Partida Rol por web

La Autopista, a 71,5 kilómetros de Old Town. 4:53 horas.

En la última hora la carretera discurría sinuosa con una ligera inclinación que hacía involuntariamente subir el ritmo a pesar del cansancio. En el horizonte ya se vislumbraban las luces del amanecer y eso también animaba a los marchadores, que caminaban un poco más rápido. Aún así, hacía unos veinte minutos, otro marchador había recibido el pasaporte. Los fusiles habían restallado abruptamente marcando así la cuarta baja de la competición.

Otro de los incidentes lo había marcado Barkovitch. El joven, caminando en sueños, se había desviado del camino y caído en el arcén lateral. Cuando pudo volver a incorporarse al grupo, ya se había ganado dos avisos. Estaba furioso y andaba con los dientes apretados, rehusando hablar con nadie.

Entonces, un poco más adelante, el grupo se encontró con algo que no esperaban. Por primera vez, hasta los imperturbables soldados se miraron entre ellos sin saber muy bien qué hacer. La carretera, en un pequeño tramo, estaba en obras. Se podía ver como el trazado estaba vallado y todo el asfalto en obras. Una señal hacía saber que tenían que desviarse campo a través para sortear el obstáculo, pero el campo no estaba en mejor estado, los obreros habían dejado desperdigados trozos de hierro, herramientas y algún que otro escombro.

Tras los avisos de Barkovick decidí comer algo, pues yo también me quedaba dormido y pensé que sería lo mejor para permanecer despierto. Además, no comía nada desde mediodía. 

Y me sentó de maravilla. Tanto que, cuando llegamos al desvío no titubeé ni un segundo y salté al lateral de la carretera y me interné campo a través, continuando el camino por donde marcaba la señal como si fuera una pista llana y bien cuidada.

Mis pasos eran más lentos que una tortuga seca de vientre, daba pena el ritmo que mantenía en esta competencia pero la conversación que mantenía con Simón me distraía lo suficiente. - Al menos mi mente se distraía imaginando las cosas que le haré a mi ex novia cuando la tenga enfrente luego de ganar esta competencia. -vamos, era una ilusión bastante previsible y pensar era una opción gratis digna de utilizar. 

Abstraído en mis pensamientos focalizo la mirada en el sendero, justo en el momento que estaba por responder a sus sugerencias sexuales veo que la carretera está cortada y tenía que decidir por donde ir, el campo o hacer malabares entre las obras a medio terminar.

Como no era una decisión muy terrible opto por el campo haciendo una seña a Simón. Tal vez un poco de verde no me venía mal, además aprovechaba para orinar y comer una barra de cereal. 

-Oye amigo, por aquí y no pienses mal. - aviso al 82.

Los disparos lo despertaron.

¿Me he dormido? ¿De pie? ¿Sin dejar de andar?

Se restregó los ojos y miró en la dirección en la que habían sonado los tiros. Dos soldados recogían un cadáver. Le entró un vahído y bebió agua hasta que se encontró mejor, pero entonces le entró hambre. Mientras comía a Barkovitch le cayeron dos avisos.

Madre mía, solo llevamos un día y nos vamos cayendo de sueño. Mañana será una hecatombe.

¡Epa! ¿Qué es eso? -. El desvío lo cogió de sorpresa, igual que al resto. Se limitó a seguir al que tenía delante, teniendo especial cuidado de donde metía el pie.

Lo que menos necesito ahora es tropezar con alguna madriguera.

Akinlabi sigue caminando vigorosamente, cruza por la zona de obras sin desviarse.

Sabe perfectamente que al amanecer es mal momento para meterse entre arbustos, porque podría toparse con una víbora bufadora o una cobra del cabo y eso no suele traer nada bueno...

Vio que la carretera estaba en obras y se metió por donde pudo, caminando casi campo a través para sortear obstáculos de lo sobreros y tropezando con un hueco que casi le hizo caer de boca. Su pie casi se atasca en un agujero o a saber qué era eso, pues con la oscuridad no se veía nada.

-¡Aviso! ¡Primer aviso número 8!- oyó que gritaban a sus espaldas y un escalofrío le recorrió por la espalda.

Se esforzó en mantener el ritmo y volver a la carretera maltrecha. Mientras se cagó en los obreros perezosos, que seguro estaban riéndose de lo lindo en sus casas viendo las dificultades que habían puesto en su camino.

Y ojalá cuando retomen el trabajo sean ellos los que caigan de bruces al hoyo para no volver a salir- pensó con rabia, mientras se sacudía las manos manchadas de tierra en su pantalón.

Parecía que el ritmo se iba normalizando nuevamente, el cansancio ya se acumulaba... solo esperaba que no fuera a más... la conversación era amena... de todas maneras era evidente que todos estaban empezando a cansarse bastante, el que parecía no sentir ni padecer era Aki.... era increible el aguante del tipo aquel.... Decidí tomarme una barrita de esas energéticas, no podía permitir que aquel hombre nos avergonzara a todos los jóvenes americanos...

Seguíamos andando cuando de repente nos encontramos con unas vallas de obra...¿Que? Cuando han cortado la carretera.... esto es increible.... Jesse sigue por el campo y yo tiro detrás de él... voy marchando con cuidado hasta que no sé como demonios pisó un rastrillo que alguien ha dejado tirado... posíblemente los obreros.... Zas, en toda la boca!!!!... Aaaayyyy!!!!

A mi espalda oigo risas, y a los soldados del vehículo oruga escarallandose a carcajada limpia.... Numero 82...jo,jo,jo... Avisoooo! 

Bram levantó la cabeza y abrió los ojos ¿Se había quedado dormido otra vez? Era posible, mierda, caminaba dormido, igual que el tipo que había recibido dos avisos no hacía tanto. Lo bueno era que ya estaba amaneciendo, hora de desayunar, supuso, tomó algo de sus raciones, lo que fuera, le daba igual, masticó con cuidado y lo ayudó a pasar por la garganta con un poco de agua, tragos cortos. 

Estaba en ello cuando vio las señales en la carretera, una obra. Joder. Lo guay fue darse cuenta de que ni los hijo putas de los soldados sabían bien qué hacer con aquello. A la mierda con ellos, tragó saliva antes de desviarse campo a través. Esperaba no torcerse un tobillo o algo peor.

Chris prefirió pasar por campo a través, para sentir el frescor de la hierba en sus pies e intentar mejorar su condición física.

Realmente no dio resultado, pero al menos, logró esquivar sin mucho perjuicio aquella gran multitud de objetos por allí tirados.

Putos cerdos, seguro que lo han hecho a propósito...

Sacó una ración y jugueteó con ella, para mantenerse despierto, seguramente en la siguiente hora provaría bocado, para no perder azúcares y ganar un poco de potencia extra

Venga, solo quedan otras 5 horas para un nuevo cinturón.

Sin saber por que, se santiguó continuo andando
 

La mitad de los participantes decidió coger el desvío indicado por la señal de las obras. Aki fue el único del grupo que no decidió hacer caso de las señales y con él arrastró a la otra mitad de los marchadores. No fue fácil para nadie debido a las irregularidades del terreno. Varios de los participantes se llevaron avisos por bajar la marcha en ese tramo.

Entonces ocurrió algo impensable: uno de los jóvenes pensó que podría llegar a la seguridad de los árboles antes de que los guardias reaccionaran. Echó a correr hacia el bosque intentando ocultarse entre los escombros y la maquinaria olvidada por los obreros. No llegó muy lejos. A unos veinte metros de la línea boscosa fue abatido de un certero disparo en la cabeza. El resto suspiró resignado y continuó la competición.

La Autopista, a 64,1 kilómetros de Old Town. 6:02 horas.

Ya había amanecido un nuevo día. Dentro de poco, los soldados repartirían nuevos cinturones de alimentos para sustituir los usados. Otro integrante más de la marcha había caído en la última hora, dejando el número de participantes actuales en 94. Pero esos habían visto salir el sol y el comienzo de otra jornada de competición.

El joven de Arizona terminó sus raciones, pidió más agua y con un suspiro de alivio dio la bienvenida al sol.

¡Buenos días a todos! - Sabía que en unas horas estaría maldiciendo el calor y no vería la hora de que llegara la noche, pero en aquel momento esos primeros rayos de sol calentaban lo justo para que se le escapara una sonrisa con los ojos cerrados.

Nunca me gustó demasiado la filosofía, pero hay que darle la razón a Epicuro, la felicidad está en los placeres sencillos.

Hacía un momento había estado, junto al resto, cruzando los dedos por aquel muchacho que había salido corriendo; por un fugaz instante pareció que iba a llegar a los árboles antes de que los soldados pudiesen reaccionar.

En realidad, nunca tuvo una oportunidad. Fue solo un espejismo. Todos estamos muertos desde que nos apuntamos a esta loca carrera -.Pensó entonces. Ahora, con la visión del amanecer, le había cambiado el ánimo completamente y disfrutaba como nunca antes lo había hecho de la sensación de estar vivo.

Un día y una noche enteros caminando sin parar y aquí estoy sonriendo como un idiota, me debo estar volviendo loco.

-Yo sabía perfectamente que haber optado por el sector del campo me traería alguna consecuencia.

Sin querer y totalmente despistado al volver a la carretera no tengo en cuenta el reborde y caigo de boca al suelo. Estaba muy agotado, mi cuerpo no respondía como era de esperar y esta caída fue mortal para mi. Tenía que levantarme, no podía rendirme tan fácilmente porque sería un eterno fracaso y la muerte me esperaba a la vuelta de la esquina. 

- ¡Aviso! ¡Primer aviso número 76! - escucho esa voz tan perturbadora anunciando mi final. A duras penas, me incorporo lleno de raspones en mis rodillas y en las manos. Voy cojeando pero puedo recuperar el ritmo finalmente, no deseaba que me soplaran la nuca esos oficiales así que por miedo junté coraje y logré unirme al grupo. 

-Amigo...- le hablo a Simón. - Casi que no sobrevivo a esa, mejor no me hables de mujeres y arneses porque me caigo de las cosas que imagino en mi mente. - bromeo para quitarle un poco de preocupación al asunto, estaba jodido y aún me quedaba un trecho. 

Y ahí estaba el nuevo día. Parecía mentira que tantos de nosotros hayamos llegado tan lejos, pero eso sólo indicaba una cosa, que este sería el día más fatídico de todos. Entonces recordé una especie de documental que hablaba de la Larga Marcha y había un tipo que enseñaba una gráfica con una nube de puntos, que representaban los pasaportes, y enseñaba como invariablemente se concentraban a partir del mediodía del segundo día, donde había una auténtica debacle. Dijo algo de una campana de un tal Moss o Toss o algo así (Gauss) para explicar la forma de la nube de puntos, como si aquello fuera lo realmente importante, y no que cada punto de aquella gráfica representaba un chaval que había muerto en la carretera.

Ese pensamiento me agrió el amanecer y volví a clavar la vista en la carretera, mientras consumía la última de mis raciones.

- Buenos días. - Respondí al número 3.

Luego algo le pasó a uno de los dos colegas que hablaban de perversiones sexuales, concretamente al que planeaba vengarse de su ex-novia. Sea como fuera, le cayeron un par de avisos en un momento.

- Cuidado tío, que en una de esas y te quedas sin venganza. Aunque después de lo que habéis dicho de tu ex ante las cámaras, me huelo que habrá alguien que sí querrá bailar sobre tu tumba, y con motivo.