Partida Rol por web

Darío entro confiado y con paso firme, pero a medida que fue adentrándose en la sala, fue perdiendo confianza

Uy... Otra tumba llena de cadáveres. Mejor pasad vosotros primeros.

No hizo ademán de mirar ninguno de los nichos y manteniéndose lo más alejado de todos los huecos, paso hacia el el otro pasillo

Viendo la nueva sala con los sepulcros le pareció que había que dedicarse a examinar.

- Si veo alguno que pueda ser abierto, ¿os parece bien que lo abra?

La naturaleza demoníaca le hacía ser bastante práctico al respecto, necesitaban tesoros para seguir con su vida aventurera y al tener ese modo de pensar no le daba reparos revisar aquello. Oró para poder notar rastros mágicos y tras eso empezó su habitual búsqueda.

Finalmente habiamos logrado evitar el pequeño problema del guardián y así poder seguir explorando los niveles inferiores del templo, la nueva sala que se nos presenta es un mausoleo por lo que parece destinado para los antiguos sacerdotes del templo...

---Sincereamente primero me gustaria acabar con tema de los "vivos" antes de que nos tengamos que enfrentar a peleas inecesarias, prefiero luchar  contra un posible no muerto que me atacará sí abro la tumba despues de un enemigo que si o si nos va a tocar pelear...

- El problema es que no sabemos si luego tendremos tiempo, o si lo encontrado, en caso de haber algo, nos sería de ayuda. - dijo Auren, siendo pragmática y apoyando a Yash. 

Se quedó un momento quieta, pensativa, mirando a Ratash. - Por cierto...¿qué vivos? - preguntó con genuina curiosidad. 

La idea de Yash parece caer en saco roto, pues a excepción de Auren, ninguno de sus compañeros tiene muchas ganas de arriesgarse a abrir aquellos túmulos. Aún así, intenta encontrar algún rastro mágico, tal vez algo que le pueda servir para convencer al resto, pero o no hay nada o los bloques de piedra son lo suficientemente gruesos como para evitar su magia.

Darío, por su lado, avanza con precaución, evitando acercarse demasiado a ninguno de los nichos, abierto o cerrado, y acaba cerca de la otra columna, desde dónde puede ver otro pasillo que acaba en unas puertas exactamente como por las que acaban de acceder.

Eran demasiado prudentes como para ser aventureros, a esa conclusión iba llegando Yash, que bajó el labio derecho como gesto de disconformidad, siguiendo tras eso a Darío.

- Luego podremos volver.

Aunque no las tenía todas consigo pues la paladina podría aludir a la responsabilidad respecto a esas tumbas. Ya le darían vueltas más adelante, el tiefling hubo de controlar un profundo instinto que le pedía saquear, mas se calmó y siguió adelante.

Una rápida pero exhaustiva inspección del semidemonio, ducho en aquellos temas, sirvió para asegurarse de que la puerta no tenía trampas, pero estaba cerrada, al igual que la anterior, por lo que era el turno de Darío si era por ahí por dónde querían continuar.

Ignorando por completo el comentario de Yash y la aprobación de Auren, Darío se dirigió a la otra puerta.

Dejemos a los zombis en paz- Dijo cuando llegó a la puerta y se puso a trastear intentando abrirla.

Saethe esperó a que Darío abriera la puerta y se mantuvo alejada de los túmulos.

-Sí, dejad descansar a los que descansan.

Tras un poco de trabajo, tomándose un momento para respirar y hacer las cosas con calma, Darío logra abrir, no a la primera pero si a la segunda vez. Al hacerlo, la nueva sala se abre a vuestros ojos.

Un altar de piedra flanqueado por dos urnas de bronce se encuentra en la pared norte de esta cámara. Al sur, tres filas de bancos de piedra miran hacia el altar. Un gabinete de madera lacado está atornillado a la pared occidental a nivel de la cabeza, y una larga mesa de piedra corre paralela a la pared oriental. Otras puertas dobles de piedra salen de la habitación hacia el oeste.

Sin embargo, frente a vosotros, interponiéndose en el camino, hay un esqueleto de aspecto peligroso e imponente. Os mira fíjamente y, antes 

Se pusieron de nuevo en marcha llegando a otra sala, de tantos que eran formaban un grupo compacto que avanzaba cual bloque. Al abrir la puerta y ver al esqueleto la única opción que tenía era ir a por él.

- ¡Criatura, tu destino es inevitable!

Decía para mostrarse confiado en sí mismo, mientras que visiones de sombras se deslizaban por las paredes tratando de conseguir en él el efecto contrario. En eso Yash recordó que plantearse indagar las tumbas anteriores no solo rompería su palabra sino que afectaría a su maldición como oráculo. Las sombras que veía moverse, ¿habían surgido para recordarle sus compromisos?

Yash trató de golpear con su mayal pero tan distraído estaba que el propio marco de la puerta que había dejado atrás detuvo su arma y tiró de él en dirección hacia el grupo, por suerte resistió y se mantuvo en el sitio.

Saethe pasó entre sus compañeros, sacando el bastón y se zambulló al entrar en la habitación para evitar el probable ataque del no muerto. Tras su voltereta, la monje se levantó a espaldas del no muerto y lo golpeó con un duro bastonazo.

Nefertari al ver la nueva amenaza, no dudo en avanzar apresuradamente. Por el camino dejo caer su hermosa cimitarra y saco su cold iron morningstar, que creía que sería más efectivo contra un oponente esquelético.

- Te daremos descanso, Guerrero...Fueron las palabras de la paladina, mientras descargaba su arma con fuerza, sobre el esqueleto.

Afortunadamente decidimos pasar de los sepulcros y centrarnos en nuestros objetivos, quizas hubiera objetos  interesantes para vender pero en  dichas circustancias era preferible pasar del tema y volver más tarde evitando combates inecesarios  y centrarse solo en los senciales como el que teniamos delante con aquel molesto esqueleto, suspirando levanto la ballesta y apunto al enemigo para liberar el virote cuando  sea posible.

Ni Yash ni Ratash tuvieron mucho éxito en sus golpes, pero allá dónde ellos fallaron, ellas no. Nefertari y Saethe lograron impactar con dos golpes contundentes que hicieron sufrir al esqueleto; Auren avanzó con su glaive para intentar seguir la estela de sus compañeras, sin acertar en absoluto. Darío, que vio que tenía pocas posibilidades y los demás parecían apañarse, ni siquiera lo intentó.

Sin embargo, el protector de aquél sitio había sido un luchador avezado en vida, y había retenido sus habilidades en la muerte.  Pinchó profundamente con su lanza a la monje cuando ésta intentó pasar junto a él con una voltereta, y luego retrocedió un paso hacia el altar, desde donde dio otro rejonazo, al infernal en esta ocasión.

Saethe encajó el golpe como pudo, aunque fue duro. A continuación, dió un paso atrás, sacó el arco y disparó una ráfaga de flechas romas. Sin embargo, el ataque del esqueleto debía de haberle tocado los músculos dorsales, pues su brazo no se sostuvo con la fuerza necesaria y acabó fallando ambos ataques.

El esqueleto le había dado causando una herida profunda en el brazo, la vieja lanza mantenía su filo, el esqueleto conservaba a su vez las habilidades para el combate que debió tener en vida. Solo los seres malvados se protegían con muertos vivientes mas en el templo de Nethys tenían uno como custodio, lo que implicaba que lo construyeron con magia para darle una utilidad. ¿Era moral aquello? ¿qué historia habría detrás?

Ignorando sus propias preguntas al respecto le siguió y tras alzar el mayal impulsó atras, después adelante, alcanzando el pecho del engendro así que prestó atención tratando de escuchar si había conseguido que las costillas cedieran.

Nefertari siguio acosando al guerrero esqueletico, que estaba siendo ser más tenaz y duro de lo que esperaban.

- Intentemos rodearlo, pero vigilar no exponeros que este guerrero esquelético sabe luchar y no nos lo va ha poner fácil, dicho esto la joven paladina volvío a descargar un potente mazazo, pero en esta ocasión ni siquiera se hacerco a su oponente...

Auren se movió hacia la arquera herida, sin dejar de prestar atención al enemigo. Su arma estaba pensada para lanzar golpes desde detrás de otro guerrero, protegiéndose y a la vez alcanzando al enemigo desde ángulos inesperados, pero no hubo manera, aquel esqueleto era rápido. 

Quizá le tocara recurrir a su poderes concedidos. 

Darío miraba impotente hacia la melé que eran sus compañeros. Solo veía brazos, piernas y cuerpos y de vez en cuando algún arma que se elevaba para volver a descender con rapidez.

Viendo que incluso con el arco haría más mal que bien, se dedicó a explorar el resto de la habitación buscando alguna trampa o cualquier cosa de interés.