Partida Rol por web

No había mucho más que añadir, Dalya e Isildel estaban en lo correcto, ir al ayuntamiento era la mejor opción. El paladín se dejó guiar por ellos, que parecían saber dónde se encontraba, silenciosamente meditando en los acontecimientos del día anterior mientras se movían por las ajetreadas calles de Phandalin.

- Izmael, creo que será mejor ir juntos. Digamos que es más fácil conseguir información si... bueno, cuatro señores bien armados la piden con educación-dijo sonriendo- además mencionasteis algo antes que me da que pensar que este pueblo no es tan tranquilo como parece así que yendo juntos estaremos más seguros-dijo la mediana que ya tenía ideas de irse sola a explorar el pueblo por mucho que hablara pero por ahora mejor no perder a sus nuevos compañeros de vista. 

"No me había dado esa impresión, Dalya... ¿A qué te refieres con que el pueblo no es tan tranquilo como parece?" — inquirió Auric en un tono de voz discreto, intentando no llamar la atención de los transeúntes.

Freyr escuchó al comerciante y su preocupación fue en aumento, pero se mantuvo relajado, pues poco podían hacer más que buscar información incesantemente. Muchas gracias por todo. Respondió al hombre con sinceridad.

El enano se cambió de armadura y vendió la vieja como también había hecho el bueno de Izmael. Su primo tenía buen gusto y les había regalado unas armaduras bien fabricadas. Freyr se lo agradeció para sus adentros, pues viendo lo que ya habían vivido, sin duda, les iban a venir bien.

En marcha muchachos. Dijo el enano cuando parecía que el rumbo ya estaba fijado. Después habrá que pasar por la taberna para preguntar por mis primos. Añadió como sugerencia, aunque en verdad, si por el fuera iría antes que al ayuntamiento.

Comenzais a caminar hacia el ayuntamiento, aunque pronto descubrireis que no es asi, sino el salon del Burgomaestre, ya que esta ciudad es demasiado pequeña para tener ayuntamiento. Volviendo practicamente por le mismo camino, ya que el edificio estaba casi enfrente de la posada. El edificio tiene recios muros de piedra, un puntiagudo tejado de madera y un campanario en la parte de atras. Pegado a un tablon cercano a la puerta principal hay una nota escrita en comun. Reza "RECOMPENSA - ORCOS cerca de la Peña del Wyvern. Aquellos que quieran encargarse de la amenaza orca debe preguntar dentro." La nota lleva el sello de la ciudad y una firma indescifrable.

-Oh, nada Auric*... o eso espero-le respondió a su compañero con una sonrisa- ¿Todavía siguen cazando orcos? ¿Hasta cuando les van a perseguir? Ya son ganas de ir a matar orcos si no son una amenaza para el pueblo-dijo la mediana algo molesta viendo el cartel-. 

Parecía que todos estaban decididos a ir al ayuntamiento, así que seguí sus pasos. La armadura nueva era incluso un poco más liviana que mi anterior protección. Gundren había tenido todo un detalle con Freyr y conmigo. Por el camino, estuve observando la ciudad y a sus gentes.

-"Bueno Dalya, aunque haya algún tipejo en la ciudad, no creo que tengamos problemas con ellos aquí. Esa gente pendenciera suele buscar la oscuridad de la noche. Callejones y bocacalles suelen ser sus sitios preferidos para perpetrar sus actos. Bueno, el burgomaestre nos dará información de lo que pase en el pueblo."

Al llegar a la edificación que hacía de ayuntamiento vimos un cartel. En él se podía leer que buscaban a gente para acabar con unos orcos.

Cuando llegaron al edificio del Burgomaestre, Isildel no pudo evitar leer el cartel de recompensa por la caza de Orcos. El elfo no era amante de los orcos, ni mucho menos, pero al igual que la mediana consideraba que tal vez habría otras soluciones: ¿Por qué son una amenaza? ¿Qué quieren?… Sin embargo ni siquiera se detuvo a leer el cartel pues, en realidad, no le importaba en absoluto. Su única misión era rescatar al enano pues estaba claro que jugaba un papel importante en sus visiones y a cada día que pasaba éstas eran más imperiosas y alarmantes.

Así pues se acercó a la puerta del edificio y entró sin llamar…

El cartel no hacia más que confirmar lo que el minero había contado a Freyr. El enano siguió al mago hacia dentro, sin darle más importancia al asunto, con toda probabilidad el Busgomaestre les informaría más de lo que estaba ocurriendo.

Entrais en la sala del Burgomaestre. Primero accedeis a un recibidor, donde hay una pequeña mesa, la cual esta vacia en este momento y unas escaleras que descienden en uno de los lados, detras de esa mesa, se ven unas puertas mas grandes, que da lugar a una sala mas amplia y ricamente decorada. En el centro de la segunda sala se puede ver una mesa de gran calidad y sentada en ella un hombre mayor, gordo y con ropas pomposas que esta revisando papeles, dejando unos sobre la mesa y los otros lanzandolos con desde a un lado de la mesa, en el suelo.

Cuando el hombre se de cuenta de vuestra presencia, se recoloca en su sillon, adquiriendo una posición mas altiva mientras que dice en voz alta ...

- Adelante ... adelante ... vienen por el anuncio de los Orcos ... , yo soy Harbin Wester, el gran y honorable Burgomaestre de esta nuestra ciudad de Phandalin -
Con las manos os indica que paseis al interior de la sala

Auric agacha la cabeza cuando ve el anuncio buscando orcos. Aunque él tiene maneras civilizadas, es consciente de las agresivas y barbáricas costumbres de sus ancestros. Recuerdos que creía olvidados regresan a su mente sobre su juventud y su huida, y el paladín apreta los dientes en respuesta.

Siguiendo a sus compañeros, se mantiene detrás en silencio, esperando no llamar mucho la atención. Sabiendo que los orcos son un problema en este pueblo, Auric prefiere evitar alertar a los ciudadanos con su presencia, y más aún al burgomaestre. Es por esto que, pese a observar atentamente la sala sin bajar la guardia un solo momento, se mantiene callado y espera a que alguno de sus compañeros, probablemente Isildel o Dalya tome las riendas de la conversación.

Gran y honorable…
- Al menos ha acertado en la mitad de lo que ha dicho- Pensó el elfo al ver su oronda figura.
- Disculpe que le molestemos, su excelencia- saludó el mago sin pestañear, como quien practica un diálogo con un cerdo.- Hemos venido a la ciudad por encargo de unos enanos llamados Gundren, Thanden y Nundro. Nos contrataron para traer mercancías al señor Barthen y nos dijeron que aquí nos darían algo más que hacer. Sin embargo no los encontramos por ningún lado y a quienes hemos preguntado nos ha indicado que es usted la persona que mejor conoce la ciudad. Si pudiera ilustrarnos…- acabó con una reverencia
- Por la Santa Madre de los Misterios, ni yo mismo me reconozco… ¡Lo que tengo que hacer para salvar un templo!- pensó para sí mientras miraba al suelo para ocultar su cara al burgomaestre.

- Gundren dices?? - dice en enorme burgomaestre de forma pensativa ... - la verdad es que no me suena ... acaso es algun minero o labriego? ... yo soy un miembro electo con mucho trabajo e importancia en esta tranquila y pacifica ciudad y no estoy para cotilleos o conocer gente que pasa por la ciudad ... si estan interesado en cotilleos, mejor hablen con Toblen, en su posada se puede escuchar todo los cotilleos de la ciudad ... - dice algo contrariado - sin embargo si están interesados en acabar con los Orcos, digamenlo y les dare los detalles de la mision, incluso mas si ese tan Gundren no les da trabajo, yo los contratare para los orcos, si, que les parece? - dice de forma risueña tirado en su sillón de mando

Entramos al ayuntamiento en fila india, deseosos de obtener información del burgomaestre. Pasamos por una salita de recepción vacía y accedimos directamente a la sala de audiencias. Allí estaba el alcalde mirando papeles, que al vernos aparecer, los dejó a un lado.

-"Salve, su señoría. Como ya ha relatado mi compañero elfo, nuestra búsqueda es de vital importancia. Es prioritario encontrar a nuestros amigos enanos y saber que están bien. Agradecemos su ofrecimiento de trabajo, pero en estos instantes debemos declinarlo. Si no tiene más información, no le molestamos más. Le agradecería que si obtiene alguna noticia, nos la comunique inmediatamente. Estamos hospedados en la posada de Toblen."

Freyr encendió su pipa inundando de forma rápida la habitación de humo. Lo hizo por dos motivos, el primero necesitaba fumar, el segundo no le gustaba lo cómodo que parecía el gran burgomaestre en su sillón y quería incomodarlo. 

El enano se abrió hueco entre sus compañeros y se acercó al escritorio de Harbin, soltó una gran bocanada de humo que rodeó al seboso y elegante señor. Si usted nos ayuda con nuestros problemas, es más probable que nosotros le ayudemos con los suyos. Dijo el enano con una educación que contrastaba con su feo gesto con el tabaco. ¿Le suena el nombre de Grol? Preguntó directamente, sin dudar. Freyr no perdió detalle a la posible reacción del burgomaestre al escuchar el nombre.

Le agradecería que si obtiene alguna noticia, nos la comunique inmediatamente. Estamos hospedados en la posada de Toblen."

El fornido por no decir gordo burgomaetre se recoloco en su sillon mientras que miraba al grupo

- claro, claro ... - dice de forma despreocupada mientras vuelve a sus papeles momentaneamente - si por alguna razon se algo se lo comunicara sin problema ... la seguridad del pueblo es lo mas importante, aunque es muy pacifico como para que pase nada ... -  

¿Le suena el nombre de Grol? 

Sin dejar de mirar los papeles y sin inmutarse ni un apice, responde a la pregunta del enano 

-GROL .... no no conozco a  nadie con un nombre tan horrible ..., lo lamento. Si no tienen interes en acabar con los orcos, me temo que no puedo ayudarles en mucho, y estoy muy ocupado ..., asi que imagino que ya saben donde esta la salida, cof cof , buenos dias -

El burgomaestre sigue con sus papeleos, que parece mas triviles que improtantes, pero no parece que sepa nada respecto a lo que le habeis preguntado.

Viendo que el burgomaestre tiene la intención de dar la conversación por acabada, Auric da un paso hacia delante y toma la palabra:

"Señor, no es que no tengamos interés en ayudar al pueblo de Phandalin. Quizás no hablo por mis compañeros, que me corrijan, pero no creo que estuvieran opuestos a ayudarle con su problema con los orcos, somos aventureros y creo que disponemos de la capacidad de intentar solventarlo. No obstante, como bien ha dicho Isildel, " — dijo señalando al elfo — "ahora mismo nuestra prioridad principal es encontrar a Gundren y sus primos. Si usted pudiera ayudarnos a encontrarles o supiera decirnos quien podría, no me cabe duda que estaríamos encantados de poderle ayudar con el problema de los orcos. Tiene usted mi palabra." — terminó agarrando el símbolo sagrado de Tyr.

"Señor, no es que no tengamos interés en ayudar al pueblo de Phandalin. Quizás no hablo por mis compañeros, que me corrijan, pero no creo que estuvieran opuestos a ayudarle con su problema con los orcos, somos aventureros y creo que disponemos de la capacidad de intentar solventarlo. No obstante, como bien ha dicho Isildel, " — dijo señalando al elfo — "ahora mismo nuestra prioridad principal es encontrar a Gundren y sus primos. Si usted pudiera ayudarnos a encontrarles o supiera decirnos quien podría, no me cabe duda que estaríamos encantados de poderle ayudar con el problema de los orcos. Tiene usted mi palabra."

Harbin alzo la vista y se sorprendió al ver al semiorco

- Aventurero no dudo de su buena voluntad, cuando terminen de encontrar a Gundren y sus primos, no dude en volver  para acabar con esos Orcos ... o tal vez, podrian hacerlo mientras que Buscan a ese Gundren, tal vez sean los orcos quien lo hayan atacado ... quien sabe, espero verles pronto y si por alguna razon escucho algo les informare en la posada ... buenos dias - 

El gordiflon burgomaestre acabo su alegato y siguio con sus papeles

Tras la seca respuesta del burgomaestre, Auric se queda callado silenciosamente meditando sus palabras. Sin duda es una opción que él mismo había considerado, y precisamente por ello quería oir más sobre los orcos, pero era quizás un poco tarde para reencaminar la conversación. Girándose hacia sus compañeros una vez hubieron salido, el paladín formó sus ideas:

"Este hombre no parece saber nada al respecto, lo que me hace pensar que Gundren mantuvo su secretismo incluso con la gente del pueblo. No hubiera hecho eso sin un buen motivo. En todo caso, sabemos que no fueron orcos quienes secuestraron a Gundren, sino trasgos. Dijisteis que le llevaron hacia el Castillo de Bocapeñasco. Un castillo no es una edificación pequeña, seguramente se deba ver desde lejos. La gente del pueblo quizás haya oído sobre él, deberíamos preguntar."