Partida Rol por web

La máscara de la Muerte Roja

3. Sala Púrpura - 2ª parte.

Cargando editor
26/07/2013, 18:52
Elisabetta

Dios mio Attilio... Corro a entregarle un vaso de agua. Es lo menos que puedo hacer tras la reprimenda. Tenderos mi señor. Le hago entrega de un vaso de agua.

Quería ir junto a Chiara y Nicola a la otra sala. No quería separarse de su amiga. Tendría que esperar.

Me quito el pañuelo del cuello y lo mojo en agua poniendoselo en la frente para intentar aliviar su sufrimiento.

Aguantad maese Attilio. No sabiendo qué más hacer y temiendo contagiarme, le dejo allí.

Esperadme Chiara. Voy con vos. Permitid que os acompañe.

Cargando editor
26/07/2013, 18:57
Lucrezia

Lucrezia frunció el ceño un momento para luego volver a poner rostro de tranquilidad.

- Lo sé, mi querido Fausto, temo que las noticias vuelan en la corte casi más que la enfermedad. Sé cuánto sufristeis, y lo siento... ¿Qué fue de ella? ¿Por qué no sigue aquí? - Preguntó, casualmente. Su mirada se dirigió, de reojo, y por inercia, al cuerpo muerto de Juliana, y cerró los ojos al verlo, asqueada y entristecida, y a la vez asustada. ¿Desconfiarían ahora de ella por haber sido su amiga? Jugó su primera carta con un suspiro.

Cargando editor
26/07/2013, 19:29
Enzo

Enzo miró a Giuseppe sorprendido o sabía si aquello se debía a brujería o a un milagro, pero saber que los que habían muerto podían regresar era una buena noticia.

- Bienvenido Giuseppe- le dijo escuetamente, no lo había conocido lo suficiente para añadir nada más.

Se giró a Chiara para ver como se encontraba y vio que le pedía algo a Nicola, parecía que estaba buscando su crucifijo, él todavía conservaba el de su madre, puesto que cuando lo ofreció la vez anterior a Roderigo y Fionna sus palabras no habían sido de todo escuchadas ya que padre e hija estaban muy afectados por los acontecimientos. De modo que a pesar de que ansiaba él también acompañar a Chiara y Nicola e incluso ofrecerle su crucifijo a la dama, se contuvo y se limitó a decirle.

-Por favor señor Nicola y señorita Chiara, tengan cuidado-les dijo preocupado.

Entonces Fausto se ofreció para jugar nuevamente y Enzo se acercó.

- Quizás una partida de cartas me ayude a serenar los nervios... ¿Puedo...?- comenzó a decir cuando Attilio reclamó el agua aquejado de una preocupante fiebre.

El primer instinto de Enzo fue alejarse, pero al ver que nadie excepto Martina se ofrecia a amparar al bardo, él en persona cogió una copa y rebuscando entre las jarras encontró agua, sin tiempo que perder se arrodilló junto a Attilio y le posó la copa con el agua en los labios.

- Bebed con cuidado señor...

Cargando editor
26/07/2013, 19:42
Fausto

Mi semblante cambió. El jovial o indecente o extrovertido o cualquiera de las caras que acostumbro mostrar se había evaporado. Una expresión de melancolía era lo único que mi rostro podía reflejar.

-Un hombre se la llevo de este castillo mientras estuve fuera.- Las palabras me salían casi como un suspiro. -La he buscado mi señora. Dios sabe que lo he hecho. Hasta el horizonte donde mi fama me precede y mis historias son interpretadas. Mi empeño no ha sido otro que encontrarla.-
 
Las lagrimas surcaban mi rostro a cantaros. No he renunciado a encontrarla pero recordar con estas preguntas la imposibilidad de hacerlo me deshace el alma. Maldita Lucrezia,  ¿No podías preguntar otra cosa?
 
Seco mis lágrimas con las mangas y escucho a Enzo pedir entrada. Pero antes de confirmarle se fue con el bardo que pedía agua. El objetivo de los bardos es exultar el ambiente y mantener a las personas felices. O al menos hacerles olvidar por un momento su desdicha. Ignoro que le pase a Attilo pero no está cumpliendo con su deber.
 
Miro a Lucrezia a los ojos. -Lamento dejarme en evidencia de esta manera tan inapropiada mi señora. Es un tema espinozo para mi corazón. Mas creo estar mejor.- Trato de cambiar el tema de conversación. -¿Qué pensáis de lo que os he dicho de la sirvienta enamorada?-
 
Cargando editor
26/07/2013, 19:55
Chiara

Chiara se encuentra esperando a Nicola para ponerse en marcha cuando Attilio confiesa estar enfermo. La joven lo mira con ojos asustados, paralizada mientras Enzo se acerca a ayudarle. — Lo han vuelto a hacer. Han infectado a alguien y ni siquiera nos hemos dado cuenta. — Susurra la joven, mirando al bardo primero y a Cecile después. Los ojos se le humedecen y parpadea rápidamente, para alejar las lágrimas de ella. Ahora tiene que ser fuerte.

Elisabetta se acerca a ella, manifestando su deseo de acompañarlos, pero Chiara niega con la cabeza descendiendo su mirada hacia el vientre de su amiga. — No deberíais arriesgaros así. Tenéis que pensar también en él y siendo dos sería más difícil para Nicola protegernos si sucediese algo... Estaré bien, no haré nada arriesgado, os lo prometo. — Mira a Elisabetta con ojos serios, intentando que entienda que le gustaría que fuese con ellos, pero que teme por ella y su bebé. Sin embargo, si su amiga insistiese, no pondría más oposición en dejarla ir con ellos.

Después se gira hacia Enzo y le dedica una sonrisa nerviosa. — Tendré cuidado, confiad en mí.

Cuando gustéis. — Dice finalmente, dirigiéndose a Nicola y apretando una mano contra la otra con un gesto nervioso.

Cargando editor
26/07/2013, 20:11
Lucrezia

Miró a Attilio y vio que lo atendían, por lo que se quedó relativamente tranquila.

- Elisabetta. - La llamó. - Ten cuidado, por favor. Attilio, descansad, quizás es solo pasajero... - Suspiró, en cierto modo resignada a que probablemente se equivocaba. Que no haya sido su hija o ella misma, en cierto modo, la reconfortaba, y se sentía mal por ello. - Señor, protégelo, por favor... Es joven. - Se santiguó y volvió a mirar a Fausto. - Mi querido Fausto... No os preocupéis. Los sentimientos que guardáis son normales, y creo que no hay lugar para esconder el llanto entre estas paredes, ¿no os parece? Disculpad mi indiscreción... Deduzco que desconfiáis de Nicola por vuestro voto, pero, ¿qué hay de Juliana? Me ha extrañado que no la votaseis, a ratos me parecía ver que la mirabais... ¿enfadado, quizás?

Cargando editor
26/07/2013, 20:23
Salvatore

-¡Giuseppe! -exclamó al ver como había regresado de entre los muertos. -¿Cómo? Estabais muerto y ahora no, no soy ningún curandero pero hasta yo sé que eso es imposible. “Si Giuseppe ha vuelto, resto también podría... pero... pero...” -pensó a la vez que dirigía su mirada al cadáver decapitado de Juliana. -Mejor no pensarlo...

-No deberíais salir ahí fuera por un crucifijo. -alerté a Chiara y Nicola mientras todavía estuve a tiempo. -¿Qué es una baratija comparada con vuestra vida? De seguro que podríamos recuperarlo cuando todo esto terminase, pensadlo, el crucifijo no se irá a ninguna parte.

Cargando editor
26/07/2013, 20:37
Fausto

Termino de sacarme las lagrimas y sonrío levemente ante las palabras de lucrezia. 

 
Su pregunta sobre Juliana me deja algo confundido. -Ignoro que hallan podido mostrar mis ojos mi señora. Pero rabia o enfado es algo que nunca sentí por Juliana. La consideraba una amiga y creo que ella me consideraba de la misma forma. El verla morir es una carga incomoda que tendré que cargar de ahora en adelante. Su sonrisa era contagiosa y la extrañaré-
 
-Mi voto al señor Nicola no tiene nada que ver con confianza o falta de ella. Debía votar a alguien y el nombre de él fue el primero que se e vino a la mente.- Me encojo de hombros. -¿Puedo preguntaros qué os motivo a votar a Chiara? -
 
Cargando editor
26/07/2013, 20:56
Director

Nicola se levanta y, ayudado de su muleta, comienza a encaminarse hacia la puerta que permanece abierta y permite vislumbrar la sala azul.

Acompañado de Chiara, que se muestra temerosa al llegar al umbral de la misma, la atraviesa, y finalmente ambos logran alcanzar el otro lado. La joven se muestra sorprendida, al contrario que el caballero retirado, que comienza a rebuscar alrededor.

Cargando editor
26/07/2013, 21:15
Lucrezia

- Pues no lo sé, realmente. Mi amistad hacia Juliana, quizás... No tenía razones de peso para votarla en absoluto y ya le he pedido disculpas por decidir sobre su vida con tanta ligereza. Supongo que en mi cabeza se formó la idea de que la más joven de las compañeras de nuestro príncipe guardara rencor hacia él por haberla sacado a la fuerza de sus orígenes, dejando donde estaba su familia un reguero de sangre y dolor, y de paso incriminaría a una mujer que le hacía sombra y a la que ella temía. Ahora que Attilio lo menciona, me parece haber oído que hay quien creía que Juliana tenía el favor de Satán, que era bruja... Habladurías, probablemente... Pero fuera como fuera, supongo que una mezcla de todos estos pensamientos, incluso sin haber sido consciente de ellos, fueron lo que me llevaron a mi abanico a señalar a Chiara antes que a cualquier otro... - Miró hacia la Sala Azul de nuevo. - Ay, Fausto, vos más que nadie sabéis lo rápidas que vuelan las historias y los chismes, ¿no es cierto? ¿Cuánto habrá de cierto en cada cosa? ¿Cuántas mentiras no habrán encubiertas? - Lo miró a los ojos.

Cargando editor
26/07/2013, 23:38
Fausto

-Los chismes... Es verdad mi señora. Se esparce como el fuego, sin importar si son ciertos o falsos. Las acusaciones de brujería y sandeces de ese estilo me parecen preocupantes. No son pocas las mujeres que han tenido que pasar sus últimos suspiros en los calientes brazos de las llamas de la iglesia. Siendo ellas culpables del único crimen de no agradar a sus vecinas.-

 
Bebía un poco de vino agrio.
-Todas las cortes de todos los reinos están llenos de habladurías y medias verdades. Es realmente incomodo saber si lo que se ve es cierto o no. Pero es la vida que nos ha tocado.-
 
Jugaba otra carta.
 
-Ya que hablamos con franqueza  ¿Puedo preguntar le mi señora por que la relación entre usted y su hija no parece muy saludable?-
Cargando editor
27/07/2013, 09:08
Giuseppe

Giuseppe se despertó y caminó pesarosamente hacia la Sala Púrpura, allí estaba su bella y amada hija Martina... Se dirigió a ella sin vacilar y sin escuchar las palabras del resto de las personas que en aquella sala se encontraban y la abrazó un abrazo fuerte pero a la vez tierno y cariñoso.

Martina hija... temí no volver a veros.... parece que me ha sido concedida una segunda oportunidad de volver al mundo de los vivos....

Después miró al resto de presentes y habló para todos ellos.

Señoras, señores... El Altísimo me ha concedido una segunda oportunidad no se ni porqué ni cómo pero todos bien sabéis que estaba muerto...

No sé cuales son los designios de Dios para conmigo en particular y todos nosotros en general pero convendréis conmigo en que arrodillarnos, rezar y pedir perdón por nuestros pecados es lo mejor que podemos hacer ahora mismo.

Giuseppe se arrodilló y tendió su mano a su hija Martina para que esta se arrodillase con él.

Padre nuestro que estás en los cielos, santificado sea tu nombre, venga a....

Cargando editor
27/07/2013, 12:19
Cecile

Fausto Lucrezia comenzaron a jugar a cartas intentando distraerse. Pero los nervios de Cecile ya no se frenaban ni con los juegos ni con las historias del dramaturgo.

De repente, Attilio se apartó de todos rápidamente diciendo que presentaba síntomas de la enfermedad. - ¡No! - Attilio, no... Se quedó petrificada, quería ir con el bardo pero a la vez sintió miedo de acercarse. Al ver que se encargaban de darle de beber, Cecile apartó el miedo para acercarse al hombre.

Se arrodilló a su lado e inició un gesto como si quisiera cogerle la mano, que se quedó a medio camino, temerosa. 
Attilio... No me dejes sola, por favor... No me dejes sola... - Susurró mirándole con lágrimas en los ojos.

Miró desde la misma posición a Chiara, quien se iba con Nicola hacia la otra sala para recuperar su objeto. ¿Cómo podía ser que nadie se hubiera dado cuenta de que lo habían infectado? Le pareció increíble cómo algunos evitaron totalmente lo que le ocurría al bardo. Se indignó con algunos y se decepcionó con otros, pero no quiso iniciar ninguna discusión.

Ahora debía atender a Attilio. - Mi Attilio... ¿Qué necesitáis...? ¿Cómo os puedo ayudar...? - Le preguntó, preocupada. Seguidamente miró a Giuseppe y a Martina. Quería hablar con la joven, pero su padre empezó a rezar, invitando a su hija a seguirlo.

Cargando editor
27/07/2013, 16:41
Attilio

Attilio bebe el agua con cuidado.-Gracias-susurra febríl.

Cuándo Cecile le agarra la mano abre los ojos como puede.-Vaya estár enfermo es lo único que hace que vos no me rehuyais como llevais hacíendo desde el encierro.-Susurra enfermo y cierra los ojos aquejado  por la fiebre.

Cargando editor
27/07/2013, 16:56
Cecile

Cecile se sorprende ante el comentario de Attilio. ¿Rehuirle? Pe-pero... Bajó la mirada junto con una expresión de incomprensión en el rostro. Pero Attilio... Si apenas me he separado de vos desde entonces... - Contestó mientras su expresión confusa se transformaba en tristeza. Quizá está delirando... O quizá soy yo quien deliro...

Cargando editor
28/07/2013, 04:55
Fionna

Todos mostraban tanta atención hacia Attilio que Fionna olvidaba lo que sentía.

Temblorosa y comenzando a sudar, Fionna mira a su padre con los ojos llenos de lágrimas. Luego mira a su hermana y les dice con la voz quebradiza - Temo mucho que he de correr la misma suerte, querido padre - mira a Salvatore por un momento y luego vuelve a cruzar la mirada con su padre y su hermana - Siento haceros esto -.

Cargando editor
28/07/2013, 15:55
Director

Chiara y Nicola observan y buscan en la sala azul mientras hablan. Nadie es capaz de saber qué dicen exactamente. 

Tras una pequeña conversación, ambos se dirigen de nuevo hacia la sala púrpura, a un paso lento, dada la condición de Nicola, que además de cargar con su muleta, lleva consigo comida aún aprovechable y vino. 

Cargando editor
28/07/2013, 15:58
Director

Deberían poder escribir de nuevo en esta escena. Avísenme si no es así. 

Cargando editor
28/07/2013, 19:25
Patricia

Las palabras de Giuseppe apagan mi pequeña llama de esperanza que su resirgimiento había avivado. "Es decir, Nuestro Señor le ha dado otra oportunidad porque sin duda es el que tiene más fe de todos nosotros. Madre no era demasiado devota, rezaba cuando tocaba... como nosotros" pienso un tanto apenada. La impotencia y el miedo se van cobrando mi temple, ya no pudiendo evitar mostrarme preocupada por el paso del tiempo hasta llegar a la medianoche, hora de las burjas, del mal, de nuestra muerte.

Observo preocupada como Attilio muestra claros síntomas de padecer fiebres y malestar. ¿Son los síntomas de la Muerte Roja? Los anteriores afectados tosían muchísimo, incluso sangre, tras sufrir un gran malestar. Pero... ¿fiebre? Quizás esté mal por algo que ha comido en mal estado. O quizás... quizás su suerte ha llegado a su fin, al igual que pronto la nuestra terminará.

Hago ademán de acercarme un poco hacia el bardo para ver su estado pero mi hermana se dirige entonces a mi padre y a mí en voz queda, diciendo que pronto correrá la misma suerte.

- Fionna, ¿qué estás diciendo pequeña? -la miro con auténtico terror. Espero rotundamente que se esté equivocando- No digas esas cosas, no vamos a dejar que te pase nada malo cariño -dicho esto, acaricio la frente y las mejillas de mi hermana. Está asustada, como yo, como todos. Pero no parece tener fiebre.

Temo por no poder cumplir con mi promesa. La Muerte Roja no parece tener piedad, el siguiente podría ser cualquiera.

Cargando editor
28/07/2013, 19:37
Lucrezia

La mujer alzó una ceja y chasqueó la lengua.

Es la normal entre una madre preocupada y una hija joven, demasiado para su propio bien, y que ha crecido sin la mano dura de su padre ni el ejemplo de su hermano. A veces desearía poder tener una relación más fluida con ella, eso es cierto, pero la quiero, y creo que a pesar de todo, ella a mí también... - Se quedó mirando al dramaturgo. - Entonces, ¿de verdad que no hay nada que queráis contarme sobre esa ira que os embargaba al mirar a la difunta Juliana?