Partida Rol por web

La máscara de la Muerte Roja

7. Sala Negra

Cargando editor
20/08/2013, 18:50
Martina

Martina permanecio distante desde que llegaron al lugar. Se acerco a su padre y lo agarro fuertemente del brazo para evitar soltarse.

-Tenéis que tener mas esperanza padre, esperemos que todo esto acabe pronto... si es que no ha acabado ya.

Después de eso miro a Chiara de reojo y dejo escapar una sonrisa para que supiese que su amiga seguía allí junto a ella, pasase lo que pasase.

Cargando editor
20/08/2013, 20:08
Patricia

Aparezco, repentinamente y junto al resto de personas que hemos perecido, en una sala en la que están las personas que quedan vivas. Mi confusión es mayor cuando veo a Fionna y a Fionna "Carmesí" juntas, pero cuando la segunda entra en Fionna algo en mí me pone en alerta. Hago ademán de acercarme a ella, para comprobar su estado, pero padre, el conde, acude raudo a por ella. Me reservo una expresión de resignación, manteniéndome a unos pasos de ellos para ver como más tarde mi madre, la condesa, se une a la familia feliz.

Tras tales acontecimientos, no tengo ganas de escuchar falsos arrepentimientos estando en el umbral de la vida y la muerte, así que doy la vuelta y busco a Fausto.

Cargando editor
20/08/2013, 20:16
Fabiano

El chambelán se queda absolútamente sorprendido mirando a Chiara, ¿de verdad ha cofesado su amor con el príncipe delante?

Cargando editor
20/08/2013, 21:33
Cecile

Todos los sucesos confundían totalmente a Cecile. ¿Cómo puede ser posible? ¿Por qué están aquí? ¿O por qué estamos nosotros? - No soy capaz de comprender lo que ocurre... Es una locura... Una locura... - Dijo para sí misma, llevándose las manos a la cabeza, desesperada.

La presencia de Giuseppe hizo que la mujer sintiera miedo y rabia. No obstante, a partir de las conversaciones que se escuchaban, Cecile no pudo evitar deducir nuevas conclusiones. Nicola... ¿Infectado? Pensó, a la vez que recordaba las palabras de Salvatore. De nuevo la confusión inundaba su mente.

Se separó de Attilio a pesar de que temía apartarse de él justo en el momento en el que había lanzado esas palabras punzantes hacia Chiara. Cecile intentaba ser más comprensiva con ella con ese tema, aunque no le suponía algo nada fácil. Observó a la joven junto con Enzo, sorprendida. Vaya... Esto sí que no me lo esperaba... Recordó algunas de las conversaciones que tuvo con la joven, cuando la situación todavía estaba mínimamente controlada por el Príncipe.

La intención de Cecile, por lo que se había separado del bardo, era dirigirse a Salvatore para preguntarle por qué acusaba a Nicola de ser un heraldo de la Muerte. - Salvatore... ¿Por qué sacasteis a la luz vuestras acusaciones sobre las intenciones de Nicola...? - Dijo mirando al hombre y a la joven Martina. Sabía que decir eso en su presencia podría causar problemas, pero no le importaba. Sólo quería descubrir quiénes eran los que servían a la Muerte.

Cecile todavía insistía en que Giuseppe era quien tenía las intenciones que describía Salvatore sobre Nicola, pero no descartaba el hecho de equivocarse si alguna razón le hiciera pensar lo contrario.

Cargando editor
20/08/2013, 21:56
Nicola

Parecía que Enzo había preferido ignorar su pregunta, y lo dio por imposible. Ahora mismo le preocupaba mucho más lo ocurrido con Fionna, algo que, misteriosamente, parecía no suponer ninguna sorpresa para nadie más. ¿Acaso tan trastornados se encontraban todos por toda la situación que el hecho de que una especie de espectro sangriento tomara la forma de la chica y se introdujera en ella pasaba por algo normal? Nicola no tenía respuesta para ello, pero siguió interponiéndose entre Martina y Giuseppe, y la chica. 

Pero, otra vez, retazos de conversación llamaron su atención. Desviando durante unos segundos la vista de Fionna, dijo:

-¿Acusaciones sobre mis intenciones sacadas a la luz? ¿A qué intenciones os referís? Sin duda, es algo que me gustaría saber. 

Cargando editor
20/08/2013, 22:05
Cecile

Todavía desesperada por recibir una respuesta por parte de SalvatoreNicola intervino. Esto no sorprendió a la mujer, quien había confiado desde el primer momento en que se trataba de un hombre admirable, el cual recomendaría como pretendiente para muchas de las mujeres que merecen hombres con esas características.

Dirigiéndose sin temor hacia él y separándose de Salvatore con expectación, se explicó. - Señor... Si mis oídos no me fallan a pesar de haber caído presa de la muerte y aunque el último sonido que escuché en vida fue el del metal atravesando mi cuello, de la boca de Salvatore salieron palabras acusadoras hacia usted. - Miró directamente a los ojos de Nicola, esperando encontrar alguna respuesta en su reacción. - Dijo que es usted un... Un heraldo de la Muerte... - Dijo finalmente, con la voz temblorosa.

Seguidamente miró a su alrededor, observando a todos los presentes, llegando finalmente a su amado. Locura... Esto es una locura... ¿Me estoy volviendo loca? Discutía mentalmente consigo misma mientras se dirigía rápidamente de nuevo al lado de Attilio.

Cargando editor
20/08/2013, 22:28
Nicola

-Sin duda, he sido señalado en alguna ocasión como tal. Aunque temo no recordar a que palabras os referís. Creo haberlo dicho varias veces, no temo a la muerte. Hace escasos instantes, estaba preparado para afrontarla con entereza... Sólo lamentando el sufrimiento que dejaría tras de mí. Pero me salvé de la Muerte Roja, como otros antes que yo. Sin embargo, creo que sería preferible que Salvatore repitiera ésas acusaciones y sus motivos, si le parece bien. Aunque creo recordar que murió de una forma... Inusual. Precisamente, según creemos, como castigo por ser un heraldo de la Muerte Roja... Y por su amplio rango de cortejo-dijo Nicola, remarcando con cierto sarcasmo la última palabra. 

-Lo cierto es que pensábamos haber vencido a la muerte. Gracias a dones demostrados por algunos de los presentes, fue posible dar con las semillas... Pero henos aquí, aún con éste macabro juego... Sólo que ha tomado tintes aún más extraños. 

Cargando editor
20/08/2013, 23:04
Lautone

Miró a Elisabetta y su rostro se relajó bastante, pero se mantuvo tenso en su mayoría, sin duda la experiencia de morir y revivir lo había dejado marcado, ser vilipendiado por un ente o ser superior no era algo que sentara muy bien, al menos a Lautone, ya que el resto demostraba la suficiente fortaleza como para alegrarse de volver... pero el tuerto no opinaba igual, tenía el ceño fruncido y hasta que escuchó las palabras de Giuseppe asintió para si mismo, estaba de acuerdo con el y compartió su pensamiento con la bella mujer en cinta - Dulce Elisabetta... mi dulce... - empezó con el rostro contraído por la confusión y una especie de anticipación al fin que creía inevitable e irrevocablemente cerca - Aún es pronto para alegrarse... ve con tu madre, disfruta de este momento... pero lamento deciros, que me veo incapaz de compartir vuestro optimismo... algo me huele mal... - dijo mirando a un lado y a otro, como buscando una parca emergiendo de alguna pared o un cataclismo... no estaba nada tranquilo.

Miró a Nicola, tratando de escuchar su conversación, pero se había perdido gran parte y solo había alcanzado a escuchar pequeños fragmentos.

Cargando editor
20/08/2013, 23:36
Roderigo

Noto el distanciamiento con Patricia, la manera en la que no se acerca a mí y esa mirada que nos dedica.

- Por favor, Patricia, sois mi hija, parte de mi familia... - Mantengo a Fionna agarrada en mis brazos y señalo con la cabeza hacia abajo. - Os necesita, y yo y tu madre también. Por favor, no nos dejes...

Cargando editor
21/08/2013, 00:19
Fausto

Camino con toda la calma del mundo, ya estoy muerto, no hay nada que me atemorice. Después de todo. ¿Que mas me puede pasar? La idea del esqueleto me sigue pareciendo interesante aunque la opinión mayoritaria se ha decantado en otra vía.

 
De repente veo entrar a los vivos. Mi sorpresa es enorme, no esperaba algo así la verdad y ver a las Fionnas juntarse me hace pensar que o bien todos morimos o todos vivimos. Bueno ese tal muerte roja tiene una gran imaginación se lo concedo.
 
Poco a poco las imágenes de antes se repiten, las familias y las amigas comienzan ha hablarse, reírse y tanto de lo que me parece aburrido hasta el hartazgo. Sin embargo, ahora estoy en el proceso de convertirme en un hombre diferente. Menos cínico para empezar. Observo como Patricia opta por dejar atrás a su familia y viene a buscarme. Una sonrisa se dibuja en mi rostro. ¿Que es este sentimiento? ¿Orgullo quizás? 
 
Busco entre las sillas las menos maltrechas, aquellas capaces de sostener nuestros cuerpos y de la forma mas cómoda posible todo sea dicho, para tomarlas y ofrecerle asiento a Patricia. -Patricia, siéntate por favor, creo que deberíamos conocernos un poco no crees? Es decir sabes que soy Dramaturgo de la corte y yo se que res una doncella de la misma. Pero sería interesante algo mas. ¿Dime te gustaría saber sobre Elisa?-
Hasta ahora se lo ha tomado bastante bien, yo no quiero presionarla pero es tan jodida-mente bueno el haberla encontrado que me cuesta horrores mantenerme.
 
Entonces escucho la vos de Roderigo llamándola y tratando de apartarla de mi lado. Aprieto los puños de ira. No solo nos has engañado todos estos años anciano... Pero recuerdo mi promesa y trato de controlarme. Debe ser un espectáculo gracioso para Patricia verme enojar y morder la lengua para relajarme al mismo tiempo.
 
-Mi señor Roderigo, Patricia y yo tenemos una deuda de varios lustros gracias a las consideraciones suyas. ¿No cree un poco justo que compartamos algo de tiempo juntos?- Cuantas cosas no me gustaría gritarle. pero una promesa es una promesa, en especial una hecha a Patricia.
 
Luego me giro de nuevo a Patricia para continuar hablando con ella.
Cargando editor
21/08/2013, 02:05
Attilio

El bardo abraza a Cecile y le besa cariñosamente la mejilla, mira a Nicola-jajajaja así que vos que me acusabais a mi sois realmente quien más debe callar.....Al menos eso parece Nicola....-Vuelve a besar esta vez la oreja de su amada y le susurra al oido-debemos hablar a solas...-

Cargando editor
21/08/2013, 10:33
Roderigo

Miro con indignación a Fausto.

- ¿Cree acaso que hay alguna diferencia? Nosotros propusimos a Elisa criar a Patricia como si fuera nuestra y salvarla de una vida en la que sería una bastarda, señalada por todos y sin oportunidades, simplemente porque TÚ no dabas la cara como padre. -  Resoplo y miro con súplica a Patricia. - Hemos sido injustos contigo, hija, pero por el Altísimo que queremos cambiar, queremos darte toda la libertad que nunca fuimos capaces, dejarte decidir, no criticar nada de lo que hagas... Y nosotros también tenemos una deduda de lustros contigo, déjanos saldarla, cariño...

Acabo derrotado, la frase con un hilo de voz y mis ojos buscan desesperanzado a Camelia. Creéis como yo, ¿verdad?

Cargando editor
21/08/2013, 11:34
Nicola

Nicola alzó una ceja ante las palabras de Attilio, y una media sonrisa apareció en sus labios.

-Veo que el chiste que habéis contado os ha parecido muy gracioso. Sin embargo, yo no encuentro qué es tan divertido ¿Qué tengo algo que ocultar? ¿Por que alguien que fue... Muerto por ser emisario de la Muerte Roja, y que, antes de éso, fue "huésped" de Próspero, y que, antes de éso, fue enemigo de Próspero, me acusa de algo? Sois libre de creer esas palabras si el rencor por vuestro estado os empuja a ello. No me arrepiento de nada, ni siquiera de haberos votado a vos, más con esas palabras que sólo buscan acabar con quien os votó... Aunque ahora creo que puede ser que fuerais inocente, antes no era de ése parecer. Todo lo que he hecho ha sido por el bien de la Corte... El bien de aquellos cuyo pecado, si se le puede llamar así, fue tener la suerte de poder acudir a un lugar donde refugiarse de la plaga. 

Cargando editor
21/08/2013, 11:44
Lucrezia

Las palabras de Elisabetta la reconfortaban. Se sentía en paz. Su hija la quería... Escuchó a los demás y acabó hastiada, pero simplemente frunció los labios y resopló.

- Attilio, ¿vais a hacer caso de un mentiroso demostrado como Salvatore? Por favor... os tenía por un hombre inteligente, no caigáis en eso. - No dedicó más que una mirada al bardo, y luego se dirigió al conde Roderigo. - Mi señor conde... entiendo que no es asunto mío, pero visto que estamos aquí, perdonadme si me entrometo. Fausto no es, ni de lejos, santo de mi devoción. Pero yo he sentido su desesperación en mis propias carnes, he sentido su tristeza. Él no sabía qué había sido de su amada y su hija, y ha sufrido durante años por ello. Se la arrancaron de su lado. No es culpa vuestra ni de vuestra señora, que habéis sido generosos con Patricia, ni tampoco de Fausto, que ha sido solo una víctima de los demás... Por favor, demostrad que esta experiencia os ha enseñado algo. Abandonad el rencor, la lengua afilada: todo eso es lo que ha atraído a la Muerte Roja hasta estas estancias...

Cargando editor
21/08/2013, 15:36
Attilio

-Nicola, me hace gracia porque como veis las acusaciones que hicisteis contra mi eran de lo más tontas, simplemente porque observaba callado y ahora os tocan a vos...-MIro a Lucrezia-no estoy hablándo de que crea o no a Salvatore, sino que le demuestro a Nicola lo tontas que fueron sus supercherías contra mi...-

El bardo mira a Nicola y sonrie divertido de medio lado.

Un soldado sobervio herído que ahora mismo no podría salvarnos piensa que es el caballero de la brillánte armadura....Estais tan equivocado conmigo pensando que soy una estúpida marioneta más de la corte....-Piensa mientras observa la escena.

Cargando editor
21/08/2013, 15:43
Cecile

Cecile recibió los gestos cariñosos del bardo con mucho gusto. Había provocado que la situación se tensara más de lo que ya estaba. Pero lo único que le supo mal fue que se viera involucrado Attilio, quien no había hecho nada.
Querido... No hace falta que te justifiques... Tú no has hecho ninguna maldad... Ni ahora ni nunca... - Se hundió en su pecho para hacerle saber que estaba completamente a su disposición.

Seguidamente giró el rostro, aún abrazada al bardo, mirando a los demás con los ojos enrojecidos. - Yo no creo en Salvatore, sobre todo después de lo que ha hecho... Ha jugado con los sentimientos de muchas personas, me incluyo... - Dijo en tono más bajo, abrazando fuerte a Attilio y dirigiendo su mirada temerosa hacia Salvatore. No podía parar de meter más cizaña a todo. Pero ya estaba harta de callarse cuando todos estaban ocultando intenciones e incriminando a los demás.

A continuación se dirigió a Nicola. - Él dijo eso sobre usted antes de que nos encontráramos de nuevo. Yo sólo quiero respuestas. No soporto la idea de haber muerto en vano. - No voy a parar hasta que los servidores de la Muerte reciban su merecido...

Hizo una pausa. Suspiró y se apartó ligeramente del bardo para hablar en mejores condiciones, esta vez dirigiéndose a Martina- Querida... Siento mucho lo que le ha caído encima. Si mis sospechas se cumplen, quiero que sepa que no está sola...
Dijo clavando la mirada en Giuseppe y en Nicola, alternándola, en mitad de la frase.

Cargando editor
21/08/2013, 15:58
Attilio

Attilio abraza a Cecile con mimo y mira en busca de un lado un poco apartado la lleva ahí.

-Contadme ¿que ha pasado en mi ausencia?¿Que clase de relación teníais con Salvatore?

Cargando editor
21/08/2013, 16:01
Cecile

La mujer se dejó llevar por el bardo a pesar de que estaba esperando las respuestas por parte de otras personas. La pregunta de Attilio provocó un pequeño nudo en el estómago de Cecile, quien tenía sentimientos distintos y únicos sólo para él. Sal... Salvatore intentó cortejar con varias mujeres a la vez... - Dijo con la mirada fija en el suelo. Tú mejor que nadie sabes por qué podía estar resguardada en esta Corte junto con la nobleza... - Esperó que recordara las conversaciones que tuvieron en su momento sobre sus situaciones.

Cogió la mano del bardo y continuó. Él me pidió algo más allá de lo... lo normal... Algo que yo sólo podía permitirme con una persona... - Subió la mirada lentamente y la fijó en la de Attilio. Contigo...

Sus mejillas se sonrojaron y, finalmente continuó abrazada a él. - Me negué a compartir lo que te prometí con alguien que no fueras tú... - Le susurró, esbozando una triste sonrisa.

Cargando editor
21/08/2013, 16:17
Chiara

Chiara se mantiene junto a Enzo, devolviéndole a Fabiano una mirada fría. El hombre que consideró un amigo se había dedicado a dudar de ella una vez tras otra, sin importarle las pruebas que ella había presentado, y todavía en este lugar de muerte seguía creyéndose con derecho a mirarla con ese aire de superioridad. La joven no podría mirarlo del mismo modo nunca más. Sacude la cabeza con decepción, apartando su mirada de él y posándola en Cecile para dirigirse a ella.

Ya hemos terminado con todos los Heraldos de la Muerte. Eran Salvatore, Patricia y Enzo. La señora Lucrezia dijo que sólo eran tres... Así que no debería haber más. Podéis descansar, querida, la búsqueda ha terminado. Tanto Nicola como Giuseppe han demostrado ser inocentes. — Chiara señala primero a Nicola. — La fortaleza... — Y entonces señala a Giuseppe. — Y la pereza. — Se encoge de hombros entonces. — Y por lo que dice Fausto, yo soy una oveja.

Finalmente, la joven se separa de Enzo, con una mirada que le indica que volverá enseguida, y se acerca a Attilio. — No sé si Fionna os transmitió mis disculpas, pero me gustaría dároslas en persona. No os traicioné, yo no quería vuestro mal. Pero estabais enfermo y en aquel entonces no sabíamos que la enfermedad se podía curar. Me arrepiento de haberos votado desde el mismo instante en que descubrimos que quizá no habríais muerto por vos mismo. Cuando os voté lo hice pensando que moriríais igualmente por la enfermedad, y vuestra muerte será un peso con el que cargaré siempre. — La joven hace una pausa, mirando al bardo con la sinceridad en los ojos. — Entiendo que no me perdonéis, incluso que me guardéis rencor por ello, pero quería que lo supierais. 

Tras estas palabras dedica una sonrisa a Elisabetta, sin querer interrumpir su reencuentro con su madre y su amado, esperando que sus miradas se crucen durante un instante para guiñarle un ojo a su amiga, y después se dirige a Martina para darle un abrazo. Cuando se separan mira a ella y a Nicola alternativamente, sin poder quitarse la sensación de que todo este lugar es tan sólo una despedida, un sueño, una ilusión. — Espero que seáis muy felices juntos. Los dos os lo merecéis. Gracias por todo a ambos.

Después se acerca a Próspero, que no ha dicho ni una palabra ni le ha dedicado ni una mirada desde que llegaron a esta sala y lo mira, descubriendo en él cosas que nunca había sido capaz de ver. Por primera vez no lo mira con adoración, sino como a un igual y su voz es suave cuando se dirige a él. — Vos nunca me amasteis. Yo eran tan sólo una mascota, un juguete para vos. Ni siquiera creo que vuestra promesa siga en pie y mi padre y mi hermano sigan con vida. Os amé como a nadie, pero ahora veo con claridad que lo que amaba era una ilusión y no un hombre. Os agradezco todo lo que me disteis, pero no volvería a vuestro lado.

Finalmente, vuelve al lado de Enzo y con decisión y la cabeza alta coge su mano, dispuesta a pasar el poco tiempo que le queda junto a él. Si van a morir todos, al menos lo hará junto al hombre que ha demostrado ser capaz de morir por ella. Y si finalmente existe una salida para los que sobrevivieron, le queda poco tiempo junto a él y no va a desaprovecharlo. — No me soltéis, mi señor. — Musita levemente.

Cargando editor
21/08/2013, 16:40
Príncipe Próspero

— Así que de esta manera me pagas todas las atenciones que te he dedicado—dijo el Príncipe, airado, tras haber observado detenidamente a Chiara y a Enzo, en respuesta a las palabras de la joven campesina— Sólo eres una zorra ingrata, y lamento profundamente haber puesto mis ojos en ti algún día. 

— Tu padre y tu hermano han sido tratados con clemencia durante todo este tiempo. A diferencia de ti, de mi boca no salen culebras, Chiara—clavó sus pupilas sobre las de la muchacha, con la furia refulgiendo en los ojos— Pero ¡ah! La justicia a veces es poética. Habiendo perecido la mayoría del servicio... ¿no habrán muerto acaso de hambre y sed tras siete días sin probar alimento? Esa debe ser una muerte horrible, ¿no crees? Apuesto a que ahora desearías que los hubiera ejecutado antes de que la Muerte Roja hubiese llegado para llevárselo todo.