Partida Rol por web

Sin prisa pero sin pausa, Mia logró vencer al dolor y coronar la cima. El espectáculo que vió la impactó, asomándosele una ligera sonrisa al rostro pese al infierno que estaba viviendo: allí arriba, los cadáveres de decenas de arácnidos iban quedando cubiertos por la ligera nevada de la noche galdonia, mientras los últimos bichos plasma intentaban contener a las fuerzas humanas que ya empezaban a cercarles. Lo hemos logrado... hemos tomado la colina... 

No, Mia. No. Aún quedará lo peor. Estos boludos son así de impredecibles. Temiéndose mas ataques furtivos, contactó con Frost por radio. - Sar... sargento... - Pese a que su mente se iba despabilando, apenas había recobrado fuerzas - Deberíamos de... deberíamos de asegurar el perímetro... seguro... que hay más... sorpresas. - Mia desconocía cual era la situación del escuadrón o de la batalla, apenas podía centrarse en su entorno inmediato. Pero aún así se animó a cumplir con su cometido - Sugiero... sugiero que los soldados vigilen por si acaso... para que los otros escuadrones rematen a los plasma... Y sugiero también que... que nos coordinemos con la Eco en esto. Yo... cubro el flanco Norte. Espero órdenes para el Puesto de Mando...

Nada más cortar, la Consejero Táctico empuñó su fusil con firmeza, atenta a cualquier apertura de túnel, Burrower o enjambre volador que surgiese en su entorno más inmediato o en la base de la sección de colina sobre la que se encontraba. Mente fría y arma caliente. Sobrevive.

Mientras oteaba la ladera, contactó con el apoyo aéreo: Puesto de Mando... aquí la Gatling. Reserven los TAC. Thunderstrike en (S,40)

Las postas de la escopeta volaron certeras, el escurridizo bicho ya no era más una amenaza, sus restos decoraban el suelo que mezclaba nieve, barro y restos de enemigos respartidos en un caldo enfermizo.

Algo vibró bajo sus pies, lento y suave primero, poderoso después. Frost notó como el vidrio de su casco se descolocaba de su visión, sobre todo aquellas zonas opacas y carcomidas por el poderoso ácido.

El plasma explotó a lo lejos, las palabras de Stukov y García resonaban por el canal de comunicación del escuadrón, advirtiéndole del peligro y sugiriendo un curso de acción. Su cuerpo se volteó y comenzó a correr a toda velocidad hacia la cima, que parecía estar siendo arrasada con todo el poder de la federación.

-¡Algo grande se aproxima por debajo!- chilló Jhonny con fuerza, reforzando el aviso del ruso. Su cuerpo se esforzaba por llegar cuanto antes. El dolor era un recuerdo molesto. Al avanzar, el estandarte flameaba sobre él, mostrando claramente su posición a los demás infantes. Sin embargo ya no se encontraba nuevo y flamante, el salpicón de ácido había quemado el costado, deshaciendo las fibras. El estandarte mostraba claros signos de la batalla que se venía desarrollando y el estado del escuadrón.

-Haggar- habló por radio cuando se acercó a la altas rocas y pudo ver al infante pesado dejar en el suelo a Guerra -Sube ya mismo arriba e instala la Shredder-. La orden fue clara, aunque dada rápidamente mientras se disponía a escalar.

Sostuvo el rifle a lo alto mientras se las arreglaba con su mano izquierda para subir de manera ágil y precisa. Los servos del traje aún funcionaban a toda máquina, le permitieron impulsarse con fuerza y llegar arriba sin casi perder velocidad.

El espectáculo allí, por fin, en la preciada y a veces tan lejana cima le mostró una luz de esperanza. La destrucción era vasta, casi no había nieve a la vista, todo era negrura, todo era carbón y quitina desparramada, así como humo y vapor que hacía complicado ver desde donde se debiera acercar el escuadrón Eco.

-Dejaremos a los heridos abajo por ahora, queda mucho por pelear y necesitamos todos los infantes aptos disponibles ahora.- ordenó haciendo referencia a Tarcus que aprecía dispuesto a bajar para atender a Taylor o Guerra.

-García, dejaremos los TAC en reserva, pide que el cañón dispare sobre los últimos plasmas.- Terminó de hablar mientras avanzaba, intentaba saber por dódne intentaría atacarlos esa neuva amenaza que aún no tenía nombre.

Las explosiones azuladas habían pasado, se había vuelto a librar de otra más, su ánimo cambió cuando vió muescas de dolor de Campo Guerra, haberla movido así en su estado no había sido al final una idea tan buena, no podía llevarla, tenía que dejarla ahí y esperar a que llegara alguien que supiera que hacer. La dejó suavemente en el suelo semi-incorporada con la pendiente, será mejor que nos esperes aquí, aguanta volveremos por ti. dijo intentando darle ánimos aunque no sabía si estaba escuchando.

Y rápidamente, enfiló la pendiente y con decisión empezó a subir primero un paso luego el otro, ya casi estaba arriba y lo  que vió arriba no le consoló si habían muchos de esos enormes bichos desechos, pero aun quedaban muchos en pie, y lo que era peor dos gusanos habían engullido a sendos infantes, al igual que había pasado con Gallager, era hora de empuñar de nuevo la shredder tal y como le había dicho el sargento.

Franz se encontraba en el suelo, semiinconsciente y solo podía balbucear. Sus ojos se cerraban por mucho que el hiciera el esfuerzo de mantenerlos abiertos... poco podía hacer en su estado salvo rezar para no morirse. 

He conseguido llegar a la parte superior de la colina cuando no hay bichos de plasma cerca. Hemos acabado prácticamente con todos. Son impresionantes incluso muertos. 

Busco objetivos cercanos antes de centrarme en los bichos más lejanos, McNillon y uno de los del Beta sufren un nuevo ataque de gusanos, lo cual me pone nervioso y el grito de Stukov y el sargento me ponen en alerta y comienzo a buscar cualqueir signo de movimiento en el suelo dispuesto a disparar.

-¿Cómo que algo grande por el suelo?¿podemos subir encima de los geckos para evitar a los burrowers sargento?

Esos bichos no se podrían comer un vehículo entero ¿no?, además, seguro que se guían por el calor o el movimiento, lo cual hace que me piense mucho el dar siquiera un paso.

La colina es nuestra y ahora solo queda hacer mi trabajo mientras el resto de los soldados hace el suyo. Avanzo hasta Vandel mientras saco mi Kit Médico y comienzo a tirarle vendas sobre los sectores más heridos de su cuerpo. Se nota las múltiples heridas del hombre, pero este aún aguanta y eso se agradece en un soldado.

 - "Quédate quieto un momento mientras cubro esta herida."

Intento hacer mi trabajo lo más rápido posible sin disminuir en la efectividad de mi tratamiento. Pongo todo en la mejor posición que puedo para evitar que se siga dañando el cuerpo del soldado y ayudar a que sane más rápido.

-Subterráneo confirmado, yo también lo noto -comunicó Vandel mientras Tarcus se acercaba- No me muevo -dijo tras posicionarse para apuntar al burrower que estaba junto a McNillon y disparó otra ráfaga corta y centrada en ese maldito gusano, que estab vez y muy pero que muy bien dirigida.

Siento como me dejan en el suelo pero el sonido de la batalla se convierte en un susurro apagado y lejano. Lo único que podía sentir era dolor. Estaba en las últimas y solo un milagro iba a ser que pudiera salir con vida de aquí.

La victoria era ya un hecho, la moral rebosaba en lo alto, sobre todo ante la caída de prácticamente la mayoría de los bichos plasma. Con ello, el conjunto de fuerzas de la federación, habían ya acabo con la primera parte de su misión, y quizá la mas importante. Ahora las fuerzas que combatían a lo lejos por la segunda zona de avance, podrían darse en lujo de hacerlo sin tener que sufrir el constante bombardeo de los bichos de plasma. Mas aun, aquella colina era un pilar estratégico que garantizaría el avance de toda la operación, aunque claro, solo siempre y cuando lograran mantenerla.

Lo único que aun se interponía entre los infantes y sus metas, eran los letales bichos burrowers también conocidos entre los infantes como tuneladores. Estos realmente no representaban una amenaza para toda la misión, pero si eran un hueso muy duro de roer y que ya estaba costandoles varias vidas. O al menos eso era lo que todos pensaban pues con la llegada del teniente Hammer y sus fuerzas desde el sur, ya todos sentían que era imposible perder; o al menos eso habrían sentido de no ser por que justo cuando su Gecko hacía aparición en el horizonte, el suelo se empezó a resquebrar justo debajo del mismo.

Con el sonido del martillo del arma indicando que no quedaban más balas en el cargador, el zapador se quedó mirando como caía el bicho plasma moribundo, mientras cogía aire a bocanadas. Había vengado, de alguna manera, a su compañero caido en batalla. Necesitó unos segundos para recuperar el aliento mientras los destellos de las armas de los Geckos le hicieron darse cuenta de la cantidad de voladores que había, que estaban siendo ahora mismo mantenidos a ralla gracias al excelente trabajo de los artilleros. Debería invitarles a una pinta cuanto todo esto terminara. Cuando volvieran a casa.

Por que a pesar de todo lo visto, Stukov, mantenía la esperanza de volver a casa.

Al echar un rápido vistazo a su alrededor, se dio cuenta que solo nueve habían tomado la colina. Faltaban Guerra, Taylor y la baja confirmada de Gallagher. Aquel temblor que había sentido desapareció durante un momento, que hizo que Stukov repirara con cierto alivio, cuando el mismo suelo se rescabrejó, partiendose como si de un volcán fuera, y de este apareció un enorme bicho que no solo derribó el vehiculo del teniente hammer, además expulsó una llamarada que consumió a varios soldados.

Su sangre se heló, y las piernas no quisieron reaccionar ante la lógica de salir corriendo. Miró el estandarte de la compañía que llevaba el Sargento, y recordó los motivos por los cuales estaba allí. Recordó que era por hombres como aquellos, como él, que la humanidad podía vivr tranquila mientras ellos luchaban y morían allí.

Aferró con fuerza su morita, ahora sin munición en el cargador ya apretó los dientes. El miedo había invadido su cuerpo y su mente, pero no su alma. Y su voluntad le pidió, una vez más, que allí se quedara. Que luchara. - Señor, bicho gigante confirmado al sur oeste de nuestra posición, ha derribado el vehiculo del Teniente Hammer. ¿Sería posible solicitar un ataque de precisión a la flota? -

Todos estamos avanzando por la colina hacia una segura victoria en esta fría y dura roca llamada Galdonia VI. Un maldito pedazo de asteroide en el que sólo PSYCO le encuentra una utilidad. Y es aquí donde nada está terminado hasta que la gorda cante y vino en forma del más grande bicho que nunca antes llegué a ver y casi en mis narices. El terror que me infunde es tal que me paralizo y no puedo llegar a responder a mis compañeros, estoy paralizado y a su merced.

Deseo sanar las heridas de Vandel pero no soy capaz de sacar mi equipo y remendar bien en tan poco tiempo, por lo que me apresto a ello cuando escucho un ruido al sur y al mirar, veo a un enorme bicho saliendo de la tierra y repartiendo muerte como si de una parca se tratase.

Veo sus enormes dimensiones y su agresividad, así como destruye vehículos a destajo. Me quedo con la boca abierta, tan abierta como mis ojos y todas mis glándulas sudoríparas, que empiezan a hacer efecto en el mismo instante en que el resto de mi cuerpo se paraliza de temor.

A pesar de todo el daño que Jenkins pude hacer al Burrower, éste aguantó estoico y terminó con la vida de uno de los infantes del escuadrón Beta. McNillon destilaba rabia por el daño sufrido y por el duro golpe a su optimismo. Aunque el panorama general se decantaba claramente hacia en bando de la Federación, la situación personal del fusilero había experimentado un ligero traspiés. Pero eso iba a cambiar. El gusano estaba completamente rodeado y McNillon ya levantaba de nuevo su arma para continuar descargando munición en él.

Con el dedo ya en el gatillo y el Burrower en el punto de mira, nada impediría terminar con su vida... O eso es lo que el soldado pensaba. Por que un nuevo revés del destino llegó con tal fuerza que hacía temblar el suelo hasta el punto de resquebrajarlo y romperlo para salir a la superficie desatando un infierno sobre los hombres del Teniente Hammer. Jenkins se quedó paralizado y boquiabierto ante la terrible visión que suponía aquella monstruosidad surgida de debajo de la tierra. Ya se había encontrado frente a frente con los tanques de los arácnidos pero aquello... aquello era una amenaza a otra escala, algo que se escapaba del alcance de unos simples soldados. ¿Cómo podrían enfrentarse a aquello? 

La irrupción de aquella monstruosidad en el campo de batalla hizo que el suelo retumbara y que multitud de rocas rodaran ladera abajo. Lo sabía. Sabía que aún quedaba lo peor. Antes de que siquiera pudiese pestañear, aquel arácnido gigantesco escupió una llamarada terrible sobre los infantes del la ladera Sur. Un agudo pitido en la radio le hizo saber a Mia que el vehículo de comunicaciones había sido alcanzado. - ¡Mierda! - Exclamó, pero el grito quedó ahogado en su casco.

Pensó en avanzar lo máximo posible y abrir fuego sobre el coloso, pero sus pocas fuerzas le hicieron desistir al instante. Por el contrario, se vió a sí misma probando la comunicación por los diferentes canales de la radio de forma casi inconsciente, como le habían instruido.

- ¿Puesto de Mando? Aquí la Gatling... que los TAC habrán fuego supresivo sobre... (BE,25).
- ¿Teniente Hammer? La Gatling está operativa...
- ¿Escuadrón Eco? La Gatling...
- ¿Gecko?

Mia iba probando con una velocidad y destreza pasmosas los diferentes canales, a la espera de una respuesta. Si toda la comunicación se ha perdido... quizás los TAC-UVAC no puedan abrir fuego... ni el Thunderstrike... ¡Mierda! La Soldado de Primera decició que tener la radio operativa debía de ser su prioridad, por lo que en ello puso todo su empeño. No obstante, avanzó a la par que Stukov para mantener unido el frente.

El suelo por fin cruje y lo que aparece es algo que nos demuestra que no tenemos ni idea de a qué nos enfrentamos. Cada vez que parece que conocemos a los bichos, aparece algo más extraordinario.

Tardo un segundo en reaccionar y ciertamente me planteo echar a correr, pero ¿a donde, hacia campo abierto donde cualquier guerrero extraviado o un hooper me pueda dar caza a placer? No. Estamos en la colina y es nuestro punto para sobrevivir, no por la federación sino por nosotros.

-Sargento ¿qué narices vamos a hacer con eso?- pregunto por el comunicador mientras la criatura comienza a abrasar a las fuerzas que asaltaban desde el sur de la posición. Me doy cuenta que el cabo está bastante aturdido, pero sin duda estaba ahí para acabar con el último bicho artillero, así que avanzo para acercarme a su posición y disparo al bicho.

-Cabo, salgamos de aquí, que ellos se busquen la vida y corran- digo antes de darle la opción de mandarnos cubrir la retirada del resto.

Creíamos que lo llevábamos bien, que podríamos reagruparnos para curar a los heridos y mantener la posición y ahora nos encontramos más desbordados que antes si cabe.

La colina estaba más escarpada de lo que había pensado en un primer momento, y subir hasta arriba le había costado un poco más, abajo entre la multitud de vísceras de bichos habían dejado a varios de sus hermanos, tenían que cumplir la misión pronto o todo se acabaría para ellos.  Pero todos esos pensamientos, se desvanecieros cuando sintió un enorme temblor, pasó apenas un segundo y fue como si se parara el tiempo, de las entrañas del planeta había aparecido un enorme bicho,¡ Pero que coño ...  el mayor bicho que había visto en su vida sin duda, es más dudaba si alguna vez le había hablado de él, se acordaría. 

Tras el impacto inicial consiguió mantener el tipo, habían llegado hasta allí por una razón y no se detendrían hasta conseguirlo,  ni siquiera ese bicho tenía que detenerlos. Corrió  para dar apoyo a sus compañeros, ¡Hay que rodear a esa mole, alejaos de ese bicho! sus palabras se ahogaron cuando de pronto el gigantesco ser escupió una llamarada que engulló a varios de los infantes que lideraba el teniente Hammer por el sur.

Hans se sentía en la gloria. Habían tomado la colina y acabado con todos los chinches que aparecían, resarciéndose bastante de lo ocurrido en los intentos anteriores, pero ahora todo iba mal, muy mal.

Ese bicho que surgió hizo que se le cayera el alma a los pies- Y qué haremos con eso -dijo mientras se quedaba quieto y sin poder hacer nada.