Partida Rol por web

Mientras esperan a que a sus compañeros se les pasen las arcadas, Khuran agarra una rama del suelo y la convierte en una potente antorcha.

Ale, vayamos.

Una vez recuperado del nauseabundo olor, Thindiel está preparado para seguir.

Tras esperar a que se os pasen los efectos del olor de los trogloditas, os dirigís hacia delante. A los pocos metros llegáis a una enorme caverna llena de estas criaturas, preparadas para la guerra. Con ellas hay media docena de lagartos del tamaño de un lobo...

Con una mirada, hago un gesto a Khuran Aquí hay mucha oscuridad ¿Pelor no querrá que la luz llegue hasta este sitio? digo guiñándole un ojo

Talos se esconde entre las sombras y aguarda a que sus compañeros invoquen sus temibles poderes. De los que sobrevivan, el pícaro hará uso de sus flechas para abatirlos.

Al ver a todas aquellas criaturas, Khuran invoca la Ira de Pelor para que baje de los Cielos y acabe con ellos.

Los Sumos Teólogos Peloritas llevan siglos planteándose cómo es posible que una columna de fuego caída de los cielos pueda ser invocada en un sitio con techo, sin haber llegado aún a una conclusión satisfactoria. Khuran prefería creer que Pelor estaba allí donde sus Fieles le necesitaban, y un techo era algo insignificante para los poderes de un Dios.

El fuego sagrado de Khuran cae en el medio del grupo, la mayoría de los seres son consumidos de forma inmediata. Aprovechando el caos restante, otro cae con una flecha en la cabeza...

Viendo el caos que ha generado la columna de fuego, aprovecho el momento de confusión para abalanzarme sobre uno de los lagartos.

Lamentablemente, el fuego provocado hace que los lagartos no paren de moverse y hacen que mi golpe pase muy por encima de su cabeza.

El monje sigue a Varanil a la carrera, alzando su brazo perpendicular al cuerpo, hasta que este impacta en la cabeza de uno de los humanoides con un sonoro golpe.

Los restantes trogloditas se lanzan de forma inconsciente al ataque, aunque uno de ellos consigue golpear a Varanil en un brazo...

El resto de criaturas son esquivadas de forma elegante por Mako.

Thindiel manifiesta con su mente llamas que acaban con varios trogloditas más.

Thindiel concentra su poder mental y todos los trogloditas menos uno acaban carbonizados...

Los lagartos sisean, aturdidos por el calor producido por vuestros conjuros pero se lanzan al ataque tal y como han sido entrenados para hacer. Su ataque es brutal y tanto Varanil como Mako sienten sus colmillos.

Khuran espera que Mako, Talos y Varanil solventen el problema.

En cualquier caso, y por si aún queda algún troglodita en pie, se prepara para cargar con su lanza.

Mako aparta el dolor provocado por los colmillos del lagarto de su mente, y lo agarra con una fuerte mano por el cuello mientras con el otro puño lo golpea una, dos y tres veces, esperando que sea suficiente para librarse de él.