Partida Rol por web

El viaje se me hace corto, realmente corto, al lado de Marpilla. Se nota sobradamente que ya se conoce el camino y no duda ni un momento a la hora de tomar uno u otro senderos. Finalmente, con la noche ya sobre nuestras cabezas, llegamos a la puerta de la ciudad.
No consigo ver mucho más allá de esa grande puerta custodiada por unos guardias humanos pero mis ojos lo observan todo con detalle, con amor, con la pasión de alguien en un lugar nuevo que nunca creyó que pudiese pisar. Es entonces cuando le invaden las dudas sobre cómo se tomarán los humanos que un elfo entre en su ciudad... ¿Habrá más elfos aquí como me dijo Óskar? ¿Serán de muy lejos? ¿Habrá alguien de mi comunidad?

Pero una voz en susurros me saca de mis pensamientos. Miro a Marpilla tras oír lo que acaba de decirme y a los guardias que parecen estar dormidos, ¿lo parecen o lo están? Menuda manera de proteger la entrada por esta puerta... En la comunidad habría al menos 5 elfos alerta cada vez que alguien entrase o saliese de la misma, pienso decepcionada.
- No, chsss. - respondo a la gnoma acercándome con la intención de apartarla de los guardias.- Déjalos en paz, nos meterás en problemas. ¿No irás a...? - me quedo con la boca abierta pues creo que sé lo que intenta hacer y eso, seguro, estará penalizado por la Ley de los Hombres, tal y como Óskar me ha enseñado. Lo que Marpilla pretende hacer no está bien, así que me alejo un poco sin terminar la pregunta que iba a formularle a la espera de su reacción.

Respira hondo, se sienta y descansa su cuerpo en el mullido suelo.

-Cada dificultad es un reto, recuerda. Bien, lo sabía-

Tras estos y otros pensamientos se ve, de nuevo, sumergida entre muros y recodos, desorientada, mirando todo alrededor, fijándose en cada detalle. -¿Robar?. Sí, eso es lo que pretendía exactamente- Dice con ánimo de resolver todas tus posibles dudas, aunque un tanto cabreada ya que en cierto modo te ha ayudado y tú no pareces querer ayudarla, al menos de este modo.

Finalmente parece haber tomado una decisión.

-De acuerdo, lo haré yo misma, como siempre- Sin esperarte se levanta y se encamina hacia los guardias, siempre buscanco cualquier matorral que crezca por la zona para agazaparse y que el camino hasta la puerta se haga más fácil. Una vez allí parece que el guardia le ha detectado y la coge por sorpresa. Una estúpida rama ha entorpecido el sigilo de la Gnoma y ha sido puesta en descubierto. Los guardias esposan a Marpilla y se la llevan, ya que sospechan algo.

A ti no te han visto, pero no dejas de preguntarte si habrá sido una pequeña táctica de Marpilla...

Maldita sea, ¡se la llevan! ¿a dónde?, me pregunto asombrada por la rapidez de los guardias en atrapar a la pobre gnoma. Luego recuerdo algo que comentó antes de marchar: algo de coger prestadas algunas cosas en la Ciudad, así que es posible que no sea la primera vez que intenta algo parecido y por eso la han reconocido...
No lo dudo un momento y me dispongo a seguirles ni de muy cerca ni de muy lejos para poder ver con seguridad a dónde se la llevan e intentar liberarla de ellos... aunque no tengo ni idea de cómo podría hacerlo.
Voy recorriendo las oscuras calles de aquel lugar pero dadas las circunstancias no puedo detenerme a observar la arquitectura, la gente que pasa a mi lado... pues eso me haría perder de vista a Marpilla.

Al cruzar la gran puerta te dirgies hacia.... bueno no sabes donde. Al entrar notas un gran ambiente por la aldea. A pesar de estar reformada se encuentra en muy buen estado aunque los lugareños aún están realizando las últimas tareas de construcción del día. No parece que llames la atención de ninguno, lo que en cierto modo te reconforta.

Nada mas entrar, a unos diez metros encuentras la primera calle que gira a la derecha. Giras. Cruzas un par de casas de los habitantes de este lugar y a unos diezmetros más encuentras lo que debe de ser la plaza de la Villa. Carros y tiendas rodean un gran pozo comunal en el centro de esta plaza. Los habitantes se afaman en torno a la zona, haciendo las últimas compras como comida, ropa y artesanía. A tu derecha ves una señal con un cráneo de cerveza pintado, proclama "la naturaleza de este establecimiento"; 'La Taberna del Viejo Cráneo'. A tu izquierda -en otro edifcio diferente- ves la imagen de una nueva señal, de una serpiente enrollada sobre si misma y la leyenda 'Curiosidades' cuelga delante de esa tienda.

Pero como te había dicho al principio la mayor parte del Valle está en reformas, aunque en el interior de las ventanas de ese mismo edificio se puede apreciar algunos objetos qué están a la venta. Más adelante ya están las murallas de la ciudad, que curiosamente no están echas ni de piedra ni de granito, si no, con delicados árboles alineados que forman una gran barrera.

No hay pista de los guardias, ni de Marpilla, quizá lo mejor sea obtener algo de información por la zona.

Mi mirada va de un lado de una calle al otro y finalmente doy con la plaza del pueblo, que parece haber sido construída alrededor de un pozo, lo cual ma hace arrugar la nariz ligeramente recordando que en nuestra comunidad la plaza principal está construída alrededor de un enorme roble al que queremos muchísimo.

Parece que no llamo la atención de casi nadie en la ciudad, lo cual me alegra e intriga a la vez. ¿Habrá más elfos por aquí? ¿Y si busco a alguno? me pregunto desconcertada.

Me quedo en mitad de la plaza observando aquí y allá, sorprendida al ver cómo la ciudad se está reconstruyendo a marchas forzadas, hay obras por todas partes. ¿Habrán tenido algún problema hace poco que haya destrozado la ciudad? pienso a la par que me asusta la sola idea de que así haya sido. Busco con la mirada a algún elfo o elfa, alguien de mi raza con quien me será más fácil hablar pues sigo teniendo que perfeccionar mi dominio de la lengua común y me avergüenzo un poquito de ello.

Tus ojos pululan por toda la plaza, fijando algún objetivo de tu misma etnia con la que puedas entablar algo de conversación y no sentirte perdida. La verdad que te cuesta empezar a dar los primeros pasos por esta ciudad tan diferente.

Curiosidades de la vida detrás de ti aparece un humanoide, esbelto y ligeramente más bajo que un humano, tiene la piel pálida y cabello castaño. Sus orejas puntiagudas que asoman a los lados de su cabeza alargada le conceden un cierto atractivo, y luce una armadura de un diseño natural, con los colores del bosque, que parece orgánica ern vez de ser una pieza creada por los artesanos.

Es un muchacho joven, recién adquirida la mayoría de edad en los elfos.

-Ehh.. Hola. Soy Heian, el mensajero de la ciudad. No recuerdo haberte visto por aquí. Oh bueno, no es que te haya estado espiando... jeje. Solo que no recuerdo haberte visto, con tantos mensajes por enviar uno se acabo conociendo a toda la Villa..-

Niega con la cabeza y resta importancia. Carraspea.

-¿Cómo podría ayudarla?. Señorita....- Hace ademán de seguir, pero el educado elfo prefiere dirigirse hacia ti por tu nombre.

Cuando empiezo a agobiarme un poco por la situación, estar sola allí en medio con todos esos humanos alrededor de mí, y sin saber nada de Marpilla ni los guardias... es entonces cuando la sensación de que alguien se acerca a mí me saca de mis pensamientos y me hace girarme con auténtica velocidad. Miro a quien viene a la cara y enseguida me doy cuenta de que ¡es un elfo! Le miro de arriba a abajo y me quedo maravillada con sus ropajes tan parecidos a los míos, con su palidez y sobre todo su juventud.

Una vez está lo suficientemente cerca, aún sin haberme dado tiempo a reaccionar, se presenta y me saluda muy amablemente. Entonces en la última frase sus palabras se quedan flotando en el aire esperando mi respuesta, pero gracias a que estaba totalmente concentrada en escucharle no tardo en hacerlo:
- Miyanuviel, me llamo Miyanuviel. Encantada de conocerte, Heian. Es una maravilla encontrar más como yo por aquí, una auténtica maravilla... Yo aún no estoy acostumbrada a tratar con humanos del todo.

Pues, ¿ayudarme? Sí, sí, conociendo la Villa seguro que podrás. He venido acompañada de una alegre gnoma a la que unos guardias se han llevado lejos de mí en la entrada de la ciudad, al parecer ha cometido algún error en ocasiones anteriores y los guardias se la han llevado hacia algún edificio, no he conseguido saber dónde. Apenas la conozco pero al menos me gustaría hablar con ella y saber que está bien, no pretendo inmiscuirme en temas de leyes... - al decir esto último esbozo una sonrisa sincera hacia el elfo. Después me pongo ligeramente seria al recordar el verdadero motivo de mi viaje:

Y, además, el viaje lejos de mi hogar natal se debe a la búsqueda de un amigo, un hombre de raza humana que desapareció de su hogar hace algunos días, quizá semanas ya. Su nombre es Óskar, un hombre bastante alto, con el pelo cortito negro y los ojos oscuros. De tez limpia y sin marcas y suele vestir de rojo y llevar algún arma además de un cinturón cargado de cosas. Es un hombre muy hablador... Sé que es difícil, pero podrías haber visto a alguien que corresponda a esa descripción aquí en la Villa estos últimos días?

Para un personaje como Heian es un honor ser los ojos de una elfa tan atractiva, además ya ha terminado con su trabajo del día por lo que es mucho mejor estar aquí que volver a sellar cartas y más cartas. Se mantiene en silencio, sin estorbarte ni un momento mientras tú te dedicas a contarle la situación de Marpilla. -Me tendrás que disculpar, pero no he visto ha ningún Gnomo desde hace mucho tiempo por aquí. Sincero, tuerce el labio hacia un lado y hace un viaje fugaz por el interior de su mente para ver si pesca algún recuerdo que le saque de dudas. Pero si es el caso, quizá se la hayan llevado al cuartel de la ciudad- El joven elfo posa levemente una mano sobre tu hombro para acerte girar al tiempo que te señala con la otra mano un edificio alargado, estrecho y con un aspecto tétrico.

Tras señalarte el cuartel te hace unos gestos muy educados, como abriendote el camino para que des los primeros pasos. Quizá te esté ofreciendo un pequeño tour para que te conozcas un poco más la aldea. -Me sentiría muy grosero si no te enseñara algunas costumbres de esta ciudad. Espera a que tú des los primeros pasos y continúa. Disculpa por mi atrevimiento, pero habían varios humanos que no te estaban quitando ojo de encima, deberías de andarte con cuidado por estos suelos Miyanuviel. Aquí la gente aveces tiene un comportamiento extraño..-

La taberna no queda más que a unos escasos pasos.

-Ese Óskar se parece mucho a un humano que vino por aquí la pasada semana. Dice de forma muy intrigante. Un humano se acercó a la Villa pidiendo comida, estaba como muy pálido.. decía que el fin del mundo se acercaba. Los guardias le tacharon de loco y lo lanzaron al río. Lo siento no pretendía asustarte...-

Heian se detiene al lado de la taberna un tanto enojado por contarte esa pequeña tragedia. Su primera intención era invitarte a tomar una copa de hidromiel en la taberna, pero dadas las intenciones que te ha traido a visitar este Valle, cree que lo mejor será volver a su casa. -Bueno, si necesitas algo yo vivo...-

Antes de explicarle mi motivo real para estar allí Heian me indica dónde estará posiblemente Marpilla. Dirijo la vista hacia el lugar que señala con uno de sus finos dedos y el edificio en cuestión no anima demasiado a pasarse por allí de buenas a primeras. Es muy alto, sobresale por encima del resto de casas y muy estrecho, como pareciendo intentar tocar el cielo.
Acto seguido me da la sensación de que el elfo se da cuenta de lo perdida que estoy en aquel lugar que él conoce tan sumamente bien y parece querer invitarme a dar un paseo por la ciudad; al mirarle de nuevo veo que con un gesto me muestra que siga adelante, que comience a caminar hacia donde me señala y yo lo hago sin quejarme, me dejo llevar, me confío...

Pocos pasos después le hablo sobre Óskar con la esperanza de que me pueda dar nuevos datos si es que realmente ha pasado por esta ciudad y lo que responde ante mis palabras primero me asusta, luego me llena de tristeza y, en un cúmulo de sentimientos que se pisan unos a otros con gran velocidad, por último me enoja sobremanera. Sé que Heian no tiene culpa alguna pero no puedo evitar pagarlo con él, es a quien tengo delante y la única persona a quien conozco donde estoy ahora mismo.
- ¡No, por Silvanus! ¡No puede ser! Óskar no está loco... no está... - comienzo a sollozar agarando al pobre y jóven elfo de las mangas. Me seco las lágrimas con mis mangas y tras medio minuto calmándome la ira se apodera de mí: - ¡¡NO PUEDE SER!! Óskar jamás haría daño a nadie... no... ¡No se merece que lo hayan tratado así! - comienzo a chillar alternando gritos con susurros y con la mirada perdida sabedora de que sólo estoy consiguiendo ser el centro de atención de la plaza pero no me importa lo más mínimo.- ¿A dónde? ¿¡A dónde lleva ese río!? Debo encontrarle... debo...

Empiezo a notar que me falta el aire debido a la ansiedad que me ha causado la noticia de labios del elfo y me empiezo a dejar caer tristemente al suelo...

Últimamente no sabía cómo ver la realidad. Intentar comprender el por qué de tanta tristeza y desesperación en el mundo, o el por qué cada segundo vivido podía llegar a ser tan especial. Si dar gracias por haber nacido, o lamentarse de ello. Cierra los ojos durante ese período insignificante de tiempo, y se deja llevar. Los pensamientos de un pasado no muy lejano vinien a él como un torrente de ideas.

Cuando vuelve a abrir los ojos, justo un segundo después de haberlos cerrado, empieza a comprender el porqué de tus lágrimas.

-Heyy. No-no-no estés así. No-no-no estoy seguro de si fué él....  Balbucea con ánimo mientras te sujeta suave de tu antebrazo para ayudarte a levantarte y no dejar que toques suelo. Se siente un tanto culpable. Lamentarse de nada va a servir. Debes vivir feliz apreciando lo que tienes. O al menos, intentarlo-

Poco tiempo después, una lágrima resbala por tu mejilla. Con algo de habilidad el elfo extrae un pañuelo y te aclara esa lágrima, después te presta la prenda para que te seques esas lágrimas y no estropees las mangas de tu vestido. -Puedo acompañarte al río si eso te hará sentir más tranquila..- Seguramente no puedas o quieras contestarle a su petición, así que decide seguir hablando mirando en la dirección en la que se encuentra el río.

-Un día duro. Sé lo que es eso, puedo asegurártelo. Bueno, cálmate. Ya estás aquí, descansa, relájate. Reposa los brazos sobre las piernas, deja las manos entreabiertas. Ahora, cierra los ojos. Despacio...-

- Pu... pu... - comienzo a intentar hablar pero en ese momento me presta un pañuelo para que me seque mis lágrimas tras intentar hacerlo él.- Pues... no me importaría ver por dónde cae el río ya que tendré que seguirlo corriente abajo estos días... Mu... muchas gracias por consolarme, tampoco me lo merezco después de gritarte de esa manera pero es que no puedo concebir que le haya pasado algo malo al único amigo que tengo... o tenía.

Poco después comienza a hablar dulcemente, como transmitiéndome paz y tranquilidad, lo cual realmente necesito y soy consciente de ello así que me dejo llevar por sus palabras y hago lo que me pide, me relajo, dejo las palmas de mis manos abiertas y cierro los ojos agudizando el oído hasta límites insospechados; al fin y al cabo estoy en un lugar desconocido con un desconocido. Suelo ser muy confiada pero no hasta semejante límite.

Posa suevamente sus pulgares para asegurarse de que tienes los ojos cerrados y entonces instala esos mismos dedos en tu frente, presionándolos. En ese segundo en el que todo te parece paralizado, miles de cosas ocurrían en todas partes. Idas y venidas a la vida. Llantos, lágrimas y sonrisas. Odio y amor. Desesperación y esperanza. Heian puede verlo todo como protagonista, sentir el dolor y la alegría de todas esas cosas, o en cierto modo ve lo que tus pensamientos le están transmitiendo a él.

No ha pasado mucho tiempo cuando el mensajero se sacude con violencia hacia atrás, como si hubiera sido empujado por una fuerza invisible. Conmocionado aún por la aventura que ha tenido leyendo tu mente, intenta recuperarse de ese contratiempo.

-Así que es cierto..-

Es lo único que sale de su boca o al menos lo que único que entiendes, ya que lo demás son palabras tan cortas y extrañas que no llegas a entender ninguna de ellas. Por unos instantes dirías que algo malo le está ocurriendo, pero quizá tan solo sea el precio a pagar por leer una mente poderosa como la tuya.

Abro los ojos cuando noto que la presión de los dedos que Heian tenía en mi frente cesa de repente. Al abrirlos le veo delante de mí con la mirada un tanto perdida, vacía... y susurra que es cierto. ¿Pero qué es cierto el qué? ¿Realmente me ha leído la mente? ¿Qué ha visto exactamente? esas y mil preguntas más se agolpan en mi mente intentando salir sin orden ni coordenadas todas en tropel.

Poso mis manos sobre los hombros del jóven elfo y zarandeándole le hablo intentando sacarle de sus divagaciones:
- ¿Es cierto el qué? ¿Acaso dudabas de mi palabra, jóven elfo? No diría mucho de ti que dudases de alguien de tu misma raza de semejante manera. ¿Se puede saber qué es lo que es cierto? ¿Qué te pasa? - pegunto atropelladamente al muchacho esperando una pronta respuesta antes de que pierda los nervios.

Marpilla en los cuarteles, Óskar posiblemente arrojado al río con violencia hace escasos días, una ciudad desconocida, sigo sin comida para subsistir otro día más a menos que me dedique a cazar en mis andanzas y, para colmo, el único que entabla convresación conmigo ahora que me he vuelto a quedar sola intenta leerme la mente y se queda alelado... ¿Pero qué demonios ocurre? pienso con tristeza mirando fijamente a los ojos de Heian.

Los ligeros empujones le liberan de las extrañas visiones que ha podido percibir al leer tu mente. Aunque parece que en ese momento está del todo cuerdo, aún le cuesta un corto periodo de tiempo recomponerse del viaje paranormal.

Sus ojos se instalan comodamente en los tuyos, hasta reconocerlos.

-Creo que... creo que deberíamos irnos. Podría haber gente mirándonos si es que no lo están haciendo ya. Susurra estás últimas palabras mirando disimuladamente a su alrededor como si alguien estuviese cerca, espiando. Cuando se asegura prosigue y busca una de tus manos para tirar de ti y, seguramente te acercará hasta las aproximidades del río. Lo que voy a contaros no se lo debes de contar a nadie. Comienza. Los Bandidos sabrán indudablemente esta historia dentro de poco tiempo, pero esta no es razón para llevar ante ellos lo que deben de descubrir ellos mismos. ¿Tengo vuestra palabra?-

En ese punto Heian para, esperando a que le des su palabra o promesa. Dada tu confianza anterior, simplemente espera un gesto afirmativo por tu parte para poder continuar.

-Hace tres semanas un grupo de guerreros liderados por Randal Morn, el legítimo dirigente del Valle de la Daga, asaltó lo que quedaba de la tumba de Shraevyn, una hechicera muerta hace mucho tiempo. Puede que hayáis oído hablar de Shraevyn, la guerrera-maga, en vuestros estudios. Fue una buena hechicera que sirvió a los valles allá por los años 900. Según todas las fuentes, era justa y poderosa, y eso lo acreditó con la creación de uno de los objetos mágicos más poderosos en el área. De acuerdo con las leyendas populares, Shraevyn creó una poderosa espada larga, conocida como La Espada de los Valles, justo antes de su muerte. Ese arma se rumorea que posee una variedad de poderes especiales. No se recuerda lo que la espada puede hacer, pero en mi búsqueda he llegado a descubrir unas pocas de sus supuestas propiedades.

Primero, la espada puede partir cadenas y manillas cuando su esgrimidor pronuncia la palabra Merrydale. Su esgrimidor también puede “Respirar Agua” mientras posea el arma. Sobre otros que no sean estos dos poderes, tengo poco más que ofreceros. Girando por una extrecha calle el mensajero continúa su narración, interrumpida sólo por el suave sonido de los caballos al trotar y el cliquetear de algunas escobas que barren la entrada de sus viviendas. Randal debió haber creído que la posesión de esa espada le colocaría en la mejor posición para liberar Cataratas de la Daga de las manos de los Bandidos, y por eso condujo él mismo a un grupo de sus hombres al interior de la tumba. De acuerdo con Curuvar, un leal seguidor y el único superviviente de la expedición, Randal liberó felizmente La Espada de una horda de no-muertos que había en la tumba de Shraevyn. El grupo fue emboscado a la salida de la cripta por una fuerza de magos Zhents que conocían de la expedición de Randal. Por poco derrotan a los hombres libres de los valles, pero Randal -empuñando La Espada de los Valles- los aplastó junto con sus creaciones mágicas sin el menor esfuerzo por su parte. Lo que ocurrió a continuación fue totalmente inesperado y fatal en última instancia para el grupo. Aunque todo ocurrió muy rápidamente, Curuvar pudo suministrar esta provechosa información; No-muertos, la mayoría de ellos esqueletos pero con un puñado de zombies y ghouls entre ellos, surgieron de la tierra. Los hombres de los valles cayeron en el horror y sus amigos condenados fueron derribados al suelo como por un ataque salvaje. Él también vio un fugaz resplandor de una extraña luz esmeralda que golpeaba a Randal en el suelo. Curuvar insiste en que Randal respiraba tranquilamente aunque era incapaz de moverse tras el súbito ataque. Suficientemente astuto para comprender que no podía luchar él solo contra todos los muertos vivientes, Curuvar decidió escapar sin ser detectado y huyó. Un pesado silencio flota en el ambiente hasta que las aguas del río ya se oyen como chocan contra las rocas.

He visto a Óskar en tu interior como luchaba también en esa pelea, y creo que ese Curuvar sabe algo de su paradero. Los Reinos necesitan héroes, aquí y ahora. Yo os propongo ir a buscar a Curuvar..-

Cita:

- Tiene mi palabra, jóven Heian.
Y tras afirmar este hecho ante lo que va a contarme, echo a andar a su lado hacia el río, o eso me presupongo dado que salimos poco a poco de la ciudad. Una vez fuera de oídos curiosos, el elfo empieza a hablar y aunque me cuesta al principio seguir sus palabras escucho totalmente absorta y concentrada lo que Heian me cuenta de camino al río.
En varias ocasiones le corto en mitad de una frase para asegurarme de que me estoy enterando bien de todo aquello, pues con tantos datos y nombres de personas que desconozco me cuesta un poco seguirle. Gracias a sus explicaciones entre frase y frase más o menos me entero de todo.

Una vez llegamos al río termina el jóven de hablar y me quedo unos minutos en silencio, pensativa... asimilando toda la información recibida en tan escaso tiempo. Y no es que el tiempo juegue mucho a mi favor así que realmente debería agradecerlo.

- Pero... bueno, y... ¿Y ese tal Curuvar escapó con la espada o ésta quedó allí entre los no-muertos? ¿Y qué hacía Óskar allí en esa pelea tan lejos de su hogar? Nunca mencionó a ninguna de esas personas en nuestros encuentros. - las preguntas se agolpaban en mi mente sin orden y así mismo salían por mi boca esperando no volver loco al elfo pero sin poder impedir hablar más despacio o esperar.- Y lo más importante... ¿Sabes tú dónde encontrar a ese Curuvar? ¿Vendrás conmigo en su búsqueda?

Tras esa última pregunta me doy cuenta de que Heian sigue esperando la respuesta a su última pregunta así que me acerco a él y sentándome en una roca junto al río que está a su lado le respondo, franca y con la voz bien alta para también convencerme a mí misma de lo que estoy a punto de decir y de atenerme a sus consecuencias:
- Heian, si Curuvar sabe algo de Óskar no dudes que moveré mar y tierra por hallarlo. Ya he dejado mi hogar atrás y quizá nunca regrese para pena de mis progenitores; pero mi maestro me dijo hace tiempo unas sabias palabras que, tal como está mi vida y mis fuertes sentimientos hacia ese humano al que persigo con ahínco no puedo más que seguir cada letra de dicha frase: - me quedo un momento callada y a mi mente viene la imagen de Óskar la última vez que le vi.- "Es mejor morir por algo que vivir por nada"... Y yo tengo alguien por quien morir si es que he de hacerlo.

Hace un frío impropio de primavera en la oscuridad de la noche. Cuando las nubes cierran el cielo comienza una lluvia de pequeñas gotas, como de lágrimas que se desprenden sin poder evitarlo. Los rayos de luna las acompañan y las primeras gotas caen como pequeños misiles sobre el río.

Al mensajero no le importa las veces que te tenga que contar cualquier punto de la historia que se te haya pasado por alto, pues a decir verdad, como bardo que es él, es una de sus mejores historias. Entre risas de buena gana te corrige algunos detalles, como nombres, lugares y cualquier duda que se te venga. Una vez a los pies del río el joven Heian tiene la sensación de que aquí se acaba tu visita.

-Siempre hay algo por lo que morir, aunque sea por uno mismo. Si no, todo el esfuerzo que hemos echo para llegar hasta donde estamos sería en vano. Suspira mientras toma asiento como si él también hubiera tenido un pasado del que se arrepiente y del que ha sabido recuperarse. ¿Sabes una cosa?, lanza una piedra al río con la intención de que de saltos sobre el agua, si alguien te impide alcanzar lo que mas amas ignoralé, seguramente te irá mejor- Cuando la piedra ya debe de estar tocando el fondo del río, el elfo tiene fuertes dudas de si debería de acompañarte en tu viaje. No.. no puedo acompañarte. La gente quiere leer su correo, ya sabes y... lo mío no son las aventuras- Ríe recordando un tiempo atrás no muy lejano en sus tiempos como aventurero, un tanto avergonzado por dejar al descubierto sus "dotes de combate".

-Antes de contarte donde encontrarás al viejo, me gustaría enseñarte algo..- El joven se levanta y corre sorteando un par de rocas como si fuera un niño que desea enseñar su primer juguete. La verdad que te intriga lo que Heian tenga oculto.

Escucho sin interrupirle al elfo y no comprendo del todo algunas de sus afirmaciones seguidas de su agradable risa.
Cuando me responde que él no puede acompañarme mi rostro cambia radicalmente de expresión; no me hace falta mirarme en el reflejo del agua del río para saberlo, no lo he podido evitar. Acabo de conocerle, sí, pero dos siempre serán mejor que uno a la hora de enfrentarse a los innumerables peligros que invaden este mundo hoy día, y yo tan lejos de mi hogar, mi cómodo y protegido hogar, pienso.

- Vaya, es una pena... Habría sido agradable tener compañía de nuevo. - respondo a Heian intentando forzar una sonrisa sin lograrlo. Aunque comprendo sus motivos me apena igualmente, sobre todo al pensar que tendré que continuar sola como casi hasta ahora.

Cita:

Tras decir eso y ver cómo sale corriendo entre las rocas cercanas me obliga a levantarme y correr tras él, sin saber por qué, simplemente porque un impulso así me lo ha ordenado. La curiosidad me puede, quizá sea el mayor de mis males y la que me lleve a situaciones como esta pero... no puedo evitarlo.

- ¡Ey! ¡Espérame! - le grito bajando la voz todo lo que puedo pero con intención de que me oiga mientras le sigo dando saltos con menos brío que él por entre las rocas del río.

El joven Heian te conduce hasta un lugar insospechado, un lugar escondido para cualquier depredador nocturno cerca del río. El escondite no está muy alejado del Valle de la Sombra y probablemente el mensajero lo debió de encontrar en una de sus tipicas escapadas del trabajo. Se acerca hasta un árbol, que lo único que lo diferencia del resto es que este tiene el tronco más retorcido y unas hojas rojizas durante todo el año.

Una vez allí se agacha y abre una trampilla del mismo suelo, este se cuela en su interior y te invita a pasar. Una vez estás dentro del cuchitril, Heian indica silencio y te lleva hasta una mesa de madera que sostiene una vela encendida.

-¿Sabes?. Cuentan las leyendas perdidas en la memoria de los tiempos que todo recién nacido es visitado, en su primera noche en el mundo, por una única hada, engendrada en el mismo instante, que lo elige como su más preciado tesoro, y queda unida a él de por vida. ¿Te lo han contado alguna vez?. Dicen que es una protectora de los grandes males, concesora de los pequeños deseos, y que toda hada permanece atenta a su alma escogida, y se mantiene a su lado mientras ésta crea en ella. Abre un cajón estrecho de la misma mesa. Hay gente que no cree, pero he tenido la suerte de comprobar que si es cierto..-

Te invita de nuevo a que te acerques a él para que veas lo que se oculta tras ese cajón, y efectivamente ves una luz brillante como la de una luciernaga. Se trata de un ser diminuto, tan pequeño a tus ojos que tienes que fijarte mucho en el interior de esa luz para lograr diferenciar una pequeña silueta con dos alas parecidas a las de una libelula que cuelgan de su espalda. -Me gustaría que la conocieses antes de que te vayas...-

Nombra a la criatura con un nombre élfico -Lía- y ves como al instante la luz sale del cajón, iluminando todo a su paso hasta que se posa sobre la palma de la mano del mensajero.

Me quedo boquiabierta y sin poder creerme lo que me está contando a la par que alucino con el estupendo escondite de mi compañero elfo envidiándolo por ello. Cuando termina de hablar y se dirije a un cajón ya no sé ni qué pensar... ¿es real lo que me está contando? ¿Lleva tanto tiempo viviendo entre humanos que ha perdido la cabeza?

Pero de pronto, una vez junto al cajón me pide que me acerque para verlo con mis propios ojos... Desconfío un poco al principio pero después de todo lo que me ha dicho, de llevarme además a ese escondite en el bosque y, ¡qué demonios!, ¡es un elfo como yo!...; termino confiando y creyendo un poco en todo lo que me ha explicado cuando desde el interior del cajón veo salir un resplandor pequeñito pero muy luminoso, poco a poco ese resplandor va inundando más el cajón  finalmente lo que sale del mismo reluce por todo el chuchitril comouna luciérnaga.

Oh, es una lucíernaga, pienso al principio; hasta que lo que quiera que sea se posa en la palma de la mano de Heian y puedo verla con más claridad al acercarme curiosa mientras me presenta a aquel ser, Lía.
- ¡¡Oh, por el sagrado Silvanus!! ¿¡De verdad es un hada!? No puedo creerlo... bue... bueno... sí porque lo estoy viendo con mis popios ojos... Vaya, vaya sorpresa, ¡pero jamás pensé que existiesen de verdad!

Tras el impacto inicial la miro con curiosidad y admiro la increíble belleza y paz que desprende un ser tan diminuto.
- ¿Realmente es tu hada? ¿Llegó a tí en la noche que naciste? - le pregunto sin parar apenas a respirar entre pregunta y pregunta.- ¿Pero cómo puedes saber eso? Siendo tan pequeño no se tienen recuerdos del propio nacimiento de uno... ¿o te lo contaron tus padres al crecer? ¿Todos los años de tu vida ha estado contigo? ¿Y por qué no la dejas suelta y la mantienes aquí encerrada a la pobre? Me da pena... metidita ahí en ese cajón... esperando que vengas a visitarla y alimentarla cada día... ¿o me equivoco?

Un poco de envidia recorre mi cuerpo. Nunca creí que esa leyenda fuera cierta. La conocía, claro que sí... pero jamás conocí a nadie que realmente creyese en ella ni hubiera visto algo parecido... o eso creo. Vamos, es algo que recordaría a pesar de los muchos años que llevo vividos, pienso de repente dudando de mi memoria.

Mientras la pequeña criatura se instala en la palma de la mano del mensajero tú sufres de intriga y quieres saber cuanto antes el porqué de su paradero. Un torrente de preguntas atropellan al joven Heian para que salgas de dudas.

-Dicen que algunas noches, cuando la oscuridad todo lo envuelve, pequeñas luces se dirigen revoloteando en una danza hipnótica a las casas, aldeas o pueblos en semipenumbra, y recorren sus calles acercándose a las ventanas, intentando atisbar tras ellas un llanto, un abrazo materno, un primer sueño. Luciérnagas, suelen llamarlas los que se creen sabios. Simples insectos inútiles, que no causan bien o mal alguno.... Lo cierto es que no se sabe por qué todos los niños creen en las hadas. Tampoco por qué estas los eligen, y se atan a ellos, conocedoras de su más que probable final. Algo debe haber...-

Mientras esa envidia sana que recorre tu cuerpo te invade dulcemente, el mensajero te cuenta lo que el más recuerda del inicio del vínculo con su hada. No da tiempo a contestar a todas tus preguntas cuando la entrada al cuchitril está siendo olisqueada por varios depredadores, los cuales no solo intentan oler lo que se esconde, si no, con sus patas también intentar escarbar el terreno con la itención de hacer un orificio lo suficientemente grande para que puedan entrar.

Un pequeño susto se lleva el mensajero, pero trata de mantener la calma.

-Han debido de seguirnos el rastro; Huargos. Se levanta de la silla. Miyanuviel, marchate rápido. Hay una ruta trasera que conduce hasta mi casa..- El joven introduce el hada en el interior de su pecho y con las dos manos te sujeta por los hombros, indicandote el camino que debes tomar si es que es eso lo que deseas hacer.

Mientras tanto, los salvajes animales siguen olisqueando y escarbando el terreno..