Partida Rol por web

Su mano comienza a brillar suavemente...

-Acaso estas intentando negociar de nuevo, o eres sordo? Tus amigos ya abandonaron el edificio y exploran el alcantarillado. Largo! +ladra. 5 proyectiles magicos se alinean delante de el, listos para ser disparados.

Se escucha, asi mismo, una risilla desde la habitacion. La mujer, sostiene en sus manos el amuleto, y comenta con tono sarcastico....

-El mediano cayo bien... el otro, no. Con algo de suerte el elfo se habra roto la cabeza, en lugar de las piernas, y estara muerto... Los Otyugh comen rapido, pero no tan rapido, asi que es mejor no sentir cuando te devoran... Ahora deberian irse...

¿Cayó bien? Típico de Lilith. Es con diferencia el más competente de todos nosotros. ¿Ves, Arávilar? Todo va bien. Lilith está con Lewess, por tanto Lewess está a salvo. Seguro que Lilith es capaz de sacar a Lewess sano y salvo de las alcantarillas. Ya podemos irnos a casa. Ven, vamos.

Olyuth... olyuth... ¿serán ratas de alcantarilla gigantes? Bueno... ¿qué otra cosa puede haber bajo esta ciudad?

Bramo salió de la habitación y continuó hacia salir a la calle si ninguno de los proyectiles de Tessalar se lo impedía.

Arávilar había acabado con Tessalar. Su semblante, ahora vacío, delataba su estado anonadado. No tenía idea de que hacer. Siguió a Bramo hacia afuera ciegamente, incluso dándole la espalda al delirante arcanista que esperaba no tener que ver nunca más en el transcurso de su vida.

En la calle, a pocos metros de la torre del mago, el clérigo observaba a la gente pasar con la mirada perdida. -Otyugh...- repitió por lo bajo, sin que ese nombre evocase criatura alguna. -No se que son Bramo, pero se van a devorar a Lilith y a Lewess. Hay que impedirlo- resolvió, mientras volteaba y apretaba los puños, enfrentando al turmishano.

-Encontraremos un acceso a las alcantarillas, y los sacaremos a los dos en lo que conjuras un simple haz de luz-

Arávilar no esperó. Comenzó a barrer la calle con la mirada, para luego movilizarse un poco más y alejarse de la torre, con el objetivo de hallar algún acceso a los subsuelos de la ciudad. Mierda, ¡en este barrio no encontraremos nada! Pero a pesar de su conclusión, continuó buscando. Ni aunque su compañero intentase detenerlo a golpes se detendría, así como tuviera que arrastrar dos cadáveres desde las alcantarillas.

¿Estás de broma, no? ¿Meternos en las alcantarillas? ¿En serio?

Echó un vistazo a su alrededor.

Hagamos una cosa, yo vuelvo a la posada y me traigo a mi amigo Percival, tú vas al registro* y pides un mapa del alcantarillado y un mapa de la ciudad. Quedamos aquí dentro de media hora. Cotejamos los mapas y vemos por dónde pueden estar esos accesos al subsuelo, ¿te parece bien?

Bramo, siempre distraido, la pasa por alto, pero Aravilar distingue, cruzando la calle, una tapadera de hierro al nivel del suelo...

Las tripas de Bramo sonaron.

Parece que tengo uno de esos Otilytiok en el estómago. También me está entrando un apetito feroz.

Bramo toma como referencia la posición de la torre con respecto a la entrada al subsuelo para saber en qué dirección deberían avanzar una vez abajo para alcanzar el lugar sobre el que yacían las mazmorras de Tessalar.

Tú encontraste la bajada así que lo justo es que seas tú quién baje primero.

Normalmente, Arávilar miraba las cosas con optimismo, pero su primera dekhana en Aguas Profundas resultaba ser la peor de su vida. Nunca había hecho amigos tan rápido, pero tampoco había tenido que arriesgar su pescuezo por ellos de esa manera, y sin embargo allí estaba.

Su hallazgo le habría puesto contento en otras circunstancias, al hallar lo que buscaba, pero en ese caso no eran buenas noticias, al menos no completamente. Su conciencia no le permitía echarse atrás. Después de todo, durante los pocos días que había compartido con sus tres compañeros habían tenido experiencias intensas, y los percibía como buena gente, personas con quien podía compartir sus experiencias. Sino, simplemente como unos individuos desafortunados que no merecían una muerte tan horrible.

El dúo se acercó a la tapadera, y el clérigo la observaba, pensativo, pero pronto volteó para mirar a Bramo con intensidad. -¿Cómo puedes pensar en comida ahora? ¡Son Lilith y Lewess los que están allí abajo! ¿Crees que sin ellos habríamos salido de aquel maldito laberinto? ¡Gracias a ellos estamos aquí, y no somos unos cadáveres andantes al servicio de ese elfo retorcido!- Arávilar bajó la vista, arrepentido, aunque no tardó en alzar la cabeza nuevamente, con una mirada firme. -Lo siento, pero no pienso dejarlos allí para que sean devorados por... lo que sea que la sirvienta de Tessalar haya mencionado-

Fue su propio comentario el que le hizo recordar. ¿Estará viéndonos ahora mismo, aunque sea por diversión? Maldito mago lunático, ¿cómo osan alimentarse de la Urdimbre a su antojo para hacer uso de su poder únicamente? Mystra, cada día admiro más el estoicismo con el que soportas a los tiranos y asesinos que beben de tí.

Arávilar ignoró las últimas palabras de Bramo. De pronto, estaba mucho más concentrado. -Ayúdame con esto- dijo, flexionando sus piernas e intentando levantar la tapa ejerciendo fuerza con sus extremidades, y no con su columna.

Sí, sí, perdona... No volveré a mencionar la comida.

Bramo se sintió algo sorprendido por la regañina de Arávilar. Era la primera vez que le veía así. ¿Acaso ese sentimiento de preocupación por los compañeros era lo socialmente adecuado a la situación? ¿O sólo eran cosas de la cultura élfica?

Sin saber cómo debería sentir en ese momento, siguió las instrucciones de Arávilar y tiró con fuerza de la tapadera que les impedía el paso hacia las alcantarillas.

El esfuerzo combinado logra levantar la tapa, que resulta ser de hierro y de 3 pulgadas de espesor... la caja fuerte era una bicoca en comparacion. Una escalerilla se ve por el tubo, que es de 3' de diametro, justo como la tapa. (pueden pasar, pero no con las mochilas ni las manos ocupadas)

el tubo se sumerge en la oscuridad... Es imposible ver el fondo, aun con la vista del elfo, pero la iluminacion lo llega mas alla de 10'.

Bramo sacó su antorcha siempreardiente, comprada hace como una semana en el mercado de Aguas Profundas. Aunque la altura de los edificios fuera suficiente para que la luz del sol no llegase abajo, con la antorcha pudo ver un poco más allá.

Hundió el brazo que portaba la antorcha en el agujero y aún vió un poco más, pero insuficiente para ver el fondo.

Bueno, tú eres elfo... o semielfo... o lo que seas. Se supone que tienes mejor visión que yo. ¿Qué ves, Arávilar?

El fondo esta al limite de la vision de Aravilar... unos 40'. Puede ver el brillo de la luz reflejarse en liquido, pero tambien por la forma en que se curva y ensancha el tubo de descenso, que hay un pasaje bastante grande alli.

La peste que asciende es increible...

-Uffff, ¡agh!-

Arávilar aflojó la mandíbula al terminar con la tapa del acceso a las alcantarillas, y observo con sorpresa el grosor de la misma. Ignorando las miradas de los pocos transeúntes, y esperando que ningún agundino acudiera a la "ilustre" guardia, los dos mágicos comenzaron a inspeccionar su camino a seguir. El miedo del clérigo se traducía en mal humor, pero a pesar de su percance con Bramo, se alegraba de tenerlo a su lado. Siempre estaba preparado para lo que podía venir, incluso si tal evento resultaba ser un mago con delirios de grandeza intentando acabar con su amigos, algo que debía de ser rutinario en la Ciudad de los Esplendores.

Con ayuda de la antorcha, Arávilar pudo divisar el fondo. Se veía claramente el resplandor del agua, aunque tuvo que retirar el rostro de la abertura abruptamente la primera vez que lo asomó, pues una ola de fetidez le azotó el rostro con intensidad. Intentando no vaciar el estómago allí mismo, escrutó el pasaje. Parecía que no pasarían con las mochilas.

-Bien, el túnel es accesible. Sólo tendremos que buscar la manera de orientarnos- dijo el clérigo, mirando hacia la torre al mismo tiempo que su compañero en busca de orientación. -Pero no podremos descender con las mochilas a la espalda. Si tienes una cuerda, puedo bajar primero y recibirlas allí, y luego tendrías que bajar tú. Pero lo que hagamos, hagámoslo pronto. Esas criaturas no esperaran a que lleguemos-

Bien, haremos como dices. Compré una cuerda, que tengo por aquí... veamos... Aunque si te digo la verdad nunca pensé que la fuera a estrenar en estas circunstancias...

Bramo rebuscó en su mochila y sacó una cuerda de seda meticulosamente enrollada. Con la misma mentalidad que le llevaba a guardar así una simple cuerda, pasó con calma la fibra de seda por los arneses de su mochila.

Hizo un gesto con la mano para que Arávilar se marchase.

Deja tu mochila y baja. Para cuando llegues, ya habré terminado y la haré descender poco a poco.

Colocó la antorcha asomando por la abertura de su mochila para que pudiera iluminar mientras la hacía descender.

Piensa que la torre de Tessalar está ahí. Eso significa que debajo están sus mazmorras, que se abrieron hacia abajo para dejar caer a los otros,-usar los otros para referirse a sus compañeros sonó particularmente frío y distante-y que al bajar deberemos seguir esa dirección con respecto a esta escalerilla de mantenimiento.

El clérigo observó la desvencijada escalerilla con desconfianza, mientras que su olfato registraba un hedor insoportable. La situación le instaba a alejarse de allí y abandonar la escena, pero simplemente no podía. Tal vez, si aquella hubiese sido una búsqueda trivial...

Arávilar conservó su ballesta amarrada a su cintura, y se las ingenió para asegurar su bastón usando el cinturón que portaba sus pociones. Miró hacia la torre una vez más, para lograr orientarse un poco más. Así, resguardado tan solo por un objeto de plata que colgaba de su cuello, comenzó a bajar. A medida que la oscuridad le engullía, la fetidez se volvía más y más intensa.

Si allí mismo se hubiera puesto a pensar en lo que haría luego de, si lo lograba, salir de las alcantarillas, probablemente hubiera terminado escapando de Aguas Profundas. Pero su capacidad de concentrarse en lo importante y correcto le permitió continuar.

Bramo terminó sus tareas en la superficie y se sentó al borde de la alcantarilla. Aposentó los pies firmemente en el lado opuesto de la abertura para obtener un punto de apoyo.

Deslizó la primera mochila: la suya, la que portaba la antorcha siempreardiente que permitiría a Arávilar ver algo al llegar a abajo. Varias yardas de cuerda más allá, la segunda mochila. Esto le permitiría al mago soportar sólo uno de los pesos a la vez, pero sin tener que volver a subir la cuerda para hacer dos veces lo mismo.

Mientras su equipo descendía, el de Arávilar permanecía a su lado, sobre el pavimento. Así era cómo Bramo usaba la inteligencia para resolver problemas comunes de tareas físicas, evitando tener que hacer demasiado esfuerzo.

El lugar abajo mide unos 30'x30' y 20' de alto, es una especie de cuarto Sus paredes son de buena piedra, verdosa por la humedad. El nivel del agua y el lodo, sin embargo, es muy bajo, no llega a medio pie, asi que caminar por el no presenta dificultad alguna.

Siempre y cuando soportes el inimaginable hedor, o los ruidos de las goteantes tuberias, que entorpecen la audicion. Dos pasajes, enormes ductos de 20' de diametro, convergen en este lugar. Se extienden, uno en direccion al Oeste, y otro al Noreste (la torre esta al Suroeste). La oscuridad es total, salvo la luz que trae Bramo, no ven nada mas alla de su rango.

Madre mía, qué pestazo. Puaj...

Por primera vez, el turami nota el olor en todo su esplendor, no comparable al ligero tufillo desde la superficie. Se ata un pañuelo a la cara, tapándole la nariz y la boca, poco consuelo después de haber hecho sufrir a su pituitaria de manera tan osca.

Yo llevaré la antorcha, así tendrás las manos libres para actuar mejor, tú que tienes vista suficiente para anticiparte a los peligros de más adelante.

Señaló el conducto del oeste y se dispuso a caminar al lado de Arávilar por el túnel.

Ambos mágicos, que jamás habrían imaginado que pisarían una estancia como aquella, se resintieron al sentir que el hedor se intensificaba bajo la ciudad. Arávilar soportó las ganas de vomitar, y se tapó la nariz por segundos. Luego, se forzó a sí mismo a acostumbrarse, aunque alzó su camisa cuanto pudo para cubrir su nariz.

El clérigo asintió ante la proposición de Bramo, y, recordando la dirección de la torre con facilidad, abrió la marcha hacia el pasaje en dirección oeste, esperando que no diera demasiadas vueltas. Sus oídos estaban atentos, así como sus ojos, pues esperaba encontrarse con una criatura devoradora de hombres en cualquier momento.

El ancho pasaje que ambos transitan tiene, curiosamente, un par de largas lineas de metal, que sobresalen en las mugrientas superficies... Es bastante raro...

Tras poco mas de 1 minuto de marcha rapida, recien entonces, encuentran el primer tunel lateral. Este mide unos 10' de ancho, (la mitad que el actual), y una de las lineas de metal se introduce por el...

Lo unico malo, es que va hacia el Norte, no al Sur, y ademas se encuentra facilmente a mas de 600' de la entrada, o sea que la torre ha quedado muy atras...

Que hacen, exploran el nuevo tunel, continuan por el original esperando hallar uno que de al sur, se regresan, u otra cosa?