Partida Rol por web

Luego de emitir mi voto regreso a la guarida de los lobos.

-Luego de emitido el voto podemos seguir con la investigación, el científico, el medico, el abogado, el policía podrían aportar algo, y Sir Hebert podría ayudarnos por favor, podría yo ir con dos testigos, que pueden ser Thelma y el policía y que pasen los invitados de a uno para descartarlos. Elijo a Thelma y al policía, uno porque es el agente de la ley con mas autoridad aquí y la otra es una persona de confianza de Hebert, y entre ellos no tienen aparentemente nada en común, tendrían que ser imparciales y justos. Pero puede ser cualquiera. Con la abominación encerrada podemos confiar que los asesinos no son la abominación y la única persona fuerte que podría hacer lo que le hicieron al cocinero se me ocurre es el Hombre Fuerte,  podríamos hacer pasar al Señor Herbert al "Interrogatorio" y luego al Hombre Fuerte. Y apresurémonos. Me llama la atención que los asesinos, sabiendo que los puedo acorralar, todabía no me hallan matado, pero podría suceder en cualquier momento.-

-Pues entonces usemos a tu gato todo lo que podamos- dije al domador moviendo una de mis manos para señalar al felino. Si el tipo se moría no tendríamos mas gato detective-. Aunque me sorprende que solo reaccione ante la actriz. ¿No debería estar inquieto ahora que estamos todos aquí? Es imposible que haya solo un asesino o criatura... ¿No?

-Salgo, sigame si puede Oscar. Tengo algo que hacer y un testigo no seria malo.-

​El abogado sale del despacho tras la salida del domador, se ha desanudado la corbata y quitado la chaqueta.​

-Señores, he recibido quejas tanto en torno al proceso que vamos a recurrir, como al tiempo legitimo para estimar el voto de este. Si creen que esto esta mal, tienen quejas o ven algo problemático, les animo a decirlo, de verdad. Esto se esta haciendo por que es la única idea sugerida. Si quieren darle todo el peso al inspector de policía, me viene igual de bien. 

​-Aparte, es cierto que no podemos estar toda la noche esperando. Así que elijan una hora para finalizar las votaciones. O la elijo yo, me es indiferente. ¿Por ultimo, prefieren que el voto sea publico o privado? De momento lo estoy manteniendo escondido, pero tampoco quiero que se presuma que por saber quien vota, tengo una posición de poder en esto.

Arrugé ligeramente el ceño, con suerte apenas se notará con la capa de pintura en mi rostro. Pero me decido a seguir al domador justo cuando el abogado expone lo que yo ya suponia: eso de las votaciones iba a traer problemas. Pero como no quiero ser tildado de traidor, prefiero mantenerme con el grupo.

Después de estar muy callado y meditando el asunto me levanto de mi asiento y sin decir nada me dirigo al despacho del Anfitrión. -Это сумасшествие- *Esto está de locos...

Judd volvió tras la charla con el abogado, solo para volver a buscar un sitio donde posicionar su trasero y volver a encender un cigarro, al mirar a su alrededor, se dio cuenta que faltaba gente. -Y si no pregunto yo nadie lo hará. -¿Donde están el domador y el payaso? Amen de otro puñado de personas creo. Pensé que estaba claro que era mejor no separarse. -Comento en alto antes de que un trueno invadiera todo la estancia y fuera el protagonista en las décimas de segundo que se escucho.

-¿No lo dije? Eso no puede augurar nada bueno. -Comento el pequeño hombre, mientras encendía su pipa.

Los presentes se dispersaron y un momento despues se escucho un disparo. ¿Habia regresado Warren? No, en la guarida de los lobos encontraron el Cowboy con su arma humeante recien disparada, en sus manos muertas. Con su cuerpo desprovisto de corazon como sucediera con Bill y con Ion no muy lejos de él, no una bala en la frente y el corazón, presumiblemente del Cowboy, en sus manos ensangretadas...

Aun masticando el último bocado de carne que le habían servido en el comedor, Sir William entra en "La Guarida de los Lobos".

-Hmmm, esta sala no podía tener un nombre más apropiado... -murmura con ironía.

-Bien, aquí, por fin, tenemos una prueba concluyente de que los "hombres lobo" existen. Y también, afortunadamente, de que su número se ha visto reducido en las últimas horas... ¡Bien por ti, amigo cowboy! ¡Has vendido cara tu vida!

El domador se agacha y recoge el revólver y el cinturón con algunas balas del cuerpo sin vida del señor Warp.

-Con su permiso, le tomaré prestada su arma, mi estimado amigo. Creo que ahora mismo me será más útil a mí que a usted... Que tenga buen viaje.

Se coloca el cinturón con las balas y guarda el revólver en su funda. Después se da media vuelta y sale de la estancia, de vuelta al comedor, con el cachorro caminando tras él, moviendo alegremente la cola.

El cadaver no posee ni arma ni balas. Thomas las sustrajo y las guardo a pedido de Herbert. Seria un peligro que callera en manos incorrectas.

Al volver la luz encuentran en un sillon de la guarida de los lobos, al cachorro del Domador muerto. El Domador entra y encuentra a su tierna mascota sin vida.

Welpie yace en el sillón. Manchado de rojo, inmóvil. El rostro del domador es una máscara de piedra cuando recoge con suma delicadeza el cuerpecito de Welpie. Su cachorro. Su amigo. No pesa nada. Con el cadáver ensangrentado del leoncito en sus brazos, Sir William sale de la estancia en dirección a los jardines. Sus pasos son lentos. No mira a nadie. No dice nada. Sólo las gotas de sangre que caen de las manos van marcando el paso del hombre con el animal muerto apretado contra su pecho. Un rastro rojo y brillante en el caro pavimento de la mansión.