Partida Rol por web

Con extrema alegría percibo movimiento en mis brazos y agacho la mirada para ver cómo Marpilla trata de despertarse o abrir los ojos o también saber dónde está. Había sido herida de gravedad así que contengo mis emociones y no le doy el abrazo fuerte que ahora mismo querría darle, sino que me acerco a ella manejándola con mucha suavidad entre mis manos para que las heridas no vuelvan a abrirse.

- Marpilla... tranquila. Estás bien. Estás dentro de la cabañita, ¿ves? - le hablo con dulzura y en voz baja a la vez que señalo con la mano libre al interior de la cabaña, tratando de que la gnoma no viera el lagarto raro que ahora era Racalín.- ¿Te acuerdas de qué ha pasado una vez te han metido aquí sos malditos lagartos?

Tras esto me giro a mirar cómo está el resto del grupo por si mis artes curativas hicieran fata de nuevo pero mucho me temo que apenas me quedan fuerzas tras el esfuerzo que me ha llevado casi devolver la vida a Marpilla, al menos algunas vendas puedo poner en las peores heridas.

- ¿Estáis bien? ¿Necesitáis de una mano sanadora? - grito en dirección a la puerta.

 Aún con la atención puesta en donde había estado instantes antes el kóbold, los labios de Querelar dibujan una sonrisa al escuchar estos susurros de Miyanuviel. Eso significaba que Marpilla no estaba muerta.

 - Ahora que estaís a salvo de las flechas de los kóbolds, ya podemos preocuparnos de como plantar cara a esas lagartijas.- El rostro del valletan o dejaba escapar fugaces muecas de dolor al hablar y moverse, las heridas que tenía iban empapando los ropajes de terciopelo que vestía.- A pesar de que no tenga demasiada simpatía a Garreth, no pudo dejarlo solo ante esos enemigos. Y menos tras haber salido en nuestra ayuda.

 Tras mirar a Methgar, a quien ya había visto disparar muerte desde su arco durante la defensa del pueblo, le comenta.

 - Aguanta ahora te ayudo.

 Sin prodigarse más en palabras el joven de tez oscura abandona el refugio que representa la choza, acero en mano para plantar cara al dracónico que esta ante la cabaña.

Los kóbolds se dispersan para tu sorpresa, momento en el que aprovechas, con riesgos, bajar del árbol con ambas espadas empuñadas en tus manos. Cuanto tratas de dar un salto para agarrarte a un rama resbalas sin mayores consecuencias dada la altura que hay hasta el suelo. ( -10 a trepar por no enfundarte las armas. No se puede trepar con las manos ocupadas ). Tras sentir un pequeño golpe en la cabeza te da tiempo a cubrirte tras el tronco, queriendo engañar a los arqueros con tu espada. Antes de un más que posible ataque percibes un brillo cegador que viene desde el interior de la cabaña, acompañado de un ligero alarido que llega hasta tus oídos..

Una de las felchas impactan en el filo de la espada que muestras, el resto se clavan, en tierra, a ambos lados de tu posición sin mayor peligro. Es un buen momento para correr como tenías pensando, con cuidado de no penetrar en las enredaderas.

Methgar, defendiéndose de las oleadas de flechas decide acercarse al marco de la puerta para protegerse. Desde allí observa como nuevas flechas van hacia su posición pero no consiguen ponerla en mayores peligros. Lo que si es para su sorpresa es que uno de esos lagartos aparece frente a ella armado con maza y escudo. El lagarto consigue dañarla justo en el momento en el que se ponía a cubierto tras el marco de la cabaña.

En ese momento es cuando Querelar destroza con su magia al poderoso hechicero..

Todos podéis ver como Methgar se encuentra en problemas ligeros, ya que de nuevo el kóbold realiza un ataque contra la elfa pero por suerte la maza golpea la piedra del edificio. Éste antes recibe una flecha contra su armadura, la cual protege con bastantes garantías el ataque de la batidor (-4 pg).

Miya. por su parte trata de situar a Marpilla y de tranquilizar al grupo con sus agradables palabras.

Picaronamente el kóbold realiza una rápida mirada al interior de la choza y empieza a hacer una especie de alarido extraño:

-Crack, crack... uuu crack crack-

Con pericia agarra su escudo y se protege con el la mayor parte de su cuerpo. Al poco tiempo un nuevo contendiente hace frente a la elfa, armado igual que su compañero kóbold. Los dos lagartos cierran la entrada con sus pequeños cuerpos, impidiendo el paso a los aventureros tras haber errado ambos ataques.

La pequeña criatura reposa en brazos de Miya. Consigue abrir los ojos un instante y soreirle a la elfa, pero sus ojos vuelven a cerrarse cuando intentar dar la primera palabra.

-Yo...-

Marpilla ha tenido un valor extraordinario a hacer frente a esas dos lagartijas ella sóla, pero por suerte ahora descansa en brazos de su amiga y, aunque el peligro aún no ha terminado seguro que necesita ese reposo. Se lo merece.

 Gárret, discretamente se mueve hacia el camino, cayendo en la cuenta que los kóbolds del otro lado del camino siguen ahí acechándole desde el ramaje, pero no se para a visualizar ni a preparar un ataque, sino que se mueve todo lo que puede hacia la cabaña, tratando de aligerar el paso, sin exponerse a una defensa descubierta.

Se sentía mal por hacer esperar a sus compañeros, pero no les apreciaba tanto como para echar a correr dejando que las flechas kóbold le atraviesen de espaldas. 

No puedo enfrentarme sola a dos de ellos y menos cuerpo a cuerpo, será mejor que deje esta posición a Querelar y retome el arco...

Al ver como un segundo kobolt llega hasta la puerta decide que es momento de situarse a una distancia desde la que atacarles con un mínimo de seguridad y al mismo tiempo dejar hueco para que sus compañeros intervengan. Para ello, da un gran y repentino salto hacia atrás que la alejará de sus enemigos pero no antes de que uno de ellos pueda usar sus armas contra ella..*

Sin perder un instante en cuanto sus pies tocan nuevamente el suelo, tensa su arco y dispara contra una de las bestias** aunque sin lograr el resultado esperado.

Todos tuyos! parece que se las apañan para esquivar mis disparos...

 Viendo a las lagartijas que juntas que tiene delante, el valletano esboza una sonrisa, fría y arrogante.

 - Methgar, hazte a un lado deja que de una cálida bienvenida a los visitantes.

  Una vez pronunciadas las palabras a todos os viene a la mente los chorros de fuego que más de una vez le habeís visto descargar durante los combates.

Recojo con suavidad a Marpilla de la esquina llena de paja o heno y vuelve a sumirse en un sueño derivado del cansancio y de las graves heridas que ha padecido. No pesa demasiado y, al ser tan pequeña, puedo agarrarla solamente con uno de mis brazos pero, a menos que sea necesario, decido llevarla en brazos usando ambos y no moverla demasiado para no interrumpir su descanso, el cual le vendrá muy bien dadas las circunstancias.

Con la gnoma en brazos me acerco más a la puerta a tiempo de ver cómo Methgar y Querelar se apañan como pueden contra los largartos que aún quedan en pie. Por si aún fuera necesaria mi ayuda contra esos malditos asesinos me sitúo cercana a la puerta pero protegida por la pared de la choza esperando poder mirar lo que sucede con mayor claridad.

Pues aquí no hay nada..jjijiji..me acerco a otro de los cuerpo de ls kobolds y sigo registrando,mientras mis compañeros se encargan de los enemigos.

( Asalto 9 )

Sales hacia el camino, preparado para correr hacia la choza con la esperanza de que esas lagartijas no te alcancen con sus afiladas flechas. Justo en el momento en el que te dispones una a correr una lluvia de flechas vuela hacia tu posición. Una de ellas roza uno de tus muslos, pero sin demasiadas consecuencias para correr (-2 pg).

( Asalto 10 )

Corres con tus armas empuñadas, haciendo ligeros zig-zags para despistar a los arqueros, pero en el último instante sientes como dos nuevas flechas se clavan en la parte trasera de tu cuerpo, justo en los hombros (-4 pg)

Methgar realiza un acróbatico movimiento hacia atrás al tiempo que dejar caer su espada al suelo*. El kóbold no consigue alcanzarla por sus rápidos movimientos, por suerte si consigue desviar con su escudo la flecha que le arroja la elfa. Aunque lo que más le importaba era hacerse a un lado como le citó Querelar. Al instante el valletando suelta una abrasadora alfombra de fuego hacia la entrada;

El lagarto más cercano consigue agacharse a tiempo, pero aún así, no logra escapar de la fuerza del fuego al completo y siente como sus escamas le abrasan (-7 pg). En un estado patético, el kóbold sigue sujetando su maza y escudo. Su compañero, el que permanecía cercano a él no ha corrido la misma suerte y cae presa del fuego al suelo sin vida (muerto).

Miyanuviel y Racalín permanecen un poco más alejados del combate. La elfa en concreto trata de proteger el cuerpo de Marpilla pero acercándose a sus compañeros por si lo necesitan. Desde esa posición puede ver como el reboltoso Racalín sigue tratando de encontrar algo entre los restos del hechicero kóbold, así como del guerrero que yace muerto en una de las esquinas.

El Kóbold da los pasos necesarios hasta llegar al conjurador que ha provocado esa llamarada y atiza con rabia y con las pocas fuerzas que le quedan (-1 pg). Al menos morirá con honradez:

-Aun estoij con bida. ¡Bamos!- Dice con atrevimiento en un no muy perfecto idioma común, sabiendo que tiene las espaldas protegidas por los arqueros.

Jijijiji...sabía que algo tenía este granuja..me rio,a pesar de que mis compañeros están en combate,parece ser que no me interesa demasiado,al menos por el momento.

Agarro lo que encuentro y me lo guardo.*

 Querelar aguantó el impacto de la maza de la sabandija pero cuando estuvo a punto de rematarle con el filo de la cimitarra, la risita aguda del mediano a sus espaldas rebuscando en los cuerpos de los caídos le rompió la concentración y por poco no se cae de morros al intentar herir al bajito kóbold.

 - ¡Deja el saqueo para más tarde y ayúdanos contra ellos, el peligro no ha pasado!

Una nueva oportunidad desperdiciada y el ceño fruncido son todo lo que resulta del nuevo disparo que Methgar ha efectuado contra el kobolt que bloquea la salida de la cueva.

A este paso poca protección le vas a dar a Garret o a cualquiera... Quieres centrarte!

Garret está solo fuera por ayudarnos, debemos salir pronto en su auxilio... así que deja eso!grita recriminatoriamente a Racalin aunque al hablar esa no era su intención, parece que la tensión del momento comienza a hacer mella en su carácter..

Desde mi posición veo como un moribundo lagarto de esos se acerca a Querelar, aún junto a la puerta de la choza, e intenta atizarle con la fuerza que aún queda en su cuerpo mientras el mago recrimina la actitud de Racalín que a mí también me había sorprendido sabiendo que el resto aún estaban enzarzados en una pelea. ¡No era momento de registrar los cuerpos muertos sino de matar a los que aún estaban vivos!

Una pizca de furia se enciende en mí y trato de mirar más allá de la escena de la puerta pues intuyo que este no es el último de estos bichos que queda en pie. Siento mi arco a la espalda y pienso en que tal vez necesite usarlo así que, aún con Marpilla entre mis brazos, espero a ver si tengo a tiro a alguno de esos lagartos escurridizos que están más allá de las paredes que me rodean para dejar a la gnoma suavemente en el suelo y disparar si hiciera falta.