Partida Rol por web

Kirk se alegra de ver a su hermano acercarse para luchar contra la planta de armadura que tantos problemas les está dando. Tan compenetrados están los dos trasgos que al contar con la ayuda de su gemelo, Pikard consigue al fin encajar la punta del estoque entre placas de la coraza de madera.

No es que le haya hecho mucho daño, pero solo es cuestión de tiempo.

El hacha de Dork parece el arma perfecta para talar a estos enemigos tan resistentes. Con su golpe horizontal, el semiorco logra casi partir en dos por completo al enemigo de la cimitarra. Tan grande es la brecha en el torso que el cuerpo se dobla por la mitad, cayendo por su propio peso y, con un sonido como de leña rota, se desmorona en el suelo.

El bárbaro, satisfecho, avanza un paso para darle su ración a la planta de la espada corta.

La armadura completa de madera resiste sablazos y mordiscos sin inmutarse hasta que Kirk, por fin, daña ligeramente a la planta animada que hay debajo. Al menos Kirk y Abrojos resultan tan esquivos como dura es la coraza, y evitan los torpes golpes con la maza de piedra y la espada corta. Los hombres de rojo cierran el cerco en torno a las plantas vivientes, a las que no parece importarles estar claramente sobrepasadas.

Dork levanta su hacha y la lleva un poco más atrás de su cabeza, el sol se refleja en la hoja que está manchada con una especie de sabia y acto seguido la gravedad y la fuerza del semiorco se alían para descargar un terrible golpe.

Drusilda no quiere quedarse atrás y se lanza a por la planta de armadura.

El hachazo de Dork desfigura la cara de la planta animada con espada corta y secciona el torso por la mitad a la altura del hombro. La brecha de un palmo hace que el brazo izquierdo cuelgue más abajo de lo que debería, pero no parece incapacitar al enemigo vegetal.

Drusilda avanza un paso para atacar con su katana al de la armadura completa, pero el filo rebota contra las placas de madera.

Hasta el momento, Abrojos había esquivado los golpes, aunque lo cierto es que había estado tan ocupado en ello que no había podido golpear. El mercenario tenía la intención de cambiar esa situación.

Sin perder se estilo defensivo, repentinamente giró media vuelta su cuerpo y dejo que sus rodillas lo acercaran al piso, mientras blandía su arma en un filosos arco horizontal.

Fue solo un momento, un corte profundo al rival que probablemente no lo esperaba, antes de que volviera a su posición original, para juguetear con las fintas engañosamente peligrosas que mostraba a sus rivales para dificultarles un posible contrataque - Ya los tenemos - volvió a insistir - Son solo plantas. Acabemos con ellas - declaró convencido mientras mantenía su arma en continuo movimiento

En cuanto tuvo ocasión de hacerlo de nuevo, el goblin descargó un nuevo flechazo contra la planta.

Al ver que el adversario no caía, Bro intentó un nuevo mordisco. Sin embargo las placas eran duras y no fué capaz de perforarlas.

Kirk continúa manteniendo entretenido a la planta animada más peligrosa, la de la armadura, mientras sus compañeros la rodean. Tarde o temprano tiene que caer...

Abrojos consigue clavar su estoque en el otro enemigo, mucho menos protegido que el de la coraza, y hace un giro de muñeca para abrir la brecha que ya había creado Dork en el cuello. La planta animada se desarma, seccionada por la mitad, y cae al suelo donde sigue tratando de levantarse durante un momento antes de quedar completamente estática.

Una de las flechas de Pikard se clava en la madera del único oponente en pie, pero parece hacer poco efecto. En todo caso, la maza de piedra de esta planta con armadura no tiene más suerte en alcanzar a Kirk, demasiado rápido para los lentos reflejos del humanoide.

El hombre con hacha y el de la antorcha avanzan hacia el superviviente. Conscientes de la formidable defensa de la armadura completa cambian de estrategia, buscando simplemente flanquear y distraer a la planta para dar la ventaja a la espada de Drusilda o el hacha de Dork, que han demostrado ser más efectivas.

Dork corre hacia su enemigo con los ojos abiertos, los músculos de sus piernas le dan un impulso tan fuerte que la última zancada parece un salto, en el aire Dork arquea su cuerpo hacia atrás y descarga un terrible golpe a la criatura.

El filo del hacha de Dork traza un arco horizontal que arranca de cuajo la cabeza y el brazo derecho de la planta animada cubierta en armadura. La maza de piedra toca el suelo, todavía con el apéndice leñoso sujetándola, y poco después cae el cuerpo inerte de la criatura.

Al mirar alrededor, los mercenarios ven que el orco de rojo y sus hombres con antorchas están dando cuenta del último de sus enemigos también. Caída en el suelo, una planta con forma de oso más que de persona resiste un par de golpes más antes de quedar inanimada en la hierba. El combate ha terminado para ellos también.

El druida prisionero ha retrocedido varios pasos, alejándose del peligro tal vez, o considerando la idea de escapar quizá. En todo caso, con sus piernas sujetas por las cuerdas puede andar con dificultad pero no correr. Él sabe esto, y no ha intentado nada. Delante hay una sección de la muralla de piedra que en nada se diferencia del resto, aunque la presencia de estos guardianes verdes quizá quiera decir que están sobre la pista de la entrada.

Drusilda recupera su arco envainando de nuevo la espada recoge al prisionero y se dirigen hacia donde están los demás junto a la muralla.

El orco pisa el cuerpo sin vida de la planta humanoide más cercana para acercarse a donde los mercenarios habían sostenido lo más duro del combate.

Ugh. No está mal.

Dedica especial atención a los enemigos destrozados por el hacha de Dork. Tras eso señala con la cabeza hacia la muralla y él y sus hombres se acercan a la piedra para examinarla en busca de puertas ocultas.

- Algo debían proteger - comenta el mercenario acercándose a la muralla en busqueda de algo que parezca un acceso

- Y si no lo encontramos, nuestro "amigo" seguramente sabe donde se encuentra - asegura. Sin embargo, el viejo Abrojos prefiere encontrar el acceso por si mismo, por lo que se acerca a la piedra y palpa con cuidado las grietas mas evidentes antes de golpear la pared con sus nudillos, buscando algun son distinto al de la roca solida

- No dejen que se escape - comenta como al pasar, refirièndose al duida, sin dejar de concentrarse en la busqueda de una puerta oculta

El orco y sus hombres buscan en la pared palpando y empujando. Sin embargo, cuando ven a Abrojos trabajar entienden que el pícaro sabe lo que se hace y tratan de imitarle o serle de ayuda.

En todo caso, el viejo mercenario se está tomando su tiempo, así que los demás miran alrededor considerando si ayudar con la búsqueda será práctico o si manos y ojos de más solo estorbarían.
 

Dork toma algo de agua y apoyado vigila por si hubiera algún contratiempo inesperado