Minsk habre la puerta de la tabrena con una pano, haciendole un signo con la mano a Querelar para que se aproxime, y una ves éste se haya a su lado, habre la puerta de golpe y obserba el panorama, atento a cualquier cosa, o cualquier enemigo.
Querelar apunta con la flecha encocada en el arco, en silencio, listo par asoltar la tensada cuerda.
Al entrar véis a un hombre grueso y calvo, de mediana edad, que viste un delantal limpio pero desgastado. Está amasando pan y al veros entrar se sacude las manos en el delantal. Y este amablemente os estrecha la mano a ambos. Parece que no tiene muchos clientes -de echo el Mesón esyá comlpetamente vacío- y parece que tampoco se inmuta al veros con armas en vuestras manos.
-¡Hola queridos aventureros!. Me llamo Valerio. ¿Que os trae por aquí?. No puedo ofreceros gran cosa. Aunque tengo cerveza, pan, galletas de anís, algo de queso y sopas de ajo- El hombre no puede creer lo que ven sus ojos.
Por la alegría que tiene encima podría decirse que no ha tenido clientes durante una larga temporada.
Mira al tal Valero y dice,
- Quien eres tú y que haces en este campamento desolado y deshabitado?
Minsk pasa sin hacer mucho caso al tabernero, mirando de un lado a otro, obserbando toda le taberna, cada rincón, y tras haber dado una vuena vuelta por la taberna, se sienta a una mesa.
Tabernero, sirvemé cerveza y algo comestible
Querelar guarda las dos flechas en su carcaj y cuelga su arco en el soporte habilitado en el mismo y da un vistazo en el salón.
- No me importaría degustar todos estos platos que has mencionado, Valerio.
El decorado de la posada era estupendo, muy rustíco, en plan posada antigua. Tenía dos mesas redondas de madera bien pulida, y bordeando a las mesas habían tres sillas del mismo material a mano izquierda. Al frente -desde os hablaba Valerio- hay una larga barra con varios toneles de cerveza apilados tras de sí. Unas escaleras bajan seguramente a algún tipo de almacén donde deb de guardar varios suministros de alimentos.
-Ohhh, enseguida os contaré mi historia, pero por favor, sentáos Amablemente sale de la barra para ofreceros una de las mesas y limpia el polvo con un trapo antes de que os sentéis. Os sacaré algo de comer y rica cerveza de malta jejeje. Ya veréis como no habréis probado ninguna mejor- Se aleja de nuevo a la barra para serviros el pedido y desde allí intenta sacar algo de conversación.
...Nunca os había visto por estos lares ¿por qué no me decís vuestros nombres y me contáis el motivo de vuestro viaje mietras os preparo algo caliente para comer? El hombre señala la cocina con el pulgar por encima de su hombro y se dirige hacia allí.
No os preocupéis tengo buen oído así que podéis hablar jejeje- Aclara desde el interior de la cocina.
Querelar mira a Valerio.
- Si no es molestia, antes me gustaría saber como puedes mantener este negocio en este campamento, parece que está desierto...
-Jejeje, de acuerdo. Os la contaré..- El hombre sale de la cocina, en un plato lleva queso fresco cortado en rodajas finas y dos jarras de cerveza. Os lo sirve.
..Las cosas no van muy bien, no. Cuando mi padre fundió el mesón, esto sí que era un negocio. Más de 200 hombres trabajaban en el campamento, y todos venían aquí despúes de la jornada. Pero un día talaron un gran roble que los Exploradores del Bosque Lejano consideraban sagrado. Son un grupo de guardabosques que actúa más bien como una orden de caballería, dedicada por entero a proteger este bosque. Se ofendieron mucho, y paralizaron las talas. Hubo algunos altercados entre guardabosques y leñadores, así que para evitar males mayores, se pidío la intervención del Conde de Everlun, villa no muy lejana. Este, impuso la paz, y aunque en un principio pensaba defender los intereses de los leñadores -y los suyos propios, puesto que sacaba una buena tajada con los impuesto jejeje-, pronto cambío de opinión. Los guardabosques podían ser algo radicales, pero hacían muy bien su trabajo. Si no fuera por ellos, muchos orcos y goblins del norte llegarían hasta el camino del oeste, haciendo insegura la ruta para mercaderes y otros viajeros. Así que determinó que el campamento se cerraba, prosiguiendo las talas en otro lugar-
El hombre vuelve a la barra para servirse una cerveza para él mismo mientras se termina de hacer la sopa. -Y esa fue la ruina para mí, que acababa de heredar el negocio. El mesón está algo alejado del camino principal, y casi nadie viene. He aguantado mucho tiempo, esperando que las cosas cambiasen, pero no lo han hecho, y estoy en la ruina-
Querelar escucha con atención, al final tras mucho resistirse come con avidez el sabroso queso y se quita el polvo del camino con un largo trago de cerveza.
- Y por que no te mudas o montas algo para hacer más interesante el campamento, no sé, en plan competiciones, lugar de reposo...
¿un hombre solo? le pregunta Minsk a su compañero, no puede acerse, sugiero que vendas el mesón a alguien que quiera pasar una vida retirada en el campo, y luego marcharte una buena ciudad a ejercer tu oficio, seria lo mas sensato
-¿Quién querría comprar un mesón en un lugar como este? Estoy en la ruina... Vuelve a repetir el hombre sin demasiadas esperanza para superar este bache. Lo cerraré y me iré a buscar trabajo a alguna villa..-
Al poco rato, mientras seguís conversando, se escuha un caballo acercánodose. Desde una de las ventanas veís que encima del caballo hay un fornido jinete, armado con cota de malla y una espada. Tiene un aire muy marcial. Exámina con atención los alrededores y el mesón. Después entra..
Desde la puerta veí su gran cota de mallas. Su espadón que cuelga de su citura y una ballesta a la esplada. -Buenos días avenutreros- Os hace un gesto con la cabeza a modo de saludo. E indica al mesonero que salga fuera para hablar.
Saludos caballero... ¿puedo ofrecerle un asiento en la posada de aqui el compañero?, luego girandose hacia el tabernro comenta- hoy es tu día de suerte, llega gente por doquier.
Valerio se queda un tanto extrañado. Deja su cerveza apoyada en la barra y se limpia las manos en el delantal. Os mira con el ceño fruncido mostrando claramente que no entiende de que va todo esto. -¿Y quién es este?-
El mesonero se deja llevar y sale afuera para hablar con el caballero. -¿Qué quiere?- La puerta se cierra. Parece que el caballero no acepta la invitación por parte de Minsk.
Desde donde estáis no podeís escuchar con claridad.
Minsk se acerca sin hacer mucho ruido hacia la puerta, para poder escuchar mejor, la conversación de los dos y
A) si no escucha nada se dirige hacia una ventana para ver lo que pasa
B) si escucha algo maniene la posición para escuchar la conversación
Tirada: 1d20(+1)
Motivo: escuchar
Resultado: 11(+1)=12
El elfo se acerca silenciosamente hacia la puerta y pega su picuda oreja en la misma, el humano sin embargo prefiere mantener cautela y se mantiene pegado a su silla.
Al pegar la oreja, escuchas la conversación con bastante claridad, aunque no con toda la que te hubiera gustado. -....necesito que prepares una cena para esta noche de cuarenta comensales entre nobles, escoltas y críados-
Valerio sin pensarlo mucho acepta. Tras la breve conversación escuchas como el jinete monta su caballo y Valerio gira sobre sus pasos para volver al Mesón...
Te da tiempo a volver y a sentarte mientras Valerio se acerca hacia la puerta.
Querelar se mantiene en silencio, y comiendo con avidez la comida mirando al elfo escuchando a través de la puerta.
Minsk se hacerca a Querelar y le susurra en lenguaje elfo, Esta nocha habrá aqui una reunión de nobles, creo que nuestro amigo, mira al tabernero y continua, nos oculta algo, e podido escuchar que vendrían cuarenta en total entre nobles, escoltas y criados.
Se gira hacia el tabernero y le sonríe
Por favor- dice ahora en común, nos gustaría pasar la noche aquí, ¿es posible?