Gilbert, maldito imbécil, cobarde.
—Quietos, no disparen, intenten no parecer hostiles. ¡Señor Paragent!, ¿está usted bien?
Motivo: Cordura
Tirada: 1d100
Dificultad: 59-
Resultado: 56 (Exito)
- Pero, ¿qué diantres es esto?
Pasado el susto inicial del primer impacto visual analizo la situación y veo lo mismo que Marlowe y lo que tantas veces he visto en la naturaleza, adultos protegiendo a las crías y sé cuan peligrosos se vuelven si se sienten amenzados en esa situación.
- Bajad las armas, leeeeentameeeeente. Actuad con calma y sin movimientos bruscos y por Dios, no os acerquéis a las crías. ¡Ni al tarado!
Motivo: Cordura
Tirada: 1d100
Dificultad: 20-
Resultado: 18 (Exito)
No le extrañaba nada ver al señor Croft correr como alma que llevaba el diablo, ni a Bill vivo con aquellas cosas... La verdad es que imponían bastante respeto...
"¡Pero maldita sea! ¡Ha estado en un infierno helado y he sobrevivido! ¡He visto cosas horribles en Groenlandia, no voy a dejar que ésto me pare!"
Lo que si le descolocó, fueron las palabras de Palance y, sobre todo, de Marlowe. Mientras retrocedía un par de pasos, masculló entre dientes.
-¿Cómo que calmarnos? Saque la maldita dinamita y lance unos cuantos cartuchos encendidos... ¿Es que olvida las palabras de los esquimales, los malvados hombres de pelo naranja? ¿Es que olvida como estaban aquellos pobres diablos de la cabaña de los tramperos? Si no hacemos algo ya, estamos muertos.
Motivo: cordura
Tirada: 1d100
Dificultad: 70-
Resultado: 9 (Exito)
Contra todo pronóstico, los dos grandes ejemplares se limitan a pararse delante de las crías durante unos segundos sin hacer nada. Como ni vosotros ni vuestros dos compañeros abren fuego, una de las dos grandes criaturas lanza un grito
- ¡WHAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAGGGGGGGGGGG!
Parece más un grito de advertencia que otra cosa pues siguen sin moverse. Las crías y Bill permanecen quitas, como si estuvieran esperando algo.
Por otra parte, Scott y Von Steifen que no habían sacado las armas permanecen quietos - tampoco van tras Croft - y a la expectativa de ver qué pasa, dejando todo el peso el asunto a Marlowe y Palance.
Ignoro la advertencia de Collins. Sin decir nada guardo el arma y me acerco lentamente hacia las criaturas. Tiro los guantes al suelo y muestro mis manos desnudas con las palmas hacia arriba en señal amistosa, como ofreciéndoselas, intentando que confíen en mí. Estos seres están relacionados con una vieja civilización, estoy seguro de que son menos imbéciles de lo que parecen. Antes de iniciar una carnicería necesito respuestas. ¿Por qué Bill sigue vivo? ¿Qué ha sido de Bhule y su mujer? ¿Quiénes son de verdad estos seres?
Cierro los ojos y aspiro aire. Quizá éstos sean mis últimos pensamientos antes de que me arranquen la cabeza. Los abro mientas miro a las criaturas de forma humilde.
Seis pequeños monos, estos gigantones no tienen que ser los únicos que estén merodeando por aquí.
En el momento en el que Marlowe se acerca unos pasos, las dos grandes bestias sueltan un gemido que os resulta familiar pero no termináis de reconocer y las crías salen a toda carrera atravesando un sendero a la derecha de la montaña y a vuestra izquierda. A los dos segundos, las dos grandes bestias hacen lo propio y salen huyendo a toda velocidad.
—Supongo que esta salida nadie se la esperaba.
Recojo los guantes.
—Tú, imbécil, ¿qué haces aquí? —espeto a Bill.
—Parece que se han asustado. Sin embargo hay muchas crías, tiene que haber más de los grandes, no tardarán en volver. Exploremos las cuevas.
Preparo de nuevo el revólver tras ajustarme los guantes, dejando también la pistola a mano. Hoy promete ser un día muy largo.
—Ánimo señor McGregor, sólo ha sido un pequeño susto —lo pongo en pie y le doy una palmadita en la espalda, al tiempo que le ofrezco un trago. Yo también tengo el corazón en un puño.
-Ésto no es bueno... Oh no, no es nada bueno. ¿Saben lo que acaban de hacer, verdad? Han avisado de que estamos aquí, han ido a por más. Cuando se sientan lo suficientemente seguros, vendrán por nosotros y nos despedazarán, o congelarán como al otro guía o a los tramperos... Marlowe... Deberíamos tener las armas más potentes de que dispongamos preparadas.
El periodista, mientras decía todo ésto, estaba claramente alterado. Sin duda, consideraba que habían perdido una valiosa oportunidad, y que ahora se encontraban en desventaja.
- No creo que necesitaran muchos refuerzos para acabar con nosotros, con dos de ese tamaño les sobra y les basta. ¿Y ahora qué?
La idea de Marlowe de explorar las cuevas no me gusta nada de nada.
- Hay que tener en cuenta que si nos metemos allí, dudo mucho que haya otras salidas.
Me acerco a Bill y le pregunto:
- Bill, ¿cuantos monos hay en total?
Las palabras de Palance se las llevó el viento, pues cuando os quisísteis dar cuenta Bill había huido con el resto de la manada. León fue puesto en pie por Marlowe, pero en cuanto éste se dio la vuelta, el parapsicólogo volvió a tirarse al suelo. Estaba fuera de sí, profundamente afectado por la visión de la manada y o bien lo dejábais allí o bien alguien tenía que ir cargando con él permanentemente.
Ahora no había ningún obstáculo entre vosotros y las cuevas, una la izquierda, otra a la derecha y otra arriba a la cual sólo se podía acceder escalando. Scott dijo con su particular voz chillona:
- Hay que ir a por el tesoro ahora. Voy a la cueva de la izquierda, Von Steifen sígueme- y Von Steifen le siguió, ambos se internaron en la cueva de la izquierda.
Bill ha salido huyendo también! :)
—¡Alto ahí! Ustedes están a sueldo e irán donde digamos nosotros. El grupo no se separa bajo ningún concepto. ¿De qué tesoro están hablando? —digo muy enfadado.
—¡Usted, Scott, librepensador, coja inmediatamente al señor McGregor y cargue con él!
Los dos hombres que ya estaban perdiéndose en el interior de la cueva se sobresaltan y no les queda otro remedio que dar la vuelta
- se dice que estas criaturas viven entre montañas de oro. Al menos eso siempre han contado los tramperos- decía Scott
- ¡Bah! , eso no son más que leyendas estúpidas. Estos con mucha suerte tendrán algo reluciente... -decía Von Steifen que no creía nada de aquello
Scott se acercó, se agachó y tomó del brazo con cuidado a León. Cuando ya lo tenía sujeto dijo
- ¿Y ahora qué?-preguntaba con cierto desdén.
Sin hacer caso al insubordinado Scott pregunto a mis compañeros:
—¿Por dónde empezamos, derecha, izquierda o arriba? Yo empezaría por la derecha o por arriba.
Me quito la mochila y empiezo a preparar la dinamita para tenerla a mano, tal y como ha sugerido Collins.
¿Cuántos metros de cable tenemos para detonarla?
Collins encendió una de las lámparas de gasolina, y con ella en una mano y la escopeta en la otra, dijo:
-No lo sé, pero debemos estar alerta, independientemente de por dónde elijamos ir.
Es una mecha de unos 5 minutos así que yo diría que unos 20-25 m de cable, lo suficiente para cerrar las tres entradas en tres detonaciones.
Viendo el giro que están tomando los acontecimientos, aprovechó los preparativos de la dinamita para hallar alguna prueba del descubrimiento. Algo que impulse mi carrera como zoólogo, es por ello que me pongo a buscar por los alrededores algún objeto, algún resto que pueda presentar ante la universidad.
- Sólo tardaré ún minuto... comento apresurado.
Motivo: Descubrir
Tirada: 1d100
Dificultad: 25-
Resultado: 79 (Fracaso)
Motivo: Zoología
Tirada: 1d100
Dificultad: 60-
Resultado: 67 (Fracaso)
¿El tramo que hay que escalar es muy inaccesible?
No, son apenas media decena de metros con asideros. Una tirada de Trepar.