Partida Rol por web

Descendiendo por las escaleras de acceso va el elfo que llamo al grupo en presencia de la dama Shaylin, esta vez venia acompañada de una joven chica.

Saludos mi niña. Murmura suavemente con la voz apenas superior a un susurro mientras se detiene a pocos pies de la joven chica. Soy la dama Shaylin Luna naciente de la Casa de mística. Yo soy quien os ha llamado.

Una sonrisa amarga le cruza brevemente la cara, una expresión que parece poco natural en sus bellos rasgos. Después se vuelve ligeramente, levantando la mano con lentitud para indicar el resto de la sala, detrás de la dama aparecen tres humanos y un semo-ogros. Son los mismos que vistes en la posada de los cinco dragones cuando estallo el anciano.

Anna iba vestida como una montaraz, llevaba una abultada mochila a sus espaldas y de su cinto colgaban dos espadas y dos dagas. Al llegar frente a la dama elfa y oír su largo nombre élfico tan solo se quedó con las manos atrás, en una divertida mueca en la que apretaba los labios mientras sus globos oculares miraban enderredor.

Era un bonito cubil, había oído que no hace mucho esta ciudad estaba libre del gobierno de los caballeros negros, aunque no tenía idea como se manejaban sin dar órdenes, no era problema suyo. Hizo una pequeña reverencia con su cabeza pero no recibió la misma respuesta.

Balanceose en sus pies para comenzar despacio - Bueeno, así que vosotros sois... ¿La Resistencia de Pashin? 

Nael me ha dicho que necesitais una guía, conozco desierto de Khur hasta las llanuras de Neraka.

Echó un vistazo a los cuatro tipos que se habían adelantado - Supongo que es a ellos a quien debo guiar

De nuevo se giró a su interlocutora - No hago demasiadas preguntas pero he aprendido a cobrar por adelantado, espero me entendáis

¿A dónde exáctamente debo guiarles?

La única de entre nuestro grupo que se pronunció acerca de la ruta fue la sacerdotisa de Mishakal, negando contar con tal conocimiento. No obstante, añadió algo que me agradó, y era que había orado por la capacidad de obtener agua, dado que nos dirigíamos a un desierto.

Esa es una bendición que también yo he solicitado a Chislev. -Informé, para tranquilidad de los presentes.

La dama élfica, de hecho, quiso tranquilizar nuestro ánimo ofreciéndonos otra revelación. En sus sueños no sólo aparecíamos nosotros cuatro, sino que había una quinta persona que ejercía de guía para nosotros. De hecho, en cuanto oímos voces en el exterior, Shaylin asumió que se trataría de ella, tal vez porque la había hecho ir a buscar.

Salimos de la tienda tras ella, maravillándome durante un instante en la ligereza de los pasos de la elfa, que parecía deslizarse con intensa elegancia, más que caminar. En el exterior, el elfo que nos había contactado en las calles y nos había indicado la ruta a través de las alcantarillas se acercaba en compañía de una muchacha de rasgos juveniles. No era yo el más indicado para juzgar la competencia de nadie por su juventud, dada mi falta de veteranía. Muy al contrario, observé detenidamente su atuendo, así como el equipo que portaba. ¿Una montaraz? Eso eran grandes noticias, sin duda. Bien conocía la utilidad de un explorador, y lo mucho que se complementaban sus habilidades con las de un druida, una vez se pisaba terreno salvaje. Lo había vivido de primera mano, viendo en lo que había podido fructificar la colaboración entre Caminante Felino y Roble Firme.

Mi ceño se frunció ante las primeras palabras de la joven exploradora, dispuesto a negar que fuéramos parte de la resistencia, pero pronto me di cuenta de que no se refería a nuestro grupo, sino a la comunidad subterránea entre la que nos encontrábamos, lo que significaba que, como nosotros algunas horas antes, acababa de saber de ellos.

Saludos, montaraz. -Me adelanté cuando preguntó por el destino de nuestra incursión, llevándome una mano al pecho al presentarme- Se me conoce como Lobo Blanco, druida adorador de La Bestia, Chislev. En efecto, es a nosotros a quienes se espera que puedas guiar. Debemos encontrar las antiguas ruinas del templo de Hurim, al otro lado del desierto, cerca de las Arenas Ardientes. Para encontrar la entrada, sin embargo, tal vez debamos parlamentar antes con las tribus nómadas de ese territorio.

 Miré con curiosidad a la dama exploradora, antes de preguntar, con curiosidad y precaución:

 - Disculpadme si os parezco impertinente, señorita, porque os aseguro que no es mi intención. Yo soy Anubis, a vuestro humilde servicio. ¿Tenéis experiencia como guía?. No pretendo poner en duda vuestras capacidades ni mucho menos, pero deseo saber que podemos esperar de vos para poder actuar en consecuencia si surgiera algún imprevisto.

Disculpad mis modales - Dijo sin cambiar su postura ni hacer gesto alguno - Me llamo Anna

Conozco bien el desierto de Khur hasta las llanuras de Neraka, Anubis, solo espero que mi tarea pueda limitarse como guía y no tenga que arrastraros a alguno por la arena hasta una caravana nómada - Quiso preguntarle algo más al túnica blanca, pero sus modales y su protocolo estaban demasiado interiorizados, por lo que cerró la boca y se aferró a lo profesional.

No creo que necesitéis negociar con las caravanas nómadas, ésas ruinas de Hurim... son un lugar maldito. ¿Estáis seguros que queréis ir allí? Los nómadas evitan por todos los medios pasar por allí, hay historias, y al fin y al cabo, son un montón de piedras olvidadas sin ningún interés.  - Negó con la cabeza mirando sus zapatos - Perdonadme, no es trabajo mío entrometerme en vuestros asuntos.

Volvió a girarse hacia Shaylin, esperando su respuesta, y su paga, apretando coqueta y suavemente su labio inferior con el labio superior.

El druida compartió que él también había pedido a su diosa el favor de crear agua, con lo que me sentí más tranquila a ese respecto. Con el agua que pudiéramos llevar y la posibilidad de que ambos pudiéramos invocar más, aquel tema quedaba más que cubierto.

Antes de que pudiéramos concretar otros aspectos prácticos del viaje, Shaylin nos dijo que no nos preocupáramos por el viaje, pues en sus sueños también había visto a una muchacha que nos guiaría. Justo en ese momento se escuchó ruido en el exterior, anunciando la elfa que seguramente se tratara ella.

Shaylin salió entonces de la tienda, y la seguimos al exterior, viendo cómo el elfo que nos había dado la clave para llegar hasta aquel lugar se acercaba acompañado de una mujer con aspecto de montaraz.

Sí, sin duda tiene que ser ella.

La elfa se detuvo cerca de la joven, presentándose a esta, mientras que la muchacha preguntaba sobre la Resistencia; más como una forma de romper el hielo que como una verdadera duda. Aquello, junto a su balanceo, me sacó una sonrisa. Era como si pareciera estar nerviosa, pero al mismo tiempo se la veía tranquila, quizás fuera que no estaba muy segura de cómo debía actuar.

Fue pronto al grano, dejando claro que era capaz de hacer de guía y deduciendo que era a nosotros cuatro a quienes debía ayudar. También aludió en seguida al dinero, preguntando después por el lugar exacto al que debía llevarnos. Lobo Blanco se presentó y se encargó de responder a aquella última duda, siendo después Anubis quien se presentaba y preguntaba a la muchacha por su experiencia; una pregunta que a decir verdad no comprendí.

La joven se presentó entonces, respondiendo al mago y dando su opinión sobre el lugar al que nos dirigíamos, para finalmente disculparse por ello. Negué con la cabeza, despacio, antes de pronunciarme.

- No es necesario que se disculpe, le agradecemos la información, y creo que el tema de sus honorarios lo tiene que tratar con nosotros. – le dije a la muchacha, que parecía esperar una respuesta a ese respecto por cómo se giró hacia la elfa. – Mi nombre es Kairi Moonlight, clérigo de Mishakal. – me presenté con una amable sonrisa. – Sabemos que el viaje no será sencillo, no se preocupe. Y díganos, ¿cuánto pide por guiarnos hasta allí?

Cuando Kairi intentó tranquilizarme respondí con un gruñido algo infantil. -No soy yo, es Klad. Quiere ejercitarse. Para demostrar mis palabras giré tomé mi martillo y lo acerqué a mi boca. -Ya oíste, Klad, tienes que calmarte. Luego volví a colocarlo en su arnés, confiando en que haría caso. Por unos momentos al menos..

Poco después vi llegar al paken enemigo de los zaushatar acompañado por una mujer pequeña (pero más alta que la sacerdotisa) a quien presentaron como nuestra guía y que dijo llamarse "Aana". Lo primero que ella hizo fue pedir su paga, algo que me pareció correcto. Mientras mis compañeros y la nueva mujer hablaban yo aproveché para palmear la espalda del recadero de Shaylin a modo de saludo; no conocía su nombre pero él nos había ayudado a escapar el día anterior y eso le daba un punto extra en mi escala de cinco. Pero antes de que pudiese interactuar más con él, escuché a Kairi hacer una pregunta que me pareció incorrecta. -Ella no va a cobrar, nos guiará en los sueños de la mujer-espíritu y a nadie le pagan por lo que hace en los sueños. De ser así yo tendría muchos cincos de acero..

Fruncí el ceño al oír la intervención de Anubis, sin terminar de comprender su pregunta. ¿Había alguna intención oculta, que yo no terminaba de captar? Al fin y al cabo, era un mago. Yo no entendía demasiado bien a los estudiosos de artes místicas, su forma de obrar me resultaba... artificial. Pero la chica ya había ofrecido su carta de presentación, explicando su conocimiento del terreno. Puede que yo fuera alguien con una mentalidad eminentemente simple, guiado por el instinto y la sencillez, pero nuestro problema era no conocer el camino, y esa mujer conocía el camino. ¿Qué más necesitaba el mago?

La propia Anna, que así se presentó, tuvo que volver a repetir su nivel de conocimiento del terreno, tras lo que mostró sus dudas acerca de aquellas ruinas. De ser otras las circunstancias, yo habría compartido su opinión. Nunca había explorado ruinas, ni había albergado el menor interés en ello, pero aquellas eran circunstancias excepcionales que me alejaban de mis amados bosques.

Unas ruinas pueden ser sólo piedras. -Le expliqué, en un tono calmado y paciente- Un bosque pueden ser sólo árboles. Pero, si se mira un poco más detenidamente, entre los árboles pueden verse arbustos, hierba, frutos, larvas, ardillas, pájaros, roedores, zorros, ciervos... Todo un ecosistema complejo y de gran belleza, donde podemos cometer el error de ver únicamente unos árboles demasiado cercanos entre sí. -Me detuve un instante, permitiéndome sonreír brevemente, un gesto poco habitual en mí- Unas ruinas pueden ser sólo piedras. Pero, entre esas piedras, puede haber mucho más. Buscamos un conocimiento antiguo. Podría estar inscrito en sus paredes de roca, grabado en objetos enterrados, o escrito en viejos libros mal conservados. -Una respuesta tan vaga evitaba tener que mentir o poner excusas, pero también desvelar toda la verdad. Y lo cierto era que mis palabras servían igualmente a la búsqueda del grupo y a mi búsqueda personal- Si eres capaz de llevarnos a la entrada de esas ruinas, no hará falta hablar con los nómadas. De lo contrario, me temo que esas viejas historias, la tradición oral de los pueblos que moran esas tierras, serán nuestra única pista para encontrarla.

En ese momento, la clérigo de Mishakal se presentó y decretó que los honorarios de la guía debían correr de nuestra cuenta. Aquello me sorprendió, algo que no pude evitar que se reflejase en mi expresión, pero no me opuse directamente. Había asumido que la comunidad subterránea se encargaría de ello, pero en aquel instante recordé las penurias que estaban padeciendo. Incluso el alimento lo tenían racionado. Era justo que nos ocupásemos nosotros de ello, pero eso me planteaba un serio inconveniente.

Mis recursos en metal... no llegan a las veinte piezas de oro. -Tuve que reconocer, mirando al suelo. No es que tuviera demasiado que aportar, como para poder sufragar lo que parecía un servicio prolongado. Claro que, en ese instante, Okodar negó incluso que la mujer fuera a cobrar nada en absoluto por su trabajo, algo que tampoco era posible en mi cabeza. En aquel momento, al alzar la mirada, caí en la cuenta de algo- Sin embargo, a lo largo de la expedición encontraremos a buen seguro objetos de gran valor. Los templos de los hombres están siempre llenos de ellos. ¿Un porcentaje de todo lo de valor que encontremos sería un pago justo para ti, Anna?

Anna arqueó una sola ceja a las palabras del semi-ogro que hablaba con su martillo, no cabía duda alguna de cual era su papel en ése grupo. Volvió a dirigirse a los tres miembros civilizados del gru... bueno, a los dos miembros civilizados y al exótico Lobo Blanco, quien tenía un gran don de palabra. Nunca había confraternizado con elfos, así que sería muy interesante intercambiar historias.

Gracias Kairi - Dijo viendo a la presunta Resistencia de la ciudad y donde vivían, aunque seguro que tenían más de lo que parece, solo que no tenían donde invertirlo ahí fuera - Hay seis días de camino por el desierto de Khur hasta las ruinas de Hurim - Sus manos estaban una sobre otra, reposando frente a ella con actitud servil y una cordial sonrisa, su pelo estaba impecable y para el olfato más fino, olía a jabón - os daré más detalles del camino habiendo cobrado mi adelanto. Os tomaré cinco piezas de acero por día de camino, no es mi intención adentrarme en esas ruinas malditas Lobo Blanco, eso hacen treinta piezas de acero por adelantado.

No es un lugar difícil de llegar.... para quien ya sabe exactamente donde está. Por lo que no creo que tengáis problemas en la vuelta. ¿Os parece justo?

 Miré escandalizado a la joven exploradora en cuando dijo el precio de sus honorarios, esperando que se tratara de alguna broma de mal gusto. Al comprender que hablaba en serio, respondí:

 - Disculpe, creo que hablo en nombre de todo mi grupo cuando digo... ¿¿¿Que???.

 Esperaba haber oído mal, porque con esas tarifas, no haría de guía de muchos, salvo de gente rica, y eso solo si era la mejor exploradora de Krynn.

Anna Marie mantuvo sus manos frente a ella, casi como una criada del hogar - Decidme, Anubis el túnica blanca, ¿Qué necesitais? No entiendo vuestro desconcierto

Miró de nuevo a Shaylin, ahora era Anna quien no entendía para qué la habían llamado, tal vez pretendieran que viniera  a guiarles de forma gratuita y altruista, cuando de buena gana los caballeros negros pagarían una buena bolsa de monedas por saber el paradero de este grupo de elfos, de los forasteros relacionados con el incidente del tipo que estalló en llamas y su presunto destino. 

Anna volvió a apretar el labio inferior, en gesto dubitativo, esperando oír algo más esclarecedor, si es que de verdad iban a contratarla.

 - Pues que es demasiado dinero, me temo. - Repliqué, manteniendo la calma. - No podemos permitirnos pagaros semejante suma, me temo. Somos gente humilde, con muy pocos ahorros y sin ningún sueldo. ¿No podíamos llegar a algún tipo de acuerdo, por favor?.

No os preocupéis mi querido Anubis, el dinero no es un problema para nosotros. Vuestro viaje será largo y difícil, pero recordad que los dioses nunca nos presentan problemas sin solución. No dudéis de vuestras propias fuerzas, y recordad que es mejor encender una única llama que maldecir la oscuridad. La Casa de mística adelantara esas 30 piezas de acero y os proporcionara provisiones para seis días de vieja. Comento con su voz musical y calmada la dama elfa, mientras sacaba de una bolsa de terciopelo morado que entregaba a Anna. ¿Cómo sabia la dama elfa que cantidad iba a pedir la montaraz? Cuando le entrego la bolsa la Shaylin se inclinó sobre Anna y le susurro unas palabras al oído.

En mis sueños también aparecía reflejado este pago, mi querida niña. Te susurro al oído. También te vi entrando en las ruinas, liberando tu espíritu.

Shaylin se levanta mientras y se acerca de nuevo al elfo vestido de negro, que os parece familiar, y que había traido a Anna.

Creo que ya conocéis a Naelathan. Murmura. Os guiará por el pasadizo que lleva fuera de las alcantarillas y fuera de Pashin.

Naelathan os ofrece una leve sonrisa antes de girarse e inclinarse con respeto ante Shaylin. Los guiaré con seguridad, dama Shaylin.

Shaylin le dirige una sonrisa cálida a Naelathan antes de girarse de nuevo hacia vosotros. Naelathan nos ha ayudado mucho y ahora también os ayudará a vosotros. Mientras Shaylin se vuelve, Naelathan os dirige otra de sus sonrisas de suficiencia.

Venga, estamos perdiendo el tiempo. Salgamos de la villa antes de que causéis más problemas.

Apreté los labios sin saber muy bien a qué atenerme. Había hecho una propuesta, y la mujer no se había dignado siquiera a responder, limitándose a exponer sus exigencias. Yo, ciertamente, desconocía el valor habitual de un servicio de esas características, pero Anubis no tardó en mostrar su consternación por el precio. Se inició una suerte de inicio de negociación entre ambos, ante el que yo continué observando en silencio. "Algún tipo de acuerdo" era lo que yo había ofrecido, sin obtener respuesta. Claro que ¿qué entendía yo de aquellos menesteres?

Finalmente, por fortuna, la dama Shaylin se ofreció a costear la expedición, algo que me resultó curioso dado el estado de la comunidad. Tenían los alimentos racionados, ¿pero sin embargo oro en abundancia? Gestionar los recursos de una comunidad no debía ser sencillo, no como velar por un ecosistema, donde la propia naturaleza se abría camino.

Dama Shaylin... -Dije finalmente, colocándome a la espalda mi equipo, y ajustando las correas de la mochila- ...ha sido un placer conocerte. Esperemos volver a vernos a nuestro regreso, con buenas nuevas.

De la Dama Shaylin  a Anna

En mis sueños también aparecía reflejado este pago, mi querida niña. Te susurro al oído. También te vi entrando en las ruinas, liberando tu espíritu.