendiera que acababa de ocurrir. Fue entonces cuando Agatosh detecto el olor de un compuesto alquímico que permitía provocar un estado similar a la muerte.

Con la amenaza inminente a la Hermandad de los Vigilantes y el intento de traición por parte del archimago, el juego de las preguntas había terminado. Ahora tan solo quedaba un camino, un interrogatorio exhaustivo que probablemente finalizaría en tortura.

Horas después, entre gritos de dolor, sollozos y suplicas, Alya realizo su trabajo. Cuando terminó, sus manos estaban manchadas de sangre, pero habían descubierto algo crucial. Al parecer aquel acto de difamación contra la Hermandad y el hostigamiento de las casas nobles se había realizado previamente en otros dominios, siendo el pistoletazo de salida la revuelta de Norul. Para mayor infortunio, la niña callada, encontrada en la ciudad de Mesh´Ran, había sido un peón perfectamente colocado en el momento indicado. La chiquilla de cabellos rojos era una ghoul a las ordenes de Lilith, quien sin duda sabotearía a los Vigilantes desde el interior del campamento, poco antes del ataque.

¿Llegaría a tiempo el mensaje que había enviado Abelgos? ¿Qué debían hacer ahora?

-... En resumen, no importa lo que hiciéramos aquí para salvar la reputación de la Hermandad, el levantamiento iba a suceder de todos modos. - terminó de explicar en silencio a sus camaradas mientras se limpiaba con pulcritud las manchas de sangre que había coleccionado durante el interrogatorio, en el que debía admitir que había descargado no pocas de sus frustraciones por los eventos del día. Otra cosa que no encontraba agradable admitir: el plan de Lilith con contramedidas redundantes era tremendamente sólido. La vampira sabía hacer sus deberes...

... Lo cual era razón adicional para acabar con ella lo antes posible. Sólo había una cosa más peligrosa que una monstruosidad sin escrúpulos; una monstruosidad sin escrúpulos extremadamente inteligente.

- No tengo ningún talento arcano, pero sé que otros psiónicos son capaces de crear vínculos similares con criaturas cristalinas. Si no hay otra alternativa, tal vez funcione conmigo. - Se ofreció para salvar la vida del ratón. El repositorio de conocimiento que atesoraba en su interior por su lazo con el fallecido archimago era algo que lamentaría que desapareciera sin más.

- Tenemos que salir de la ciudad; para ello, quizás tengamos mejores opciones si descansamos primero. Y una vez fuera, correr como si nos persiguieran las hordas del Infierno para respaldar el mensaje... Y advertir de la nueva información, por si el mensaje de Abelgos fuera interceptado. - Sugirió como el mejor curso de acción que se le ocurría. Sus ojos empezaban a estar enmarcados en círculos sombríos que hablaban claramente de su cansancio tras el prolongado esfuerzo mental y físico necesario para romper la mente de Shandal, sumado al resto del día. - Todo tuyo, Vicnan, si sigues queriendo intentar redimirle. O tuyo, Agatosh, si no. Tal vez puedas reponer algunos reactivos. - dijo con indiferencia en su voz. A ojos de Iomidae, Shandal merecía la muerte, así que a menos que el Inquisidor insistiera en su idealismo, Alya no veía inconveniente en sacar provecho de su paso al reino de Pharasma.

Llegó justo a tiempo de su segunda marcha para escuchar la información obtenida de Shandal y las conclusiones de Alya. Se lamentó unos instantes de que no le hubieran interrogado antes y podría haber avisado de que tenían una infiltrada en el campamento. Yo ya suponía que debería haber espías pero no imaginé a una niña, supongo que era esa la clave, nadie sospecha de los niños.

Miré a Agatosh y recuerdo que hizo alguna pregunta sobre la información vagamente. -Ah si, mientas montaba guardia escuché hablar a dos guardias, uno de ellos creía en la hermandad pero el otro era muy convincente de en cuanto que somos los malos y que la hermandad busca poder a toda costa y lo que que está pasando aquí ya lo ha hecho antes. Les oí decir a que todo a punta a que los nobles se organizan para un ataque preventivo. No se quedaran de brazos cruzados a que les demos por el saco.   No oí nada más ni les vi las caras ni nada más.

Alya, yo también puedo vincularme a él si eso le salva la vida, no tengo conocimiento arcanos pero la mitad de mi sangre tiene un talento innato para tales asuntos. Lo que aconsejéis los entendidos. 

Sobre Shandall... -No lo miro, pero mas que decir su nombre lo escupo como una blasfemia. -A mi ver, un prisionero es de quien lo captura hasta que lo entrega a otro o pasa a disposición de la justicia. -Miro a los que lo capturaron de forma cómplice, casi pidiendo que lo ejecuten ahí mismo.

Se me escapó un bostezo que medio tapé con la mano- Y si, por favor durmamos y organicemos una guardia por turnos. 

Las malas nuevas no vienen solas, espías, revueltas y una batalla por venir.

- Pues descansemos entonces, cuando terminemos, puedo hacer que una persona camine por el aire, y yo transformarme en pájaro, eso si la idea es huir, si la idea es pegarse pues a otra cosa.

No le gustaba la idea de pelear a Balthor, al menos esta vez, pero para todos ya eran los malos, mejor llegar con el resto de vigilantes y actuar como una unidad, pelearse enmedio de la ciudad tampoco les beneficiaba en nada.

- Sarenrae da segundas oportunidades, no terceras - dijo Vicnan, sin emoción, mirando a Shandal - el prisionero ha hecho todo lo posible por obstaculizarnos y sólo mediante tortura nos ofreció alguna ayuda. Mi veredicto es la muerte -

Desenvainó su cimitarra y se dispuso a ejecutar la condena.

Como no, el tipo había intentado jugárnosla... otra vez. Le miró con asco. Aprovecharse de su estado así. Cavilo un poco en que hacer, aunque la inquisidora era eficaz, eso había que reconocérselo. 

Yo no podía renunciar a mi familiar, no sólo era crear un vínculo nuevo, es que este era... especial, no era en realidad una liebre, sino algo distinto, y mi poder procedía del ser.

- Entonces, debemos darnos prisa. Descansemos y vayámonos mañana del lugar. Ya prepararé algo para las eventualidades. Eso si, sin más bártulos de los necesarios - mi mirada recayó en Shandal - Que cante la gallina no nos beneficia. Yo le mataría y quemaría el cadáver, no quiero volver a verle ni en vida ni en muerte, ya ha sido suficientemente desagradable ser juguetito de vampiresa. Haz como quieras, como si quieres que lo haga yo, el fuego purifica muy bien dicen.

Les habían avasallado y engañado desde un principio. Hasta en detalles aparentemente nimios les habían vencido. Más les valdría que sus iniciadores en la Hermandad estuvieran bien, o Caidus se temía que ellos podían ser los últimos con capacidad de acción... aunque no mucha.

—Debería ser juzgado para limpiar el nombre de la Hermandad. Pero sin la seguridad de un lugar en el que encerrarle hasta una confesión en un juicio, Shandal es un peligro potencial. Dada nuestra situación, entiendo que matarle es lo óptimo.

Miró entonces a Mhun, y sintió una punzada de lástima. Él no podía hacer nada por él. Su vínculo con Smurf era muy fuerte, y el jerbo aún era joven. Otra persona podría hacerlo, pero esa decisión no le correspondía al elfo. Sin embargo, trató de recordar el ritual para crear ese vínculo, por si alguien quería unirse al roedor.

Las suplicas y sollozos de Shandal poco importaron, pues el inquisidor de linaje fata había tomado una decisión. Con un golpe de su espada sesgó la vida del prisionero, poniendo fin a su juego de engaño y traición. Tras esto, introdujeron el cuerpo sin vida del arcanista en la chimenea, donde Aerin lo prendió fuego con la ayuda de sus productos alquímicos. Cuando las llamas cogieron fuerza, el mismo final tuvo la vampiresa, la cual se consumió en apenas unos instantes.

Mientras los prisioneros eran incinerados, como método preventivo, Caidus unió el alma de Mhun con la de Abelgos, consiguiendo gracias a eso que el pequeño roedor se estabilizara. Poco después de que el pacto se hubiera cerrado, el nuevo familiar del semidrow trepo por sus ropajes, hasta colocarse en el interior de uno de sus bolsillos. Sin duda aquel era el comienzo de una hermosa amistad.

El resto de la noche fueron turnándose, mientras unos descansaban, otros hacían guardia. Gracias a ello escucharon como la guardia irrumpía en la vivienda de Eldon Turen y la registraba de arriba abajo. Por suerte para el grupo, tras unos angustiosos minutos, el grupo comprendido que el cobijo ofrecido por el gnomo era indetectable.  

Al día siguiente, descansados y preparados, se despidieron de su anfitrión y tras cubrirse con un manto de invisibilidad, abandonaron la protección de sus paredes. Con lentitud caminaron en silencio por las calles de Norul, las cuales eran transitadas por intranquilos ciudadanos que cuchicheaban sobre los recientes sucesos. Además, las reducidas patrullas dejaban claro que no habían perdido el tiempo. Los nobles locales estaban reuniendo sus fuerzas para el ataque.

Atravesar las murallas no fue algo especialmente difícil. A pesar de que las puertas estaban cerradas hasta nueva orden, si que permitieron la salida de un ultimo batallón, momento en que los Vigilantes aprovecharon para salir. Con una mirada de tristeza observaron por ultima vez la ciudad. Sabían que el impacto que pudiera haber causado en el plan de Lilith habría sido despreciable; sin embargo la semilla de la vergüenza se instauró en lo mas profundo de su pecho, pues quizás si que hubieran podido, pero habían sido incapaces de encontrarlo.