Partida Rol por web

El pequeño aporte energético me sienta de maravilla... recupero fuerzas y afronto esta larga noche... será dura y complicada, pero con mi chubasquero me protege bastante del frío y del aguacero.... Ha sido un gran acierto, mucho mejor que las fotos de los seres queridos o amuletos que llevan otros....

Observo a mis compañeros y por mi cabeza pasa un pensamiento que comparto con Jesse... Yo soy soltero, no tengo hijos ni pareja, no dejo a nadie detrás en el peor de los casos, nadie llorará demasiado mi muerte.... Apuntarme a esta carrera ha sido una decisión propia, jugarmela por pasarme el resto de mi vida viviendo como un Dios... sin embargo estos chavales... muchos tiene familias,.... hijos, en que mente cabe que alguien deje una familia para jugarse el cuello... ¿tal es la desesperación a la que llegan? ¿por qué no mejor robar un banco o buscar ayuda en alguna parte?.... Jesse??? No contesta, o se ha quedado totalmente sordo o es que se está durmiendo...  Toc-Toc!! Jesse!!! Toc-Toc!!! Jesse!!! Toc-Toc!!! Jesse!!

-Mierda me estaba muriendo de cansancio... Debo hacer algo al respecto porque sino quedaré de adorno en el asfalto. -suspiro en pensamientos mientras agarro dos barras de cereal y las como si fuera la primera vez en años que no pruebo bocado. Una vez que alivié el pesar de mi estómago recuerdo que Simon viene hablándome hace rato y yo en mi mundo de estupidez absoluta, tal vez el cansancio estaba haciendo grandes estragos conmigo y me estaba quedando sordo. 

-Hey no grites, acá estoy... Para contarte mi objetivo debo comenzar de cero con una parte de mi historia. -preparo la voz a modo de maestra en un jardin de infantes cuando está por leer un cuento a sus alumnos. - Tenía una novia, era una mujer que estaba muy buena. Un cuerpo fantástico, unas piernas... Ni que hablar de otras cosas que no diré entre tanto hombre circulando. El tema es que me engaña con mi mejor amigo, un día llego a casa más temprano y zas... teniendo sexo a destajo. Cualquier tipo hubiera matado a los dos, yo simplemente me fui para anotarme al día siguiente en esta competencia... No sé, apelando a que vuelva conmigo si gano. - era un ciervo por los cuernos y un idiota por intentar recuperarla, que le vamos a hacer... El amor es así de tonto.

Al ver lo que hacía Garraty, Henry no pudo por menos que asentir con la cabeza. Allí estaba, delante de sus narices, alguien capaz de mostrar algo de compasión, incluso en las circunstancias más adversas. Se acercó hasta a su altura para reconocérselo:

Ese gesto de humanidad ya diría mucho de ti en una situación normal, amigo, en este condenado paseo prácticamente te convierte en un héroe de leyenda. Tienes mi asombro y mi respeto, si llega a darse el caso, lamentaré verte morir.

Se volvió luego hacia Barkovitch, no dijo nada, solo lo miró con la más absoluta indiferencia, esperando quizá alguno de los comentarios fuera de tono a los que ya los tenía acostumbrados.

El caso es, que también me va a afectar ver caer a Barkovitch, aunque sea un gilipollas integral, y a todos los demás a los que voy conociendo un poco más a cada hora que pasa. Sin duda debe ser algo parecido al síndrome de Estocolmo, o algo así, causado por la terrible experiencia que todos vamos compartiendo. La peor y más malsana competición que jamás haya ideado el hombre. O quizás, simplemente, empiezo a estar más sensible porque todo esto me supera.

Por suerte para su hombría, si derramó alguna lágrima, la noche tuvo la cortesía de ocultarla.

No puedo evitar embobarse unos minutos en aquel chico que había tirado del brazo del que pedía un pasaporte a gritos. Muchos de los chicos decían que hubieran hecho lo mismo... Pero no había sido así. Timothy estaba seguro que él no lo habría hecho, por lo que no se molestó en mentir para hacer creer que era buena persona. Claro que no era mala persona, pero él solo quería sobrevivir y eso implicaba que el resto fueran cayendo.

Es tontería mentir en esta situación, mejor cerrar la boca.

El chico tenía cierto sueño, aún no demasiado. La comida había surgido parte del efecto esperado, mantenerle despierto un rato. Pronto tomaría la última de sus barritas para no dormir. También sentía frío, ahora aún más tras haber llovido. Se abrazó a sí mismo tratando de combatir aquel frío que le calaba hasta los huesos y trató de no disminuir el ritmo.

Ese gesto de humanidad ya diría mucho de ti en una situación normal, amigo, en este condenado paseo prácticamente te convierte en un héroe de leyenda. Tienes mi asombro y mi respeto, si llega a darse el caso, lamentaré verte morir.

-O eso, o me convierte en un imbécil integral, como dice Barkovitch. Pero gracias de todos modos -respondió con una sonrisa débil.

Me estaba amodorrando por el sueño. No podía permanecer antento a lo que sucedía a mi alrededor, prácticamente caminaba como un autómata. Supongo que había entrado en una especie de letargo que me sumía en una especie de sueño consciente. La sensación general era muy desagradable, como si pretendiera permanecer despierto pero no poder conseguirlo al cien por cien, aunque era una situación muy seductora.

A punto estuve en más de una ocasión de trastabillar, caerme, o algo peor. Pero no, continué andando, contra todo pronóstico.

Las voces de los demás llegaban a mi consciente como un eco lejano. Deseaba volver a ver el sol por la mañana, pero para eso aún quedaba bastantes más horas de las que me gustaría admitir.

Akinlabi sigue en su propio mundo, se ha acabado la última ración y nota un agradable calorcillo recorrer todo su cuerpo.

- La verdad es que si no fuese por eso de las muertes esto tampoco sería tan malo...

Casi ni se ha fijado en el tal Comandante del interés que tenía en las raciones, ahora está buscando una papelera donde depositar los envases vacíos, que son muchos y bastante pringosos, finalmente localiza un cutrísimo contenedor a su paso por una especie de bar de carretera, donde rápidamente se deshace de todo lo sobrante, menos algunas servilletas de papel que se guarda en un bolsillo.

Mierda, me estoy viniendo abajo muy rápido

Chris intentó escupir, pero las flemas pastosas casi lo hicieron vomitar. Tenía el estómago demasiado lleno de agua para seguir bebiendo, ya que de seguir haciéndolo comenzaría a sufrir calambres en el estómago.

Estómago. Se maldijo por no hacer la dieta que le recomendaron para bajar al menos 5 kilos antes de la carrera, ya que en vez de eso, se dedicó a comer lo que le daba la gana

total, voy a morir, no tiene sentido privarme de caprichos.

Y así fue como en vez de perder, puso 4 kilos de más. Y estaban empezando a pasarle factura rápidamente.

Miró al negro con rabia, aquel tipo a pesar de su edad era un maldito portento físico.

Dios que rabia, está claro que tiene ese aguante de correr delante de los leones, maldita sea

Intentó recuperarse, pero el tiempo diría si lo iba a conseguir...

Tenía frío y sueño, Bram trataba de enfocar su mente y su atención a las conversaciones que sonaban a su alrededor, pero era incapaz, su cabeza iba y venía al igual que su consciencia, había cortos periodos en los que sabía que se quedaba dormido y eso le asustaba; tenía miedo de caerse, de hacerse daño con el asfalto de la autopista o de recibir un aviso. Caminaba con los brazos cruzados sobre el pecho, tratando de ignorar el frío, tenía el corto cabello húmedo por la llovizna anterior, aunque ya la brisa nocturna lo estaba secando, sentía helada la piel del rostro y sueño, mucho sueño, el cuerpo le pesaba toneladas y le dolían las caderas, las piernas y los pies, pero ya no era un dolor punzante, sino más bien una molestia persistente aunque llevadera, aún podía mantener bien el ritmo de avance. 

La Autopista, a 86,7 kilómetros de Old Town. 2:45 horas.

Muchos marchadores ya estaban consumiendo algunas de las raciones que los soldados les proporcionaron por la mañana. Hasta las 9:00 horas no les volverían a dar ningún alimento más. Afortunadamente la tormenta ya había pasado, aunque ahora se había levantado un viento frío que estaba haciendo toser a más de uno en el grupo. Sólo Rogers había agradecido la lluvia. Se había colocado su impermeable amarillo y había aprovechado para lavarse la ropa. El hedor del "regalo" que le habían hecho más atrás se había disipado por completo.

El grupo, que seguía siendo de 97 marchadores, estaba en algún punto cerca de Sherman, un pueblo ubicado en el condado de Aroostook con apenas 850 habitantes. Se veían algunas luces de la localidad, un poco más adelante, pero a estas horas los únicos que estaban despiertos eran los gatos y los borrachos en los bares.

-Estoy sorprendido. Por ahora estamos aguantando bastante bien y eso que llevamos más de cien kilómetros. Siento las piernas como si fueran de hierro al rojo, pero por ahora me sostienen -señala a Rogers con su impermeable-. Has tenido una buena idea al traer eso. Más de uno cogerá una pulmonía esta noche. Serán los primeros en caer por la mañana, si es que llegan a ver el sol.