Partida Rol por web

La nave surcaba en silencio el espacio cercano al Cinturón del Monopolio, espiado únicamente por la tenue luminosidad de Esh, que parecía ser consciente de todo lo que sucedía alrededor de su órbita. Una luz que deseaba desentrañar quién estaba a bordo de aquella embarcación sin rumbo fijo.

Hacía días que habían dejado atrás las cercanías de Mishpacha y, desde aquel momento, ninguna otra nave se les había cruzado en el camino. Y parecía que a todos los miembros de tripulación les parecía bien aquella situación. Por un motivo u otro, buscaban tener un tiempo para acabar de encajar en aquel curioso grupo de razas, orígenes y deseos diversos.

Algunos se encontraban realizando mantenimiento y mejoras en destartalada nave que habían adquirido, otros haciendo repaso de su equipo, otros bajo la supervisión de los controles de la nave e incluso alguno, descansaba imaginando qué les deparaba el futuro.

Una señal por el intercomunicador interno, alertó a todo los miembros del grupo que se personaran cuanto antes en la zona de pilotaje. Y, como si de una señal telepática se tratase, una misma pregunta fue presente en todos y cada uno de ellos. "Quién demonios quería hablar con ellos?".

En cuestión de minutos, fueron llegando a la sala de pilotaje que mostraba consolas, pantallas, mandos y un ventanal frontal donde se podía divisar el extenso cinturón de asteroides.

Sin mediar palabras, y cuando todos fueron presentes, Zephyrus pulsó un botón de la consola de comunicación, activando un mensaje holográfico de color azulado. En aquella imagen parpadeante y ligeramente distorsionada, aparecía una mujer elegante y atractiva, pero con una mirada fría y distante. Se mostraba segura directa en sus palabras. Sin lugar a dudas, se trataba de una ejecutiva Corp.

-Mi nombre es Natascha. Necesito sus servicios para llevar a cabo un trabajo... algo especial. Creo oportuno que tratemos de este encargo, así como de los importantes beneficios que podrían obtener, de forma personal. Les espero en la estación Valkirian en el plazo de 3 días. Las coordenadas y hora de encuentro las encontraran en este mismo mensaje. En caso de no aparecer a nuestra cita, pasaré este suculento trabajo a otro grupo interesado en él.

Y sin dejar tiempo para más, la imagen se difuminó dejando otra vez la sala de pilotaje de la astronave bajo una ligera luz misteriosa, así como un silencio que solo se rompería tras asimilar el contendido de aquella oferta.

Pese a llevar ya un año fuera de su mundo natal, Solun seguía sintiéndose extraña en aquellas naves hechas de metal. Acostumbrada a la biotecnología de su especie, donde las funciones más comunes eran llevadas a cabo por organismos vivos (desde los enjambres de aracnoblatos que producían tejidos similares a ropa hasta los árboles carnosos cuyos frutos bioluminiscentes proporcionaban claridad durante la noche), la fría y aséptica naturaleza de las máquinas la desconcertaba y, en parte la frustraba. La fascinación de los difuntos Arcontes y sus hijos por las máquinas humanas era un claro ejemplo de la locura de sus sociedades, y una de las principales razones por las que habían perdido la Guerra.

Avanzó por el pasillo en dirección al puesto de mando, pisando el suelo metálico sin apenas pestañear. Concebida como un enlace entre la Corporación y Nephilim, la apariencia humanoide de Sonul ocultaba la psique tan peculiar que se encontraba impresa en sus genes. Capaz de adaptarse a diversas situaciones, había embarcado en aquel pobre transporte como asesora respecto a biotecnología, ya que pese a que el conflicto entre los Hijos de los Arcontes y los de X'ion había terminado, quedaban demasiados restos del ejército dispersos en el vacío del espacio que podían resultar demasiado peligrosos para una nave de exploración. Aquellos despojos de nephilim podían venderse a buen precio, ya fuese a las diversas empresas biogenéticas de la Corporación, o a alguno de los muchos Purasangre Devwi-Ich que ansiaban adelantarse en la carrera evolutiva contra sus hermanos y rivales.

Tras llegar al puente de mando, observó al mercenario de la Legión pulsar el botón, dando lugar a un holograma. Observó a la varghati de a bordo, Jenna Walker:

-¿Un contacto suyo, Ms. Walker?

Andrew se enjugó las gotas de sudor de la sien. No era por el esfuerzo, ni siquiera era una situación estresante. Simplemente, en la sección de ingeniería hacía calor. Siempre hacía calor. Ya llevaba varias horas enfrascado en las reparaciones. La planta de potencia y los reactores habían resultado dañados en el último enfrentamiento. Habían podido escapar casi por los pelos, y sólo porque la otra nave había resultado tan dañada que continuar con el combate habría sido un suicidio.

Las reparaciones de emergencia, o más bien los parches en el reactor, que les habían permitido redirigir suficiente energía a los motores y escudos como para poner espacio de por medio, ya habían sido retirados y el reactor completamente reparado. Desde luego había sido la prioridad. No hubiera sido agradable que el reactor estallara. Al menos con ellos dentro. Ahora, sólo faltaba el último toque para finalizar la reparación del motor. Agarró la enorme llave con las dos manos. La alzó. Y descargó un tremendo golpe contra la pieza del blindaje anti-radiación. Sonrió. Cuando decía "último toque", lo decía literalmente.

Estaba seguro de que el estruendo se había podido oír en toda la nave.

Se llevó la mano al comunicador cuando éste vibró para indicar una señal entrante. Llamada al puente, comunicación entrante. Secándose de nuevo el sudor, dejó la herramienta en su sitio y se encaminó al puente de la nave. Escaló y se deslizó por las entrañas de metal. Le gustaba estar por allí. Era como las colmenas de su hogar.

Abrió el panel de acceso para salir a los pasillos de la nave y se quedó paralizado. Sonul, la nephilim, acababa de pasar en dirección a su mismo destino con el paso de una criatura sin alma. Dejó que pasara, observándola con los ojos entrecerrados. Aunque como tecnobióloga, sus intereses eran comunes, no terminaba de fiarse de ella. En lo más profundo de su ser, los recuerdos de sus ancestros, hacían que le diera escalofríos.

Cuando dobló la esquina del pasillo, Andrew se deslizó, manteniéndose agazapado un instante, hasta que estuvo seguro de que la nephilim no volvería. Entonces siguió su camino.

- Los motores están al cien por cien - anunció mientras se sentaba en una de las consolas libres.

Jenna ya había llegado a la sala de control para cuando el resto entró. No era raro, pues su camarote era el más cercano y ella pasabra gran parte del tiempo en él, encargándose de hacer negocios y cerrar tratos a distancia haciéndose uso de su equipo de visores y del pequeño dron que siempre la acompañaba y que portaba una pantalla táctil.

Y para variar, se encontraba como siempre pulsando dicha pantalla, mientras frente a sus ojos brillaban luces difusas que desprendía su visor. Desde fuera la holografía no parecía tener sentido, pero ante Jenna se formaban gráficos, textos y cualquier otra imagen con completa nitidez. Tampoco fue sorprendente encontrarla luciendo un vestido pulcro y perfecto, de aspecto muy caro y de corte ceñido, y con su hermoso cabello oscuro recogido en un severo moño.

En cuando notó que no estaba sola, pulsó unos botones en la pantalla del dron y las luces frente a sus ojos desaparecieron. Miró a los demás, con indiferencia en la mirada pero una cálida sonrisa en sus labios. Siempre había sido extremadamente respetuosa y educada con todos, incluyendo al kaltoriano, y aunque mientras se trataba con ella lograba hacer sentir cómodo a quién fuese su interlocutor, al terminar de hablar con ella y marcharse siempre quedaba aquella sensación de que había obtenido mucha más información que la que ella misma había dado.

No dijo nada, y esperó pacientemente a que se reuniese todo el mundo y a que se reprodujese la grabación.

Observó en silencio y con gran seriedad, y tras el visionado, Sonul le preguntó por la corp del mensaje. Jenna negó con la cabeza.

-Lo lamento, me temo que nunca he tenido el placer de conocerla. -dijo muy seriamente, pero algo más le corría en la mente, toqueteó su dron y de nuevo las luces aparecieron frente a sus ojos, comenzó a pulsar teclas en el dron mientras miraba los datos del mensaje en la consola de la nave- Recomiendo desconfiar de éste mensaje. -dijo sin dejar de trabajar. Las luces se apagaron y se nuevo se centró en el grupo- Si bien los datos sobre la estación Valkirian son correctos, se dirige a nosotros de forma demasiado genérica. Es probable que sea un mensaje automatizado que se lanza a todas las naves de la zona... o no. Pero... ¿Por qué nosotros? Y... ¿Quién va ofreciendo grandes beneficios a terceros, en lugar de conseguirlos íntegros y directamente, si no es que hay un gran riesgo... o es una estafa? -miró de nuevo la consola- Usualmente no dudaría ni un instante de que es un cebo de unos corsarios, pero en éste caso el orígen de la señal parece la estación misma... -se encogió de hombros- Si lo deseáis podemos cambiar rumbo y ver por nosotros mismos de qué se trata, pero aconsejo que seamos precavidos.

El instinto de acción pareció latir con fuerza en Zephyrus. El simple hecho de tener algo que hacer, y no perder las horas en aquella navesin hacer nada, le pareció más que suficiente al mercenario.

Eran ciertas las sospechas de Jenna sobre la posibilidad de que aquel mensaje fuera generalizado a más de una nave. O puede que fuera algún tipo de trampa de corsarios, como también presentaba la Corp. Pero solo existía una manera de descubrirlo y era dirigirse hacia la estación Valkirian y saber a ciencia cierta si aquel mensaje era un engaño o no.

Aunque existía otra posibilidad...

-Andrew, puedes escanear en la consola si este mensaje ha sido enviado a otras naves o si solo lo hemos recibido nosotros? Puede que, de esta forma, salgamos de dudas.

Zephyrus estaba decidido a dirigirse a las coordenadas que aparecían en el la pantalla, tras el mensaje de aquella tal Natascha. Pero como buen soldado, sabía que la ventaja y el estar preparado para cualquier imprevisto era un tanto por ciento elevado de salir airoso de una situación comprometida.

Las habilidades de programación de Andrew estaban más orientadas al funcionamiento de los dispositivos a los que echaba mano, que a la búsqueda de información. Sin embargo, se volvió hacia la consola mientras se rascaba las orejas.

Por algún lado tendría que empezar, así que analizó los paquetes de datos para determinar la fecha y lugar de origen. Seguramente, el mismo mensaje no se habría enviado a la vez a diferentes destinatarios, pero no pasaba nada por comprobarlo. Teniendo esa información, tendría una forma de poder acotar la inmensa cantidad de información que podría ser interceptada para su análisis. Y, a partir de ahí, podría comparar el emisor y el contenido desde esa fecha a horas y días anteriores y posteriores con los mensajes que hubieran salido en el origen.

Sonul asintió a las palabras de Jenna y escuchó con atención lo que comunicaban el resto de sus compañeros. Se sentó en una de aquellas extrañas pero cómodas extensiones de la sala que hacían las veces de sillón, esperando a ver qué salía de todo aquello.

-Sea o no una señal para todos, nuestra situación actual impide otra forma de actuación que la de acudir a ella. -se estaba refiriendo obviamente a la escasez de fondos necesarios para mantenerse a flote.

La nave necesitaba un mantenimiento que no se podían mantener sin ingresos, y tras la debacle ocurrida en la (primera) misión, estaba claro que iban a necesitar créditos. Todo aquello la fastidiaba un poco: en la sociedad Nephilim no existía el dinero, sino que todo se basaba en la coacción, la servidumbre motivada por la supervivencia y la eficacia. Si alguien quería algo, simplemente lo ordenaba o suplicaba con respeto a su superior en la cadena alimenticia. Sin embargo, los Corp habían inventado un concepto nuevo: el dinero. Una tecnología rara, basada en el concepto de recompensa inmediata en lugar del miedo, por el cual se podía obtener el resultado deseado simplemente transfiriendo recursos. Aquello la repugnaba, pues violaba todo lo que le decían sus instintos, y la misma idea de verse obligada a hacer algo por alguien de rango inferior hacía que tuviera que controlarse. Sin embargo, su amo y el mismo Devwi-Ich habían ordenado que debían colaborar con las otras especies, así que Sonul había tragado e intentaba integrarse dentro de aquella nueva coalicion abanderada por los Corp.

-Recomiendo acudir inmediatamente, aunque con cautela. Si es una señal para todos pero es una oferta válida, cuanto antes lleguemos, más ventajas tendremos sobre otros competidores, y si es una trampa, podremos hacernos con sus recursos.

Mientras Sonul daba parte de la importancia de aceptar aquel encargo, Andrew tecleaba la consola intentando averiguar algo más sobre aquel misterioso mensaje.

La nephilim no estaba nada equivocada en lo positivo que sería para ellos aceptar y tener éxito en aquel trabajo, ya que la Suzaku presentaba algún que otro desperfecto en el casco y sistema de propulsión. No es que fuera algo muy importante, pero todos sabían de la importancia en tener una astronave en condiciones. Aquella era su casa, su vehículo para desplazarse de un lugar a otro y la manera de escapar de algún que otro problema.

Nadya se mantenía en silencio, pensativa. Finalmente decidió a secundar la idea de Sonul.

-Estoy de acuerdo con ella. No perdemos nada en acercarnos hasta Valkirian e investigar alguna cosa más sobre esa tal Natascha y su oferta de trabajo. Pero con mucho cuidado y sin llamar la atención.- EStas últimas palabras las pronunció mirando a Jenna de forma intencionada. Tener a una Corp tan "exuberante" en el grupo no siempre podía ser positivo, según la exploradora.

En ese momento, la pantalla frente a Andrew ofreció algo más de información sobre el mensaje. No era gran cosa, pero podía ser de utilidad.

El mensaje había sido enviado escasas horas. Por lo tanto, descartaban la posibilidad de que fuera uno de aquellos "mensajes perdidos" que a veces vagaban por el espacio. Sobre si había sido enviado a más de una tripulación, el kaltoran no consiguió desentrañar nada más.

Ahora era momento de poner ruta a la estación Valkirian o buscar fortuna en otros lugares.

Jenna asintió a las palabras de Zephirus y observó silenciosamente cómo el kaltorano tecleaba líneas y líneas de código en la pantalla. Ella apenas tenía nociones de programación, así que apenas podía adivinar qué estaba intentando hacer por alguna palabra suelta que cazaba en la pantalla.

Sonul comenzó a hablar y Jenna se giró hacia ella. Asintió, la nephilim tenía toda la razón.

Entonces Nadya secundó las palabras de Sonul, agregando que sería bueno procurar no llamar la atención mientras le lanzaba una mirada, dejando clara su línea de pensamiento. Jenna decidió no pronunciarse al respecto y esperó en silencio a que Andrew expusiera sus resultados.

-Buen trabajo Andrew. -dijo con una de sus bellas y asépticas sonrisas. Luego se acercó al panel de control de la nave- ¿Entonces os parece a todos bien que cambiemos el rumbo? -preguntó antes de realizar la maniobra.

Andrew se encogió de hombros. La verdad, pensó, es que no esperaba descubrir nada más sobre el mensaje. Sobre todo estando tan lejos del origen. Para intentar algo más tendría que haber estado, al menos, cerca, si no entrar en el equipo personal de la tal Natasha.

- Si no vamos, llamará a otros - dijo al fin -. ¿Tenéis algo mejor que hacer?.

-Estoy de acuerdo con la propuesta de Ms. Walker. -se sentó en uno de los puestos de viajero de la nave y tecleó en la pantalla holográfica, que iluminó la piel gris de la nephilim. Al instante se desplegó un mapa tridimensional de la nave. -De todas maneras, iré a uno de los puestos de artillería de la nave más tarde, en caso de que sea una trampa. Avisadme por el comunicador de la nave cuando estemos cerca. Si no hay nada más que hacer seguiré con mis tareas. -Sonul se levantó y salió de la sala de mando.

Jenna asintió, y dado que Nadya ya se había expresado antes, se giró hacia Zephyrus.

-Somos mayoría, pero aún así también quiero escuchar tu punto de vista. -le dijo amablemente con una leve sonrisa, animándole a expresarse.

-Pongamos rumbo a Valkirian, pues.

Esas fueron las cortas y directas palabras del corpulento Zephyrus, para apoyar la propuesta de dirigirse hacia aquella estación espacial y ponerse en contacto con la Corp que les había hecho aquella "interesante invitación laboral".

Aunque en la mayoria de las ocasiones, y como buen soldado que era, Zephyrus estaba acostumbrado a recibir órdenes, le agradó saber que Jenna le preguntara su opinión. No hacia mucho que había dejado el cuerpo y se había iniciado en el peligroso rol de ser mercenario. Eso, en alguna ocasión, le creaba dudas y situaciones que desconocía como desenvolverse.

Pero siempre tenía un lugar donde poder relajarse y encontrarse con él mismo.

-Iré a la armeria a repasar nuestro equipo y a preparar todo lo necesario para estar preparados.

Y nuevamente, con aquel vozarrón grave que le caracterizaba, salió de la sala de mando para adentrase en las entrañas de la Suzaku.

Tras la unánime, aunque dudosa, decisión de aceptar aquel trabajo de la desconocida Natascha, la tripulación de la astronave puso rumbo a las coordenadas que se mostraban en la pantalla tras el mensaje holográfico que habían visualizado.

Según los cálculos, la Suzaku tardaría un par de días en llegar a Valkirian. Aquella noticia no desagradó al grupo ya que les otorgaba la posibilidad de poder averiguar alguna cosa más sobre aquella enigmática Corp. Inclusó podrían conocer si alguien más había recibido aquel mensaje o, por el contrario, eran los únicos conocedores de aquella "suculenta" propuesta.

Las 48 horas antes de llegar a la estación, fueron un intercambio de acciones sin aparente sentido: repaso de armas, reparaciones de la nave, descanso, alguna que otra conversación sin importancia... Pero todos notaban que algo nerviosos frente a lo que les esperaba en Valkirian. Y es que la curiosidad era una peligrosa compañera en aquellos momentos.

Finalmente, por los ventanales frontales de la Suzaku, observaron su destino: la estación espacila Valkirian.

Aquello era una enorme ciudadela que flotaba en el espacio!

Algunos de ellos se quedaron asombrados de la gran superficie de la estructura, basada en una gran cúpula superior, que realizaba las funciones de hangar, y de un extenso anillo metálico donde se albergaba la vida en Valkirian. La unión de estas dos mega-estructuras era un tronco central que conectaba la dos zonas y se responsabilizaba de los soportes vitales de la estación.

Por el sistema de comunicación escucharon una voz femenina que les reclamaba su atención:

-Bienvendidos a Valkirian. Para acceder a nuestro hangar, deben informar el nombre de la nave, los miembros de la tripulación y el motivo de su visita. Muchas gracias!

La estación le resultaba una maravilla a Andrew. Ver cosas como esa era uno de los deseos del Kaltoran. Estaba seguro de que se sentiría como en casa dentro de esa enorme mole de metal. Quizás a otros les pareciera claustrofóbico, pero para él sería como su hogar. Los estrechos pasillos y las celdas de colmena de las ciudades de su planeta de seguro serían mucho más pequeños que en la estación, que habría sido construida a medida del mayor tamaño, de comodidad, de los Corp.

- Deberíamos hacer caso y anunciarnos , jefa - dijo sin dejar de admirar la colosal construcción.

Sonul se pasó los tres días siguientes alternando entre su proyecto personal del microlabotario bacteriano de sus aposentos y rotando guardias en la sección de artillería y navegación como el resto de la tripulación, en caso de que alguna nave pirata hubiese interceptado la señal y estuviera al acecho. La tensión podía palparse en el ambiente y sus compañeros, e incluso ella misma se descubrió en su mismo estado, cometiendo algunos fallos que le costaron varios días de trabajo en el desarrollo de bacterias biolumínicas sensibles a frecuencias Beta.

Se encontraba frustrada por haber destruido varias muestras de cepas prometedoras cuando les llegó el aviso de la aparición de la estación. Levantándose, llegó hasta la sala de navegación de la nave y se sentó en uno de los respaldos. Asintió al comentario de Constantine y esperó a que la Corp se presentara como capitana de la nave.

Jenna pasó su tiempo intentando encontrar nueva información acerca de la misteriosa Natasha, así como ayudando en las distintas labores de la nave sin levantar una sola queja.

Ahora se encontraba reunida con los demás en la sala de mando, igual que hacía dos días. Ella observaba la enorme estación con fría indiferencia, pues ella no tenía la visión romántica que tenía su compañero kaltoriano. Ella, que se había criado en estaciones como aquella, sabía cómo sería su interior, aburrido, decepcionante y estrecho. Con algo de suerte estaría bien iluminado y todos los sistemas funcionarían adecuadamente.

La mujer asintió a la afirmación de su compañero, pese a que era algo obvio, y pulsó el botón del comunicador.

-¡Saludos estación Valkirian! Ésta es la nave Suzaku. Os habla la capitana Jenna Walker, y conmigo se hayan mis compañeros, Sonul, Andrew Constantine, Zephyrus y Nadya Suzaku. Hemos acudido aquí por asuntos de negocios. -dijo amablemente con una gran y bella sonrisa, para que su voz sonase más clara y amigable.

La respuesta de Jenna a la demanda de la estación Valkirian, fue acompañada por unos segundos de silencio que provocó cierta tensión en los componentes del grupo.

Zephyrus se mantenía callado, evaluando todas y cada una de las posibilidades de la Suzaku, para salir de allí con la máxima presteza en caso que las cosas se torcieran. Por su mente, siempre alerta, no dejaba de aparecer la idea de que aquello podría tratarse de una trampa, un engaño para poder asaltarlos y apresarlos por algún motivo sobre su última y oscura misión. Aceptar aquel último encargo había sido un error...

Al igual que el legionario, Nadya observaba detenidamente cada porción de aquella enorme estructura flotante. A saber quanta gente vivía en su interior! Y ese pregunta la inquietaba un poco. No le gustaban las aglomeraciones y sospechar que en el interior de la Valkirian estaría entre módulos habitáculo, oficinas, zonas comunes, repletas a rebosar de criaturas de diversas razas, no le parecía nada motivador.

-Adelante Suzaku, su nave ha quedado grabada en nuestro registro. Diríjase al hangar 21A-76. Buena estancia en Valkirian.

La voz de la controladora de la estación, rompió los pensamientos pesimistas de la exploradora. Era momento de entrar en aquella gigantesca bóveda metálica y atracar en el hangar que les habían indicado.

A medida que fueron penetrando en Valkirian, el grupo observaba por los ventanales frontales de la Suzaku, el animado tránsito de astronaves como la suya. De más o menos volumen, algunas entraban en los hangares y otras salían después de haber realizado reparaciones, abastecimiento o negocios con alguien de la estación.

Expectantes sobre lo que veían, dirigieron su nave hacia el hangar reservado. Al realizar el acople de forma limpia y delicada, los sensores de la Suzaku informaron que las compuertas podrían abrirse y dar el primer paso en el interior de la estación espacial.

Al salir de la nave, un amplio pasillo de paredes blanquecinas les daba la bienvenida. En una pantalla luminosa, se les informaba de las diferentes zonas de la estación espacial: Zona 1-hangar, Zona 2-ascensores/sistemas, Zona 3-Primer anillo, Zona 4-segundo anillo y Zona 5-tercer anillo.

Existía un ir y venir de Kaltoranos, Legionarios y Corp en aquella zona, siendo menos habitual la presencia de Nephilim. Nada preocupante, de todos modos. El variopinto enjambre de personajes, mostraba diferentes intereses en el lugar. Tal como habían imaginado, algunos parecían estar de paso y utilizar la Valkirian para reparar o repostar sus astronaves. Otros mostraban la determinación sobre el cierre de un importante acuerdo. Y algunos otros, no parecían ofrecer mucha confianza... o así lo presentaban sus frías y amenazadoras miradas.

Habían llegado con un día de antelación a la cita con Natascha y tenían en su poder las coordenadas del lugar donde debían encontrarse. Pero también tenían varias preguntas a las que no tenían respuesta. Era momento de decidir cual sería su próximo movimiento.

-Tenemos unas horas antes del encuentro con nuestro "contacto". -Nadya pronunció esta última palabra con cierta bajada de volumen en su voz. -Tenemos varias opciones: averiguar algo más sobre ella, reconocer el terreno donde se realizará la cita o... más ideas?