Partida Rol por web

No le gustaba la situación, no le gustaba en absoluto, pero si de lealtades se trataba la corta pero traumática experiencia de los últimos días lo había decantado por aquel grupo.

No dijo una sola palabra ni pronunció su postura, no le interesaba pues la mayoría ya había hablado. Simplemente asintió en silencio y esperó a que los demás comenzaran a actuar, fuesen los montaraces atacándolos a flechazos o accediendo a sus ideas. 
Kalu sencillamente seguiría a aquel grupo intentando lo posible para ayudarles.

La impotencia y la resignación se apoderaron de la exploradora, pero no dijo nada. No tenía la más mínima intención de impedir por la violencia lo que no había podido hacer con argumentos. Bufó y realizó una sonrisa desdeñosa a la propuesta del mediano, pero se abstuvo de opinar.

- A doscientos metros en esa dirección están los cuatro licántropos con su amiga amarrada y amordazada, rodeen por el Oeste para ir a contra viento si no quieren ser detectados antes de tiempo.

Con un levantamiento de ceja ordenó a sus hombres retirarse y volverse a camuflar en el bosque.

- Quedan a su propia cuenta! -Exclamó resignada.

Ilene perdió un poco el ánimo al ver que los miembros de la hoja verde no les iban a ayudar, pensaba que una vez tomada la decisión les ayudarían. Eso de "echarlos a los lobos" (nunca mejor dicho) era casi como si prefirieran que fallasen en el rescate. Pensó en decirles algo, pero estaba claro que, en el fondo, no les importaba mucho si morían en el intento.

Mentalmente tomó nota, sabía quienes eran sus amigos y quienes no.

- No podemos perder tiempo pero hay que planificar un poco la estrategia. Si son licántropos cualquier ilusión que yo haga, al no tener la parte olfativa, no va a funcionar de mucho. Sería bueno dividirlos, pero no se me ocurre como sin poner en grave riesgo al menos a uno de nosotros.

Ilene meditaba en voz alta mientras observaba a los montaraces de la hoja verde que se retiraban.

Había quedado decidido el enano escuchó con atención las instrucciones que les dieron, parecía que habían accedido a ayudarles aunque fuera dándoles una ligera ventaja.

- Ese puedo ser yo dijo serio ante Ilene. - ¿Cual es tu plan muchacha? Si por mi fuera les atacamos por sorpresa y deberíamos acabar por lo menos con uno de ellos. Antal podría aprovechar para liberar a Garla mientras me interpongo entre ellos y vosotros. Una vez Garla nos apoye deberíamos hacer que huyeran, por lo menos uno para que ellos puedan continuar su trabajo. gruñó l mencionarles.

-Otra opción es forzarles a una emboscada-. Opinó el mediano -Uno solo con el viento de frente, el resto rodeando el viento para atacar a la mínima... Cosa mala sería que al emboscar al cebo los bastardos flanqueen a los refuerzos. -Especuló mientras sacaba sus dagas y revisaba el filo antes de volverlas a guardar.

-El cebo por supuesto soy yo- Sentenció -Por pequeño y por amigo de Garla.

- No me gusta, les pondría en alerta y podrían abalanzarse sobre ti antes de que pudiéramos actuar. dijo el enano preocupado por el pequeño

- Puedo camuflarlo, pero el olor... si va a estar a favor del viento incluso peor. Necesitamos algo para camuflar su olor.

- Con olor podría incluso conjurar algún tipo de imagen que los atrayera.

Miré a mi grupo y pregunté -¿Y cómo pretenden matarlos? Aun si vienen de a uno son licántropos, las armas normales no les afectan como a cualquiera-.

En silencio permanecí nuevamente, esperando la respuesta de los demás.

-Además no debemos olvidar su maldición, que se transmite simplemente al ser dañado por ellos ¿Qué pasa si te muerden Crum? ¿Qué pasa si una zarpa te roza Antal? Ahí tendríamos que curar a alguien más de licantropía...- los miré seriamente a cada uno -si, a alguien más, eso dije. Lo más probable es que las heridas de Garla sean con sus dientes o garras ¿Por qué se la llevarían viva de no ser para transformarla?-.

Habían actuado sin pensar, mi lealtad me obligaba a seguirlos pero realmente no me gustaba la decisión que habían tomado. Aun así poco duró mi enojo.
Mi mirada se suavizó rápidamente y suspiré -Por todos los archivistas de la Costa de la Espada, si vamos a salir vivos y sanos de esto la idea de entrar en contacto con ellos es una terrible idea. Deberemos ser sutiles y engañosos, confundirlos y salir de ahí con Garla, si aun sigue viva, de manera cuidadosa. Dispuestos a avanzar a nuestro destino a marcha forzada porque no se quedarán quietos al notar una intrusión-.

Volví a suspirar. Estábamos tentando a la suerte.

Frunció el ceño ante las palabras de su amigo. - Este arma las ha dañado, por lo que si las ha echo sangrar las puede hacer perecer. Solo yo me expondré mientras sacáis a Garla de allí. Era tarde para disuadir al enano de su cometido. - ¿Morder y arañar? Las huellas que atacaron a Garla eran humanoides, no de bestia.

-No abandonaré a Garla, sin embargo sé que ella no querría que todo el grupo cayese por su culpa… -Pensó en voz alta el mediano.

-Me adelantaré para estudiar la situación, temo lo peor, incluso no paro de pensar en lo que dijeron los exploradores, que vieron a cuatro y ningún prisionero. Me adelantaré para evaluar la situación, se lo debo. –Sus ojos aunque serios y llenos de resolución, estaban vidriosos, más ninguna lágrima había sido derramada.

-Esperad un poco y si no he vuelto marchaos, olvidad que nos conocisteis.

Gruñó, no le gustaba que el mediano se marchara solo ni que estuviera tan pesimista. - ¿Donde vas chaval? Aún estamos lejos y podrías perderte por el camino. le gruñó. - Vamos juntos por donde nos han recomendado y cuando estemos lo suficientemente lejos para que no nos detecten, te dejaremos acercarte. Sino te vas a perder. sentenció el enano. No le estaba gustando que después de comprometerse a ir a rescatarla ahora el miedo les superara.

Ilene ahora pagaba las consecuencias de haber tirado más de corazón que de la razón. El rescate de Garla iba a ser algo más que complicado ya que los seres a los que se enfrentaban eran demasiado poderosos antes las pobres armas que portaban.

Ilene tenía miedo y se le notaba... de hecho al intentar disimularlo la cosa salía peor.

El mediano decidió aproximarse de manera furtiva y valorar la situación, una postura inteligente. Antes de irse en solitario Ilene le tomó las manos.

- Mucha suerte y no te arriesgues más de la cuenta, estamos contigo.

Rodeamos el lugar y nos acercamos con viento en contra para ocultar nuestro hedor, como sugirieron los exploradores. Me resultó extraño que Ilene no decidiera ir con Antal, pues ambos tenían esas pintas de ser... Sigilosos.

Me sonreí ante mi propio prejuicio y, ya a punto de partir el mediano, lo frené.

-Que Azuth te guíe en esta tarea, pequeño... Te sugiero que te tomes tu tiempo-.

Asentí y le hice una señal con la cabeza. Bendito.

Antal se ofreció como voluntario para ir directo a las fauces del lobo, siendo amigo de Garla era él quien tomar el riesgo. Además él era pequeño y escurridizo, sigiloso como una serpiente reptando.

Pero el Enano se opuso tajantemente. Si bien el pequeño conocía a Garla antes que el resto, no por eso la consideraban alguien más... todo lo contrario, Garla se había ganado el cariño y la amistad incluso del duro enano bárbaro, ella había llegado en un momento difícil y había decidido quedarse con ellos hasta el final. Demostró lealtad y eso era muy valorado en estos tiempos adversos.

Kalu, que como buen discípulo de Azut, tenía grandes conocimientos dentro de su cabeza, explicó lo que significaba la aflicción de la licantropía y las resistencias que ganaban algunos cuando la adquirían. El argumento sirvió para pensárselo de nuevo, pero al final coincidieron en acercarse siguiendo las indicaciones de la montaraz hasta un punto seguro, a partir de ahí dependía del sigilo y el camuflaje de Antal para acercarse más y poder espiar a los captores.

Luego de avanzar en la dirección correcta, lograron avistar a lo lejos la luz del fuego que emanaba la fogata de Kuldus y sus tres esbirros. Desde la distancia no se lograba ver con mayor detalle. Kalu lanzó la bendición de Azut sobre sus compañeros, mientras Ilene deseaba suerte al pequeño con un toque cálido de su mano imbuía en magia inspiradora.

De inmediato Antal sintió como un golpe ambos efectos, uno golpeaba su espíritu y el otro su corazón. Combinados, hacían sentir al mediano confiado y envalentonado. Lo hacía por Garla... Lo hacía por el grupo... Lo hacía por él

...

El enano se comenzó a poner nervioso una vez peridó de vista al mediano. Se mantuvo atento a cualquier ruido o gritos que pudiera oír. Mantuvo su vista alerta en dirección al campamento, no quería que el mediano al volver acabará perdiéndose. Su nerviosismo era palpable, no paraba de abrir y cerrar sus puños y mover sus brazos. No le gustaba estar a la espera.

Antal levantó el indice pidiendo silencio a sus compañeros antes de dirigirse a la aventura más las diferentes bendiciones que recibió de sus compañeros postergó su marcha unos breves instantes. El peligro estaba tan presente que era incluso palpable lo que se agradecían los actos de sus compañeros.

-Gracias-. Pensó al tiempo que intentaba acompañar sus pensamientos con unos gestos burdos. A continuación empezó a encaminarse hacia la espesura desde donde se insinuaba el campamento.

Como pudo vio al bulto sombrío que era su compañero Antal alejarse, viajando valientemente hacia el peligro que representaban aquellos licántropos. Sabía que un enfrentamiento contra aquellos seres, aun siendo de la variedad más débil conocida (los malditos con la forma de la rata) sería un problema terrible sino una muerte segura, por eso el mediano era el único capaz de salvar a la norteña, podría entrar y liberarla.

Calcularía media hora y entonces crearía una distracción, quizás Ilene pudiese ayudarlo con eso...

Apoyado contra un gran árbol, quieto en mitad de la oscuridad y la nieve, al igual que sus compañeros no pudo evitar emitir insultos por el frío en voz baja.
También les explicó acerca de su plan.

-En caso de que Antal salga con Garla precisará una distracción... No quiero ser ofensivo pero la dama no es tan pequeña como el mediano y ciertamente tampoco la creo una persona dada a la sutileza. Necesitarán ayuda, más de la actual. Quizás si distraemos a los seres que custodian la cueva... Pero quizás la misma tenga otro acceso, así que esperemos al pequeño y la norteña al menos unos veinte minutos ¿Qué opinan?-.

- Estoy de acuerdo, puedo crear una imagen e incluso imitar un sonido, pero el olor... solo funcionará algo si estamos a favor del viento.

- El pequeño solo va a mirar les susurró a ambos.- Si se atreve a hacer algo sin nuestra ayuda, esos fieras son el menor de sus problemas. Estad atentos y bajad la voz.