Partida Rol por web

La Luna Negra

Un Largo Camino (Partida)

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15/10/2019, 09:19
Astrid Whitemoon

La existencia de otra Urbe bajo la que todos conocían le parecía extraordinario y por su inocencia, no era difícil que lo creyera, y más viniendo de un hombre tan anciano y sabio como él. Pero entonces el sonido de alguien acercarse la agitó de temor.

Astrid volvió a echarse atrás para pegarse a la pared para no llamar demasiado la atención de aquel malévolo carcelero, que con porra en mano les pidió que se diesen la vuelta. La muchacha lo hizo sin rechistar pero con el miedo lógico de no ver lo que podría hacer a continuación. Sus hombros estaban completamente encogidos, la pobre chica parecía una tortuga ocultando su cabeza dentro del caparazón.

Escuchó atentamente el golpe seco de una persona caer al suelo. No se giró hasta que el hombre se hubiera marchado de allí, y la vio. Se compadeció de ella y como con la anterior mujer, trató de acercarse lo máximo que se pudiera teniendo en cuenta las cadenas que la ataban a la pared. — Deje que intente… — El aspecto de la joven era impresionante, en especial sus ojos que por unos instantes la habían distraído de aquel infierno. Trató de alargar los brazos lo más que pudiera para alcanzarla y liberarla de las ataduras.

Notas de juego

Si llega, trataría de quitarle las ataduras y mordaza. 

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15/10/2019, 12:48
Inger Virtanen

A medida que nos adentrábamos por las asquerosas calles de Urbe, alejándonos del centro y llevándonos a la parte más apartada, sentía como el desánimo se asentaba en mí, siendo consciente por fin desde que Hurgan había hablado a mi favor que no había nada que hacer y que, en lugar de haber muerto de forma rápida bajo la espada del sargento, ahora lo haría seguramente bajo tortura, con vejaciones y con el alma y el cuerpo doblegados.

Pero el pánico se reflejó en mis ojos al ver quién iba a ser mi carcelero. Aquello no podía estar pasando y el terror que sentía ante aquel hombre se hizo patente en todo mi cuerpo, acentuándose más cuando recibí el primer golpe que me dejó doblada y sin aliento. Ni siquiera pude emitir un grito cuando, de manera brusca, Harek me alzó con fuerza por el pelo sintiendo que mi cabeza estallaría de un segundo a otro. Me obligué a mirarlo pero no me atreví a replicarle, ya que en esos momentos sólo deseaba tirarme en el suelo y hacerme un ovillo, olvidarme de todo y dejarme morir en paz.

Mi visión se nubló y el mundo pareció desaparecer ante mí cuando recibí el golpe en la cabeza que consiguió tirarme al suelo, momento en que aprovecharon para colocarme las cadenas. Ni siquiera había tenido oportunidad de ver a los que serían mis compañeros en aquella tragedia y sólo era capaz de escuchar sus respiraciones mientras intentaba mantenerme consciente.

Mientras me arrastraba por el suelo buscando un lugar apartado donde poder apoyar mi espalda, escuchaba el parloteo de un par de viejos, uno de ellos bastante desagradable, pero no tuve fuerzas para contestar. Desfallecida como estaba por las largas jornadas de viaje, apenas sin comer ni beber y del trato que me había dispensado Harek, me apoyé contra la pared cuando conseguí llegar a ella y cerré los ojos intentando aislarme de todo aquel sufrimiento. Me dolía el estómago donde me habían golpeado con fuerza así como la cabeza que amenazaba con estallarme de un momento a otro.

Fue una voz de mujer joven la que me sorprendió, por lo menos alguien mostraba un poco de amabilidad en aquel lugar.

Sí, estoy bien gracias —conseguí musitar antes de volver a cerrar los ojos con fuerza en un vano intento de que todo aquel lugar desapareciera para siempre.

Sin embargo estaba claro que aquello no iba a ocurrir pues, cuando menos lo esperaba, la puerta se abrió de nuevo para dar paso a la persona que más odiaba en este mundo. Con gran esfuerzo, me levanté para acatar la orden que nos había dado ya que, de no hacerlo, conocía perfectamente cuales serían las consecuencias.

No me volví a dejar caer en el suelo hasta que no oí la puerta cerrarse de nuevo y mis ojos se centraron en la nueva inquilina de aquella habitación. Una mujer que, a pesar de toda la mugre que la cubría, estaba claro que desentonaba en aquel lugar y y que, además de la cadena que llevábamos todos, se encontraba maniatada y amordazada.

Nuestras manos están libres, podemos quitarte esa mordaza —susurré, ya que no tenía fuerzas para nada más, a la recién llegada.

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15/10/2019, 17:09
OH

Mi mirada era fija, inamovible. Mi respiración aún agitada, debido a la rabia que me causaba aquel protocolo, con aquel "ya veo" las aletillas de mi nariz se abrieron de rabia, proporcionándome un gesto de asco al terminar arrugando el labio superior.

Oír la retahíla de palabras que dictaban mi sentencia me hizo apretar la mandíbula y alzar la barbilla, en un gesto un tanto orgulloso, pero había cierto miedo en el brillo de mis ojos, los cuales no se apartaban del hombre. Al menos podía agradecer la educación, por escasa que fuera.

Miré el documento, me hubiera gustado leerlo al completo, así que emplee unos segundos en leer el texto de forma diagonal, mientras mis dedos recogían la pluma y la mojaba en la tinta sin prisa. Estaba claro que era una mujer de letras, de rápida lectura con una caligrafía impecable. Hubiera firmado como "Hill" pero no les iba a regalar mi preciosa firma, por lo que al final, dibujé una x.

Tras eso, sabía que llegaría alguien para volver a tratarla como a un animal. Aprovecho los pocos segundos, quedándose muy recta, estirando los dedos y haciendo movimiento de muñecas, para aliviar el dolor de antes y prepararse para el que venía. Y ahí estaba otra vez, las ataduras de manos y la maldita mordaza. Lo de las manos aún podía soportarlo, pero lo de la mordaza... era más psicológico que físico. Mi mirada se volvió mas temerosa mirando a quien me amordazaba, mientras oía decir que me negaba a admitir mi culpa. Si de algo soy culpable, era de ayudar a los mas necesitados, a pesar de la brujería, no toleraba el abuso a los desamparados.

Eso sí, mi mirada se mantuvo fija en aquella biblioteca hasta el último segundo, despidiéndome del último trago de humanidad que había en aquel edificio.

***

El paseo hasta la llamada "La Tumba" me creaba desasosiego, por muy corto que fuera, esos pocos minutos me hicieron sentir que esta vez la suerte, no estaba de mi lado. Añoraba el bosque, y sus profundos caminos, pensando que no debí haber atravesado la ciudad.

Ya en la entrada a los túneles, hacemos una parada, donde el guarda que hay allí, me miró con desprecio, no sin yo corresponderle la mirada, con la cabeza gacha, y mis ojos inquisitivos clavados en los suyos. Cuando tiró de mi, mi cuerpo se tensó y me negué a emitir quejido alguno, aunque no sabía cuánto aguantaría. Al escuchar de mi que tuvieran cuidado, que era una bruja, le dediqué una mirada de ojos estrechos a aquel que me miró temeroso, prefería que me tuvieran miedo, a asco.

El pergamino se paseaba de aquí para allá, entre los guardas. Me fijaba en todo, no solo en los guardas, si no en cada recoveco de aquel lugar, aunque apenas tuviera tiempo, al menos me dejaban caminar al lado de ellos. Podría ser mucho peor... Llegamos a una puerta y oigo, con acento, como me sugieren no cabrear al siguiente guarda que se ocupará de mi. Mis ojos siempre fijos a quienes me dirigen la palabra, apenas se mueven hacia los sonidos, en este caso, el chirrido del a puerta.

Era una suerte escuchar que el siguiente guarda no estaba contento porque habían demasiados presos... quizá el problema no sería de los presos, si no de ellos, pero si fuera algo que quisiera decir, ni era el momento, ni el lugar, además de literalmente imposible. Lo que si no entendí fue eso de "sin parar hasta el final" hasta que no subimos al ascensor, no sin antes fijarme en aquel guarda. Me fijaba en todos, por supuesto, pero lo cierto es que el impulso me distrajo. Aquella sensación si me hizo gruñir y abrir las piernas para mantener el equilibrio, cerré los ojos con fuerza y aguanté el tirón todo lo que pude. No me quedaban muchas fuerzas pero sin duda mi cuerpo empleó adrenalina para aguantar aquello. Jadeante, al sentir la brisa fresca, ahora me tocaba el siguiente tramo. Con mirada cansada, miré a aquel guarda, que no parecía precisamente disfrutar de todo aquello. Oí algo parecido a "suerte" y entonces mi cabeza se giró hacia él, ofreciéndole una mirada suplicante, a cejas arqueadas y ojos brillantes, la desesperación se iba apoderando de mi, quedaba poco para conocer a aquel tal Harek, y bebí de los pocos rasgos de humanidad que allí había. Dejé de mirar a aquel guarda de aquella manera, hasta que desapareció de mi vista.

Cuando llegué cerca de aquel tipo, ya me encontraba muy cansada. Me llamó rata, pero poco me importó, mi pecho se movía, por la respiración y aunque mi mirada no dejaba de ser curiosa, no dejaba de mirarlo todo, y de prestar atención a todo aquello. Poco a poco, mis ojos cansados se fueron dirigiendo a aquel hombre, que conforme hablaba, comía y se relamía. Mi nariz se volvió a arrugar ligeramente al escucharle hablar y expresarse. Así que cualquier plan que propusieran los pobres presos... se iba al pique. Por supuesto, me fijé en la porra, como para no hacerlo... Que me llamara zorra me ponía de los nervios, pero mientras apenas me tocase, me valía, aunque esta idea se fue del todo cuando me pidió que me acercara.

Mis ojos fijos en él, percibí la lascivia, nada raro, no era la primera vez que un hombre tan desagradable me dedicaba tales atenciones. Le hice caso, me lo tomé con calma, aproveché para calmar los nervios aunque era bien difícil, y tras una ardua lucha conmigo misma, de si debía acercarme o no, suspiré, y lo hice, dando unos pequeños pasos hacia él, con un movimiento de cabeza para apartar el pelo de mi rostro, mientras como siempre, mi mirada escrutaba la suya.

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15/10/2019, 19:57
Arthur Stafford

-Tus conocimientos bien podrían ayudarnos a salir de este lugar -le indiqué al anciano que se pavoneaba sobre su inteligencia-,pero en estos momentos, dudo que puedan ayudarnos.

Seguí las instrucciones del carcelero cuando volvió a depositar otra prisionera tomando excesivas precausiones de seguridad, era como si el maldito estuviera en mi mente, escuchando mis pensamientos sobre cómo despacharlo ante el primer despiste. La prisionera recién llegada me impactó por su belleza, pero pronto quité mi mente de esa atención, dado que debía enfocarme en mantenerme alerta y confiado. Si me rendía y mi espíritu decaía, sabía que no lograría sacarnos de allí jamás.

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16/10/2019, 10:04
OH

Eso de la habitación real... no me lo imaginaba como un castillo, precisamente, pero al menos era un alivio no tener que pasar horas pegada a mujeres que apenas podían moverse. El olor de aquel lugar era muy característico, pero no es que me importara demasiado. Miraba las celdas mientras caminaba pero no los ojos de quienes estaban dentro, había demasiada amargura y no quería perder las pocas energías que me quedaban allí.

Cuando llegué a la pared, y mis rodillas se clavaron en el suelo, cerré los ojos y esperé que no fueran mas bruscos conmigo, con que me quitaran la mordaza y me dejaran entrar... me valía. Solo pedía eso. Pero ilusa de mí, no fue así en lo absoluto. Mientras decía que la celda estaba llena, giré el rostro suavemente y miré de reojo lo que pude, la curiosidad... como siempre, me pudo, ¿que podría haberme esperado? sí, pero no lo hice. Y fue justo en ese momento que me pilló desprevenida aquel golpe.

Caí al suelo de cara, mi hombro y frente se clavó en él y gruñí bajo la mordaza. A ojos cerrados, me retorcí suavemente de dolor, moviendo apenas la espalda, sentí como me colocaban la argolla en el pie, con mis botas aún pringadas de barro, era de lo poco que me quedaba de dignidad.

Me daba igual si me llamaban rata, escoria, zorra... pero lo que no llevaba nada bien eran los golpes. Al oír como la celda se cerraba, abrí los ojos y miré con dificultad y gesto cansado, a todos aquellos que allí se encontraban, mientras respiraba agitadamente, con la barbilla contra el suelo y las manos atadas a la espalda. Me habían dejado atontada, había perdido la noción del tiempo y no sabía si estaban pasaban segundos o largos minutos. Mis ropajes eran totalmente negros, la falda del vestido estaba algo rasgada, y algunas zonas grisaceas por el desgaste. No tenía pinta de ser una mujer muy pobre, pero tampoco de alguien precisamente adinerado. Mi pelo estaba amarrado en un peinado de trenza compleja, pero que ya estaba casi deshecha del todo, y parte del pelo sucio, se pegaba a la piel de mi rostro.

Apenas pasaron unos segundos de ese breve descanso, allí tirada, cuando una muchacha se me acercó, lo cual no me esperaba y algo asustada, moví los pies para intentar sentarme... aunque lo único que conseguí fue removerme y clavar la puntera de mis botas en el suelo, resbalando. Cualquier gesto hacia mi que supusiera tocarme, me daba un poco de pavor, pero las manos de aquella niña... no era la de los guardas. La miré fijamente, mientras mis ojos, de color azul claro casi blancos, la miraba bajo toda la suciedad de mi rostro, acentuando mas la rareza de mi gesto. La observé con la mirada fija, como si fuera un rayo de luz mientras sus manos intentaban tratar de quitarme mis ataduras.

Se unió una voz más de mujer y desvié la mirada hacia ella, y emití un pequeño gemido en respuesta a su frase, mientras mi nariz recogía y expulsaba el aire como podía. A ella no se la veía tan mal como yo, de hecho, ninguno lo estaba aunque si malheridos.

Luego mis ojos se desviaron al resto de la celda, escrutando a cada uno de los allí presentes. Me detuve a mirar a Arthur, que me dedicaba una mirada impactado, imaginé que era por la mordaza y mi situación en particular. Luego miré a Heistrich, ante el cual arquee ligeramente las cejas ante su imagen en sí, que por alguna razón me provocó cierta inquietud.

Cuando mis ojos posaban en algunos de ellos, se quedaban fijos, no se movían por miedo o desconocimiento, había algo más: la curiosidad y el memorizar cada parte que componen su imagen y el gesto de sus rostros, además de su situación en particular.

La chica logró quitarme la mordaza y respiré como si hubiera estado ahogada y acabara de tomar aire fuera del agua. Luego las atadura de las manos, con las cuales me ayudé a incorporarme, la respiración se me aceleró y miré a Inger, la mujer pelirroja, con gesto de total gratitud. - Gracias... - Dije con voz queda. Luego mis manos agarraron las muñecas de Astrid con cierta brusquedad, que en seguida subieron a su rostro, para sujetarlo a manos temblorosas - Muchísimas gracias - Era mi ángel y mis ojos se clavaron en los suyos.*

Notas de juego

 

*Me tomo la libertad de interpretar esto, si no es así, dire, avísame.

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17/10/2019, 10:17
Heistrich

Miré a Arthur, con el ceño fruncido, dejando que aquel estrecho de miras pensara lo que le viniera en gana

- Tú lo has dicho... en estos momentos... antes o después se presentará la ocasión. Veremos entonces si estáis mas inclinados a escuchar y colaborar... puede que entonces sea yo quien ya no os necesite a vosotros- acabé diciendo

Y entonces, como no podía ser de otra manera, quitaron la mordaza y las ataduras a la recién llegada. Miré con suspicacia en su dirección, con curiosidad y recelo... ¿quién era aquella mujer? No me sonaba de nada y, sin embargo... aquella sensación... pero no podía ser...

Me mantuve en un peculiar silencio, observando con fijeza a la mujer, buscando cualquier detalle que me revelara su procedencia o su ocupación, sopesando las opciones de que mis suposiciones fueran ciertas... por el momento, aguardaba

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21/10/2019, 14:00

Los minutos pasaban, puede que fueran horas, ya que el paso del tiempo era bastante incierto allí dentro sin ningún tipo de referencia más allá de lo que podíais intuir. La comida, si acaso se podía llamar así a la porquería que os servían, aun no había sido traída por Harek pero eso tampoco cambiaba mucho.

La situación era igual, o incluso peor a juzgar por el espacio disponible en la celda, que cuando llegasteis a aquel estercolero y no parecía haber mucho que fuera a ocurrir para cambiar vuestro sino... ¿o si?

Los pesados pasos de Harek se escucharon claramente en el pasillo junto a una sarta de maldiciones. Junto a Harek un par de pasos mas ligeros pero que acompañaban un tintineo de metal os hizo estar atentos a lo que pudiera ocurrir, temiendo lo peor cuando los pasos se detuvieron ante la puerta de vuestra celda y el tintineo de llaves precedió al del pesado cerrojo al abrirse

- ... y deberías haber tenido más cuidado, no queremos que ... ¡cielos, mira eso!- dijo una voz que al abrirse la puerta pudisteis otorgar a un guardia impoluto, con cara de sorpresa, que señalaba a la recién llegada

Tras él, la cara de Harek era una máscara fría de determinación y maldad que se clavaba en la mordaza arrancada y las cuerdas que aprisionaban a Odette tiradas en el suelo.

- ¿¡Cómo has permitido que pase eso!? ¿No te advirti.... aarrgh!- empezó a decir el guardia antes de que Harek lo cogiera por el cuello, callándolo de golpe mientras lo alzaba ligeramente del suelo en una demostración de fuerza bruta

- A mí nadie me dice como actuar en La Tumba salvo el Arconte o Bergost, así que cierra la boca si no quieres acabar ahí dentro con ellos- gruñó malhumorado el carcelero jefe, dejando bien claro quien mandaba allí - Si tanto quieres que esa bruja esté amordazada haber traído el pergamino hasta mí en vez de dejarlo ahí abajo... ahora, arregla ese error y trae a la bruja para llevarla a una celda aparte- indicó Harek antes de soltar a su interlocutor, que casi se cae de culo al suelo mientra tosía

- Esto... atjo, atjo... lo sabrá en ... atjo, atjo ... el Arconte

- Bien, y no olvides decirle por culpa de quien su bruja estaba en una celda normal y corriente, sin medidas adicionales- añadió con malicia Harek, aguantándole la mirada hasta que el otro tipo, arrepentido de haber lanzado esa vana amenaza, bajaba la mirada

- Bueno... tal vez no haga falta que nadie más se entere... a decir verdad no ha ocurrido nada que no se pueda solucionar... - se disculpó, sumiso, frotándose el cuello

- Sabía que nos entenderíamos. Ahora quítale la argolla del pie y sácala... ¡Vosotros, escoria!¡ Al que mueva un músculo lo dejo lisiado aquí mismo- añadió el carcelero, ya con la temida porra en la mano

Notas de juego

El otro tipo, un soldado de aspecto pulido aunque normal, se dispone a internarse en vuestra celda y llevarse a Odette después de la revelación

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21/10/2019, 20:01
Faedelon Bran

Nos habían traído la comida, pero aquel joven que se interno no era Harek, otro guardia al que nunca había visto, y mira que había sido el que mas tiempo había pasado en este lugar. Los gritos de Harek me indicaron que el muchacho estaba a su servicio. La sorprendente reacción del acompañante del carcelero, cuando vio a la nueva inquilina de la Tumba provoco in mi gran intriga, ¿acaso serian conocidos?

Su conversación me turbo algo mas, parecía que se la llevarían a otra celda aparte, ¿por que? ¿Cuan peligrosa podía ser una joven como ella? Sin lugar a dudas era un misterio que probablemente no llegaría a comprender.

Solo Naûl sabrá que nos depara su voluntad.

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21/10/2019, 21:17
Inger Virtanen

Simplemente asentí en silencio ante el agradecimiento de la recién llegada. No sabía el motivo por el cual a ella la habían amordazado y atado de aquella forma, al igual que no conocía ni el nombre ni la historia del resto de presos con los que compartía celda, pero fuera peligrosa o no estaba en una situación delicada al igual que yo y no podía permitir que alguien sufriera más de lo debido si estaba en mis manos poder hacer algo para aliviar parte de ese sufrimiento.

Me sentía tan cansada y dolorida que no tenía ninguna gana de hablar así que me retiré un poco de la recién llegada que parecía estar centrada en la joven que la había ayudado. No quise interrumpir así que, sentada como estaba en el suelo, abracé mis rodillas mientras intentaba evadirme de aquel lugar, repasando todo lo que me había sucedido y esperando que Hurgan consiguiera probar mi inocencia.

Pero los pasos que se escucharon en el exterior de la celda me sacaron de mi ensimismamiento, logrando que un estremecimiento recorriera todo mi cuerpo al saber que Harek estaba de vuelta y, cuando la puerta se abrió, gateé por el suelo retrocediendo eterrorizada hasta que mi espalda golpeó con la pared, volviendo a tomar la misma posición que hacía unos instantes pero, en esta cosación, ocultando mi rostro entre las rodillas.

Ese gesto no impedía que pudiera escuchar lo que Harek y otro hombre estaban hablando. Los dos, de una forma u otra, parecían temer a la recien llegada a la que habían llamado bruja y, sólo en ese momento, levanté ligeramente la cabeza para observarla. Quizás fuera verdad lo que decían y, en ese caso, quizás tuviera alguna oportunidad de escapar si la ayudábamos. Pero si la llama de una pequeña esperanza había surgido en mi interior, esta desapareció tan rápido como había llegado al saber que encerrarían a la mujer en una celda aparte.

Odié más que nunca a Harek, no sólo por lo que me había hecho a mí y lo que sus actos habían hecho en los demás, como su hermano muerto a mis manos por querer vengar un acto basado en una mentira, sino también por todo el daño que seguía haciendo. Harek había nacido con el alma podrida y, en esos momentos, deseé con desesperación que encontrara un final digno de alguien tan cruel y despiadado como él era.

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23/10/2019, 10:06
Astrid Whitemoon

Astrid se asustó un poco cuando la mujer de ojos tan claros como el agua agarró sus muñecas con más fuerza de la cuenta. Dio un pequeño bote y abrió mucho los ojos, pero lo único que quería hacer aquella joven era agradecerle la ayuda. Esa amabilidad y gratitud que calentaba en esos instantes sus frías mejillas la hicieron emocionar. La sonrió ligeramente. Vio en sus ojos que había esperanza si todos se ayudaban entre ellos de esa manera tan humana.

Pero la realidad era que entre el resto seguían discutiendo cómo salir de allí y para nada parecían muy colaborativos. ¿Acaso no se daban cuenta que en esos momentos eran aliados y no enemigos?

A la muchacha no le dio tiempo a decirles algo a sus compañeros ya que estaba tan inspirada y motivada en hacerlo después de aquel momento con la recién llegada pues de nuevo se escuchó a alguien venir, aquella vez acompañado. Y como era de imaginar, se acobardó. Le daba mucho miedo Harek, así que retrocedió y pegó su espalda en la mugrienta y helada pared.

Sintió que el miedo le aprisionaba el corazón al ser la responsable junto a la mujer pelirroja de haber liberado a la muchacha de ojos claros, pues eso había sorprendido y enfurecido a Harek que antes que desahogar su ira con sus prisioneros, tomó al guardia por el cuello. No podía dar crédito de lo que veía, por lo que sus ojos, nerviosos, se pasearon en busca de la mirada de sus compañeros de celda. Y que la palabra “bruja” saliera de su boca provocó que sus ojos aparcasen en los de Odette. ¿Sería verdad? Astrid no quería averiguarlo, no quería seguir sintiendo aquel miedo que atenazaba su pecho.

Iban a sacar de allí a la chica que, a pesar de ser una bruja según esos hombres, había visto y sentido el único gesto de amabilidad entre aquellas cuatro paredes. No quería que se la llevaran. Quizás gracias a ella podían salir de allí. Y no supo de dónde sacó las agallas, aunque creía estar a punto de morirse por el tamborilear violento de su corazón, pero viendo que el guardia iba adentrándose en la celda para llevársela, Astrid estiró la otra pierna que no estaba atada para intentar hacerle una zancadilla. Ya era tarde para arrepentirse, funcionara o no. Lo había hecho.

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23/10/2019, 10:16

Las belicosas palabras de Harek espolearon al guardia recién llegado mientras en el interior de la celda se cocía un intento de fuga, aunque a fuego lento a juzgar por las taimadas miradas de unos y otros; tal vez fuera la mención de la condición de bruja de Odette, o puede que justo por eso habían recibido el hálito de esperanza, o desesperación, que necesitaban, ese empujón, al ver como pretendían llevarse a la única allí capaz de hacer algo más allá de lo imaginable. Aportar una opción de escape

Astrid reaccionó, casi por instinto, cual chiquilla en el recreo de un colegio cuando el guardia pasaba por su lado, estirando bruscamente la pierna para hacer la zancadilla.

Un viejo truco, simple y efectivo, logró su cometido cuando el guardia tropezó con la recién aparecida barricada para sus pies. Tan pendiente estaba de Odette que siquiera lo vio venir, acabando en el suelo boca abajo con el manojo de llaves que portaba escurriéndose por las sucias losas.

Harek, con los ojos abiertos como platos, enarboló la porra mientras su gesto se contorsionaba en una mueca feroz

Te voy a enseñar a hacer idioteces, niña!- amenazó a Astrid mientras avanzaba a grandes zancadas - ¡Edmund, levanta, idiota!- añadió 

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23/10/2019, 10:53
Ramiel Gardeniere

-¡Eh, tontolaba! -gritó entonces Ramiel hacia el carcelero-. ¿Por qué no dejas de meterte con los que son más débiles que tú? ¿Tienes la picha corta y por eso tienes esa porra tan grande? -añadió, partiéndose de risa, pero tensándose para recibir la paliza de su vida.

Y es que las caras bonitas siempre serían su perdición. Una buena discusión verbal siempre era divertida y gratificante, pero salvar el pellejo de damiselas en apuros era algo natural en él, instintivo. Primero una hermosa mujer encarcelada, luego una joven amordazada y asustada y la inocente Astrid. Mientras pensaba en una distracción, tuvo tiempo de pensar, también, con cual de las tres se acostaría si la suerte estaba de su parte.

 

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23/10/2019, 13:57
Heistrich

El guardia entró en la boca del lobo sin saberlo, pues las ansias por ser libres eran mas que evidentes en algunos de los presentes... como suele pasar, el inicio de un cautiverio es cuando da para hacer mas tonterías aunque también es cuando mas opciones hay para huir, antes de que la mala alimentación, el maltrato y la desidia se conviertan en mejores grilletes que aquellos que nos encadenaban a la pared

Como una víbora, la jovenzuela asustadiza zancadilleó al guardia en cuanto entró, provocando un aluvión de reacciones que sin duda dejarían marca de un modo u otro; por mi parte aguardé el momento exacto, justo cuando toda atención esté centrada en otros menesteres.

Y allá va; ahí se inicia una pelota que cada vuelta que da se hace mas y mas grande... la fuga se había iniciado, o al menos el intento, y ese cabrón de Harek había picado de lleno dejándose provocar al entrar en la celda con las peores intenciones del mundo centradas en Astrid, aunque dudaba que ignorara a Ramiel muchos segundos mas

Sonreí para mi al ver la ocasión para huir de allí: la puerta abierta, las llaves por el suelo, un guardia derribado y el otro ocupado en querer moler a palos a dos de los prisioneros... ¿qué mas podía pedir?

Gatearía lo mas rápido que pudiera hacia las llaves, ignorando todo lo demás, en un intento por aferrarme a aquello que podía evitar que siguiera allí mucho tiempo mas y, si me da tiempo, liberar mi tobillo de aquella férrea atadura.

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23/10/2019, 14:08
OH
Sólo para el director

Al mirar a Heistrich, percibí toda la energía que emanaba de él. Le miré fijamente, pero no como de costumbre -donde mi mirada ya era bastante inquietante- si no escrutando en su ser, en su alma, como si me fuera la vida, algo muy atroz llamaba demasiado mi atención.

Y como una sacudida, lo entendí. Sentí un aura de óbito y desasosiego creciendo dentro de mí. Y pensaba que en aquel oscuro y mugriento lugar no podría sentirme peor... sin duda no era verdad, pues la presencia del viejo había culminado los peores sentimientos en este preciso instante.

Aunque no quería ni pensarlo, me sentía aterrorizada. Acababa de descubrir que estaba en presencia de un nigromante, y aunque no tendría que tener ni siquiera relación con él, su sola presencia me provocaba pavor.

El rostro de la joven me relajaba ligeramente, el calor de sus mejillas bajo mis manos, y la presencia de los demás... ayudaba a no sentirme tan vacía. Aunque sin duda, me sentía perdida de igual manera.

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23/10/2019, 14:16
OH

Entendía que la muchacha se sobresaltara, pero no le di importancia. Mi mirada se mantuvo apenas unos segundos sobre los ojos de Astrid, transmitiéndole la gratitud que me salía, y era mucha. Aunque el contacto duró poco, solo para dar calor a sus rosadas mejillas, cuando la voz de Harek. El corazón me dio un vuelco, apenas había tenido unos segundos para saborear la pequeña libertad, y era una libertad llena de angustia.

La voz de Harek me alertó justo cuando pasó por allí. Sentí como Astrid se apartaba de mi lado y la vi acurrucarse contra la pared. La miré arqueando las cejas e inclinándome hacia ella, luego hacia Inger, no podía ser que aquellas mujeres pudieran estar tan aterrorizadas... tras haberme ayudado ¿ahora qué?

Pues ahora nada mas y nada menos que lo peor, decir que soy una bruja. Mi respiración se volvió mas agitada aún, sintiendo las palpitaciones a nivel del inicio del cráneo, el cual aún me dolía por el golpe. Mi nariz se abría al igual que los labios, de pura rabia hacia los carceleros que habían delatado su condición. Pero al oír que la llevarían a una celda aparte, fruncí aún más el ceño y negué seguidamente con la cabeza, murmurando un "no no no" nervioso, mientras la piel se me erizaba al sentir un escalofrío provocado por el miedo, moviéndome hacia atrás con la ayuda de mis manos sobre el suelo. Les dediqué una mirada a mis compañeros, para determinar, o intentar saber, qué pensarían de mi, si dejarían que aquellas bestias me volvieron a sacar.

Pero entonces la joven me sorprendió con aquella zancadilla, y mis ojos se abrieron como platos, tensando todo mi cuerpo, comencé a levantarme, precipitándome a los acontecimientos, imaginé que tras aquella acción la pagarían con ella, por lo que me antepuse entre Astrid y el carcelero que avanzaba a zancadas hacia ella - ¡No!

Mi atención se desvió hacia Ramiel y le miré mientras mis manos comenzaron a reposar sobre los hombros de Astrid. Luego Heistrich gateó hacia la llave. Si el viejo conseguía liberarse, era capaz de irse de rositas y encerrarnos a todos allí, esperaba que no... . Todo estaba ocurriendo demasiado rápido... Y si quizás yo pudiera...

Sentí la enorme tentación de hacer aquello que tan bien se me daba, ahora que estaba sin las ataduras y la mordaza ¿Pero y si terminaban matándome? Sentía demasiado miedo, pero sin duda preparada para la acción. Era una oportunidad única entre un millón. Miré a las chicas un segundo, y luego a los demás.

El cuerpo me hizo actuar, y me tiré de lleno hacia las llaves, intentando llegar antes que el viejo, que aunque tuviera la mejor de las intenciones, yo sería mas rápida que él y si, liberaría a los demás.

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23/10/2019, 22:02
Faedelon Bran

El caos comenzó, Harek se dio de bruces contra el suelo gracias a la zancadilla de la la joven. La puerta estaba abierta, y nuestra oportunidad de escapar estaba delante de nosotros, había llegado el momento de salir de aquel podridero y ser libres.

Harek sucio bastardo, la gente como tu hace que Naûl se repugne. Grite al carcelero como lo hacia cuando daba mis sermones en la capilla.

Rápidamente heche mano al cinto del guarda para tomar su porra.

Naûl Padre de Justicia deme fuerza para liberar a los oprimidos 

Una chispa de luz recorre mis manos. Siento como la gracia del Dios me hace un poco mas fuerte.

Una vez relatada mi oración intento asestar un golpe a las cadenas.

- Tiradas (1)

Notas de juego

Voy a por esas cadenas, que este viejo esta muy loco y quiere ser libre. Con bendición de Naûl me he subido la fuerza.

¿Que tengo que tirar?

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24/10/2019, 01:00
Arthur Stafford

Había que aprovechar la oportunidad que se había dado. Tiré de las cadenas, golpeándolas con todas mis fuerzas allí donde había visto su debilidad, cerca de la argamasa que las mantenía unidas a la pared. Luego, intentaría arrojarme sobre Harek, era el principal peligro y tenía que ser abatido primero, sin miramientos.

- Tiradas (1)

Notas de juego

No sé qué tengo que tirar.

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24/10/2019, 13:15
Heistrich

Las llaves tintinearon en el suelo mientras Ramiel arengaba a Harek para alejarlo de Astrid a la par que el viejo loco de Faedelon empezaba a recitar salmos de su dios ¡Pamplinas! El único que parecía hacer algo de provecho era Arthur, quien empezó a tirar con violencia de las cadenas unidas a la pared en un intento por salir de allí...

Me concentré en las llaves, estirándome cuan largo era, buscando llegar a ellas cuando vi como la recién llegada hacía otro tanto en un claro intento de adelantarse a mi acción... pero mis huesudos dedos se cerraron entorno al preciado objeto justo cuando ella estiraba la mano, haciendo que una sonrisa de suficiencia aflorara en mi rostro mientras la miraba

Yo las vi primero- le grazné despectivo, antes de volver a mi lugar y empezar a hurgar con ellas en la argolla de mi tobillo. No habría mejor ocasión para salir de aquel apestoso lugar

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24/10/2019, 19:45
Faedelon Bran

Con todas mis fuerzas intente tirar de las férreas cadenas que me apresaban. Aunque mis fuerzas no fueron capaces de liberarme de mis ataduras vi como la pared se resquebrajaba. Respire profundamente esperando a recuperar mis fuerzas para tirar de nuevo de las cadenas.

- Tiradas (1)
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24/10/2019, 20:53
Inger Virtanen
Sólo para el director

Era increíble cómo una simple acción podía desencadenar tal caos. Cuando la joven le puso la zancadilla al guardia y éste se vino abajo como un peso muerto, fue como el estallido que dio paso a una reacción en cadena por parte de todos los presos, incluida yo. Cada uno a su manera, intentó aprovechar la situación que aquel gesto de la chiquila había propiciado, unos lanzándose sobre las llaves caídas junto al guardia y otros intentando arrancar de manera desesperada las cadenas de la pared.

En cambio yo tenía la vista fija en el ser que más temía a la par que odiaba. El miedo que me paralizaba cada vez que veía aparecer a Harek desapareció de golpe cuando lo vi avanzar, porra en mano, directo hacia Astrid con la intención de golpearla. Aquello sí que no lo podía permitir, no podía dejar que matara a palos a la muchacha porque sabía que él sería capaz de hacerlo, sabía de lo que era capaz y conocía en mis propias carnes la crueldad y la rabia que le corroían el alma.

Con una furia nacida de la desesperación y de saber que aquella era una oportunidad, seguramente la única, que tendríamos de escapar, me lancé con toda la agilidad de la que era capaz en esos momentos sobre Harek, rezando porque la cadena atada a mi pie fuera lo suficientemente larga para llegar hasta él y, con las fuerzas que me quedaban, descargué una patada que fue directa a su entrepierna, aprovechando que él parecía estar completamente centrado en la joven Astrid.

- Tiradas (1)