Partida Rol por web

De su dedo índice, empieza a emanar un ligero hielo. Su dedo se escarcha completamente y una hilera de cristales helados se dirigen hacia Caesar que al impactar contra el, esos cristales se escarchan y le hacen algo de daño, sintiendo su cortante frío. (-2pg)

-¡Seguid así!-

Maldito goblin chupababosas! grita al trasgo que le ha herido con la jabalina al tiempo que le dispara una nueva flecha, la cual parece solo rozarle

 Oh no!,Sejmet!...

Grito preocupado por mi amiga.

Bién,juguemos sucio!*

Saco un pergamino y lo leo,conjurando Flecha ácida de Melf.

Una flecha mágica,hecha de ácida,surge de mi mano.Desgraciadamente la flecha no llega hasta mi objetivo,el maldecidor.

No,por que ahora...?*

Maldición!! Las cosas no pintan nada bien, es mejor retirarnos momentáneamente, esos animales cambian por completo la situación!! Caesar inicia la retirada de inmediato. De nada sirve que caigamos todos aquí... Vamos demonios de prisa!!!

 QUe se vaya,yo no pienso irme sin Sejmet.

El suelo se tambalea, y en apenas unos segundos desaparece bajo mis pies.

¡¡No, no, no!! ¡¡Al final he caído en su trampa!!

Cuando me quiero dar cuenta estoy tumbada y siento una punzada de dolor en mi pierna. Con un alarido, dirijo mi mirada hacia ella, para ver a una bestia -a la que en otras circunstancias podría haberme referido como "perro"- dando cuenta de ella. Inmediatamente me la quito de encima con un golpe del brazo, pero es evidente que vendrá a por más. Otras dos criaturas parecen salir igualmente de la nada, y se abalanzan sobre mí con la misma voracidad.

Siento un leve mareo, pero mi único pensamiento es que tengo que zafarme de ellas como sea.

No puedo acabar así...

Malherida, trato de ponerme en pie a la vez que empujo a los animales. En ese momento me doy cuenta, con desesperación, de que no me quedan fuerzas para curarme, no siento poder. Cuanto me queda está en mi mano, el espadón... y mi sangre.

Aún estoy viva...

El líquido, rojo vivo, resbala aún entre los dedos de mi mano derecha -la que me había llevado a la pierna- manchando la empuñadura del espadón. Tras mirarlo un momento fijamente, mi mente parece recuperarse, y consigo pensar con claridad.

Con gesto decidido, aún en la deprimente situación, tomo uno de los viales de mi mochila. Lo destapo descuidadamente con la boca, escupiendo el tapón, y dejo caer su contenido en mi garganta. Saboreo, a medida que me hace recuperar las fuerzas, hasta la última gota del brebaje, de color rojo intenso.

Estas bestias parecen un lobo de pelaje oscuro con una malévola inteligencia en sus rostros y ojos rojizos. -GRRRRRRR......-

Las cuatro bestias quieren probar la carne de la humana, pero solo dos de ellas tienen la oportunidad de hacerlo, ya que las otras dos se estorban y gruñen entre ellas.

Methgar mueve sus pies para colocarse en un posición perfecta para buscar el punto débil de la criatura. Tensa una flecha, y cuando tiene localizado el punto débil, la suelta. El proyectil perfora el cuelo del pequeño Goblin. Una mueca de dolor, un ligero quejido y cae muerto.

Caesar por su parte decide retirarse del combate, y se aleja lo suficiente. Con el riesgo de que por la parte inferior hay un pequeño Goblin, y a eso también hay que añadir el ataque 'fantasma' que le hicieron a Racalín..

El mediano estaba a la suya, extrajo un pergamino de su estuche y comenzó a leerlo rápidamente. Sin embargo se le debió de pasar alguna estrofa por que la flecha ácida se quedó a mitad de camino y por su fuera poco parte de ese ácido se escurre por su mano, dañándole ligeramente. (-1 pg)

Los perros hambrientos, parecía que ya tenían la comida puesta en bandeja. Uno de ellos ya habían desgarrado la pierna de la clériga, y volvía a la carga con sus afilados dientes como cuchillas. Pero la fortuna corrió de lado de Sejmet, y retorciendose por el suelo consiguió levantarse y coger un frasco de cristal de su mochila casi al mismo tiempo. Los perros seguían gruñiendo e intentaban lanzarse sobre ella con sus mordiscos, los mas retrasados se peleaban entre ellos en una lucha para ver quien conseguía el bocado mas exquisito.

De nuevo, por suerte para la humana, consigue saborear el líquido rojo que huele a azufre y siente como la herida de la pierna se le está cerrando y como vuelve a tener las mismas fuerzas o más que en un principio. (+12pg)

-¡AHHHHHHHHHHH!-

Al ver como la mujer elfa da muerte a uno de sus amigos esta criatura carga con furia y con su maza en alto, dispuesto a dejarla caer para dañar a la exploradora. Pero la destreza de Methgar es suficiente para poder ver por el rabillo del ojo como venía su enemigo.

El de la parte inferior ve como Caesar intenta escapar, este le da un aviso. -Eh, humano. ¡Esquiva esto!- El goblin, lanza su última jabalina hacia su posición, y cuando todo indicaba que iba a dañar a Caesar, la jabalina es detenida por el escudo del hechicero.

Un insignificante ratón toca tierra, y revolotea entre los pies de Methgar. El animal abre su boca e intenta morder el pie de la exploradora, pero el material de sus botas es demasiado grueso para unos dientes tan pequeños.

El Maldecidor por su parte decide acercarse para ver el espectaculo que se está ofreciendo en el interior del foso. Al verlo, se vuelve loco de emoción. -UjujujU... jujuju- Parece que la sangre y la locura le satisfacen.

Alza la vista y fija la mirada en el mediano.

-¡Niñato!. Aquí tienes mi moneda de cambio..- El cetro está en un perfecta línea contra Racalín, una intensa bola de fuego sale disparada hacia él.

Antes de que le de tiempo a esquivar la bola, ve como una silueta traslúcida está a su lado. Esa silueta poco a poco va cobrando la forma de uno de esos trasgos al que os enfrentásteis en la Villa de Aguas Fuertes. En su mano porta una lanza, la cual utiliza para atacar.

Methgar avanza un paso para tener una buena distancia con la que disparar al trasgo y a su vez ir acercándose hacia la posición del maldecidor

si puedo rodearlo mientras está distraído podríamos acabar con él fácilmente...

Venid, tenemos que ayudar a Sejmet!! y acabar con ese asqueroso...

 Ops!

Esquivo la bola de fuego todo lo bién que puedo,aunque no puedo evitar quemar un poco mis ropas,aunque no es gran cosa.

SIn prestar demasiada atención al trasgo adyacente,disparo un flechazo al maldecidor,*que de nuevo sale desviado.

Joder!,no puedo conjurar,con este bicho al lado.

Pienso,mientras me sitúo en frente de él.

Oye Trasgo,por que quieres atacarme,yo no te he hecho nada,...deberías atacar a ese

DIgo señalando al maldecidor,te ha tirado una bola de fuego.**

Una vez que el hechicero a logrado salir momentáneamente del peligro en que se encontraba y ya con su maza en la mano, decide regresar para auxiliar a sus compañeros. Maldición, el mediano ha complicado la situación, ahora no hay forma de que pueda rodear al goblin... Sin otra opción Caesar rodea la columna y se coloca del lado izquierdo esperando poder sorprender al enemigo. Conservando una postura conservadora el hechicero ataca al goblin descargando su maza sobre el enemigo, sin embargo su postura es tan endeble que solo golpea el aire... Vamos, saquen a la mujer de allí y reorganizemonos!!!

Las bestias siguen ladrando y gruñendo a Sejmet, deseosos de probar su carne. Dos de ellos la están arrinconando contra la esquina del foso, aún así sus mordiscos tan solo prueban el ambiente y el olor a sangre.

Los de atrás parecen que han encontrado un hueco para clavar sus colmillos a la humana.

-Grooooarrrrhggggg...-

-¡AYÚDADME!-

Alerto a mis compañeros de que estoy en peligro. No dejo de quitarle ojo a los animales sedientos y hambrientos, son demasiados y eso me impide atacar con comodidad.

La elfa salvaje no se despega de su arco tan efectivo. Esta vez, su flecha, se introduce en el forntal de la criatura, pero por fortuna para él, esa zona la tiene bien protegida y no le hace casi nada de daño (-1 pg).

Racalín por su parte, no tiene mucho tiempo de pensar ya que una gran bola de fuego vuela hacia su posición. En un último instante la esquiva, pero cuando choca contra los muros siente el ardor de la gran bola ardiente (-5pg). Acto seguido intenta encontrar la posición del Maldecidor para lanzarle una flecha, y aunque sabe donde se encuentra no ha podido apuntar con comodidad, pues el trasgo le iba atacar de nuevo. No tanta suerte tiene ese mismo trasgo, que no solo están en llamas (-9pg), si no que no consigue acertar con su lanza al reboltoso mediano.

Caesar se arrepiente de la acción de retirar y vuelve al campo de batalla con su maza aferrada. Intenta un ataque fiel a un paladín, pero está claro que lo suyo no son las armas. Al menos ha llegado a tiempo, justo después de la explosión de fuego.

La Humana, que aún sigue allá abajo, reclama ayuda gritando a pleno pulmón mientras intenta girar su espadón. Lo malo que hay demasiados perros y no la dejan atacar con comodidad.

-¡EHH!. ¡Eso ha dolido!-

Levanta su maza en un acto de venganza y se abalanza sobre la elfa con su arma bien empuñada. La pequeña criatura ataca a la altura de la rodilla para que el daño sea mas grave si cabe. Al ver que acierta y le saca un gesto de dolor a la mujer no deja de reír. (-3 pg)

El de la parte inferior sale de los escombros al tiempo que se enfunda su maza. Trata de ser lo mas sigiloso posible.

De nuevo la cordura de este personaje está por los suelos al ver como explota su bola de fuego, incluso daña a uno de los suyos. Pero eso no parece importarle lo mas mínimo. -Uju.. ujujujuju..- De nuevo, su cetro vuelve a emitir un sonido zumbante, indicando que está a punto de salir algo de el.

Un rayo muy azulado se empieza a cargar en la punta del cetro, cuando está listo para salir grita -¡ALLLMANI' AK!- Y el rayo dibuja una línea recta perfecta que sale directa hacia la elfa salvaje.