Partida Rol por web

Pock seguía con su paseo a través del rio. Durante el trayecto no ocurrió nada fuera de lo normal, dentro de lo posible tratándose de un bosque de fauna prehistórica.

A parte de animales que huyeron al verlo venir cuando se arrimaron a beber del arrollo, el gnomo no coincidió con ningún otro ser.

Pock se había pasado horas caminando y se había hecho de día durante su paseo, pero había tenido tiempo suficiente para descansar y esperar a que sus mojados y doloridos pies se recuperasen.

A pesar de estar lejos de su objetivo el gnomo aun recordaba el punto en que vio aquella luz brillante que de seguro debía ser uno de los hechizos de Alain. El mago dominaba un impresionante hechizo semejante a un sol en miniatura, de fulgurante luz y que resultaba letal, por lo que no resultaría extraño que se tratara de eso. Aun animado haber localizado al fin a sus camaradas la mala noticia era que si el arcano había recurrido a ese conjuro se debía a que estaban en problemas y muy serios...

A pesar de todo Pock estaba contento, se sentía mas joven, como si el abrazo del bosque le recordara parte de su juventud y esta se fusionara con el presente.

Sin tan solo el lugar no fuera tan hostil, se terminaría de sentir en casa. Pero lo cierto es que parecía haber un horror debajo de cada piedra.

El gnomo continuó con su camino, esperaba poder encontrar pronto a sus compañeros, aunque si ellos también continuaban andando lo tenia difícil. Al menos el tenia claro donde ircosa que dudaba de su antigua capitana.

Sonrió mientras musitaba - Capitana.

No era mala mujer pero había que reconocer que bajo la presión de la isla su mandato se esfumaba. Imponía demasiado, escuchaba poco. 

Había visto capitanes mejores, escuchaban, hablaban ... y luego hacían lo que les daba la gana igualmente. Pero al menos sus hombres pensaban que su criterio tenia algún peso en las decisiones del capitán. Los buenos capitanes de verdad, encima hasta le hacían caso a las buenas ideas ...

... pero esos escaseaban.

Bajo sus pensamientos, el bardo continuó por el camino, silbando de forma sorda* mientras sus pies avanzaban por la espesa jungla de la isla perdida.

Al fin Pock se encontraba en la frontera entre una tierra muerta de color negro y el bosque que dejaba atrás. En un par de ocasiones el gnomo había sentido como le seguían pero no vio a nadie, quizás fueran imaginaciones suyas o quien fuera esperaba que tomara la misma decisión que sus compañeros para no tener que intervenir personalmente. Fuera como fuese, nada ocurrió durante su caminar.

Tras unos segundos debatiéndose entre adentrase o no al fin el gnomo puso el primer pie dentro y siguió andando en busca de sus compañeros.

El nuevo lugar no inspiraba mucha confianza. Por si acaso, Pock desenvainó su espada y se puso en guardia.

Mira que se meten en unos lugares ... - Protestó mentalmente el gnomo. - Y seguro que ni se acuerdan de mi.

En su camino, observó a su alrededor con curiosidad. ¿Por que esta zona era distinta?

Sin lugar a dudas el lugar estaba cargado de magia hostil. El aire se sentía frío a pesar de que no soplaba ninguna brisa y el bardo fue invadido por un repentino escalofrío, haciéndose mas evidente de que el poder que invadía aquel lugar era de naturaleza necrótico.

No sabia que había podido ocurrir tiempo a tras, pero el velo que separaba el Páramo Sombrío a ese lugar era muy fino.

El análisis mágico del lugar confirmaba sus temores.

Perfecto, tierra de muertos y pesadillas.

Frustrado patea una piedra y protesta al viento.

Por que tenían que ir en la dirección de los muertos. ¡No podían ir donde las hadas y ninfas ninfomanas! - Suelta un bufido y continua con el viaje.

Pock sacó valentía de donde el mismo dudaba que había y siguió adentrándose en aquel lugar. Según pasaban las horas el paisaje iba cambiando gradualmente. Supuestamente había amanecido pero una niebla o la suciedad del lugar dificultaban el completo paso de los rayos del Sol. El suelo era seco y polvoriento, tierra estéril en la que era imposible que creciera vida vegetal. En lugar de ello habían restos de huesos y lapidas blancas que iban en aumento. Aquel lugar estaba desértico al principio y según andaba empezaba a cambiar.

Al principio todo eran restos y lapidas dispersas, pero al cabo del tiempo eran montañas de lapidas y huesos, el gnomo estaba llegando al centro del cementerio. Tan cansado estaba que estos cambios resultaron poco llamativos asta que un elemento nuevo decoró el entorno…

Al fin el gnomo había llegado a la parte mas aterradora del cementerio. A demás de las montañas el lugar estaba envuelto de pedazos de navíos y de palos mayores clavados en tierra a modo de advertencia o trofeo. Habían cascos en los que se podían distinguir el nombre del navío o palos en los que aun colgaban las banderas que en un tiempo ondearon al viento.

Este descubrimiento resolvió algunas de las dudas que el bardo se formulaba y causo otras nuevas. Realmente fue un suceso extraño el de la tormenta que azotó su barco, una oscuridad que se poso sobre ellos con rapidez, pero también le sorprendía que fuera tan fuerte como para arrancar el palo mayor sin que este opusiera a penas resistencia y no recordaba que este crujiera tras ser arrancado.

Pock se queda quieto contemplando el paisaje hasta que consigue formular una frase.

Vale ... esto me está dando muy mal rollo.

¿Se puede saber quien coño se dedica a poner estas lapidas y de donde narices sacan tantos muertos? ¿Tantos barcos han naufragado?

El bardo se acercó a alguno de los cascos para leer bien los nombres a ver si alguno le sonaba (Historia 10).

Aunque el instinto mas básico de su mente le imploraba salir de allí por patas, no se sentía en ánimos de abandonar a sus compañeros. Y mas aún, de dejar que esa maldad continuara asolando barcos y cobrándose vidas.

¿Que debe estar haciendo eso? Alguien tiene que impedirlo ... le va a tocar al gnomo, supongo. - Medio en broma da un vistazo a su alrededor como buscando a alguien. - No es que vea muchos voluntarios.

Tomárselo con humor era un mecanismo de autodefensa, pero en el fondo el lugar le producía escalofríos.

Entre los destrozados restos Pock encuentra algunos nombres de navíos como: La ultima dama, La Reina Azul y OceanSablet. Mas que aportarle algo esos nombres le sorprendia lo antiguos que podian llegar a ser sus restos, como si fuera algo que viniera ocurriendo desde hacia siglos.

El gnomo siguió caminando por el cementerio intentando averigua algo mas asta que se topó con un palo mayor con unas velas desgarradas y una flácida bandera que le eran muy familiar, el de Leviatán.

El gnomo examina el palo con cierta frustración.

Así que somos el ultimo trofeo.

Continuó buscando a su alrededor a ver si encontraba pistas sobre sus compañeros.

Repentinamente Pock siente como algo de bajo tierra le agarra del tobillo y lo hace caer, golpeándose la cara contra el polvoriento suelo. El gnomo forcejea para liberarse, golpeando reiteradamente con el tacón de sus bota la huesuda mano que lo agarraba.

El bardo consigue liberarse y alejarse pero el paso le es rápidamente cerrado por nuevas criaturas que salen de bajo tierra. Poco a poco Pock se ve rodeado de mas no muertos, los restos de hombres lagarto en proceso de descomposición.

La expresión de Pock se ensombrece ante la emboscada de los muertos y sus escasas posibilidades de escapar. Al menos espera poder volverse invisible cuando lo ataquen y escapar como tantas veces lo ha hecho a lo largo de su vida.