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La navaja de Ockham -Sangre en las calles (Cap-II)

Carrusel de espejos (I)

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06/02/2018, 11:20
Director

Julián. Si, ese Julián era el que estaba parado delante de la puerta, con sus vaqueros rotos, su camiseta de manga corta gris, cabeza gacha, mientras jugaba con una moneda plateada entre sus manos enguantadas con cuero negro. 

-Abre...tenemos una cuenta pendiente- la voz era parecida, pero diferente, similar pero tan distante...Alzó el rostro mirando a la mirilla, viste como olía el aire y como sus facciones tan reconocidas variaban ligeramente enseñando unos dientes más de un lupus que un hominido. Los ojos eran oscuros, como pozos de brea sin blanco alguno que conteniese aquello y sus labios rojos cortados en mil ángulos que estaban al borde del sangrado. 

Era Julián, pero no lo era. 

Aun recordabas aquella aciaga noche, donde tuviste que venderlo a los vástagos, donde algo tenía que ver un tal señor Moebius que nunca se mostró con tal de que os dejaran estar, sin cazaros, sin mataros, ni infectaros mas de lo que ya lo hacía la propia ciudad. Fue un vástago con cierta importancia dentro de algunos locales, ampliamente tratado por los que habitaban en las sombras entre las sedas y las bebidas caras, esos como los de la misma que te arreglaba de vez en cuando. Cayó al poco en desgracia, por juegos de bandas, de sangre, o de a saber que mierda. Lo importante, es que estaba muerto, lo viste, de principio a fin y ahora, estaba delante de tu puerta, con ganas de venganza seguramente. 

 

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06/02/2018, 11:28
JP

¿La noche anterior? un...¿un cazador? ¿Que tipo de cazador?- preguntó casi en un grito ahogado, agarrándose a tu camisa, por primera vez en...nunca, era la primera vez que la veías necesitada por lo que tu tenías. 

Denegó el ofrecimiento de unirse a la fiesta, como si estuvieses loco- nos van a matar...tenemos, debemos de ir primero...a por ellos- miró al infinito teñido de cuerpos perdiéndose en una agradable noche- mandaré a alguien para que aniquile el local...- te miró de reojo soltando tu tela- ¿Vas a ir? ¿Crees que es posible que te encargues de acabar con alguna alma de las que allí estén? - era una pregunta fija, y que marcaría una inflexión en el tiempo- y no me mientas...

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07/02/2018, 19:27
Raphel

- No... no lo se! - yo también levanté la voz, más preocupado por la reacción de JP que por encontrar una respuesta a todo aquello, porque no entendía nada. Me sentía más y más cansado tras una noche frustrante, demasiado larga y extraña, y aunque no esperaba un recibimiento caluroso, la actitud de JP no me ayudaba a estabilizarme. Si al menos me dejara tomarme ese chupito... - No quiso contarme más, solo preguntaba y preguntaba. Oye, vas a tomarte eso?

Me atreví a pedirlo señalando la mesa oculta en la penumbra a su lado, porque al igual que ella ansiaba respuestas, yo salivaba por sentir la calma verde llevándome lejos de allí y diluyendo los problemas. Tan obcecado estaba que apenas sentí que ella me había dado algo mucho más importante. Solo cuando el contacto se desvaneció y su mano fría se alejó de mi pecho soltando la camisa fui consciente de su gesto. La miré a los ojos, incrédulo y deseando que aquello significara al fin lo que tantas veces no me atreví a soñar siquiera.

Y entonces, ella comenzó a desvariar y yo sentí que se hundía el suelo bajo mis pies. El local se derrumbaba sobre nuestras cabezas y todo se hundía en un abismo de sombras. Porque yo necesitaba a aquella mujer, la necesitaba más que a mi vida, y ahora desvariaba. Parecía asustada, y eso me aterró. Pero ¿de qué demonios me estaba hablando? Ir a por ellos, aniquilar el local... y encargarme, ¡yo!, de acabar con el alma... ¿de quién?

- JP, !JP! - yo también estuve a punto de cogerla por los hombros y sacudirla, para hacerle ver la locura que me estaba planteando. - ¿Mentirte? - mis manos se detuvieron muy cerca de su piel, sin tocarla. Porque comprendí que esa locura estaba anclada en su ser y que hablaba en serio, quizá más que nunca. - ¡Pero qué dices! Te has asustado, pero... no hagas ninguna tontería, JP. Por favor. Yo iría donde tú me pidas, pero... habla con ella, por favor. ¿No queréis lo mismo? 

Agaché la cabeza, derrotado. - No creo que yo pueda hacer nada. Ni tú tampoco. - La fuerza serena de madame Lu me llegó con intensidad a lo largo de la larga noche.

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07/02/2018, 20:38
JP

JP clavó los ojos en tu persona cuando la intentaste tranquilizar, cuando aquello se quedó apenas en un refugio para ti, donde solo podías bajar la cabeza. La bofetada que recibiste fue mas sonora que dolorosa, aunque picó. Los anillos picaron. 

¿Estás loco? ¿Sabes acaso lo que es esa mujer? Es un monstruo como los que se agarran a la noche en mitad de esta ciudad, uno que algunas noches se transforma en un lobo enorme y desgañitado. ¿Quieres verme abierta en canal por culpa de esa bestia?- Cogió el vaso que tanto ansiabas y se lo tomó de un sorbo, dejandote nada para tirar luego el vaso al suelo, rompiéndolo en decenas de pedazos- si no vas tu, irán otros igualmente...- en sus palabras había seguridad. 

Si no eres capaz tan siquiera de ir, vete, no quiero verte, ni saber nada de ti de aquí a unos días. Gánate el dinero que consigues de alguna forma que no sea mirando hacia el suelo como un perro asustado. Jamás pensé que fueses tan inutil, tan miedoso, si estúpido, si necesitado ¿pero esto?- ladeó el rostro- no mereces nada mas que estar detrás de esa barra noche si y la siguiente también. Creí que podrías llegar a ser alguien...que podrías ayudarme, pero me equivoqué- deslizó la silla hasta darte la espalda- Me equivoqué...-había pesar en su tono, y dolor. También maldad, como la de alguien que te recuerda siempre que has fallado. 

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07/02/2018, 21:56
Lu

No podía ser. Sencillamente no podía. Estaba en una de sus recurrentes pesadillas, atrapada entre sueño y realidad, a punto de despertar. Se apartó, la mandíbula inferior caída en una mueca de estupefacción ridícula, mirando la puerta como si fuese a estallar en cualquier momento. Había vuelto. El muy cabrón. Llevándose las manos a las sienes se sujetó la cabeza, hundiendo las yemas en el cuero cabelludo, bloqueada, desesperada, retrocedió olvidándose por completo de respirar. Joder. Era Julián, que había vuelto de entre los muertos.

-Espera -logró decir tras una eternidad, aunque no habría podido jurar que la había escuchado, porque ni siquiera estuvo segura de haber pronunciado la palabra en alto.

Lo primero que hizo fue calzarse la chaqueta y después correr arriba en busca de unos pantalones que ponerse, revolviendo en el cajón hasta dar con la pistola. Sí, esa que no sabía ni como usar. Intentó recordar como se quitaba el seguro y mierdas de esas, y tras una rápida evaluación decidió que si Julián la veía se iba a reír de ella en la cara, así que la dejó en su sitio de nuevo. Para cuando llego a la escalera se dio cuenta de que el corazón bombeaba de forma ensordecedora en sus oídos, rugiendo mil maldiciones exactas, advertencias y aullidos de socorro que no se tradujeron en su boca. ¿Qué estaba haciendo? ¿De verdad le iba a dejar entrar? Estaba muerto, joder. Era... ¿que diablos era?

Respiro hondo, profundo, llenándose los pulmones hasta que casi dolió retener tanto aire en su interior. Después bajó los escalones, despacio, de forma comedida, escuchando hasta el más mínimo crujido de la madera bajo el peso de su cuerpo. Se plantó frente a la puerta, quieta, expectante, anhelante, casi. ¿Y si la mataba? En el fondo, en realidad, no importaba. Las elecciones llevaban a caminos imposibles de discernir y hacia mucho tiempo que había dejado de tratar de averiguar el suyo. Si quería meterle un Klaive hasta atravesarla, que así fuera.

Abrió la puerta, en tensión, los labios fruncidos en una mueca seria e inescrutable, y miró al Ahroun de su manada, el mismo que había mandado a la muerte hacia ya demasiados años.

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08/02/2018, 11:57
Raphel

Me sentí estúpido, cobarde, y sobre todo no entendía nada. En el desprecio de la mirada de JP vislumbré que lo que me decía era cierto. Y supe que no había comprendido que cuando miraba subyugado a madame Lu estaba frente a una bestia, y no asimilaba que JP lo sabía y me había enviado ante ella, ante aquello, sin advertirme... para intentar salvarse. 

No quería verlo, pero lo vi. Tal vez esa era la imagen que tantas veces había visto. JP tumbada y definitivamente rota en un charco de sangre oscura, el vientre tan abierto como sus ojos sorprendidos. Lo vi como vi esparcirse los fragmentos de cristal que contenían aquellas gotas verdes que tanto necesitaba. Pero se hicieron añicos, como todo lo que tenía alrededor.

- JP yo... yo no se nada de todo eso. ¿Por qué no me lo contaste... - mi voz se apagó, entendiendo que yo sólo era uno más, si no iba yo otros lo harían. De hecho, me estaba apartando, me echaba de su lado. Me dio la espalda, sus palabras me clavaron mil puñales. Porque la había fallado, había creído en mí y yo no había entendido nada y lo había hecho todo mal, todo al revés, la estaba poniendo en peligro con mi torpeza, y ella me echaba de su vida. Unos días... supe que sin ella no llegaría tan lejos. Si al menos lo intentaba, podría morir demostrando que podía haber sido alguien, que valía más que lo que algunos pensaban. Pero... eran algunos, o era todo el mundo? Hasta JP lo creía. Tal vez tuviera razón. Porque ella era la única que había creído en mí y ahora se daba cuenta de su error. 

Me arrodillé tras la silla, a su espalda y un reluciente y puntiagudo fragmento de cristal del vaso roto me llamó la atención. Lo recogí y pasé el dedo por la afilada punta que formaba. Todavía podía verse un sutil poso verde en él. 

- Quiero... quiero ayudarte, te quiero JP - por fin pude hablar. - Pero no creo que consiga nada yendo allí a intentar detenerlos, sin son bestias como has dicho. Frente a esos seres la vida no vale nada. Pfff - chasqueé los dedos y el cristal se me escurrió tintineando al volver al suelo. - Nunca vale nada, ninguna. ¿Sabes a quién he visto hace un rato? Ese tipo gordo, Fletcher. Estampado contra una farola y más muerto que... muerto, muerto del todo. Con toda su pasta, ¿para qué le ha servido, eh? No, no quiero ir, creo que moriré si me meto en algo así, y moriré sin ninguna posibilidd. Pero iré y haré lo que pueda, si es lo que quieres de mí - y observé el pelo lacio de JP, alborotado en la nuca, sus hombros pálidos y su vestido hortera y la silla desvencijada y chirriante, y me di por muerto.

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11/02/2018, 18:30
JP

Solo te prestó una pizca de atención cuando mencionaste al muerto y aun con eso, la mirada que te dedicó fue la misma que una madre o una amante despechada, herida y defraudada. - ¿Donde?- mas que una pregunta era una orden- ¿Donde estaba ese viejo asqueroso muerto?- No se fiaba de tus palabras, no ahora, eso lo tenías claro. 

No irás, no irás porque no puedes hacer nada al parecer...así que solo quédate y sirve lo que te pidan los demás en la barra- el tono se había vuelto más sutil, como si solo fueses uno de sus camareros.- No estás hecho para ese tipo de cosas, no puedes arrebatar ni ver arrebatar una vida...y eso, en esta ciudad- te señaló con su índice adornado por anillo de plata con un engarce de algo parecido a un rubí- significa que serás comida. Siempre.- Volvió a darte la espalda. No pareciese que fuese a cambiar de opinión tras tus palabras. Te había dado la opción de hacer algo de verdad por ella, y bueno, simplemente no habías aceptado como a ella le hubiese gustado. 

Vete

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11/02/2018, 19:21
Julian

Pequeño animal de costumbres extrañas. Julian se había apoyado en la pared de en frente, mientras jugaba con el tintineo de esa moneda cada vez que golpeaba el anillo de metal que hacía tanto dijo que le había tocado en un sorteo en una feria a saber donde. Si, ese que desteñía, el mismo que os tenía negros porque siempre olía a metal, a óxido, y a veces os restregaba como una broma por delante para que acabaseis hasta las narices. Porque a veces, le gustaba jugar, aunque nunca con aquello que no podía manejar. 

Alzó la cabeza, y allí estaba, el mismo rostro que mandaste al paredón,ladeando la cabeza justo en el momento en el cual tu móvil sonaba con un aviso. La sonrisa se fue formando lentamente en sus facciones, y hasta alcanzaron las cejas que enarcó con malicia escondida.- ¿No lo miras, Lulú?- pasó la lengua roja con tintes azules por los labios algo cortados, llegándote el olor de la carne podrida aun a esa distancia, mientras el solo se fijaba en tus castaños ojos, sin soltar su presa.

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11/02/2018, 20:23
Lu

No era en son de paz. No. No había venido a hablar. Tramaba algo a lo que ya debía haber dado rienda suelta por la puntualidad con la que el teléfono sonó en el bolsillo de su chaqueta. No se inmutó; el momento de asustarse y hacerse preguntas había quedado atrás y, aunque la cabeza de martilleaba con insistencia y un rugido agudo se revolvía en su interior, no iba a dejar que la pillase tan fácilmente con algo tan estúpido como 'Lulú'. Empezaba a invadirla una fría y calculadora calma, esa que llevaba buscando desde hacía horas.

¿Y darte el gusto? —Alzó una ceja, y eso fue todo. Después se encogió ligeramente de hombros, como si aquello le aburriera enormemente—. Supongo que podría, ya que no te lo di la primera vez que te mandé al infierno.

Sin abandonar el umbral, un pie calzado en la puerta, sacó el teléfono manteniendo la vista en alto, donde Julián entraba en su campo de visión.

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11/02/2018, 21:21
Director

Era un aviso de que algo estaba pasando en el local. En TU local. Te tenía que llegar un mensaje si los sistemas de alarma saltaban de alguna manera. Lo normal sería que llamasen a la policía si es que lo habías decidido así. 

De golpe el sonido de la moneda golpeando contra el metal se hizo mas insistente pero mas lejano, como si poco a poco fuese desapareciendo alejándose en una inmensidad que no tenía ese pasillo. 

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11/02/2018, 22:07
Lu

Alerta. En su local. Por supuesto... Se conocían lo suficiente como para darse donde más dolía. Claro que podía ser algo realmente importante o una soberana estupidez. Ángela podía estar muriéndose ahora mismo, o había habido algún incidente con un cliente que había hecho que llamasen a la policía. Podía ser serio o podía no serlo. No estaba allí, así que no podía saberlo. Pero estaba en ese pasillo con Julián, mirándole, escuchando aquel sonido extraño y distorsionado prolongarse como en un sueño hacia rincones imposibles.

Esgrimió una sonrisa torcida, devolviendo el móvil al bolsillo con pausa, sin precipitarse. Quería ponerla nerviosa, tocarle el punto débil. Desestabilizarla. Y no, por mucho que en su fueron interno la urgencia retumbara como cien tambores al unísono, sabía perfectamente lo que precipitarse implicaba: cometer errores.

¿Te ha costado mucho averiguar dónde trabajaba? —preguntó, midiendo el tono y las palabras, forzándose por mirarlo sin pestañear. No sabía el alcance de su poder o de sus intenciones, no sabía qué estaba tramando, pero no podía permitirse titubear. Se cruzó de brazos, apoyándose en el marco—. Qué halagador que te importe tanto mi vida, Juli. Como en los viejos tiempos. Igual esta vez das la talla.

Notas de juego

Si, da aviso a la policía. Creo que estaba puesto en la descripción del local y eso.

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11/02/2018, 22:31
Julian

Suspiró negando con la cabeza- No he sido yo el que ha ido a por tu local...de hecho, solo me paso para decirte que te vayas de la ciudad, es un aviso.- clavó sus ojos negros en tu atuendo, de la cabeza hasta los pies- No soy como tú, yo no vendería a los de mi propia sangre- dejó caer la moneda al suelo, como si fuese solo un gesto casual. 

Lu- tu nombre dicho con un pesar que no comprendías. Saca los de la ciudad, antes de que todo arda. O arde con la ciudad, si es lo que quieres.- Se encogió ligeramente de hombros- Siempre te han gustado las cosas que les hacen daño a los demás.- una breve pausa, desviando la vista más allá de tu cuerpo, hacia lo que había tras de ti- No estaremos bajo tierra indefinidamente- el vacío reinaba en su voz, sin emoción alguna- y cuando el agua caiga de los edificios como fuego purificador, vendrán los problemas de verdad...

Pareció recomponerse, o simplemente decidió dejar de apoyarse en la pared.- El tiempo corre...yo que tu, no dejaría que las manecillas corriesen demasiado.- Se despidió con la mano, girándose para marcharse- Ah, y...el otro está en la azotea, medio muerto. 

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11/02/2018, 22:40
Lu

Bebió de sus palabras. Las integró, las interiorizó con todo el daño que ello conllevaba y la sangre hirviendo bajo la piel... Pero supo que ahí había algo en lo que se equivocaba. Mucho. Y aunque sus últimas palabras hicieron que todo su cuerpo se tensara, se quedó clavada en el sitio. Había cosas que no iba a pasar por alto, por muy muerto o vivo o no-vivo que estuviera.

¡Eh! —llamó, gritándole para llamar su atención—. No fui yo quien se metió en problemas hasta quedar con la mierda hasta el cuello. Yo no puse a los vástagos tras nuestra pista ni le puse precio a nuestras cabezas. Así que no me vengas con superioridad moral ni con el cuento de 'yo no vendería a mi sangre'. Gwilherm y Aura están vivos. Contigo estaríamos todos en la cuneta. Yo cargo con mis responsabilidades, no con las tuyas. Gracias por el aviso.

Y cerró de portazo. Al muy imbécil. Joder, cómo lo odiaba en aquel momento, pero no se permitió dos segundos de más sostenidos en aquella conversación. Gwilherm. Dónde cojones estaba Gwilherm, se preguntó mientras echaba a correr hacia el balcón, dando la luz de camino. Llamó su nombre repetidas veces, pero allí no había nadie. No fue hasta que se quedó parada en el sitio, apoyando las manos sobre la cabeza, que cayó en la palabra azotea. Miró hacia arriba entrecerrando los ojos. ¿Y si se había caído de allí? ¿Qué cojones había pasado en aquellas horas en blanco que estaban ausentes en su memoria?

Regresó al salón haciéndose con el botiquín de emergencia que guardaba en la cocina. Llaves. Teléfono. Botiquín. Después de un repaso de varios segundos echó a correr descalza, en chaqueta de cuero y vaqueros, para dar con Gwilherm.

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12/02/2018, 12:46
Director

Subiste a la azotea por la cancela comunal que debería de estar cerrada pero que estaba abierta...y destrozada. Había algo de sangre por las escaleras, apenas un par de gotas, pero no había en el pasillo, ni cerca del ascensor...ni en la casa habías visto. Tres escalones mas arriba una marca ya amarronada de una mano, justo en el giro para seguir ascendiendo. Aun así, había algo que te molestaba, y era que el olor de Julían no se te terminaba de ir, era persistente, cansino, agotador. Tus instintos seguían gritándote, avisándote de que algo iba mal. Muy mal. 

La puerta se abrió con facilidad, dando con un lugar abandonado donde no subía nadie, porque no tenía nada. Era feo y sucio, los pisos eran infinitamente mas lujosos. Buscaste con la mirada en esa planicie de cemento armado pintado de oscuro por encima solo para dar con Gwilherm sentado en uno de los bordes del edificio, mirando a lo lejos la ciudad, encorvado apoyándose en una de las salidas de aire que le servía de reposo. 

Cuando te acercaste un poco más, viste que la sangre, no solo estaba en sus manos, si no que recorrían sus mejillas como lágrimas ya secas, como moquera de nariz por la misma, como saliva de su cuerpo desprendida por la comisura de sus labios. No estaba consciente y lo que tenía...bueno...ese botiquín no lo iba a ayudar demasiado. Parecía algún tipo de infección o enfermedad. 

 

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12/02/2018, 18:36
Lu

Corrió como alma que lleva el diablo, como si la vida se fuese a escapar volando por aquella azotea que arañaba los cielos ennegrecidos de Sevilla. Un lugar que los había mantenido elevados, lejos de la inmundicia, desde donde las luces mortecinas de la ciudad se extendían como un lago sin fin hasta donde la vista alcanzaba; una visión onírica y emponzoñada que cuando de noche miraba con detenimiento, siempre le abría viejas heridas. Pero por un tiempo infinito y demasiado corto, habían podido vivir en paz.

¿Gwilherm? ¡Gwilherm!

Apestaba. Arrastraba aquel hedor nauseabundo que atestaba su nariz y sus sentidos. Y lo recordaba de algún lugar, quizá, o tan sólo de un sueño podrido de los que siempre luchaba por despertar. Su mundo se estaba cayendo a pedazos, ¿y para qué? Su Galliard. El bar. Tatiana. Ángela. ¿Quién más podía caer en una misma noche?

¿Dónde…?

Sus ojos oscuros repasaron el lugar de punta a punta, pasando por alto su cuerpo la primera vez. Giró sobre los talones, nerviosa, oteando las oscuras sombras hasta que reparó en él. ¿Cómo había llegado allí? ¿Qué era la sangre? Los pasos la llevaron de dos zancadas hasta él, contemplando su rostro tintado de surcos resecos en una mueca de horror. No eran heridas. Era… Fue entonces cuando todo empezó a ir más despacio, como si le costase responder. Llamó su nombre, arrodillándose a su lado tomando su rostro entre las manos. ¿Qué había hecho? ¿Qué…? La garganta se le cerraba, atenazada por esa misma sensación opresora que tantas veces la perseguía. La había sentido la noche que entregó a Julián, y también cuando Aura se marchó. No podía respirar; no le llegaba el aire; no había aire suficiente en toda la ciudad como para llenar sus pulmones. Las imágenes de todo lo que estaba pasando comenzaron a pasar como una cascada de fragmentos frente a ella, sin sentido, sin orden, sin causa. Aquello no podía estar pasando.

Abrazó su cuerpo intentando levantarlo, doblándose en el intento. No había nada que ella pudiese hacer, no así. Se le resbalaron las lágrimas por las mejillas, calientes y saladas. Pero no se dio cuenta hasta casi medio minuto más tarde, donde el desespero empezó a remitir para dejarle pensar. Entonces sacó el teléfono, restregándose la cara, para llamar a urgencias. Tenía que poner orden.

Joder. Te dije que no te podías morir —masculló entre dientes mordiéndose las lágrimas mientras trataba de marcar el número sin soltarle—. ¿Por qué no me haces caso una maldita vez?

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12/02/2018, 18:42
Gwilherm

Abrió los ojos, los abrió mirando a un punto finito donde no había nada cuando lo intentaste levantar. Intentar es una mala palabra, en situaciones como esta, donde puede llevar al lado mas oscuro posible. Tu cuerpo y el suyo bailando al son de la gravedad de aquel cuerpo que pesaba demasiado. Casi, casi viste como los dos caíais más allá del edificio, como en un mal sueño. Solo que esto distaba mucho de ser un sueño. 

Lo dejaste donde estaba, mientras intentabas marcar una y otra vez el número de emergencias, siendo atendida por una mujer con voz tranquila y terriblemente lenta que procuraba tranquilizarte "Por favor indique su situación, dirección y que es lo que ocurre" Casi querrías arrancarle la yugular de un mordisco. 

Tu mirada pasó por el cuerpo del que había compartido algo mas que tu tiempo, mientras el pestañeaba con una sonrisa extraña que se formaba lentamente- Hija de...puta- la voz ronca, apenas un murmullo ahogado mientras ladeaba el rostro hasta encarar el cielo, el mismo que yacía desprovisto de estrellas por tanta luz que os cegaba en aquella maldita ciudad. No estaba del todo consciente, lo notabas por como entrecerraba los ojos, como si intentase encontrar realmente un sentido a todo aquello. 

Algo cálido...algo cálido y de sabor ferroso en la boca. Un olor conocido. Una breve mirada abajo y viste que la sangre era nueva. Tuya. En tus manos, en tu rostro, las lágrimas que sin darte cuenta casi, habían rebosando de tus ojos cansados , machacados por el dolor y el peso de tu pequeño mundo, manchando todo lo que había a su paso. 

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13/02/2018, 00:01
Raphel

Cuando mencionó a Fletcher me pareció que también supuraba odio por aquel personaje. También por él. Con un suspiro, me dije que últimamente JP parecía odiar a todo y a todos. Seguramente siempre fue así desde que la conocía. Tal vez desde siempre. Desde que estaba condenada en esa estúpida silla, sin duda. Pero a mí nunca me molestó. Ni me preocupó en ese momento, pero el simple hecho de ser consciente de su amargura me inoculó una dosis extra de malestar.

- Lo vi por Triana, cerca de un puente, en un callejón... - recordé a la mujer que me llevó hasta él, y también al chófer, pero estaba seguro de que JP no quería más detalles de los imprescindibles así que acorté mi versión cuanto pude. - La poli estaba llegando así que me largué. 

Me señaló con aquel dedo envuelto en baratijas y quise acariciarlo, besarlo, lamerlo. Me había llamado muchas cosas antes, pero jamás "comida". ¿Cómo responder a eso? ¿Cómo negar que no deseaba acabar con el alma de nadie? No quería acabar con la de madame Lu, desde luego. Aunque puede que ella no dudara en acabar conmigo. Para cuando volví al dedo que me señalaba, me advertía, me amenazaba... JP ya estaba girando su silla y me daba la espalda. 

Me ordenó que me fuera, y me fui. Salí del reservado y busqué una barra en la que servir una copa, como me había mandado. Porque necesitaba un trago, y vacié un chupito con avidez. Me ardió la garganta y entonces supe que la botella entera no iba a calmar mi sed, porque era otro trago el que ansiaba... Me sentí frustrado y tiré el vaso a un lado, se hizo añicos en un rincón pero la música apenas dejó que nadie se percatara. 

Avancé por el local, sin rumbo fijo, guiado solo por la búsqueda de los rincones más oscuros. Desesperado, titubeando, indeciso, erré por el pequeño laberinto de pasillos y salas en el que era incapaz de perderme, aterrado por todo lo que me esperaba más allá de aquel lugar, y acobardado por la verde ausencia de JP, que me había abandonado, o así lo sentí yo.

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13/02/2018, 02:11
Lu

Se desequilibró; casi se cayó, y quizá habría sido mejor que ambos se precipitaran al vacío dejando que sus cuerpo maltrechos se estrellasen contra el sucio y mugriento asfalto de aquella ciudad para zanjar todo aquello de una forma rápida e indolora. La caída final, la que llevaban tratando de evitar inútilmente todas sus vidas…

Pero no. Quedó de rodillas, abrazándole, intentando hilar frases con el teléfono sujeto entre la mejilla y el hombro mientras lo sostenía. Y se le resbaló, ambos, cazando el aparato antes de que diese contra el suelo de puro milagro, y agarrando a Gwilherm por el cuello. Entonces se dio cuenta de la mirada ida y azul y ensangrentada del Galliard, de aquel iris grisáceo lleno de infinitas vetas y matices sobre el que la luz pálida de la luna incidía inundando sus ojos de una claridad azul. Unos ojos a los que nunca había prestado demasiada atención, y eran preciosos; una visión desgarradora. No sabía cómo, pero le había fallado.

E-es Gwilherm. Está enfermo hay, hay mucha s-sangre y… —tartamudaba atropelladamente, intercalando el nombre del edificio y la palabra azotea, tratando de poner el altavoz para no tener que usar las manos. Mencionó la palabra garou y sangre y ambulancia y de nuevo el edificio y sangre, mucha sangre. Su voz llegó como un hilo quebrado que apenas se sostenía junto. ¿Se lo había dicho a ella? ¿Se lo estaba diciendo a ella?—. N-noche. No. Quédate conmigo, abre los ojos.

Lu temblaba como si fuese la noche más desolada del invierno más devastador, y el teléfono se le volvió a escapar de la mano. Esta vez no se molestó en recuperarlo, escudriñando el rostro de Gwilherm con cientos de miles de preguntas y el terror ahogándola cada vez más. Susurró por favor, lo siento, e hizo aquel gesto que él había hecho al principio de la noche, pegando su frente a la suya quedando cerca, tomando su rostro con ambas manos, respirando sobre su boca ya sin verle.

¿Quién, Noche? ¿Qué está pasando…? —lloró, esperando una respuesta que no iba a llegar.

Pero ya nada importaba porque lo único que deseaba con la fuerza de cien huracanes era que no se muriera, que no la dejara sola. No quería ser la última. Siempre le había aterrado la posibilidad de quedar en pie, la última en la batalla, rodeada de los cadáveres de todos los que habían significado algo. Y allí estaba, Gwilherm desangrándose y el resto, muertos, olvidados, perdidos en un resquicio de la memoria alargando sus manos largas, huesudas y podridas diciéndole que podría haber hecho más por salvarles. ¿Y cómo podía perdonárselo? ¿Cómo podía mirarle a los ojos y no decirle ‘lo siento’?

La sangre llegó y por unos instantes ni siquiera se dio cuenta de que no era suya, hasta que el líquido empezó a recorrer su garganta, espeso como la crema y metálico. Se restregó la boca y para cuando quiso darse cuenta de que le estaba pasando lo mismo, había empezado a toser, atragantándose con su propia sangre. Los goterones caían sobre su piel, sobre la piel de Gwilherm y la ropa y el suelo. Se estaba muriendo. Aquella realización le asestó un embite brutal e implacable contra el pecho, robándole el aire que no le llegaba, y la sangre atragantándose en su garganta, y su mundo cayéndose a pedazos. Algo dentro de ella colapsó, quedando completamente en blanco mientras abría la boca intentando llevar vida a sus pulmones. Los sonidos de la ciudad se deshicieron dejándole un rítmico retumbar en los oídos. El dolor, hueco y hondo, se alzaba con cada intento como un hierro que apresaba su pecho. El rostro de Gwilherm se emborronó bajo una tela carmesí que nunca debería haber existido. Era pánico. Le estaba dando un ataque de pánico. Se dejó caer a un lado, o quizá le falló todo. Se había acabado. Iban a morir allí.

Lo supo por unos instantes. Y después algo se sobrevino.

Quizá fue el mero instinto de supervivencia. Quizá esa fiera tenacidad y tozudez a dejarse matar. Quizá que había algo que le importaba más que ella misma, personas que dependían de ella y que, si se dejaba morir, morirían con ella. Julián había dicho que tenía que sacarlos de allí o iban a morir todos. Si se moría, si se quedaba allí tirada incapacitada por el pánico, todo lo demás ganaba. Ella era una luchadora, una superviviente. Donde había viva había esperanza, joder. Y de repente, como un jarro de agua fría, recordó que era una puta garou y que su forma de guerra aguantaba ser estampado con un trailer. Así que si había alguna forma de salir de allí, era esa. Cerró la boca, volteándose en el suelo para quedar bocabajo y no ahogarse con su propia sangre, y buscó en su interior a la loba que llevaba demasiado tiempo adormecida como para aullar con fuerza propia. La notó moverse apenas, hurgando en aquella forma para pasar a la siguiente. Pudo sentir el inicio, aquella electricidad que sacudía su cuerpo levemente antes de el cambio, pero el miedo, el pánico, estaba siendo más fuerte que la Rabia propia. Su mundo se caía a pedazos y no podía sacar a la bestia que llevaba dentro. Se aferró a eso, a la impotencia, al desespero del colapso que estaba ocurriendo a su alrededor y la incertidumbre de si a la salida del sol iba a quedar algo en pie. Esa era la clase de emociones que alimentaba la Rabia, la necesidad de superación, de salir adelante ante las dificultades más extremas. Empezó a hurgar, a hundirse en sus propios miedos y terrores, en las dudas y el peligro... Y así apareció el monstruo. 

- Tiradas (2)

Notas de juego

Vale, he tirado leyendo en base a lo que había en el link (no he tirado en Oculto porque en este caso me parece un poco chorra y necesitaba la info para el post). Sin embargo, no recuerdo yo que fuese una tirada extendida. También pone ahí que puedo gastar Rabia para completar la acción antes de que acabe el turno, lo que me resulta raro porque esas cosas se declaran antes, no después... Me gustaría que me dijeses qué manual (edición) estamos usando de referencia para mirar bien cómo va lo del cambio y así dejármelo apuntado y listo y sin confusiones.

Igualmente, si me toca volver a tirar, paso. Gasto Rabia y cambio automáticamente. Si quieres que siga el post con el cambio, me dices.

PD: Lu acaba de hacer una búsqueda espiritual para dar con su naturaleza primaria, que da la casualidad de que es Superviviente xD No me he dado cuenta hasta que lo he releído.

Cargando editor
14/02/2018, 19:10
Director

¿Hacía cuanto que no veías con esos ojos el mundo? ¿Que no lo olías? Una parte ya daba igual, porque sabías que algún fin estaba cerca. Notabas como algo peleaba, algo luchaba y por debajo de eso, un olor que iba mas allá de la podredumbre de Julían o tu sangre, incluso que la de él. 

Wyrm. 

Estabais infectados, y aquella sería una batalla que no se terminaría hoy, ni mañana, y puede que nunca acabase. Los primeros retazos eran de tu compañero, que presentaba el olor de la miel engañando lo que había debajo. El llevaba mas tiempo así, lo podías ver en sus venas, como palpitaban en consonancia llenando su corazón del icor negruzco que tantas veces habían dicho que odiaseis. ¿Había sido ese el pago? ¿Vuestra esencia? ¿Vuestra razón de existencia? Poco a poco dejaste al menos de ahogarte en tu propia sangre. 

Recordabas antiguas leyendas de enfrentamientos internos, donde el garou debía mantenerse siempre en la linea recta para evitar ser atrapado por aquello contra lo que luchabais. ¿No merecías tu más ese dolor que él? El solo se había mantenido a tu lado, procurando mantenerse algo apartado. Una parte de ti quería matarlo, porque sabías que al final, su final sería el mismo. Más, cuando tus dientes estaban demasiado cerca de su cuello recordaste unas palabras dichas no hace demasiado.

 "Y como te mueras, te juro que voy a ir donde los que quieran que han resucitado a Tatiana y te voy a traer de vuelta para mandarte al puto infierno yo misma. Así que quedas avisado."

Tu voz resonó en la poca conciencia que te quedaba, arrancando la misma sensación de miedo al ver a Gwilherm en la azotea, y el miedo fue el que te hizo recular. ¿Merecía la pena luchar contra eso? ¿Merecía la pena aferrarse al último de la manada aunque eso supusiese la propia violación de la misma? 

"Es lo más bonito que me han dicho en mucho tiempo, aunque peligroso, y traerías a un engendro, pero..."

¿El ya lo sabía? ¿Cuanto tiempo llevaba camuflando su olor? O más bien ¿Cuando había dejado de importarte el mundo?

Cargando editor
14/02/2018, 19:35
Director

Notas de juego

al final como que no pude...-.- 

Viendo que el pj se va a la barra tírame un 1d100 de suerte a ver si ve o le pasa algo interesante en la noche.