Partida Rol por web

Vamos. Deberíamos de estar ya cerca de su aldea.

Thindiel piensa en la posibilidad de usar su cristal psiónica para comunicarse telepáticamente con las criaturas, pero lo descarta por si se pueden asustar.

Vale chicos, los muchachos del barco ya están en camino hacia los pozos de brea. Esperemos que no tengan problemas...

Khuran no ve demasiado claro eso de pedir a aquellos seres peludos que les ayuden a luchar contra una horda invasora de piratas.

Pues no sé, Varanil... ¿tú les ves muy capaces de pelear? Me parece que pedirles que luchen a nuestro lado puede ser algo que está más allá de sus capacidades.

Lo que quizás podríamos preguntarles es si conocen a alguna otra tribu que pudiera ayudarnos, pero ¿ellos? Lo dudo un poco.

Talos ladea la cabeza pensando en lo que ha dicho el clérigo.

Desde luego no pudieron con el dinosaurio y eso que eran muchos. Pero a lo mejor nos pueden ayudar con suministros, como vigías o exploradores. Hay que conocerles para saber en que son realmente buenos.

Los pequeños seres hacían de guías, pero Talos no bajaba por ello la guardia. Ser colocó al frente de su grupo e iba atento a cualquier ruido de la selva o cosa extraña que sus aguzados pudieran ver.

Tras otro día entero caminando entre la jungla, llega el atardecer del día, las criaturas hacen señas como para indicar que éste es un buen sitio para acampar.

Pelor es mi chef, nada me faltará.

Cual pinche de cocina en prácticas, Khuran empieza a esferificar misteriosas y divinas energías, mezclando componentes que nadie antes se había atrevido a combinar.

El resultado es una abundante comilona, pero algo insípida y sin mucha gracia.

Lo siento, chicos, espero que la próxima vez me salga mejor.

Después de cenar y de que los phanatones sigan sorprendiéndose por los regalos de Pelor (nombre que por cierto, pronuncian sin problemas y en común, como si lo conocieran), las criaturitas se retiran a las ramas para dormitar mientras vosotros os procuráis un buen sitio...

Khuran suelta un grito para despertar a sus compañeros.

¡A las armas! ¡Nos atacan!

Tratando de identificar el origen del ataque, el clérigo se pone en guardia. Ha tenido que ser algo enorme, pero ahora mismo solo ve vegetación moviéndose.

¿Qué Narices ha sido eso? ¿Más plantas zombie? Creo que ya entiendo por qué los pequeñines duermen en los árboles...

Thindiel se levanta y manifiesta una armadura psiónica invisible para protegerse.

Talos se despierta y rápido echa mano a la daga ante los alarmantes gritos del clérigo.

¿Eh? ¿Donde?

Mientras os vais desperezando veis una mole vegetal que tiene unos enormes zarcillos y está enfrascada con Khuran.

Una columna de fuego divino cae sobre la cosa-planta.

Creo que a las plantas el fuego no les gusta demasiado... pues aquí tienes una buena ración, ale.

Además, Khuran esperaba que con el fogonazo sus compañeros se desperezaran y vieran lo que se les venía encima.

Aunque eso no lo sabía ni él.

Mako abre los ojos ante los gritos de sus compañeros, pero antes de que pueda saber qué está ocurriendo una columna de fuego ilumina el lugar.

Otra vez nos atacan...y yo que solo quería una vida tranquila: una pequeña cabaña, un huerto, tres o cuatro esposas... ¿de verdad es tanto pedir?

Al oir el grito de Khuran, me levanto con los estoques en la mano. Mientras mis ojos se adaptan a la tenue luz nocturna, un terrible fogonazo me hace apartar la vista durante unos instante para, cuando la vuelvo, ver a una planta gigante que nos ataca Vaya, con lo del Sargazo creí tener suficiente para un tiempo, pero ahí tenemos a otra planta con ganas de guerra.

Talos se pregunta qué podrá hacer con su pequeña daga contra ese montón de celulosa, no obstante activa su corona protectora y se prepara a presentar batalla.

La criatura evita la mayor parte de la columna y el fuego apenas parece incomodar a las múltiples lianas extremadamente húmedas que tiene. Sin más dilación, la criatura golpea a Khuran con dos gruesas lianas, pero una se enreda con la vegetación, mientras la otra golpea fuertemente al clérigo.

Así que el fuego no te afecta, ¿eh? Bien, veamos cómo resistes un grito revienta tímpanos...

La Voz de Pelor se deja oír en medio de la selva, despertando algo antes de lo que les tocaría a centenares de pajaritos.