Partida Rol por web

El druida responde sin mirar a Abrojos ni a ninguno de los otros.

Derecha.

Abrojos comprueba, mirando la libreta, que lo que ha dicho coincide con su traducción.

La puerta de piedra abierta en la muralla deja ver un pasaje oscuro que se extiende a derecha e izquierda. En apariencia ambas direcciones son iguales, salvo que la derecha asciende lentamente. Está claro que hay algún tipo de magia que impide a los de rojo acercarse más, pero no parece tener efecto en los mercenarios ni su prisionero.

Abrojos y Dork van primero, con Drusilda y el prisionero cerca y los trasgos detrás. Lo último que oyen antes de adentrarse en el pasillo oscuro es al orco recordarles que tienen un trato que cumplir. Después todo queda en silencio y oscuridad solo iluminada por la antorcha.

- Lo sabemos - responde Lupin antes de adentrarse en el tunel.

Sabe que sus ojos no están adaptados a la oscuridad, pero al mantenerse dentro del radio de luz de la antorcha que porta su compañera puede ir revisando el lugar, atento a que ninguna trampa les cobre tributo

Mientras caminan Dork habla al prisionero sin mirarlo

- Se que nos odias, matamos a tus compañeros y estamos obligándote a traicionar a los tuyos. Tarde o temprano nos traicionarás, estoy seguro. Cuando lo vayas a hacer ten en cuenta tus posibilidades y lo más importante

Dork mira al prisionero y sonríe

 - Recuerda que estoy esperándote. 

Después de un par de metros Dork mira a Abrojos

- Nadie me ha comentado ese "trato" que hay que cumplir.

- Les debemos llevar una baratija - contesta Abrojos bajando la voz, reacio a que el prisionero escuche sus palabras - una piedra azul, del tamaño de un puño, que parece es mágica y está dentro de la muralla. Si se las llevamos, y aunque nos hayamos comprometido está por verse si lo hacemos, nos pagarán con una pequeña fortuna -

Tras una pausa agrega - Se supone que la guardan en una cámara con infinidad de objetos valiosos. Obviamente, el resto de los objetos serían para nosotros -

Yo no te lo he contado porque este trabajo no va contigo Dork. Yo aún no entiendo por qué vienes con nosotros. No se qué opinarán el resto, pero para mi solo eres un guerrero que viaja con nosotros por razones que desconozco, y cuyo respeto hacia la vida es nulo, lo cual hace que me preocupe por mi propia integridad y la de los demás. El resto hemos aceptado un trabajo. Yo tambien me hubiera levantado de la reunión para irme a buscar buena compañía, pero me quedé en la negociación. Igualmente hubiera preferido pasar una noche divertida bajo el techo de una choza, pero me quedé con mis compañeros por la seguridad de todos - Drusilda esperó que la frase no hubiera sonado celosa - En cualquier caso me da la impresión de que un trato no tiene ningún significado para ti y de que en caso de apuro, velarás por tus intereses y nos abandonarás. De esta manera, ajeno a todo, puedes viajar con nosotros y obrar según te interese. - Drusilda prosigue andando y hablando - Solo llevamos unos días juntos, pero la falta de aprecio que sientes por la vida ajena me está influyendo. Mataste al marinero que se había rendido, a Felthar el semielfo, a los Druidas que encontramos en el bosque. Tengo fuertes tentaciones de obrar según mis impulsos y vivir edonistamente, pero necesito tiempo para sumergirme en tan liviana experiencia. Quizás el Druida haya pagado con su oreja esta nueva forma de pensar, pero después de que abriese la puerta transformandose en oso me queda claro que avisado estaba y que él solo se lo buscó. Hace solo unas semanas no hubiera sido tan cruel.

Drusilda prosigue caminando con la antorcha en la mano izquierda y la katana desenfundada en la derecha. ¿Todos salvo el Señor Lupín y el Druida podemos ver en la oscuridad?

- La razón por la que viajo con ustedes es la misma por la que ustedes viajan conmigo, es mejor atravesar este terreno en grupo. Creo que les he demostrado que soy de bastante utilidad.

Mira fijamente al grupo para que piensen en esto último.

- No tengo ninguna intención de quedarme aislado en un trozo de tierra rodeado por el mar y dos grupos peleando tontamente por él.

- No suelo dar explicaciones, pero creo que esta te vendrá bien para aprender, la única vida que me importa ahora mismo es la mía, esto lo he dicho desde el principio. Y si me fui de la reunión fue por que pienso que no hay que tener todos los huevos en la misma cesta. Quizá Dork el semiorco se fué a beber y fornicar o quizá fue a observar el poblado, ver cuantas armas tenían, cuantos guerreros en edad de luchar había, donde tenían al prisionero y cuantos lo custodiaban.

- Por cierto, comí, bebí y le eché la Maldición de Dork a una de sus jóvenes

Mira a Abrojos y sonríe

- Ya no disfrutará igual por mucho que busque

- JA, JA, JA, JA

-Llegados a este punto, hay algo que no me encaja.-Dijo el goblin.-Y nuestros camaradas de rojo son la mayor parte de ese algo. No me fio de ellos y creo que lo más sensato es dejarlos como están, no cumplir nuestra parte del trato y marcharnos de esta muralla por el otro lado.

Que se jodan y se queden como están. Ya hemos matado más druidas y lobos de lo necesario, si nos han ayudado se pueden dar por compensados. Todo lo que sea matar druidas no me parece bien. Independientemente de sus actos son los guardianes de la tierra, igual que mi hermano y yo lo somos en menor medida. No considero apropiado perjudicarles y menos aún sin saber en qué medida lo hacemos.

El anciano druida que atendió nuestras heridas nos habló de lo que hicieron los bastardos de rojo, cosa que creo que deberíamos contrastar con el prisionero. Dinos, ¿Qué hicieron los de rojo?

Acto seguido esperó la respuesta del prisionero.

Estoy con el Trasgo. Ahora que ya estamos solos deberíamos escuchar la versión de los Druidas, si bien al final deberemos velar por nuestros propios intereses. Quizás no sea el momento todavía de decidir si cumplimos o no la misión. Habría que esperar a ver como se desarrollan los acontecimientos.

Como de costumbre, en un grupo donde las acciones, violentas, resultaban ser más comunes que las palabras, fue uno de los trasgos el que plantó la semilla de la sensatez

Abrojos, por su cuenta, no confiaba demasiado en los de rojo, pero escuchar la otra campana sería algo que le permitiría tomar su propia decisión, coincidiera, o no, con la del resto de sus compañeros

- Como dije, está por verse si cumplimos nuestra parte del trato - comentó en voz baja al semiorco antes de encarar a Drusilda - El semiorco tiene un buen punto. Y aunque yo también creo que es demasiado violento, conozco a alguien que ha cortado una oreja cuando yo, por lo menos, no lo hubiera hecho -

Encogiendose de hombros el mercenario interrumpió su busqueda de trampas un momento para acercarse al druida y espetarla, en tono amigable - Como verás, no nos podemos poner de acuerdo entre nosotros, pero todos queremos entender que es lo que pasa en este sitio. Solo queremos irnos de esta península, así que quizás consigas tu libertad. Solo debes ser sincero -

El druida claramente tiene muchas dudas sobre la sinceridad de las palabras de Abrojos, o de las de cualquiera de los otros ya puestos. Trata de dilucidar qué clase de trampa o engaño puede ser hasta que al final habla, todavía reticente pero en apariencia sincero.

Los de rojo trajeron el fuego con ellos a este bosque. Dice esto como si fuera ya pecado suficiente. Un poco después continúa.

Construyeron una ciudad de obsidiana, talando árboles, matando animales... y empezaron a realizar sacrificios en honor a su líder. Nuestros ancianos lucharon contra ellos casi derrotándolos, pero al no poder hacerlo crearon la muralla para que el mal no se extendiera.

Mira con especial odio a Drusilda y a Dork.

Nuestra guerra se remonta a tres generaciones y hay secretos hasta para los nuestros, pero los espíritus de los ancianos siguen aquí. Pronto podrán preguntarle a ellos.

Kirk asiente en silencio e intercambia una mirada con Pikard. No es que el druida hubiera dado mucha información nueva. Quizá no la tuviera; el trasgo sabía bien que había guerras que se mantenían por poco más que tradición y agravios olvidados. De todas formas, eso de "sacrificios al líder" encajaba con la imagen que el trasgo se había formado de esos sectarios de rojo.

Un viejo druida nos curó. Un anciano ciego que vive en una cabaña en un árbol. ¿Es uno de los vuestros? ¿Uno de los "ancianos"?

Parecía tener sentido. Aunque fuera difícil, al trasgo le gustaría ganar la confianza del prisionero. Sentía que eso podía ser muy instructivo.

El prisonero duda al responder esta pregunta. Tarda más que con las dudas de Abrojos, quizá porque la información sea más importante, pero sobre todo parece extrañado.

Sí, es el único que queda con nosotros aunque quiso seguir en el bosque. Es uno de los que creó la muralla.

-Entonces creo que hemos matado más druidas de los necesarios.-Respondió el otro goblin.-No me malinterpretes, el anciano sigue vivo.-Apostilló.-Pero un druida con forma de oso nos atacó además de tus dos compañeros. Al menos a ellos dos los enterré y coloqué una semilla de estas.-Añadió sacando de su ropa una de las semillas que les había dado el anciano.-Donde cayeron dos vidas al menos se alzará una nueva.

- Pues el optó por curarnos cuando lo necesitábamos - comenta Abrojos, cada vez más convencido que "los de rojo" no son, precisamente, los buenos en esta pelea. Sin embargo, para Abrojos, su propio beneficio es más importante que la justica que pueda haber en uno u otro bando

- Asi que los espiritus de los ancianos están por aquí... - repite las palabras del druida - Supongo que no les gustará que llevemos a uno de sus descendientes como prisionero - comenta a sus propios compañeros antes de preguntarle, nuevamente, al druida - Si soltamos vuestras cuerdas, nos acompañarás hasta ver a tus... eh... ancestros y para encontrar la salida por el otro lado? -

Tras escuchar la respuesta observa al extraño grupo que le ha tocado en suerte, esperando ver sus reacciones para decidir si le suelta las cuerdas al prisionero o las mantiene en su sitio

-Bueno, también podemos volver a salir por el mismo lado y deshacernos de un par de rojillos de esos para compensar... ¿No te parece?-Respondió.-O enviar a nuestro amigo con un mensaje para los druidas donde les avise de la localización del campamento de los rojos. Apuesto a que serían capaces de hacer caer sobre ellos toda una jauría de huargos, lobos invernales y demás.

Aunque si, la prioridad es hablar con los espíritus.

Después de nuestros repetidos... malentendidos no creo que confiaran en la información que les diéramos, hermano. Ni siquiera creo que tengamos la confianza del druida presente.

Le mira con expresión de "y no le culpo".

Estoy de acuerdo con soltarle.

¿Por qué me miras con odio? Te advertí que debias colaborar o te mataríamos, te apremié para que abrieses la puerta y no obedeciste, fue cortarte la oreja y la puerta se abrió a la primera. Suerte tienes de seguir vivo. Quien avisa no es traidor. A mi no me importa nada vuestra guerra, solo quiero salir de aquí.
 

¿Qué pensais que sucederá cuando lleguemos frente a esos espiritus? Cantará como un jilguero; no solo lo que ha visto, también lo que le acabais de contar del primer Druida. 3 Druidas muertos, una oreja y una misión para los capas rojas. ¡Genial! Soluciones hay, pero pronto nos quedaremos sin tiempo.

Ciertamente, el druida no parece ni medio convencido. Sin embargo, tampoco está entendiendo todo lo que ocurre, de forma que considera la propuesta detenidamente y escucha a los trasgos antes de contestar.

Merecéis un castigo que yo no puedo daros. Mira claramente a Drusilda y Dork.

Si los espíritus os ven con mis mismos ojos, tendréis una muerte terrible. No parece una amenaza sino quizá una advertencia. Su voz al decirlo no expresa más odio que de costumbre, declara simplemente un hecho que a nadie sorprende oír.

La única salida de la muralla pasa por ellos. Si me soltáis prometo llevaros a su presencia, donde seréis juzgados por alguien más sabio y fuerte que yo. Ellos ven más allá de las mentiras y los prejuicios. Os matarán... o sereis libres.