Partida Rol por web

Saliste de tus Tierras para vivir una aventura épica tras prometer que algún día volverías con los tuyos. Este es el comienzo de dicha azaña.

Estabas en tu tierra, observando las mágicas estrellas del oscuro y sombrío cielo. Aquí, rodeada de bondad y árboles con los que te puedes comunicar y aliarte. Aqui es donde te hiciste madura y fuerte. Empezabas a pensar que querias gastar tu poder para el bien, y ejecutarlo contra aquellos que generan el mal allá por donde pisan. Pero por encima de todo había un hombre, un hombre que te hacía olvidar, aveces incluso te hacía sentir como si anocheciera lentamente en la cima de la nada. Allá donde el más anhelado silencio se hace presente, y la soledad juega sin mucho éxito a pasar desapercibida.

Una noche cuando la mayoria de esta tierra llena de elfos y semielfos dormían, decidiste salir con unos de tus mejores aliados; la naturelza y el bosque. Oculta bajo esa manta verdosa te escapaste dejando atras la tierra que te ha visto crecer. No sin antes haberte despedido de tus progenitores y amigos. Las despedidas no era algo que te incomodara, pero tampoco era algo que se te diera bien.

En el Bosque alto, o normalmente, en los pueblos elficos suele haber alguien que tiene la custodia de todos. Los elfos le suelen llamar Alfing que significa: La Custodia. La custodia de tu pueblo era un elfa bastante avanzada en edad, antes de que te marcharas te dio un sobre de color ocre que nunca abriste durante tu trayecto hacia la búsqueda de Óskar. Tampoco te importo demasiado en su momento lo que habíaescrito en ese hoja de papel doblada por cuatro costados. Quizá algún día sea buena idea abrirlo.

Han pasado dos días, y encontraste algo de información en una aldea cercana al Valle de la Sombra. Un aldeano te dijo que pareció ver a un hombre con un parecido muy similar al de tus indicaciones. Te dijo que lo mejor sería que visitases el Valle de la Sombra, que es donde le vió por última vez.

Dejas atrás la granja, donde obtuviste algo de información de Óskar. Para llegar al Valle de la Sombra tienes que atrevesar un denso bosque, pero no creo que eso te suponga un problema.
Navegar entre la espesa neblina en la que se convierten las vivencias de la infancia. Dejarse llevar, a lejanos mundos internos unidos por puentes del recuerdo te hará sentirte como en tu hogar.

Una claridad oscurecida mantiene todo en una frágil penumbra. El ambiente, calmo, parece reposar tiempos pasados. Un árbol extraviado se vislumbra, mostrando su tenue silueta, forjada a la intemperie. Su tronco, encorvado por el paso del tiempo, se retuerce incesante. Sus ramas, quebradas, se alzan resecas. Un frondoso haz de hojas se amontona alrededor de lo que se asemeja a una pequeña casa de árbol. Cuidada al detalle, parece salida de sueños remotos, de magia, fantasía e imaginación. A sus pies, una larga escalera se alza desde el suelo, rotos sus últimos peldaños.

La franja de colinas onduladas y bosque menos denso ya se aprecia a cada paso que da, lo que te indica que ya está cerca del Valle. Sin embargo, no dejas de preguntarte quién o qué abrá en el interior de esa casa, ya que, cuando pasas por su lado, esuchas ruidos que provienen de su interior.

A lo lejos puedo ver la silueta de un árbol curvado con lo que parece un refugio, un pequeño hogar similar a los que construían los humanos, y poco a poco en silencio me voy acercando al lugar en cuestión.
Una vez junto al árbol dedico unos minutos a observar con detenimiento la curiosa arquitectura construída sobre él y no puedo evitar poner mis manos sobre su tronco buscando el equilibrio que ha permitido que alguien o algo contruya esa casita ahí. El árbol lo ha permitido así que dejo de cuestionarlo.

En un principio decido seguir adelante e ignorar este hallazgo pero me detengo unos metros más adelante y doy marcha atrás. Sólo me queda una ración de comida y sé que hay alguien dentro de esas 4 paredes de madera, así que me acerco con intención de ver quén vive ahí.
Subo despacio y todo lo silenciosa que mi origen élfico me permiten los pequeños peldaños de la escalera. Una vez cerca del final veo que hay varios peldaños rotos así que decido que será más fácil atajar por el tronco torcido del árbol para llegar hasta la puerta. Una vez frente a ella llamo varias veces con los nudillos:
- ¿Aiya? ¿Hola?
Sería mejor probar en ambos idiomas, el mío natal y el que Óskar con su paciencia me ha enseñado. Sobre todo porque no sé quién podría haber viviendo ahí.

No te ha supuesto ningún impedimento que esa curiosa casucha árbol se interponiera en tu camino. Pues sin dudarlo has subidos los peldaños de la fina escalera para finalizar con un pequeño salto a una gran rama cercana y situarte frente a la puerta.

Ya de más cerca observas su tosca puerta, agrietada por multitud de lados e indicando lo antigüo del lugar. Con detinimiento recorres con la mirada toda su estrucutra, hasta que, decides llamar a la puerta con tus nudillos.

.....

..... No hay respuesta....

A su lado hay una pequeña ventana, su estrucutra está diseñada a baja altura por lo que te permite ver con algo de comodidad su interior sin moverte del sitio. Poco a poco vas viendo su silueta. Se encuentra de pie sobre un tronco demasiado estrecho a tus ojos. Es una pequeña criatura, similar a un Gnomo pero no lo distingues bien ya que los cristales están demasiado sucios. Sujeta un cayado, el cual saca un brillo en su parte mas alta. Esta se gira y apunta hacia la ventana.

La pequeña criatura mide de alto poco mas de la mitad de un humano. Tiene una complexión compacta, piel color marrón oscuro, cabello claro y ojos grandes. Al verte, apoya sus pies en la silueta del tronco para dar un salto hacia tras y caer de pie.

-Yo vivo aqui.. ¿Quién eres ?..- Su ceño fruncido parece indicar que es para intimidar, pero por su aspecto no dirias que va con malas intenciones a pesar de que la punta iluminada de su cayado apunta hacia ti.

Puedo intuir una pequeña silueta dentro de la casita pero no termino de saber qué clase de ser es. Se mueve ligeramente y puedo verla mejor: parece lo que los humanos llaman gnomos... pero jamás había visto nada parecido y sólo puedo fiarme de lo que Óskar me ha contado sobre los numerosos seres que habitan nuestras tierras.
Me habla un poco toscamente y puedo ver que lleva un cayado en una de sus manitas con la punta del mismo reluciente apuntando hacia mí así que me aparto un poco de su ángulo de visión para responderle alzando la voz todo lo posible para asegurarme de que me oirá, aunque yo a él le he escuchado perfectamente:
- Emm... pues soy... - dudo un momento cómo expresarme, no estoy acostumbrada, a veces aún me cuesta habla en el idioma común aunque lo entiendo perfectamente.-: Me llamo Miyanuviel, soy una elfa del Bosque Alto y voy camino del Valle de las Sombras. Ando algo escasa de comida y pensé que no me vendría mal un descanso cuando ví su hogar.

Aunque la estructura de la ventana y los barrotes que la defienden están a una buena altura, no estáne en el agunlo de visión perfecto para apreciar el decorado interior de la casucha. Lo de que si estás segura es de que es una gnoma. Suelen ser esquivos... silenciosos y rápidos, rara vez son vistos. Guardianes de los bosques, en su mayoría habitan en ellos, ocupados en sus labores, despreocupados de un mundo demasiado preocupado en insignificancias como para caer en la cuenta de que existen.

Lo cierto es que no puede decirse que estos seres sean de naturaleza malvada, pero ni mucho menos se trata de criaturas cuyo fin sea hacer el bien. Son, simplemente, duendes; caprichosos, burlones, de pícara sonrisa.

La Gnoma baja el cayado al ver que no buscas ningun tipo de violencia.

-Vaya, entonces... ¿Eres de los buenos?. Su tono de voz es bastante gracioso y jovial ahora mismo. Jeje.. Sihhhh. Se sienta en el tronco de madera donde cuelgan sus pequeños pies mientras te invita a pasar. Acercate.. puedes descansar aquí si es lo que quieres..- La pequeña criatura agita su mano con un movimiento misterioso y la puerta principal cede, quedando minimamente abierta para que puedas pasar al interior.

Empujo en silencio con cuidado la puerta agachando la cabeza para poder pasar y una vez tengo el rostro dentro giro la vista hacia donde está aquella criatura. Había visto algún gnomo en los bosques cuando me alejaba de la comunidad pero nunca entablé conversación con ellos ni supe si sería capaz de ello. No eran elfos... según mi comunidad todo no-gente no merece siquiera ser mirado por un elfo. Yo nunca estuve de acuerdo con esa mentalidad pero el miedo a sufrir algún daño por acercarme a desconocidos me echaba para atrás siempre.

Aunque no es el caso de ahora. Con escasa comida y viendo esta acogedora morada... mi instinto me dice que estaré a salvo.
- ¡Buenas tardes! - digo sonriendo una vez asomo la nariz desde la puerta y observo a la gnoma.- Podría decirse que soy de los buenos, sí, aunque nunca me habían descrito como tal... Soy una fiel seguidora de Silvanus, señor de los bosques. Muchas gracias por su hospitalidad, tiene usted una acogedora casita aunque debería solucionar el problema de los últimos peldaños de la escalera de fuera... Aunque bien pensado, quizá eso la mantenga más a salvo de animales salvajes.

Voy a tener que ir agachada la mitad del tiempo con el techo a esta altura... pienso divertida, será algo diferente.

Observas una estancia, simple, una cama desecha con sábanas blancas, mesa con sillas tiradas por el suelo y un arcón que permanece abierto pero que está completamente vacío. Sobre la misma mesa hay un frutero con frutas podridas, pan y algo de queso con el mismo aspecto que las frutas. La estancia también posee tres puertas más de madera -cerradas- que dan a ambos lados, y una última justo enfrente. La madera está reforzada con hierro.

A pesar de su aspecto desastroso te resulta bastante acogedora.

-Tienes que andar con mucho ojo Miyanuviel. Dice haciendo referencia a lo de los últimos peldaños. De un pequeño salto se baja del tronco que utiliza como tatami para su entrenamiento ..¡Hop!.. y se acerca curioseando tu estatura, sobre todo le llama mucho la atención el color de tu pelo. Yo me llamo Marpilla..-

-Vaaaya, que guapa y alta eres.. Sus ojos parecen no poder despegarse de cualquier rincón de tu silueta, hasta que, de pronto se acuerda de que tiene una invitada. ¿Te apetece tomar un té?. Pregunta mordiendose uno de sus dedos como si no estuviera segura de que está haciendo lo correcto ya que no tiende a conocer las costumbres elficas. También tengo algo de fruta y queso, luego también debe de haber... y-

Marpilla parece es el tipico personaje que no calla ni baja del agua, ni si quiera has respondido a la pregunta del té y ya está rebuscando por la mesa cualquier cosa que sea comestible. Aunque, dado el aspecto que tiene el frutero y demás..

- Vaya, gracias por los alagos, Marpilla. Encantada de conocerte. - respondo cortesmente ante sus alagos hacia mi belleza y altura... comprendo que debo parecerle bastante alta dada su pequeña altura, pero no soy para nada de las mujeres más altas de mi comunidad.
Echo una ojeada a la casa y me encuentro con un frutero en la mesa de madera cuyo contenido está bastante... peor de lo que cabría esperar. Quizá los gnomos se alimenten de comida en mal estado, pienso intentando no poner mala cara.
Pero rápidamente olvido mis pensamientos cuando la pequeña criatura me ofrece un té. Eso suena mucho mejor que la idea de la fruta y el queso, aunque si no hay otra cosa...
- Sí, un té, un té estará bien, muchas gracias. Tiene una casita muy acogedora, Marpilla.

Uffff, si no hay otra cosa mejor dedicarme a cazar por el bosque...
Además, es agradable poder charlar con alguien después de tantas horas de caminar en soledad por caminos y bosque.

Abre cajones a diestro y siniestro de un pequeño mueble cercano a la mesa hasta que da con las hierbas y un cazo de color ocre con algo de polvo. Lo espolsa y parece que cae un insecto sin vida de su interior, Marpilla no le da importancia y con alegría se acerca a una chimenea que no está encendida.

Con un nuevo y misterioso movimiento de manos hace prender los troncos ennegrecidos del interior de la chimenea. Termina por colocar el cazo sobre el fuego y añade un poco de agua junto a las hierbas encontradas. Realmente todo lo hace tan deprisa que te cuesta seguir sus movimientos.

-Pues ya está, ahora solo hay que esperar. Al instante la fragancia de las hierbas se instalan por toda la sala, inundandola de un olor agradable a jazmín. Mientras Marpilla termina de remover el agua del cazo te invita a que te sientes. Ponte comoda y puedes acercarte. ¿Sabes?, me encanta preparar el té... ¿Y vos?. ¿Porqué deseáis acercaros al Valle de la Sombra?- Se pregunta intrigada mientras ella sigue dando vueltas al agua con la ayuda de una pequeña pala de madera.

Intento seguir los pasos de la gnoma sin apenas lograrlo pero no me pasa desapercibido el uso de magia con sus pequeñas manos para crear fuego.  ¿Qué clase se magia será esa? Óskar ya me comentó algo acerca de que hay diferentes tipos de magia a cada cual más impresionante, aunque yo apenas le enseñé las cosas de las que soy capaz gracias a los dones que el Gran Roble me ha otorgado desde mi niñez.

El olor a hierbas pronto inunda toda la estancia y me acerco más a Marpilla para responder a su pregunta aunque no estoy del todo segura de que me la haya formulado a mí exactamente. Más bien parecía preguntárselo a sí misma en voz alta. Me siento en un tronco agradeciendo el no tener que permanecer agachada por el momento.
Pero dadas mis circunstancias, lo mejor siempre será explicar el motivo de mi viaje esperando encontrar nuevos datos sobre el paradero del hombre:
- Pues... verá, mi motivo para encaminarme al Valle de la Sombra es que llevo varios días buscando a un hombre, un humano y muy buen amigo mío que, al parecer, partió hacia allí sin dejarme aviso alguno. Siempre he sido un poco inquieta y no pude quedarme varada en mi comunidad sabiendo que Óskar, que es como se llama, podría correr algún peligro solo por estas tierras. Así que salí tras sus pasos esperando encontrarle y deseando enriquecer mi cultura.

Tras contarle eso noté como Marpilla me observaba y, por si acaso, describí a Óskar:
- No creo que haya pasado por aquí pero es un hombre alto, de pelo corto negro y ojos oscuros. Suele vestir ropajes rojos y llevar algún arma y muchas variadas cositas colgadas de su cinturón...

Luego, tras un pequeño silencio no pude evitar preguntarle:
- ¿Es usted maga, Marpilla? Eso que ha hecho con las manos... ¿Qué clase de magia es esa? Nunca la había visto...

Marpilla introduce unas pequeñas ramas bajo los troncos para que el fuego se avive mientras tú le cuentas el motivo de tu viaje. -A mi todos los humanos me parecen iguales; sus largas piernas, su carácter tan ordinario y tan destructivo a la vez. Se encoge de hombros y vuelve a mirar el fuego para dar el visto bueno a las brasas. Pero si veo a alguien que se parezca le diré que le estás buscando. Instala una de sus mejores sonrisas en su rostro. Aunque quien sabe, quizá te esté preparando una fiesta sorpresa en el Valle-

La pequeña criatura se pone a tararear una humilde canción mientras coge un par de tazitas que cuelgan ordenadas en el marco de la chimenea.

Al instante se escucha un ruido extraño por los alrededores, como si alguien estuviera rasgando la roca. Aparece un perro de color marrón somnoliento, acercándose para darle un lametón de bienvenida, y se tumba a sus pies, cerca del fuego que arde ya vivamente. -No te asustes. Es "Gordo", mi perro. ¿Cómo estas?. ¿Qué tal el día?, le pregunta, como siempre hace, aún sabiendo que no va a obtener más respuesta que la del día anterior. No sabes que es de mala educación no presentarse, tenemos una invitada..- Se queda de brazos cruzados mientras con su pie da rapidos golpes al suelo esperando una contestacion del animal.

Gordo se acerca lentamente a ti y busca una de tus manos para lamerla como muestra de agradecimiento por estar aquí. Una vez se ha quedado satisfecha la gnoma, sirve el té en las tazas y te tiende una más grande que la de ella. -Oh, sí, estudié magia arcana.  Eso que has visto es de lo más sencillo de hacer una vez has aprendido a utilizar las energías místicas, tienes que aprender a manipularlas y entonces con un movimiento rápido y eficaz ...¡fum!. Repite el mismo proceso que antes, y ves como su mano se ha convertido en una llama. La espolsa para apagarla y toma asiento. Fácil. Hace una pausa para dar un sorbo ruidoso del té. Pero me he dado cuenta de que tú tampoco eres manca, transmites una magia poderosa.. no será la nigromancia, ¿verdad?. No, no tiene pinta..-

Se acaricia el mentón como si tratara de averiguar que clase de magia es la que te rodea.

Me asusto al oír ruido en los alrededores pero rápido me doy cuenta de que no será ningún enemigo dada la sonrisa que a Marpilla le ha aparecido en el rostro al escuchar los arañazos.
Para cuando me quiero dar cuenta un perro marrón muy bonito está junto a nosotras dentro de la casita junto al fuego y junto a su dueña. Gordo dice que se llama el perro... Poco después, por sugerencia de la gnoma, el perro se acerca a mí y deja sus babas en mis manos a modo de bienvenida... - Buen chico, buen chico...- le digo al can acariciándole el lomo con las manos baboseadas.
No tardo ni medio segundo en limpiarme como puedo sobre el tronco en el que estoy sentada para recibir con las manos un poco más limpias la taza de té que no huele del todo mal como quizá cabría esperar dado el aspecto de la comida en aquella casa.

Marpilla me explica brevemente que la magia que ella conoce es la arcana y me vuelve a demostrar lo útil que puede ser dicha magia. No es la que yo conozco a la perfección pero tengo nocciones de ella.
- No, no... ¿Acaso tengo pinta de nigromante? Creo que no, tampoco creo haber visto a ninguno pero dudo que yo pueda pasar por una de ellos... Y es cierto, Marpilla, yo también sé de magia, poderosa o no, el Gran Silvanus me ha ayudado a ser lo que soy y a saber lo que sé. Domino la magia divina pero dada mi naturaleza también estoy aprendiendo en el arte de tratar con los animales. Si no fuera por eso me sentiría muy sola en estos caminos.

Era una tarde especial. Lo notabas en el aire. Lo sentías en la sangre. Grises nubes se movían en lo alto, mecidas por un viento pausado cuando decidiste entrar en la casa-árbol. Todo alrededor permanecía en silencio, precavido, prudente. ¿Sería esta un señal de los Dioses por Óskar?. El sendero, ascendente, estaba bien marcado en el terreno, durante largo tiempo transitado. Siguiéndolo, se llegaba a un punto en lo alto de una loma quebrada, salpicada por desnudos árboles lo que indicaba el paradero de un ancho Valle sombreado, y donde pocas veces daba el Sol.

Pasaste casi toda la tarde hablando de magia, alguna que otra anécdota graciosa y bebiendo un rico té que te sorprendió lo dulce que estaba. Todo, acompañada de la simpática y revoltosa Marpilla, y porque no, también de su ejemplar perro. Más grande que la propia Marpilla por cierto, quizá incluso aveces le utilice como perro de monta.

En cualquier caso, la noche se avecinaba de inmediato y quizá sería hora de seguir con tu viaje.

Apura las úlitmas gotas del té y se levanta con la ayuda de su cayado, animada.

-Sabes que dicen que los árboles crecen despacio, y que la vida pasa rápido. Naces al alba de un nuevo día. Durante su mañana, quizás, te enamoras. Envejeces sin remedio en un atardecer rojizo, perdiendo o siendo la pérdida... esto es un rollo Miya. Hay que hacer algo divertido. Dice con total confianza. Antes dijiste que ibas hacia el Valle, puedo acompañarte si quieres. Necesito coger algunas cosas..., prestadas..-

Sonríe de oreja a oreja y casi que sin esperar tu respuesta llama a Gordo, el cual ha permanecido en todo momento al lado de su ama, junto al fuego. -¡Vamos Gordo levanta!, nos vamos a la Ciudad..-

Se coloca una bolsa de cinto y otra pasadera por el cuello de un tamaño más grande. -Venga Miya. venga, tenemos que irnos..- Graciosamente tira de tu mano para que te levantes, sin importarle como llevas la taza de té.

Se derrama un pooc de té aunque por suerte ya casi he terminado la taza. No es que un té alimentase mucho pero el calor me ha sentado estupendamente. Me apresuro a responder a Marpilla pero me trabo un poco alucinada aún ante el repentino entusiasmo demostrado:
- Pe.. pe... pero... ¿ahora mismo? ¿Ya? ¿Quieres marcharte ya? No es que tenga inconveniente pero... no sé cómo de lejos estará ese Valle y pronto oscurecerá. Aunquw yo aquí solo soy la invitada, así que si quieres que marchemos, yo agradeceré enormemente tu compañía hasta mi siguiente lugar de destino.

Miro a la gnoma, luego al perro, y de nuevo a ella... No comprendo qué cable se le habrá cruzado para semejante arrebato pero, en fin, si quiere acompañarme, bienvenida sea. Siempre estaré más entretenida y protegida yendo con alguien más, o al menos eso es lo que pienso mientras me levanto del tronco tras replicar y dejar mi taza de té en la mesa.

- Muy bien, si estás segura de que quieres marchar a la Ciudad... ¡pues vayamos antes de que el sol de paso a la luna y sus estrellas!

La reboltosa Gnoma baja por las escaleras, pero antes ocurre una cosa que te sorprende tanto o más que lo del fuego de la chimenea. Con una palabra en un idioma que no conoces, Marpilla hace desaparecer a Gordo y es cuando decide deslizarse por los peldaños para tocar tierra más rápidamente.

El Vall de la Sombra se alza en la confluencia de un montón de árboledas frondosas juntas, conocidas como "Los Valles". Las boscosas laderas de los montes se elevan sobre la ciudad en el cielo del noroeste. Estos picos cubiertos de nieve y de nubes indican que más alla de la Villa y mas allá de sus estrechas murallas se extienden territorios salvajes, en los que mortíferos monstruos amenazan a los incautos.

Por suerte para ti, estás al lado de una criatura que seguro que se conoce el camino. Estáis a menos de media jornada de viaje, unas dos horas. El camino hasta allí se hace largo pero interesante al mismo tiempo. Cruzáis un pequeño valle llamado 'El Valle de la Daga' y es entonces cuando os acercáis a las puertas de la ciudad; Una gran puerta cruza bajo un alto muro y se abre a las calles de el Valle de la Sombra. Varios guardias de aspecto aburrido montan guardia en la entrada. Parecen que están dormidos.

Tras el camino, Marpilla no se despega de su cayado y lo uitliza hábilmente durante todo el trayecto para espantar a insectos nocturnos y voladores que se acerquen a ella, y otras veces también es ella la que busca a esos pequeños seres.

Una vez ya cerca de la entrada.

-Sihhhh. Levanta el dedo índice a modo de silencio. Mira, parece que están durmiendo. Podríamos cogerle todo lo que tienen- Dice sin mostrar ningún apice de importancia a su futura acción, aunque antes debe de tener un buen señuelo.

-Necesito tu ayuda Miya.- Susurra a tu lado despacio, casi segura de que habrás entendido el mensaje.