Partida Rol por web

Miro la expresión de Aki, ya nada tiene que ver con la que tenía hace tan solo unos minutos, la despreocupación y la alegría se han esfumado... su expresión ahora es de claro nerviosismo e incredulidad... pobre tipo, deberían quitarlo ya de la carrera y juzgar a los cabrones que le han engañado, a esos si que los ponía yo a correr...

Pero que más dá... ahora ya está dentro y de aquí solo se sale de dos formas, triunfando o muerto.

Timothy no entendía cómo podían haber engañado a nadie para aquello, quizás alguien que se quedaría con su premio si ganaba...

... O alguien que quiere verle muerto...

Fuera como fuera, se sintió mal por el pobre hombre. Decían que la ignorancia nos hacía felices y quizás había acabado con su última felicidad. -Lo...- ¿cómo era su nombre?- ...- eso me pasa por no prestar atención, como de habitud- ... lo siento 67.

Ya recuperado del pequeño percance, aunque ahora con un aviso sobre mis espaldas, me tranquilicé un poco al comprobar que mis fuerzas permanecían intactas y lo achaqué a el cambio de ritmo al enfrentar la cuesta. Pronto comería algo de las provisiones para evitar que volviese a suceder.

- Esta marcha sólo tiene un lado positivo: el premio. - Le dije a Akinlabi cuando llegué a su altura y vi que los demás lo habían sacado de su error. - ¿Sabes cuál es el premio Aki? 

- Pues no, supongo que el típico trofeo... en mi país suelen dar de premio pieles de leopardo, pero no creo que aquí hagan lo mismo, de hecho en mi país no matan a los que pierden.

Lo mismo aquí el trofeo es de oro macizo ¿Tu sabes algo?

Caribou, Maine. 13:36 horas.

Aproximadamente una hora más tarde llegáis a la primera de las localidades por donde tenía que transcurrir La Larga Marcha. Caribou estaba situada al lado del río Aroostook y apenas llegaba a los nueve mil habitantes. Sin embargo, parecía que casi todos se habían plantado en la calle principal para recibir a los marchadores. La policía había colocado vallas a ambos lados de la carretera para que nadie tuviera la tonta idea de saltar a tocar a los jóvenes. Aquí y allá se agitaban banderas americanas y el griterío de la gente era ensordecedor. Tres marchadores más recibieron un aviso por acercarse demasiado hacia la gente. Todavía nadie había recibido un segundo aviso aunque el cansancio se notaba ya en los rostros de algunos.

-¡Aviso! ¡Primer aviso, número 92!

Ese era Jonathan, el que se hacía llamar "W", que se había detenido junto al público para recibir el húmedo beso de una aficionada enloquecida de unos 18 años que gritaba excitada su nombre.

Lo mismo aquí el trofeo es de oro macizo ¿Tu sabes algo?

-El premio es cualquier cosa que uno desee, Aki -respondió Garraty mientras saludaba a unos paisanos que ondeaban una pancarta con su nombre.

Sus ojos se abrieron como platos ante el recibimiento al llegar a Caribou. Olvidó por unos segundos el calor que comenzaba a emanar del asfalto a las afueras del pueblo, si iba a ser así a diario, aquello iba a ser un infierno. Literalmente. 

¿Pero duraré yo días? Uggg... Aún no recibió nadie el pasaporte, esto va a estar complicado...

Marchar entre los edificios, con la sombra que proyectaban el calor disminuía, aunque no considerablemente. Dio otro largo trago a su cantimplora y se vertió un poco sobre la cabeza. Sus rizos se aplastaron momentáneamente, pero no tardaría en tener de nuevo el pelo encrespado. Extendió la cantimplora, buscando que se la rellenaran. No quería aún usar la comida que tenían, la noche sería muy larga... y la tarde... y lo que quedaba de día.

Hizo oídos sordos ante la muchedumbre, no quería ni mirar, si veía a sus chicas entre el público sentía que podría derrumbarse. Ahora era cuando comenzaba a pensar que todo aquello era una enorme estupidez, mentiría si no lo pensaba antes, pero la desesperación... Oyó otro aviso, al parecer al tal W, él se hacía notar, él venía para ser famoso... Y por esa tontería recibía un aviso, una tontería para la opinión de Timothy, claro.

Fué un fallo estúpido, tan estúpido como bajar más rápido de la cuenta aquella cuesta.

Chris sufrió una leve pérdida de resuello, la cual le afectó más de la cuenta, aunque por suerte, no llegó la cosa a mayores y pudo recomponerse antes de llegar a la población que se abría ante ellos.

Sabía que sus supernenas no estarían allí, debido a la enfermedad de su mujer, por lo que no se entretuvo en saludar a nadie.

Se preguntó a cuanto estarían las apuestas contra él ahora mismo en Kentucky.

espero que hayan bajado al menos uno o dos puntos, jeje

Más animado por los vítores, cogió el resuello suficiente para continuar.
 

Jejeje, cuestitas a mi....

Continuo con seguridad, sigo observando a mis compañeros y cada vez que los miro veo un mayor nerviosismo en muchos de ellos...

Hemos llegado a un pueblo, la gente en las calles nos anima como si fueramos estrellas del rock... que absurdo... pero que le vamos a pedir... estamos en la américa más profunda. Para estos paletos este acontecimiento es lo único que pasará en sus aburridas vidas... después de vernos se irán a follar a sus ovejas...

Veo como al idiota ese de las melenas le cae un aviso, merecido por estúpido... a quíen se le ocurre... no lo sé pero me dá que pronto le van a dar el pasaporte....

No importa, yo... a lo mio!

- ¿Lo... lo que uno quiera?

Eso es absurdo, vamos a ver... ¿Y si pido que América declare la guerra y bombardee con bomas atómicas al poblado de los malvados Kwasiwale qué? ¿Y si pido que me construyan un palacio de oro macizo en mitad del desierto?

¿Cual es el límite?

Akinlabi sigue andando sin pensar demasiado en el esfuerzo realizado, aún sigue bastante fresco.

¿Y si pido que América declare la guerra y bombardee con bombas atómicas al poblado de los malvados Kwasiwale qué? ¿Y si pido que me construyan un palacio de oro macizo en mitad del desierto?

-Pues en teoría tendrían que concedértelo, Aki. Ciertamente a nadie se le ha ocurrido hacer eso anteriormente. Aunque recuerdo una historia sobre un bombardeo del ejército sobre un barrio bohemio de Nueva York. A lo mejor ese fue el deseo de uno de los ganadores.

-Venga ya, Garraty. No engañes a ese pobre hombre. Todos sabemos lo que le espera al ganador. Que esos hijos de puta de ahí atrás le arrastren tras una esquina y lo ejecuten como un perro igual que a todos los demás. Esto es una competición para suicidas. Todos los que estamos aquí queremos morir.

Tras lo sucedido recientemente, tomé una de las raciones de alimentos y la consumí con fruición. No quería que volviera a darme una pájara, así que no esperé más tiempo para comer. No tenía excesiva hambre y el aspecto de la comida tampoco invitaba a ser deglutida, pero con un poco de agua pasó bien y me obligué a comerla.

Y así pude aguantar un trecho más sin contratiempos. Poco a poco noté el efecto beneficioso de los azúcares de las barritas energéticas y demás comida de plástico, tanto que tuve que refrenar mi impulso natural de apretar el paso al verme más fuerte.

Un paso y otro y otro... así hasta la locura o la muerte. O incluso ambas o ninguna. Quién sabe.

Ver la marea humana le resultó estimulante, a pesar de que sabía que solo les atraía el mórbido placer de presenciar a unos jóvenes que pronto estarían pasándolas canutas. Los instantes previos a lo que había de convertirse una masacre en toda regla transcurrían engañosamente plácidos y felices, realmente daba la impresión de que, como decía Aki, todo era un error y no iba a morir nadie.

Pronto saldremos de ese error del modo más cruel y expeditivo. Entonces nos gobernará el miedo y ese es mi punto flaco.

Volvió a apretar los puños al ver acercarse uno de esos ataques que le daban desde aquél funesto episodio que, comprensiblemente, se negaba a recordar, por suerte fue capaz de evitarlo antes de que empezara, pero el esfuerzo había minado sus fuerzas un poco más. Lo suficiente para que empezara a arrastrar los pies cada cuatro o cinco pasos. En su cabeza le parecía estar escuchando la voz de su padre:

Relájate Henry, piensa en otra cosa y continúa, ¡relájate maldita sea!

Continuaba la marcha y estaba muy sorprendido ya que mi cuerpo soportaba mas de lo que había imaginado. En definitiva estoy en un buen estado físico. 

Al llegar a Caribu, reviso con la mirada al público y siento envidia por aquel compañero que es besado por una chica del público.  Esperaba que estuviera mi ex ahí para darme apoyo en esta locura. Pero no seguía solo como loco malo.

Ya acalorado de mas y sin dejar de caminar me voy quitando la remera. Estaba transpirando como mono y no era algo que me agradara. Tomo agua de mi cantimplora, acaricio mi amuleto y prosigo firme en la marcha. 

Nivel 3 de Cansancio. Vuelvo a 5%.

10% para Evento a partir ahora.

No, a partir de cuando has subido a nivel 3. Así que ahora recibes un aviso porque el evento está en base al 10% y has sacado un 9, ya que el nivel actual de Cansancio antes de tirar por evento es el 3.

Pensaba que había conseguido mantener el control, que la creciente sensación de desasosiego había remitido, que el peligro de dejarse llevar por la histeria, como en ocasiones anteriores desde la muerte de Lucy, había desaparecido. Sin embargo no fue así, no conseguía quitarse algo de la cabeza, había un detalle que se le pasaba desapercibido, algo importante que no lograba recordar, empezó a sudar y a ver sangre brotando de la carretera, su respiración se agitaba a ritmos forzados. Cayó de rodillas y cerró los ojos.

No sirve de nada cerrar los ojos, sigo viéndola, tendida, con el cuello rebanado de parte a parte llena de sangre en una postura que recuerda a una muñeca rota. ¡Dios, ayúdame!

Primer aviso número 3.

El grito del soldado le estremeció haciéndole olvidar por un momento su atroz pasado. Como un autómata ido se levantó a trompicones y continuó andando. Su mirada perdida, algo desquiciada, junto a las gotas de sudor que perlaban su frente, lo hacían candidato a ser el primero en recibir el temido pasaporte, lo que motivó no pocas apuestas entre los sonrientes espectadores.

Debía ser una puta broma. El negro decía no saber dónde se había metido... Y una polla. Era una estrategia, seguro. Joder, tenía que serlo ¿Qué clase de retorcido hijo de puta engañaría así a un ser humano? ¿Nadie le había explicado dónde se metía? No era posible. 

Bueno ¿Y a mí qué coño me importa? Yo me he metido en esta mierda conscientemente ¿Acaso no es esa señal suficiente de que estamos completamente chalados? 

Cuando vi a la multitud a lo lejos, sentí una sed que me obligó a dar un trago de la cantimplora. Me sentó bien y me aclaró las ideas. Odiaba pasar entre la gente, odiaba las multitudes, los gritos, la algarabía. Me levantaba dolor de cabeza, me ponía nervioso. Crucé entre la gente intentando no mirar a nadie, no acercarme a nadie, sin dejar que nadie me tocase. Apreté un poco el paso haciendo lo posible por dejar a la masa de personas atrás lo antes posible.