Partida Rol por web

Avanzáis por el camino siguiendo el rastro de los goblins hasta que llegáis a una zona mas despejada donde os encontráis con una gran cueva que se abre en la falda de una colina a cinco millas de donde tuvo lugar la emboscada. Un estrecho riachuelo surge de la entrada de la cueva, que se enmarcada por densos arbustos de brezo. Un estrecho camino seco discurre a la derecha de la corriente adentrándose en la caverna.

Cuando llegamos a la cueva, vimos que de ella salía un riachuelo y a su derecha el sendero se internaba en la oscuridad del fondo. Oculto por un matorral, estuve observando la entrada y los alrededores por si avistaba algún enemigo.

-"Isildur, quizás podrías mandar a tu lechuza que reconociera el terreno antes de entrar; para asegurarnos que no hay nadie vigilando. Después habrá que entrar sigilosamente, para no armar ruido y pillarlos por sorpresa."

Al decir esto último miro de reojo a FreYr y ThAlai, ya que junto a mí, somos los más ruidosos.

Thalai, reptando por el suelo cual anaconda, observa la entrada a la caverna con gesto animal. Olisquea el aire, agudiza el oído y escudriña el entorno, a la búsqueda de enemigos. Quizás los goblins hayan apostado vígias en los alrededores.

-"Isildur, quizás podrías mandar a tu lechuza que reconociera el terreno antes de entrar; para asegurarnos que no hay nadie vigilando. Después habrá que entrar sigilosamente, para no armar ruido y pillarlos por sorpresa."

Thalai abre desmesuradamente los ojos y advierte al clérigo con un susurro de que su vida corre peligro.

-¡Pssssh! ¡Izmael! ¡Es Isildel! ¡Y tiene un búho! ¡No una lechuza! ¡Vaya a que te atice con el libro! ¡JA!-. El gigante reprime una de sus escandalosas carcajadas y retoma su cometido. La idea del clérigo es buena. Un animal es menos llamativo que un acechador. No saben a cuántos se enfrentan ni si han llegado al lugar correcto.

Si Gundren está ahí dentro, tienen que sacarlo lo antes posible.

Freyr seguía de mal humor por el comportamiento de algunos de sus compañeros durante el camino y encima Izmael pareció meterle en el saco de los ruidosos, por lo que el enano le devolvió una mirada que parecían una flecha saliendo de un arco contra el clérigo. A pesar de todo no dijo nada.

Parecía que habían llegado a la guarida de los pielesverdes y ahora si que debía reinar el silencio para tener una ventaja. Freyr echó un vistazo a los alrededores por si había algún vigía o enemigo escondido. Tras ello, el barbudo enano se quedó quieto acariciándose la barba, esperando una respuesta del arisco mago sobre la proposición del clérigo. No podía hacer mucho más, pues él no disponía de medios para investigar sin pasar a la cueva.

Isildel asiente y comunica mentalmente con su compañero. El búho sobrevuela las corrientes hasta colocarse a su espalda.

Vuela mithrandir, y desvela los misterios de la noche que se encuentran ante nosotros. Si la muerte de colmillos afilados acecha vuelve a mi y adviértenos del peligro.

Comprovó la magia de su armadura, cubriendolo con su halo arcano.  Debían estar preparados.

Si detectas rastros de sangre avísanos con un chillido, y ahora dejate llevar por el viento, pero se prudente. Compañeros, estad preparados, avanzará hacia las profundidades, pero lo mejor será ir avanzando con las armas desenvainadas.

Si

Kendra se encuentra encantada mientras avanza sobre los hombros de Thalai. El mundo parece diferente desde esa altura. 

¿Sabes, Thalai? Tienes una coronilla de lo más interesante. Podría leer el futuro en los remolinos de tu pelo...- le dice en modo místico al gigante mientras riéndose en voz baja pasa las manos un palmo por encima de su cabeza como si de una bola de cristal se tratara. Encima de los hombros de Thalai todo le parece nuevo e interesante y no duda en compartirlo con sus compañeros o de canturrear contenta de su nuevo descubrimiento.

Al llegar a la entrada de la cueva, sin embargo, la mediana se pone muy seria y la observa con interés. Al tirarse Thalai al suelo para reptar hacia la entrada la mediana se aferra a él y con agilidad salta al suelo. Le lanza un guiño y avanza silenciosa como una sombra por el camino, mirando cuidadosamente la entrada y los alrededores intentando percibir si existe algún tipo de trampa. Quiere ayudar a Gundren y sabe mejor que nadie la importancia del elemento sorpresa. 

Podéis ver que lo que hay en ese espacio es básicamente lo que se puede ver ... , no podéis ver dentro de la cueva.

zona mas despejada donde os encontráis con una gran cueva que se abre en la falda de una colina a cinco millas de donde tuvo lugar la emboscada. Un estrecho riachuelo surge de la entrada de la cueva, que se enmarcada por densos arbustos de brezo. Un estrecho camino seco discurre a la derecha de la corriente adentrándose en la caverna.

 

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El búho comienza a volar directo a la cueva y entra en ella desapareciendo ante vuestros ojos ... al poco de entrar, Isildel dejas de sentir su presencia ... y el contacto telepático ... estaba lo suficientemente cerca para escuchar lo ultimo que tu familiar escucho y te envio telepáticamente, ... ladridos ...

Veo que el BÚHO de IsildEL sobrevuela la cueva un momento para luego adentrarse en ella. La cara del mago cambia radicalmente al instante, algo no va bien. Cuando iba a preguntarle qué había pasado, me doy cuenta de que Kendra ha decidido adelantarse a investigar la entrada de la cueva sin esperar la vuelta del búho.

-¡Pero qué diantres hace esta chiquilla!

Me acerco a Isildel y le pregunto:

-"¿Qué has visto u oído Isildel? ¿Ha pasado algo? Te ha cambiado la cara en un momento."

Isildek mostro un rictus serio y solemne. Arrastrando las palabras asintió, alzando su mano para alertar a todos sus compañeros.

Lo último que he podido percibir a través de Mithrandir han sido una jauría de ladridos enfebrecidos. Estad alerta y desenvainad las armas. Probablemente sea o bien una cueva de lobos o esos goblin tengan perros de guerra patrullando.

Golpeó su bastón contra el suelo una sola vez dejando que la fuerza mágica fluyera por sus ser.

Señora de la voluntad iluminad nuestro camino con vuestro fuego mágico.

Una llama parpadeante de color cian iluminó la luna tallada de su bastón despejando las sombras del camino.

Estad alertas. Sería prudente que Kendra se adelante en silencio. Y tomad cuidado, puede que vuestro olor os delate.

Freyr avanzó junto a sus compañeros en el más profundo silencio. Su humor estaba empezando a cambiar, pues parecía que por fin todos habían puesto serios, como según el enano, mandaba la situación.

El malhumorado barbudo no había soltado el martillo en todo el camino, no se fiaba de esos monstruitos escurridizos verdes, por lo que tras la advertencia de Isildel, sólo tuvo que apretar con mas fuerza el mango de su arma para estar preparado.

Freyr se mantuvo siempre a la vanguardia del grupo. Claramente él y el gigantón, si cabía en la cueva, debían ir delante para contener a los perros, lobos o lo que fuera que se fueran a encontrar.

Thalai emitió un gruñido al escuchar las palabras de Isildel. Era bastante probable que estuviese en lo cierto. Los pieles verdes seguramente habrían apostado allí varios guardianes. Que tuviesen dos o cuatro patas no era relevante, en realidad.

Olisqueando el aire, ligeramente encorvado y con sus enormes manos agarrando su enorme hacha de batalla, el bárbaro miró a Freyr y asintió en silencio, comenzando a deslizarse en la oscuridad sigiloso como una pantera, hombro con hombro con el enano, cerca de Kendra.

Avancé detrás de mis compañeros, atento a cualquier indicio que me indicara que había algún peligro. Sabíamos que dentro de la cueva el búho de Isildel había visto lobos o algo peor. Me preparé la ballesta y avancé en silencio, intentando hacer el menor ruido posible.

Comenzáis a aproximaros a la boca de la cueva, vais más o menos en silencio, aunque se escucha como repiquetea la armadura del enano en el silencio del bosque, pero no hay peligro, no hay enemigos cerca que puedan escucharlo. Camináis con cuidado y comenzáis a ver la boca de la cueva, está muy oscuro, y solo con una luz podría verse su interior (para aquellos con visión en la oscuridad solo veis que el río continua , así como el camino a la derecha transitable).

 De repente dos flechas negras surgen del brezo al otro lado del riachuelo, una se clava con violencia en el pecho del Isildel, y la otra se clavó cerca de Thalai ... Goblin, detrás del brezo ... debe haber un camino para llegar a ellos ...

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Nos habían pillado por sorpresa. Estábamos tan pendientes de la entrada de la cueva que no habíamos investigado los alrededores. Al pobre mago le impactó de lleno una flecha en el pecho, clavándosele muy profundamente. Levanté la vista y los vi detrás de un seto: dos sucios goblins. Con la mano izquierda cogí mi símbolo sagrado y empecé a rezar a Lathánder. Poco a poco fui subiendo el tono de mi oratoria hasta que, alzando la voz, terminé mi oración. Una luz apareció justo encima del goblin que estaba más al sur y descendió hacia él. Cuando tocó su cabeza, una explosión de luz le bañó enteramente.

-"Amigos, hay que acabar con ellos rápidamente o nos acribillarán a flechazos."

¡Por las barbas de Moradin! Masculló Freyr sorprendido el ver las flechas. El enano no se explicaba cómo había podido pasar, justo en el momento en que todos estaban más concentrados de todo el viaje y les pillaban por sorpresa.

El barbudo enano se puso en marcha con la frase de aliento de Izmael. Freyr movió sus cortas piernas todo lo rápido que pudo para atravesar el riachuelo y bordear el brezo, afortunadamente los enemigos no estaban muy lejos y habían desvelado su posición.

El corpulento herrero levanto el martillo como si fuera a golpear el yunque y lo dejo caer sobre el pielverde más cercano.

Isildel se situó a la derecha del paladín y con rapidez, sintiendo el dolor lacerante penetrar en sus entrañas ignoró las heridas y se obligó a centrarse. La túnica de nívea seda blanca y azul cobalto estaba manchada de rojo carmesí. Sus pasos eran lentos pero decididos, calculó la trayectoria de su torrente de llamas elementales para consumir a esos malditos pielesverdes. Algo que arrasaría con toda la espesura de matorrales en las que esas alimañas se estaban escondiendo.Con palabras ominosas y gritos descarnados empezó a recitar su conjuro.

- Ven a mi aliento del dragón, furia elemental de los volcanes despertados. Extiende tu poder y combierteme en tu heraldo. ¡Manos ardientes!

Cuando las flechas volaron, Thalai esbozó una sonrisa salvaje. 

Era hora de practicar el noble arte del Tanvii ora Toa.

Goblins sarnosos emboscados entre los arbustos de delante. Qué arteros. Qué indignos. Qué cobardes.

-Bichitos...-. Gruñó mientras su sonrisa homicida se afilaba.

Cargó su gran hacha sobre el hombro mientras se desplazaba cual felino depredador cruzando el riachuelo rumbo al primer goblin mientras reía preso de una creciente psicosis. Al bárbaro le encantaba una buena pelea. Pero si había algo que le gustaba aún más era cazar a los tiradores. Sus caritas de miedo cuando las flechas ya no parecían tan útiles cuando el bárbaro ya estaba demasiado cerca... Eso le encantaba.

Thalai descargó el golpe sobre el infame goblin mientras concentraba todas sus fuerzas en un armónico y potentísimo tajo descendente.

-Tanvii... Ora... ¡¡¡TOOOOOOOOOOOOAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAA!!!-.

Eso no fue un hachazo, no...

Fue la ira de Rauatai encarnada.