Partida Rol por web

La llave del Destino

Capítulo III: El camino hacía Hurim

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14/10/2018, 21:46
Anubis

 - Kairi tiene toda la razón, deberíamos de actuar deprisa. - Sugería, apoyando a nuestra compañera, mientras observaba en dirección donde habían huido el grupo de enemigos supervivientes. - También debemos de asegurarnos de borrar nuestras huellas para evitar ser seguidos con facilidad.

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16/10/2018, 21:30
Dungeon master

Anna comenzó a trazar una ruta nueva, más alejada de los caminos y por tanto más difícil de rastrear. Pero esta nueva ruta también tenía desventajas y era su complicación a la hora de seguirla, el nuevo camino atravesaba zonas de vegetación espesa, bancos de arena y algún que otra garganta que había que cruzar. La nueva ruta dio resultado y no tuvisteis encuentros con ningún otro grupo de caballeros negros, pero tan como Anna temía, el viaje se alargaría un par de días más.

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16/10/2018, 21:31
Dungeon master

De repente empezáis a oír, en la distancia, el ruido de risas y voces altas hablando y cantando. Vuestros sentidos captan el olor del fuego y de un sabroso venado asándose.

Poco después podéis ver la fuente del ruido. En una torrentera seca hay un campamento de nómadas. Las tiendas de colores brillantes están extendidas como un campo de flores silvestres, vividas incluso en la luz menguante de la puesta de sol. El campamento parece estar montado en círculos concéntricos, con las tiendas de mayor tamaño en el corazón del campamento, alrededor de una enorme fogata.

Aunque podéis ver algunas figuras entrando y saliendo de las tiendas, y oís el ocasional ladrido de un perro, parece que la mayoría de los acampados están en el centro del campamento, donde aparentemente se celebra una fiesta. Unas figuras con escasa ropa y envueltas de pañuelos ondeantes de tonos alegres bailan alrededor de la fogata acompañadas por una cacofonía de instrumentos tocando una tonada exultante.

Notas de juego

Esto ocurre el segundo día de viaje al atardecer, cuando vosotros también buscáis un sitio donde acampar.  

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17/10/2018, 11:23
Lobo Blanco

Finalmente, tras aquel enfrentamiento en el camino, mi idea de extraer información del asaltante que había quedado atrás, pese a estar apoyada por la clérigo de Mishakal, no fructificó. El tipo estaba tan aturdido, y contábamos con tanta prisa por retomar la marcha, que sencillamente le dejamos huir y seguimos caminando.

Anubis, muy sagazmente, propuso borrar nuestras huellas, y al menos al inicio de la ruta me parecía buena idea. De modo que, tras hablar con nuestra guía, trazamos una ruta a seguir y me describió un pequeño rodeo que podría seguir fácilmente, por un terreno abrupto y campo a través que dificultaría enormemente el paso de quien pretendiera seguirlo. No me molesté en ocultar lo más mínimo mi paso, sino que, muy al contrario, fui dejando muestras evidentes de mi caminar. No obstante, al contrario de cualquiera que pretendiera seguirme, los arbustos y la maleza no se aferrarían a mis ropajes, ni los arbustos espinosos me arañarían al pasar entre ellos. La naturaleza me recibía como uno con ella, emisario de su deidad patrona, bendecido para recorrer sus ocultos senderos. Mientras tanto, el grupo seguiría el camino principal, dedicándose cada poco a borrar sus huellas de la tierra mediante ramas llenas de hojas, que sepultarían sus pisadas. Si alguien pretendiera seguirnos, serían mis huellas las que le guiarían hacia la espesura, y algunas millas más tarde, éstas se desvanecerían, reemplazadas por las muestras del paso de animales tan natural en aquellos parajes. Sería el lobo quien se reuniría con el resto del grupo, culminada aquella pequeña estratagema.

El viento nos advirtió de la presencia que encontraríamos tras alzarnos hasta el punto más alto de una loma. Un campamento nómada de grandes dimensiones, donde parecía abundar la risa y el canto. El ambiente festivo, el colorido, y la concentración en el centro de la mayor parte de la población, parecían indicar algún tipo de celebración. Aquello era buena señal, pues no predisponía a esas gentes de mala manera. Recordaba las festividades de mi aldea, cuando era pequeño, y las observaba desde la distancia por evitar que los otros chicos se metieran conmigo si me acercaba demasiado a la hoguera... Antes de acercarnos al campamento, quise saber más acerca de los hombres de aquellas tierras.

Deberíais dejar las armas donde nadie pueda confundirse y creer que tenéis intención de utilizarlas... -Aconsejé, habida cuenta de que yo iba desarmado, aunque no hacía falta ser muy avispado para darse cuenta de que mis palabras estaban especialmente dedicadas a Okodar, quien mayores temores podía despertar en aquellas gentes- Anna, ¿sabes a quien dedican su fe los pueblos nómadas de estas tierras? De donde yo vengo, la fe de Chislev estaba muy extendida y arraigada, y los druidas eran respetados y se agradecían y buscaban sus bendiciones. De ser así también por aquí, sería buena idea que yo caminase a la cabeza del grupo, especialmente hasta mostrar nuestros respetos a quien lidere el campamento.

Notas de juego

¿Qué pasó con el/los caballo/s de los jinetes? Como mínimo, podíamos habernos quedado con uno, el del que quedó allí aturdido, ¿no?

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17/10/2018, 21:15
Anubis

 Mientras Lobo Blanco nos contaba lo que sabía, yo observaba en silencio al campamento, mientras esperábamos en silencio a la respuesta de Anna Marie. Esperaba que, al contrario que nuestro encuentro anterior, esta gente fuera amistosa y pudiéramos encontrar refugio, alimento y información.

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19/10/2018, 15:06
Director

Son de la tribu de los Mikku. Los Mikku son una tribu que disfruta de los placeres de la vida, aunque también son picaros y bandidos. Crees que este grupo se compone de malabaristas, acróbatas y expertos jinetes, que han acampado aquí para pasar la noche antes de salir hacia Khuri-Khan y asistir al festival anual de Khur. Todavía faltan algunos meses, pero muchos grupos llegan pronto.

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19/10/2018, 15:43
Anna Marie D'Ancanto

Anna quedó apenada por la huída de los caballos al grito de retirada, pero era más que normal que siguieran al resto de equinos cuando éstos, guiados por sus jinetes, voltearon y se dieron a la fuga. No había habido heridos y Anna prefirió que los jinetes negros se dieran a la fuga y evitar el riesgo del combate.

El grupo tomó la opción de no escoger el camino que cruzaba la falda de las montañas, por un territorio abierto en el que podían volver a ser divisados e interceptados por los jinetes negros, así que se sumergieron entre las agrietadas y yermas colinas para serpentear por un camino, presuntamente más seguro.

Anna conocía algun cuento sobre aquellas colinas, pero en la noche, el agotado grupo cayó rendido para seguir el camino de forma impetuosa el día siguiente. Eran tenaces dirían unos, aburridos, dirían otros, demasiado serios. Anna caminaba bajo el sol y tan solo cuando Lobo Blanco habló levantó la voz para ver el campamento de nómadas.

 

Ah por fin algo animado - Dijo echándose a la cabeza del grupo y oteando el campamento - Señaló los bailarines de los pañuelos y la disposición concéntrica de las tiendas.  - No conozco muchas tribus del desierto, pero estos son los Mikku, creo que vienen desde el noreste a alguna peregrinación nómada. Tranquilos por vuestras armas, ahí deben haber más de cien Mikkus, no somos una amenaza ni de lejos, además también van armados.

Son circenses. Acróbatas y timadores. Muy alegres y con poco sentido de la propiedad. Cuidaos de cada pulsera que os den, porque os saldrán más caras que una guía del desierto, hahaha.

Anna empezó a bajar hacia el campamento, con cuidado de no resbalar, y buscando entre las tiendas pequeñas de la zona circundante a uno de los centinelas ocultos a quien pedir paso al campamento.

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21/10/2018, 19:07
Kairi Moonlight

Resultó imposible sacar información a aquel jinete como el druida y yo esperábamos hacer. El estado del Caballero de Neraka y la premura por continuar el camino nos lo impidieron, no tardando en retomar este. Como sugirió el mago, avanzamos borrando nuestras huellas, de manera que fuera muy difícil rastrearnos; pero no quedaron ahí nuestras precauciones. Lobo Blanco quiso tomar un camino alternativo al propuesto por Anna, de manera que si alguien nos seguía serían sus huellas las que seguirían durante largo tiempo; unas huellas que el druida se encargaría de que terminaran perdiéndose, volviendo a unirse a nosotros en su forma de lobo.

Con precaución, y tan rápido como podíamos, caminamos durante largas horas; ansiando el momento de poder tomarnos un verdadero descanso más allá de las obligatorias paradas en el camino para alimentarnos y dormir algunas horas. Durante nuestro segundo día de viaje, al atardecer, fue cuando nos encontramos con una aparente oportunidad para ello. Lo que empezó como el sonido de voces, risas y cantos, pronto se convirtió en la imagen de un colorido campamento en el que asaban venado. Quienes allí se encontraban acampados parecían estar celebrando una fiesta, estando al parecer la mayoría en el centro, donde se alzaba una gran fogata alrededor de la que la gente cantaba y bailaba.

- Qué bonito... – dije con una sonrisa admirando el lugar, justo antes de que Lobo Blanco tomara la palabra.

Este nos advirtió sobre nuestras armas, preguntando después a la guía por la fé de aquellos nómadas. Al parecer los que él había conocido también creían en Chislev, y pensó que encabezar la marcha si así era sería una buena forma de acercarnos al campamento. Aquello era buena idea, pero lamentablemente Anna no parecía saber nada acerca de la deidad a la que veneraban los llamados Mikku, pues entre los datos que nos dio sobre estos no hizo mención a ello.

- Deberías ir en cabeza por si acaso. – le dije al druida. – Ofrécele al líder nuestra ayuda con los posibles heridos y los enfermos, así sabrán desde el principio que no tenemos malas intenciones.

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22/10/2018, 20:02
Anubis

 Mientras seguíamos a nuestra guía hacia el campamento, observé este y a las gentes con curiosidad. Por lo que Anna había dicho de ellos, eran basicamente una sociedad no muy diferente de la de los Kenders. Seguramente uno de esos pequeños seres se sentiría como en casa con esta gente...

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23/10/2018, 21:01
Dungeon master

Cuando entráis en el campamento los sonidos de la música y la conversación se hacen más altos y, de repente, salís de entre una hilera de tiendas de colores para encontrar una alegre reunión de nómadas que hablan, cantan, bailan, comen y, en general, se lo pasan bien.

Cuando se dan cuenta de vuestra presencia, algunos de los presentes se vuelven para miraros con curiosidad. Entonces, como si fuera fuego de alquimista, se extiende el silencio rápidamente a medida que más y más nómadas se vuelven para ver a los recién llegados. Casi todos los nómadas tienen la piel bronceada y el pelo y los ojos oscuros, y muchos de los hombres llevan bigotes que podrían rivalizar con los que se encuentran entre las filas de los caballeros de Solamnia. Parecería bastante fácil sentirse fuera de lugar entre esta gente, si no fuera por las sonrisas de bienvenida que muestran la mayoría de los rostros.

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23/10/2018, 21:04
Alakar el Silencioso

Una figura se separa enseguida de la reunión, es un hombre más bien alto y corpulento que va vestido con fluido caftán de color índigo, decorado con piel negra. Su largo bigote está veteado de canas, igual que su melena de pelo negro, pero se mueve con la energía de un hombre mucho más joven. Lleva un pañuelo rojo atado a la cabeza y sujeto con un medallón vistoso de un gran oso de oro con rubíes en los ojos. Sus ojos oscuros brillan con fuerza mientras os ofrece una franca sonrisa de bienvenida.

Saludos, amigos. Dice en común con acento fuerte. ¡Bienvenidos a nuestra fiesta! Soy Alakar el Silencioso, jefe de esta alegre tribu. Ruge después con una profunda risotada debido a la ironía de su nombre. ¡Por favor, unios a nosotros! Comed, bebed, ¡sed felices, ya que por la mañana podríamos morir!

A pesar de sus palabras un poco macabras, la imponente figura parece sincera ya que, cuando da una fuerte palmada, unas bailarinas sonrientes y con poca ropa se adelantan para invitaros a la celebración.

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24/10/2018, 01:24
Anna Marie D'Ancanto

Largas y prósperas noches a ti y a tu tribu Alakar. Soy Anna, y llevo a estos mercenarios al norte a través del desierto.

Vuestra bienvenida es como una jarra de vino en un día de sequía, muchas gracias por vuestra hospitalidad.ar

Las manos de Anna gesticulaban más que de costumbre, y sonreía con alegría de estar entre aquella gente.

Anna quería retirarse a descansar temprano, pero resultaría un gran insulto rechazar la primera copa, no obstante habían pasado el día caminando por aquella tierra olvidada por los dioses, y lo último que querían sus doloridos pies era bailar, y su seca garganta llenarse con alcohol. Aún así, fue con las bailarinas al centro de la fiesta donde un centenar de ojos les recibieron curiosos

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24/10/2018, 10:11
Lobo Blanco

No terminé de tener claro si Anna negaba con sus palabras conocer la fe que profesaban esas gentes, o negaba que pudiera ser la misma a la que yo rendía devoción. Sin embargo, la descripción que hizo de ellos y sus actividades me disuadió de creer que pudieran rendir culto a Chislev. "Acróbatas y timadores" no era el tipo de vida que llevaba un seguidor de la deidad de la naturaleza, más propia de recolectores, cazadores y agricultores. No obstante, la sacerdotisa de Mishakal consideró buena idea que yo fuera en cabeza, y propuso ofrecer nuestros servicios al campamento.

Caminamos con calma por aquel concurrido campamento, hasta alcanzar el centro del mismo, donde se desarrollaba lo más agitado de aquella festividad. Allí se hizo un incómodo silencio al vernos llegar, aunque no percibí animadversión en aquellas gentes. Muy al contrario, sólo vi rostros amistosos y sonrisas. El líder de entre ellos nos recibió con entusiasmo, ofreciéndonos la hospitalidad de su campamento y pidiendo que nos uniéramos a la fiesta. Al parecer, aquellas gentes vivían cada día como si fuera el último, celebrando la misma vida que disfrutaban. No era exactamente mi forma de ser, más contemplativo y sosegado, pero veía con buenos ojos a aquellos que buscaban la felicidad sencilla, sin ambiciones desmedidas.

Sin embargo, la sonrisa que se dibujó en mis labios mientras miraba en derredor se desdibujó momentáneamente cuando Anna nos definió como "mercenarios". Yo no era un mercenario, no combatía más que por mi diosa y por salvaguardar su reino y el equilibrio de aquello bajo su protección. Pero ¿era la visión que Anna tenía de nosotros, o se trataba de una estratagema para que aquellas gentes no hicieran muchas preguntas? Decidí que debía tratarse de lo segundo, de modo que me acerqué a Alakar "el silencioso" y posé una mano sobre mi pecho, inclinándome ante él.

La naturaleza sea benévola contigo y con los tuyos, Alakar "el silencioso". Mi nombre es Lobo Blanco, nómada como vosotros, devoto seguidor de Chislev. -Me presenté- Agradecido quedo por tu hospitalidad. Te ofrezco mis bendiciones en nombre de mi deidad, si disponéis de ganado o mujeres en estado de buena esperanza. Así mismo, con nosotros viaja una avezada sanadora, por si entre los tuyos hay enfermos o heridos...

Ralmente, no me dio tiempo a decir nada más, puesto que a una indicación de Alkar la música regresó al lugar, y unas jóvenes con mucha menos ropa de lo que era habitual en los pueblos "civilizados" se acercaron con amplias y amables sonrisas, danzando e invitándome a seguirlas hacia los alrededores de la hoguera. Con gran nerviosismo, terminé dejándome arrastrar por ellas, pues tiraban de mis manos para que las siguiera.

Y-yo... no se bailar... -Reconocí a las mujeres, que se echaron a reír mientras insistían en mostrarme los movimientos necesarios para seguir el compás. Aquello, sin duda, no era lo mío, pero la solícita actitud de las bailarinas me hizo sonreír- ...aunque puedo intentar aprender...

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24/10/2018, 17:29
Anubis

 Miré en silencio como mis compañeros interactuaban con nuestros anfitriones. Temiendo insultarlos si no me presentaba, le dediqué una reverencia al líder y lo saludé:

 - Saludos, gran Alakar el Silencioso, es un honor conocerte a ti y a tu gente. Yo soy Anubis y te agradecemos mucho tu hospitalidad. Que los dioses os bendigan por vuestra bondad y generosidad.

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27/10/2018, 00:25
Kairi Moonlight

Al adentrarnos en el campamento las voces y la música ganaron en intensidad, descubriendo al sobrepasar una hilera de tiendas una reunión de nómadas que se divertía. Al percatarse de nuestra presencia, algunos comenzaron a girarse, aumentando el silencio a medida que más de los presentes se volvían para mirarnos.

Me agarré a las asas de mi mochila con más fuerza, incómoda al sentirme tan observada, incluso terminé notando como aparecía el rubor en mi blanca tez. Un hombre terminó acercándose, dándonos la bienvenida y presentándose, para después invitarnos a unirnos a aquella fiesta; instándonos a ser felices por la posibilidad de poder morir al día siguiente. Estaba de acuerdo con la idea de tratar de ser feliz, pero aquella forma de expresarlo me resultó inquietante, demasiado tétrica.

Me mantuve en silencio mientras mis compañeros se presentaban y daban las gracias a Alakar, frunciendo el ceño ligeramente cuando Anna nos llamó mercenarios, y volviendo a sonrojarme cuando Lobo Blanco alabó mi habilidad como sanadora.

- Mi nombre es Kairi Moonlight, clérigo de Mishakal, estaré encantada de ayudarles si necesitan una sanadora. – expuse con una amable sonrisa, poco antes de que el hombre diera una palmada con la que unas bailarinas se acercaron a invitarnos a la celebración.

Anna y Lobo Blanco en seguida se unieron a la fiesta, cosa que no me extrañó por parte de la montaraz, pero sí por lo que respectaba al druida, que habitualmente se mostraba muy serio.

Quizás no sea tan serio en realidad.

En cuanto a mí, me volví hacia Alakar, rehusando la invitación de las bailarinas con un gesto de mi mano. Con aquella mochila ya me costaba andar, así que bailar me resultaba impensable, además, antes debía asegurarme de que no había ningún herido al que asistir. Y quien sabía, a lo mejor conseguía obtener algo de información.

- ¿Me concedería un par de minutos? Podrá regresar en seguida a la fiesta. - le dije al hombre, esperando que accediera a hablar conmigo.

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28/10/2018, 14:28
Alakar el Silencioso

La fiesta seguía su curso con normalidad, las chicas contoneaban sus cuerpos cerco de la hoguera mientras los hombres e acercaban a bailar con ellos. Todo ello bañado por los vapores del alcohol, pero sin que en ningún momento la fiesta se desmadrara.

Alakar el Silencioso además de un buen anfitrión demostró ser un hombre sabio, y cuando el grupo ya había degustado los placeres de la fiesta, justo cuando Kairi se disculpaba. Alakar fue reuniendo al grupo de aventureros, o de mercenarios, entorno a su figura. Sé que estáis cansados y queréis acostaros. Las arenas del desierto son un lugar hermoso pero que requieren de mucho esfuerzo para sobrevivir en ellas, igual que los muslos de una mujer. Añadió mientras reía a carcajadas.

Gracias por vuestros ofrecimientos de curación y sanación, pero contamos con Asmara, ella es nuestra místico.

Antes de que el grupo abordara al jefe nómada con una lluvia de pregustas, este se adelantó.Vuestros rostros muestras curiosidad y duda. Si queréis podemos hablar ahora, o si lo preferís mañana con la dulce brisa del amanecer.  No tenéis por que preocuparos, esta noche dormiréis en el campamento, hay una tienda libre donde entráis todos cómodamente.

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29/10/2018, 15:03
Lobo Blanco

Aquello de... bailar, era totalmente nuevo para mí. Me resultaba difícil seguir el ritmo, mas me lo tomaba como una nueva experiencia, y las bailarinas mostraban una gran voluntad por enseñarme a seguir sus pasos. Todo el mundo en aquel campamento parecía disfrutar sobremanera de la música, aderezada por los efectos de un alcohol que yo rechacé una y otra vez cuando me lo ofrecían. Tan sólo tras un buen rato de danza, o más bien intento por mi parte, acepté beber agua fresca para refrescarme y poder continuar.

En el fondo, la danza me recordaba a ciertos rituales habituales entre los animales. No en vano, muchas especies disfrutaban de rituales de cortejo que bien podían asemejarse en mucho a un baile. En seguida creí detectar la relación entre ambas cosas, pues no cabía duda de que la danza en sí misma poseía un gran componente de sensualidad, una forma de atraer y ser atraído, de mostrar lo más atractivo de sí mismos. Las chicas danzaban ligeras de ropa, insinuando y mostrando sus atributos, y los hombres se armaban de valor para acudir a la llamada.

Por supuesto, debía mantener las distancias entre los animales y las personas, pues entre los animales una danza del cortejo implicaba el deseo de cópula, mientras que entre las personas... no siempre era así. La gente era más complicada que las bestias.

Mi cabello plateado se encontraba ya bastante húmedo por el sudor del ejercicio, cuando alguien me indicó que Alakar el Silencioso deseaba hablar con nosotros. Me despedí de las bailarinas con la gentileza que supe, y acudí a la llamada, reuniéndonos todos ante el líder de aquel campamento. Mi rostro se ruborizó cuando comparó las arenas del desierto con los muslos de una mujer, llegando incluso a recordar cómo las bailarinas habían mostrado los suyos al bailar en torno a mí. El hombre nos ofrecía una tienda en la que descansar, dándonos la opción de hablar con él en ese momento, antes de acostarnos, o dejarlo para la mañana.

Anna... -Llamé a nuestra guía, en voz baja, acercándome a ella- ¿Cuál es nuestro plan de viaje para mañana? Si nos es preciso partir temprano, sería mejor hablar con Alakar ahora, ¿no? Tal vez él pueda saber algo acerca del lugar que buscamos...

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29/10/2018, 19:02
Anna Marie D'Ancanto

Anna se vió sumergida entre las bailarinas, y algún adulador nómada que tocaba sus palmas. Dándose un respiro, dejó su mochila a un lado, y desató su armadura de cuero. Llevaba unos pantalones arrugados y sucios enfundados en sus botas, una camisa de tela barata pero resistente que se arremangó dejando ver una piel fina y sin cicatrices. Dejando igualmente su arco y su carcaj, con calma, se dispuso a bailar. Al contrario que el baile regional que las Mikku realizaban, Anna, daba pasos cortos, probablemente la coreografía de un baile más lento, que torpemente trataba de acelerar para seguir el ritmo de la percusión.

Solo cuando hubo bebido agua suficiente para tener la garganta bien hidratada, aceptó el primer trago de las bebidas que le ofrecían. Sin embargo, no tenía el aguante de aquellas mujeres. Y sus pies cansados le hicieron apartarse temprano junto a Kairi. Bastante antes de que Lobo Blanco se retirara también, con una bebida en la mano, acercó sus pertrechos hasta Alakar y se descalzó para masajear unos pies delicados y cansados.

Cuando el grupo se reunió entorno a Alakar, éste les ofreció cobijo. Anna no dudaba jamás de extraños desconocidos que encontraba en mitad del desierto, así que ésta no podía ser una excepción, menos aún con un brujo que se transforma en lobo, un túnica blanca, una sacerdotisa y un semiogro, ¡NO HABÍA NADA QUE TEMER!

Tomaba pequeños sorbos de su bebida cuando Lobo Blanco la llamó por lo bajo - Ellos vienen de otras tierras, ése lugar es maldito, no prohibido, no os pondrán trabas a vuestro viaje. Tal vez nos hagan una petición o nos cuenten una leyenda, no veo nada que perder.

En cuanto a mañana, como vosotros digáis, cuanto antes salgamos, antes llegaremos.

Buscó entre los nómadas presentes si alguien más se unía a la conversación, si existía una Señora Silenciosa, o si podía captar la mirada de Alakar.

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29/10/2018, 19:29
Anubis

 Mientras nuestro anfitrión hablaba, yo escuchaba y observaba con atención, tanto a él como lo que había a nuestro alrededor, fascinado por el espectáculo que nos ofrecía estas gentes. Entonces Alakar mencionó a una Místico entre los de su tribu y le pregunté amablemente:

 - ¿Sería posible conocer a la tal Asmara, por favor?. Podría tener información sobre asuntos que nos interesan.

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30/10/2018, 17:52
Alakar el Silencioso

Por supuesto que podéis hablar con Asmara, pero tendréis que esperar a mañana. Asmara esta vieja como las piedras de Hurim y necesita mucho descanso. Sus despertares son terribles como las tormentas del desierto, y ahora está dormida. Contesto el nómada mientras se retorcía el vigote a la única pregunta que el grupo había formulado en alto.

Alakar se detuvo delante de una tienda sencilla pero grande, se componía de dos mástiles centrales que sujetaba un gran techo de forma rectangular suspendido a metro y medio del suelo. Las pareces de la tienda se cerraban con alfombras finas que colgaban de los bodes del techo.

Esta es vuestra tienda. Descansad con tranquilidad, estáis entre amigos.

Notas de juego

Podéis hacerle preguntas ahora a Alakar, o esperar a mañana por la mañana.

Si no indicáis nada, supongo que no montáis guardia.