Partida Rol por web

Hace varios días que vagas por la ciudad de Pashin y su ambiente enrarecido por la presencia de los caballeros negros. Días en los que has tratado de ganarte la vida con pequeños recado sin importancia que apenas te dan para mantener la habitación que alquilaste en la posada de los cinco dragones.

Lo único reseñable en estos días fue cuando un viejo anciano empezó a recitar unos versos en el salón de la posada, y de repente, estalló en llamas. Entonces tres humanos y un semiogro escaparon corriendo como si fueran los culpables del crimen.  Desde entonces los caballeros negros los están persiguiendo sin descanso. Aparte de eso, todo ha sido normal y aburrido.

Hasta que un día, paseando de noche por las calles de la ciudad, de las sombras sale una figura cubierta con una capa negra. Tras quitarse la capucha, pueden ver una delicada cara elfa enmarcada de pelo dorado desgreñado y corto. La cara sería bella si no fuera por la intensidad de sus rasgos. Unos ojos de color azul claro los miran fríamente, valorándolos durante un momento antes de hablar

Te he estado buscando. Sin esperar ninguna pregunta ni ofrecer respuestas, el elfo empieza a marcharse por el callejón. Era el primer elfo que veías en la ciudad. Has sido convocada por Shalyn. Desconozco el motivo. Se adelantó a las preguntas. Pero sólo puede pasar esto, si representas un papel sumamente importante en lo que vendrá. Antes de darte las indicaciones, ¿alguna pregunta? No disponemos de mucho tiempo. Finalizó claramente apurado. En sus facciones había determinación y seguridad.

Anna Marie se mostró relajada, se encontraban bajo un farol que nadie había encendido aquella noche y en la penumbra apenas podía distinguir al elfo, por lo que decidió seguir caminando hasta encontrar algo más de claridad a medida que seguía la conversación - ¿He sido convocada? ¿Quien es Shalyn? - Miró a un lado y a otro, esperando ver algún guardia de los caballeros negros. La actitud apremiante del elfo era muy sospechosa - ¿Quien eres tú y dónde se supone que debo ir? ¿A algún sótano? ¿A la casa privada de un maleante? No estoy muy segura de que sepas lo que me estás proponiendo, que a ciegas te siga, a ti, a un lugar que desconozco con alguien que pretende convocarme? ¿Acaso sabéis quien soy? - La actitud de Anna Marie era tranquila, para nada escandalizada, caminaba como si lo hiciera con un amigo, y hablaba tranquilamente y con una bonita sonrisa. Llevaba su enorme petate a la espalda, como buena aventurera, y vestía sus ropas de montaraz de la que colgaban de forma elegante sus armas de mano.

Mi nombre es Naelathan y debes acompañarme a ver a Shaylin Luna naciente. Comenta con mordaz ironía. No vamos a un sótano, vamos a las alcantarillas. Puede que no te hayas dado cuenta pero los elfos somos muy mal vistos en esta ciudad y tenemos que vivir escondidos.

Por supuesto que se quién eres. Creerías que no supiera quien eres te importunaría en un callejón a oscuras. Shaylin quiere contratarte para un sencillo trabajo de guía a través del desierto, y actualmente tú eres la persona más indicada para ese trabajo en la ciudad. El elfo continua hablando sin abandonar su lenguaje irónico e insolente mientras comienza a andar hacia una de las bocas de alcantarilla.

Anna Marie se acercó a la boca de alcantarilla a la que Nael le acompañó y  que con diligencia le abrió para que pasara si aceptaba su invitación. Anna se mordió el labio nerviosa, lamentaba no haber llevado puesta su armadura de cuero, siempre se decía que pasado el ocaso debía vestirla por si le intentaran robar por las calles, pero como siempre pasa la confianza le había hecho dejarla en el petate. Daba mucha pereza hacerlo y deshacerlo cada vez.

Sujetándose, empezó el descenso a las alcantarillas, y cuando el elfo bajó junto a ella le comentó - Nael, yo no veo en la oscuridad ¿llegaremos pronto a algún punto de luz?

El elfo afirma de forma socarrona y burlona que no es necesario ver en la oscuridad, de hecho cuando entras en las cloacas ves que parte de ellas se encuentran tenuemente iluminadas por las luces que se filtran a través de los sumideros.

Con paso rápido y ágil, Naelathan te lleva hasta una pared robusta donde se ve tenuemente un símbolo escrito. Con los dedos toca el símbolo y pronunciáis varias palabras. Las suave y melodiosas palabras elficas retumban por las por los muros de las alcantarillas. Una parte de la pared se abre con un susurro, revelando un pasadizo largo y estrecho que lleva hasta unas escaleras que bajan.

La puerta comunica con unas escaleras que descienden durante unos 50’ y llevan hasta una sala enorme que parece haber sido excavada en la tierra hace centenares de años. Una luz suave que procede de unos pequeños globos de luz crea la ilusión de que el techo es un cielo estrellado.

La gente que vive aquí advierte tu presencia al instante. Las palabras se extienden con tanta rapidez como el viento nocturno entre la gente de la pequeña ciudad de tiendas que se extiende por la sala.

Una figura alta y esbelta se separa de la multitud, avanzando como si flotara. Va envuelta en una túnica de gasa blanca y su pelo blanco plateado es como un halo que desciende pos sus hombros desnudos de marfil, asemejándose más a un espíritu que a una criatura de carne y hueso. Sus ojos de color azul pálido os miran y, aunque la cara de la mujer elfa está en la plenitud de la juventud, sus ojos tienen una tristeza y una profundidad que revelan su verdadera edad.