Partida Rol por web

Ante el brutal golpe de Zenram, la cabeza del asaltante que ha osado dañarlo recibe es incapaz de soportar semajante fuerza, e irremediablemente, la blanda carne, así como los huesos que esta recubren, ceden como la mantequilla, permitiendo que el inmaculado filo de Skrai raje a ambos sin apenas esfuerzo.

Pero el segundo golpe del guerrero, ejecutado con rapidez, no es lo suficientemente atinado, y el ultimo de los atacantes logra agacharse a tiempo. Rapidamente, y ahora en inferioridad numerica, el hombre da un paso atrás, y tras una mueca de sus labios, imperceptible para vuestros ojos a causa del pañuelo que le cubre el rostro, seguida de un movimiento de su brazo libre, el cual se alza hacia el techo, como si de una señal se tratara, la luz a vuestro alrededor desaparece con la misma celeridad en que vuestros ojos parpadean, ofuscados y muy, muy cabreados por la densa e impenetrable oscuridad que os rodea. Cuando al fin, unos pocos segundos después, la tenue luz vuelve a inundar el comedor, estais solso, aunque, por fortuna, volvéis a ser capaces de escuchar vuestra propia voz.

A vuestros pies está la única prueba de lo sucedido, el cadáver de aquel que mató el guerrero.

En ese instante, Murdock aparece, acelerado, por la puerta. En su mano empuña su espadón, y su filo aparece manchado de sangre.

Tras perder tan solo unos segundos en pensar sobre lo acaecido, deduciendo, casi con total certeza, de que la oscuridad se trataba de uno de esos trucos drows, y por lo tanto que el atacante tenia un compinche cerca, te vuelves hacia la puerta, y sin pensarlo, aunque si guardando silencio, la atraviesas para aparecer en el comedor.

La sala, semioscura y silenciosa, se abre ante ti tan solo iluminada por la leve luz de la luna que penetra por los ventanales, y ante el juego de sombras y luces no puedes evitar detenerte, tan solo unos segundos, pero los suficientes para aclimatarte a la escasa luz reinante y divisar las dos o mejor dichos tres figuras que hay cerca de la puerta.

Dos de ellas son Dae y Zenram, este ultimo desnudo y tan solo con Skrai en sus manos, mientras que a sus pies divisas el cadáver de un hombre vestido idénticamente igual al que te enfrentabas hace unos segundos.

Ante el silencio formado por la aparición de Murdock, el cual estudia la escena, entre sorprendido y quizás preocupado, un leve sonido, procedente de la zona más oscura os llama la atención.

Esto... ¿que ha pasado? ¿quienes eran esos tipos?... - inquiere un voz trémula y baja, y din duda aún temerosa, la de un humano, que aparece de debajo de una de las mesas. - ¿Se han ido, verdad?

Murdock se acerca, espada en mano, a Zenram y a Daenerys. El mago está sangrando por dos profundas heridas, en el pecho y en el hombro, en donde fuera atravesada su armadura por alguna afilada espada.

Cuando llega a ellos, unas cuantas gotas de sangre han ido marcando su camino desde el piso superior de la posada.

Murdock, clava sus ardientes ojos en el drow muerto en el suelo, ignorando al comerciante de la cicatriz, y volviéndose de repente masculla unas arcanas palabras.
El aire vibra frente al malherido mago, el cual se mantiene alerta...como si esperara que en cualquier instante pudiera surgir alguna nueva amenaza desde las escalinatas.

¡Ocultate y no salgas! le indica al buen hombre.

Los segundos pasan, y Murdock no pierde un instante más.
Hay más de un asesino ahi arriba! Aunque sospecho que pueden estar escapando por el otro lado...
Dice a Dae, mientras se prepara para salir de la posada a dar un rodeo.

Sentada en la silla veo aparecer a Murdock también herido; no es difícil deducir que habían más de ellos por arriba también, le observo acercarse y hablar aunque no le hago mucho caso; mi mente está en otra parte; saco de mi mochila las vendas y comienzo a vendarme las heridas para tranquilizarme y calmar mi nerviosismo.

El guerrero no hace caso al mago, se limita a acercarse a la drow y sin mas la abraza con fuerza mientras se le queda mirando fijamente a los ojos, su rostro sin embargo no es más expresivo de lo que podría serlo una tumba. Enseguida se percata del humano y ante las palabras de Murdock aprieta con fuerza la empuñadura de Skrai hasta que sus nudillos se tornan blancos. No dejare a uno solo con vida... Dice mientras corre hacia los pisos superiores al tiempo que grita al mago... Encárgate de cogerles del otro lado cuando salgan huyendo como ratas... Sin embargo detiene un segundo su carrera para advertir a Daenerys... No confíes en el humano, ten cuidado y sígueme a cierta distancia... Tras lo cual continua su carrera, desnudo como esta, tras los enemigos en el piso superior...

Si, si...lo que mande... - responde el humano, con rostro impresionado, quizás por el combate o puede que la aparición de Murdock y su magia omo sea, el hombre no duda un solo instante en obedecer y, lentamente, vuelve a escurrirse debajo de la oscura mesa, desapareciendo casi por completo.

Mientras Murdock, rodeado por un halo azulado que desaparece con rapidez, comprueba que la puerta de entrada a la posada está cerrada con llave, Zenram abraza fuertemente a Daenerys, tras lo cual, y ante la información del mago, sale a la carrera, dirigiendo sus largas zancadas hacia las escaleras que lo tienen que llevar, de nuevo, a la segunda planta.

Al notar la puerta cerrada, Murdock le grita al temeroso humano.
RAPIDO! ABRE LA PUERTA! VAN A ESCAPAR LOS ASESINOS!
El tono imperioso no deja lugar a replica. Mientras tanto, el mago busca una ventana sin dudas cerrada por la hora nocturna, por la cual lanzar uno de sus sortilegios afuera de la posada.

Su abrazo me pilla de desprevenida totalmente; aunque su cara no deja lugar a dudas, recojo mis enseres y miro hacia la puerta en la cual se encuentra Murdock y la escalera hacia la que se dirige Zenram.

Me pongo en pie aún indecisa; sin saber bien que camino tomar; la puerta y desaparecer para siempre o...avanzo un par de pasos hacia la salida pero recuerdo en la forma en que se encuentra el guerrero, entonces giro talones dirigiéndome rápidamente hacia la escalera; es mejor el sacrificio que vivir con la pena...

Yo.. yo no las tengo. - responde el humano, sin osar salir de su escondite, debajo de una de las mesas. - Solo soy.. solo soy un cliente más. - agrega, dócilmente, mientras su mirada, brillante, se dirige a las dos puertas existentes tras la barra.

Un solo segundo después, Zenram y Dae desaparecen escaleras arriba...

Una vez llegáis a las escaleras, con Zenram a la cabeza, ascendéis sus escalones de dos en dos, alcanzando el rellano del primer piso en pocos segundos. Allí, cuatro pasillos, cada uno de ellos iluminado con sus respectivas lámparas, se abren ante vosotros, desiertos de vida, pero poblados, cada uno, con cuatro puertas.

La única señal de la lucha que existido entre Murdock y alguien más, es la sangre que mancha parte del suelo del rellano, así como la flecha caída en la misma superficie.

Murdock se acerca corriendo entonces a una de las grandes ventanas, y tras destrabarla y abrirla, pega un salto al exterior de la posada.
Una vez afuera...

No sin dificultad, más que nada por el inmenso tamaño de las ventanas, logras abrir una de ellas y cuando al fin te sientes lo suficientemente seguro de que el cristal no caerá, saltas al otro lado, abandonando así la posada.

Y es entonces cuando tu mirada detecta las figuras, figuras de guardas, que aunque lejos, pues custodian la biblioteca, sin duda te han visto y verian convocar al elemental. Incluso dos de ellos parecen avanzar hacia la posada...

Sin muchas ganas de tener que enfrentar a los guardias, Murdock corre a gran velocidad para dar un rodeo a la posada en dirección a la parte de atrás.
El mago, va vigilando las ventanas del piso superior, y las calles laterales, imaginando que en cualquier momento puede cruzarse con los elfos oscuros.

Con grandes zancadas, y sin apenas alejar tu cuerpo de las paredes del edificio, rodeas la posada y decidido, te adentras en la callejuela donde desembocan algunas de sus ventanas (las de un pasillo), en su totalidad pertenecientes a las habitaciones.

Todo y que te has dado suma prisa, para cuando alcanzas la cuerda que desciende de una de ellas, y por la que sin duda han huido los asaltantes, no hay rastro de estos, y la calle, oscura (solo luz de la luna) y silenciosa no te ayuda en tus búsqueda, pues ni siquiera eres capaz de ver el posible rastro que estos han dejado.

El guerrero se adentra en su habitación y se asoma por la ventana...

Al asomarse por la ventana, que da a una calle lateral, Zenram no divisas nada de interés, tan solo una calle lateral, estrecha e iluminada tenuemente por la luz de la luna. Nada ni nadie aparece a su vista, por lo que se vuelve, aún desnudo, a tiempo de ver a Dae entrar en la habitación.