Partida Rol por web

Samara parece no ser ignorante sobre los procesos con respecto a espíritus y demás. -Curioso, después de todo no es solo una mujer insolente. -Pienso algo perplejo sobre lo que me dice y la observo con cierta admiración.

Mientras continúan las conversaciones un incidente bastante inesperado ocurre junto a la mujer barbuda que en cuestión de segundos queda bastante afectada por un montón de llamas. -Sir Lloyd, en esta mansión tienen elementos médicos, necesitamos ayudar a esta mujer. -Digo con voz alarmada y bastante audible.

Felizmente el payaso interviene de manera muy oportuna, a mi parecer, y pretende ahogar las llamas que se expandieron velozmente sobre el cuerpo de Magdalena. Un infortunio que espero no tenga un final fatal para continuar con la serie de muerte que han estado apareciendo. Que mala suerte. -Sr. William, esta mujer necesita de sus conocimientos.

Me aproximé a la mujer barbuda para examinar sus posibles quemaduras y comprobar la gravedad de las mismas. Respiré hondo. No sólo teníamos a un asesino y el mínimo de dos bestias sueltas, sino que ahora también había un pirómano en la mansión.

-Ahora mismo, con los datos que poseo, sólo puedo decir que no voy a votar ni por el escritor Cristian Ricci, ni por la señorita Alice, la secretaria. Ni tampoco por el millonario Bill como se llame. Los tres han permanecido sin moverse desde que entré en el salón, por lo que no pueden ser los responsables de la muerte del mago, la periodista o el cocinero. Descarto también al señor Kipling, el señor Warren, el señor Castelyr y a Sir William.

Tras escuchar al doctor y al propietario de la vivienda, Kippling puso las cartas sobre la mesa.
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-Este suceso, en el momento que sea llevado a juicio, será determinado por los procesos del Derecho Civil y del Penal que se rigen en toda Gran Bretaña por la gracia de la Reina. El Derecho Penal es la Ultima Ratio de la sociedad tal y como la conocemos, lo cual significa que es la ultima herramienta que poseemos para aportar justicia. Dado el análisis del doctor, podemos prever entre dos y cuatro cargos: Primero, el de negligencia por la liberación de un animal exótico y peligroso, con retribución e incluso encarcelamiento. Luego, el de tentativa de asesinato, si alguien libero a la bestia con fines dañinos. Y por el ultimo el de asesinato, que acaba, como todos sabemos en la horca, a menos que la fiscalía de nuestra majestad, encuentre causas atenuantes. Por supuesto esta también la causa de complicidad que en los peores casos se ejecutara con la pena máxima.

​-Ahora bien. Pasemos al lado que les interesa. El derecho recoge que todos podemos ser detenidos siempre y cuando exista un prueba de peso y que les vincule. Ahora mismo por el hecho de estar tan cerca de la escena, todos podemos ser detenidos de manera preventiva. Por supuesto, yo mismo me encargare de que en este "juicio" no se cometa ninguna falacia ni ningún fallo al honor.

​-Sir Lloyd, me temo que todos los documentos de trabajo que tengo, están en su despacho. Le di mi maletín al mayordomo, con el ultimo contrato que me pidió revisar. Pero en cuanto tenga un segundo me acercare, si usted me lo permite.

​A los segundos de haber dicho todo esto, la mujer barbuda empezó a moverse agitadamente, -¿Fuego? ​​El payaso, rápidamente ayudo a su compañera a quitarse las flamas de encima, y el doctor confirmo que su estado de salud era correcto.

-Se que es prematuro, pero viendo que los accidentes se suman y se suman...¿Pueden el doctor o el científico determinar como acaba de suceder esto? 
 

-Es probable que la persona que ha querido provocar la muerte de la mujer barbuda utilizase un encendedor para prender fuego a la cortina -sugerí, ante la pregunta de Kipling, manteniéndome pensativo-. Pero, dado que ese mal hábito de fumar es ahora tan común, incluso entre las damas, podría resultar más complejo de lo que pensamos hallar al culpable. Podría ser cualquiera, aunque descartaría al señor Renczi. Es demasiado imponente como para pasar desapercibido si se acerca a una cortina. El pirómano debe ser un individuo pequeño, menudo y con facilidad para moverse por el salón sin que reparen en él.
 

Ante el extraño suceso del presumible intento de iniciar un incendio la contorsionista reacciona rápido y arroja una copa de fría champaña tratando de apagar a la desafortunada madame Ventura quién rueda por el suelo tratando de apagar su vestido convertido en una tea humana, luego la intervención de Oscar envuelve en una cortina a la dama sofocando lo que pudiera quedar de las llamas que amenazaban con quemar a Magdalena, afortunadamente el siniestro no pasa a mayores.

Un nuevo y misterioso suceso extraño se agrega a la ya alocada noche mientras los invitados cada vez más desconcertados comienzan a tratar de ponerse de acuerdo junto con su anfitrión para al menos darle un rayo de luz a tan oscuros acontecimientos.

Magdalena, en ropa interior chamuscada por haber perdido el vestido, se envuelve en la gruesa cortina cuando todo termina y se sienta en el suelo donde había estado rodando. Después de agradecermuchas veces a sus dos salvadores que fueron los únicos que la ayudaron mientras los demás charlaban amistosamente ignorando el accidente, la mujer habló nerviosa y molesta por el comportamiento de los presentes.

¡Pero quién ha podido hacer una cosa así! ¡Casi me mata! ¡Si no fuera por ellos dos que me socorrieron mientras los demás debatían como si nada ocurriese! No sé a quién votar, pero seguro será uno de ustedes ¡Por Dios santo! ¡Me han prendido fuego! ¡Y ese vestido era muy caro! ¡Está totalmente echado a perder! Señor Lloyd, por favor, no puedo irme de aquí, ninguno puede, ¡pero no puedo seguir esta reunión en estas condiciones! ¿No tendrá algo de ropa femenina que poder dejarme? Mi vestido se ha destrozado y mi ropa interior está chamuscada. ¿no puede pedirle a alguien de servicio que me guíe hasta alguna ropa de cambio? Doctor Bradley, quiero pedirle que me revise las quemaduras de las piernas en un lugar discreto, pero antes necesitaría algo de ropa.

-Si no confian en lo que digo y en el leon, votenmé a mi, el leon es lo unico que puedo hacer para ayudar, y si mo confian en mi, pues aqui no sirvo de nada, y de seguro, en los calabozos vamos a estar mas seguros que aqui. Ya han muerto tres personas y ese principio de incendio dudo que alla sido un accidente.-

Magdalena sale bien librada, en lo que cave, y aún con el terrible suceso tiene como objetivo quejarse por lo caro que era su vestido. -Vaya que tiene prioridades muy extrañas esta mujer. -Su reclamación por lo ocurrido, con respecto a que nadie más fue en su ayuda me parece fuera de lugar. Muchas más personas hubieran podido agravar el daño. -Al menos ya pasó y el doctor se encargará, pobre mujer. -Pienso y me siento algo incrédulo al ver que pretenden continuar con la dichosa votación. Me parece algo innecesario.

-Mi voto será por... -En realidad no tengo a nadie en mente y un nombre brota de mi cabeza casi impulsado por un resorte. -Sybil. -Sé que no está presente, pero quién soy yo para ignorar un mensaje dado por un espíritu y de momento solo queda esperar a que terminen las votaciones.

Los ánimos de la cantante se habían ido bajando de mala manera, vino a su mente la imagen de su madre en el "chateau" abroncandola por ser impaciente y haber abierto el horno demasiado pronto. Veía el souflé deshincharse como a ella misma. Pensaba que ya no me pasaban estas cosas, que había aprendido. Pero me he metido en esta mansión sin investigar primero cegada por la codícia y la desesperación y ahora... estoy aquí.

Vio a su amiga Magdalena arder y quedarse semidesnuda y no encontró en su espíritu fuerzas para reaccionar. La acróbata había tirado un vaso de agua a toda velocidad y el payaso la había ayudado con una cortina. Y ella, se había quedado mirando, sin reaccionar ni pensar demasiado.  ¿Vamos a arder todos, mon cheri? le preguntó mentalmente a su anfitrión. Finalmente se acercó a Magdalena y le dijo. ¿Como te encuentras, estas bien? Si tu no has traído, yo si que traje vestido de recambio, por si me acababa quedando a dormir. Se lo entregaron al mayordomo a mi llegada, si nos lo traen te podré dejar algo. Seguro que te queda bien mi ropa, tienes un cuerpo bonito. Usó la campanilla para llamar al servicio. Mi maleta, por favor, y un lugar tranquilo para la señorita Magdalena.

Y mientras tanto los hombres ansiosos por investigar y ajusticiar y esas cosas. Ahora querían hacer una votación para meter a uno de ellos en un calabozo. Una votación, que desfachatez. ¿No teneis en este país policia y jueces para estas cosas? ¿Vamos a votarnos entre nosotros? Una de nosotros está ardiendo, hay cadaveres en todos lados y queremos votar. ¿Esto es "la révolution" o Gran Bretaña?
 

Tras un momento de silencio y tras ponerse a la defensiva, pensó que si había que votar que fuera a su favor. Por supuesto, no puedo olvidad la reacción del león ante la llegada de Sybil. Sea, pues, para ella mi voto, si tiene que haber uno.

El fuego se apagó con un poco de agua y una cortina sumamente cara. Magdalena no había sufrido la suerte del Escupe fuego y pude darle un vistazo en ropa interior. Luego se cubrió con la cortina, pero su imagen perduraría en mi mente hasta que algún idiota me mate o una criatura horrible me despedace.

-Los del circo nos cuidamos- dije dándole un guiño tanto a la Mujer Barbuda como a la Acróbata. Todos estaban empezando con eso de las votaciones, lo que dejaría a uno de los invitados encerrado en las mazmorras. Lo ricos hasta tienen ese tipo de cosas. Estaba totalmente en contra de encerrar a una bella señorita, pero todos parecían convencidos de que era culpable. Por otro lado el medico había dicho una cosa que nadie pareció notar-. Doctor, dijo que quien quemó a Magdalena era alguien que pase desapercibido, lo suficientemente pequeño como para no ser notado. No soy un investigador, pero eso me suena a alguien que conozco. ¿Tiene alguna prueba de eso? ¿O los demás sobre esta señorita Sybil?- no sé, todos apuntaron a ese lado y no entiendo el porqué.

La mención sobre alguien pequeño obviamente señala al enano, pero en realidad nadie sabe nada. -Sobre la señorita Sybil... -Pienso en una razón que puedan creer, pero ni yo tengo una. -Nada más puedo apoyarme en su ausencia y dado que no ha aparecido su cuerpo inerte... -Anulación por descarte, si no está con nosotros es muy posible que sepa algo o que sea parte del problema. -No tengo una razón concreta de por qué voto por ella.

-No tengo ninguna prueba contra el señor Milton Judd, solo simple deducción -le indiqué a Óscar, pensativo-. El señor Judd es pequeño, pasa desapercibido y además es fumador, por lo que encaja con que pudiera tener un mechero y prendiera fuego a la cortina sin que nadie lo viera. No obstante, esto también puede haber sido provocado por alguien que quiera incriminar al hombre pequeño -Por respeto al señor Judd, prefería no denominarle con el término de "enano"-. Al único que descartaría sería al señor Renczi, por las razones antes mencionadas. Un hombre de su estatura no pasa desapercibido si se acerca a una cortina.

Al escuchar las palabras de la mujer barbuda, arrugo el ceño.

-Lo siento, señorita Ventura, pero prefiriría no dirigirme a ningún "lugar discreto" mientras no sepamos quiénes podrían ser los asesinos. Si quiere que revise las quemaduras de sus piernas, me gustaría que no estuviéramos solos usted y yo.

-Con respecto a mi voto, considero que es demasiado pronto como para decantarme por un sospechoso, y ni siquiera sé quién es esa Sybil Winter a la que menciona el médium, por lo que no estoy muy seguro de a quién votar.

Comprendo su reticencia, por suerte para usted no le pondré en un apuro con su juramento Hipocrático insistiéndole sin alternativas - No era fácil determinar si su comentario estaba cargado de ácido o no.

Madame Delacroix, agradeceré gustosa poder vestir uno de sus maravillosos vestidos. Intentaré tener más cuidado con él que con el mío propio, pero aún tengo que pedirle otro favor más ¿Sería tan amable de acompañarme con el doctor al baño o cualquier otro lugar discreto para que examine las quemaduras de mis piernas sin considerar un riesgo para su vida? Al parecer, ser víctima de un intento de incineración no es suficiente para ser descartada ni como sospechosa del propio incendio - Dice esta vez sin ningún tipo de duda del ácido en sus palabras.

Por supuesto, no tengo miedo alguno en acompañar os. Medio mintió la cantante, que no temía esa particular escena, pero estaba atemorizada por lo que estaba pasando. Cuando queráis. 

-mmm, no tiene sentido que Sir William cometiese un asesinato así. Si bien es cierto que el es la persona mas adecuada para hacer que las bestias ataquen. ¿Para que hacerlo? Si nos masacraba a todos, perdería su fama como domador y si lo pillamos acabaría en la horca.

​Kipling hizo una pausa, dejando tiempo para formular la siguiente.

​-Por otro lado, tenemos el degollamiento, que obviamente no es un crimen pasional. Lo mas sensato seria decir que la señora sabia algo, algo que seguramente pondría en jaque a alguien de la fiesta. O puede que con sus habilidades sobre el campo, descubriese al asesino. ¿Tenemos acceso a los documentos de la señorita Harrington? Lo que nos queda, el caso de la votación, por lógica pura, el asesino tiene que saber usar un cuchillo y tener la locura necesaria para hacerlo a sangre fria. Este hecho, entre otros, alejan a mi cliente completamente de ese delito.

Finalmente, saco un pañuelo y empiezo a limpiar mis gafas.

-Y si, señorita Delacroix, una votación se asemeja mas a los procedimientos de la gente de las colonias que al derecho ingles. Sinceramente, si tiene una mejor opción todos la escucharemos encantados.

-Bueno, la insistencia dea Señora Ventura por estar sola me parece sospechosa, solo alguien si miedo puede tener tal pretenciones, como un asesino mismo. Y ella misma es fumadora, puede de haber prendido la cortina para pasar por inocente pero principalmente para distraernos y retrasar las votaciones, que eso es lo que parece que esta haciendo.-
-Mi voto es sin duda para ella.-

¿¿Pero qué dice?? ¿Está usted loco? ¡Acabo de quemarme las piernas y me acusa de querer que el único doctor revise las heridas! ¡¡Están todos locos!! ¡¡Ven a una mujer envuelta en llamas y discuten sobre el color del fuego!! ¡Por supuesto que quiero estar sola! ¡Me iría cien veces mejor sola que rodeada de asesinos y botarates! Dios mío, ¡¡nunca debí venir a esta casa de locos!!

Me levanto para salir de la habitación olvidándome de que estoy semidesnuda pero el dolor de mis piernas me hace caerme de nuevo. La tensión y el dolor haceb aún más mella en mi y rompo a llorar.

¡Cretino! - Digo entre sollozos - Ojalá le prendan fuego a usted y su leon devore sus restos - Me tumbo sobre mi misma y continúo llorando, aunque ahora más quedamente

Que desfachatez, acusar a una dama medio desnuda porque quiere ir a vestirse en privado. La cantante se levantó y salió al quicio de la puerta gritando. ¡Donde está el servicio! Necesito mi maleta y un lugar tranquilo para Mademoiselle Magdalena! THOMAS, THELMA

Carraspeé al advertir que la señorita Ventura podría ser un serio problema para mis planes, de modo que decidí finalizar el trabajo del pirómano. Me acerqué a uno de los vasos de agua que hubiera sobre la mesa del salón y vertí en él el contenido de la Poción para Matar sin que nadie se diera cuenta.

Luego, tomé el vaso y decidí dárselo a Magdalena.
 

-Es de muy mala educación hablar a espaldas de cualquier persona, y más de una bella dama...- La actriz alcanza a escuchar un poco de la plática sobre su persona y se ha perdido el espectáculo que dió la mujer barbuda al rodar por el suelo tratando de apagar su humanidad, al ver el estado de la pobre Magdalena no trata de ocultar una risilla de burla la cuál apenas tapa con se delicada mano. Le guiña un ojo al doctor Bradley y luego con un armonioso contoneo de caderas se acerca hasta el medium, el delicioso aroma de su perfume queda volatil en la sala.

-Creo que no nos han presentado...- le da la mano para que la bese el adivino.