Partida Rol por web

La Noble Savia

II. Una parada para el señor Conde

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09/11/2014, 11:58
Narratoris

Al amanecer siguiente, el sol entraba por las ventanas de vuestra habitación. Algunos gallos de los corrales del castillo cantaban sin cesar, y supísteis que era hora de levantaros, de partir. Os vestísteis, os pertrechásteis para el viaje, y bajásteis a desayunar. Lo hicísteis con el señor conde en su primer desayuno, pero vuestro amigo Joan parecía el mismo, aquel que siempre habíais conocido para bien o para mal. La ausencia de don Sevastià entre aquellos muros era muy bien suplida por la joven y aguerrida figura de su hijo. Amén del conflicto terrenal que asomaba con su tío Miquel de Cartagena, parecía que el mandato del nuevo conde daría buenos frutos.

El conde don Joan estaba triste y a la vez alegre. Por un lado le agradaba ver parientes que apreciaban a su padre (aunque por él mismo hubiera sentido casi indiferencia por el poco trato durante los años), y por otro le apenaba (e incluso enfurecía por dentro) el tema del conflicto testamental. En el desayuno no se habló nada de eso. Sino que recordásteis algunas "batallitas" del pasado con el que entonces era el hijo y primogénito heredero de don Sevastià. También, aprovechásteis para contaros cosas los unos de los otros*.

Una vez acabado de alimentaros, os dirigísteis al patio de armas. Sin embargo, antes de cruzar la puerta de la fortaleza, doña Ana os detuvo.

Notas de juego

*: en este sentido, si no lo habéis hecho ya, sería interesante que leyérais las historias de cada uno de vuestros compañeros

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09/11/2014, 12:07
Doña Ana

Joan, hijo... -le dijo su madre acercándose por detrás, et que luego os miró al resto-. Habédeis de tener mucho cuidado en viajando sólo. Se qué aquestos hombres os protegerán con la suya vida, mas sois pocos para enfrentaros en batalla. Señores -os dijo ahora al resto-, traedme a mi hijo con vida y tendréis mi favor y confianza, os lo ruego.

Lejos de tener un aspecto triste y desamparado como el de ayer (debido a la disputa y tan a la vista de soldados y criados), doña Ana hoy parcía estar más serena.

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09/11/2014, 12:10
Joan de Guadalest

Tranquila, madre -le dijo el conde poniéndole la mano en la mejilla y acariciándosela-. Aquestos hombres no son sólo soldados, sino amigos. A alguno padre lo tenía en estima, asique no tenéis nada que temer. Et que los caminos de mi feudo -remarcó un poco ésto con la voz, para subrayar que ahora era todo el territorio SUYO- pocos bandido ha de haber, et que no se atreverían a amenazar a su conde.

La mujer quedó entristecida, pero nada reprochó a Joan de Guadalest.

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09/11/2014, 12:49
Narratoris

Una vez en el patio de armas, los mozos de cuadra os trajeron los jamelgos que habíais dispuesto en ellas a vuestra llegada al castillo, cuando la ceremonia de traspaso de poderes. A Roi Xordo se le encomendó el cuidado de una mula, la cual le transportaría, et poco más: que no valía para cabalgar a ligero paso o escapar de cualquier refriega persecutoria. Mas que nada era menos, et quedóse agradecido del detalle. A don Joan le trajeron su flamante corcel, sin armar en cuero fuerte o placas para disponerlo bien para el viaje.

Tres días anduvísteis de posada en posada durante tres noche, pues Guadalest y Cartagena distaban muchas leguas entre sí. Joan os informó que tardaríais a lo sumo, con trote suave de bestias, una semana. Empero que en el condado de Guadalest tenía muchas aldeas y posadas repartidas et que no hubo problema en reparar en ello. Todo corría a cargo del conde, el cual pagaba religiosamente. Efectivamente. Pagaba. Y es que no es por desmerecer a don Joan, mas que también os aconsejó (dicho suavemente como mandato y disposición suya) que no revelárais su nombre en ningún momento, pues ni sería aconsejable que por doquier corriera el rumor que el señor conde viajaba y poco acompañado, et que tampoco quería hacer llegar a los oídos de su tío Miquel su llegada. La razón de aquesto último era para poder sorprenderle y hacerle quedar desde un principio y a las claras la situación de su condado, sin posibilidad de que Miquel arguciara la reclama de lo que, según él, era también suyo...

Et que al quinto día de viaje nada raro sucedió, ni ninguna sorpresa andaban vuacedes de ser digna de ser contada por extraordinaria. Eso sí: no hubo por allí taberna o posada alguna, pues el territorio había tornado desde una jornada atrás en denso bosque, y aquel lugar no parecía ser muy ducho para el paso de viajes. ¿Donde dormir pues? Os preguntábais por dentro (y es que no sería lícito hacer dormir al señor conde en pleno suelo, acampando).

Et que en éstas estábais, algo ansiosos por no encontrar camastro y techo, cuando a lo lejos, a una media legua, divisásteis unas lucecitas, junto al linde del denso bosque. Parecía una pequeña aldea.

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10/11/2014, 05:58
Rodrigo Manrique

No debeis inquietaros mi señora- dijo a la Condesa tratando de aliviar su preocupación- pongo mi mano en el fuego que tanto mis compañeros como yo mismo, daríamos la vida por su hijo. Por ende sé que sois una mujer de fe; sabed que dios guardará nuestro camino y velará por nosotros.

Por fin se encontraban en el camino. Aunque estuviese acostumbrado a toda al pompa nobiliaria, como se sentía mejor era a las grupas de un caballo camino a la batalla. Bueno, en este caso no era más que un jamelgo y no se esperaba encontrar ninguna resistencia fuerte en el camino, pero el éspiritu era el mismo: camadería.

La quinta jornada de viaje parecía que la iban a pasar en la intemperie. Te dejaba los huesos hechos polvo pero las historias que se contaban alrededor de la hoguera solían ser entrañables. Ya cuando se había hecho a la idea de dormir al fresco vieron a lo lejos aquellas luces. Una aldea? Sería lo mejor. Aunque él estaba dispuesto a dormir donde fuera y el resto de sus compañeros también gozaran de salud y juventud, no se podía decir lo mismo de los equinos.

- Mirad, parece una aldea. Vayamos a ver si nos ofrecen refugio.

Notas de juego

Esto es un clásico de cuando ves una peli de terror: ' a que los protagonistas son tan tontos de ir a la aldea maldita?' Y allá van de cabeza...

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10/11/2014, 13:35
Padre Ramón Múrgula

- Quizás no sea más que una hacienda o como mucho un villorrio. A menos que me equivoque mucho, hermano - dijo Ramón volviéndose hacia Rodrigo.

- Ojalá que sus habitantes sean buenos cristianos y nos ofrecan refugio para esta noche. Vigilad sin embargo la bolsa y la garganta que esta puede ser tierra de bandidos, por larga que sea la mano del conde y justa que sea su vara de medir - dijo con respeto, volviéndose hacia Joan a quien esperaba no herir con sus comentarios, pues no parecía picajoso el joven.

- Mantengamos por tanto los ojos bien abiertos - a modo de ejemplo, desenganchó la ballesta de la silla y cogió un dardo de la aljaba. Aunque no tensó la ballesta sino que empuñada, la cubrió con su propia capa para que no pudiera ser vista por ojos indiscretos.

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10/11/2014, 16:40
Breixo Araujo

Ya está bien de bosquecitos, menos mal que el panorama cambia algo, se dice Breixo. Quizás les aguardase la posibilidad de dormir en un camastro en condiciones, bajo techo y con comida caliente. Aunque al pardo no le abandonaba esa tendencia a desconfiar de todo lo que apestara a humanidad, y para colmo el santiaguista expresaba el mismo resquemor. No se habían encontrado hasta el momento con bandidos ni nada que se les pareciera, pero quién podía asegurarles qué les esperaba en aquel nuevo escenario.

— Si allá hemos de encontrarnos con el Viejo Cabrón Cornudo, que nos halle con el buche lleno, vino en la mano y presto el acero —soltó Breixo con su típica sorna. Tocó el mango del cuchillo que ocultaba en su bota y dio una suave palmada al cuello de su resoplante jamelgo—. Allá vamos, pardiez, que seguro unas cristianas y bien dispuestas mozas tomarán cuidado de nosotros —y el pardo coronó sus palabras con una carcajada seca.

Notas de juego

Esto es un clásico de cuando ves una peli de terror: ' a que los protagonistas son tan tontos de ir a la aldea maldita?' Y allá van de cabeza...

De cabeza y sin frenos, jeje. 

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12/11/2014, 13:34
Joan de Guadalest

No, si tenéis razón -replicó Joan ante el comentario del Padre Ramón-. Largas son las tierras de mi padre et ahora las mías. Empero cuando comience a gobernar con mas cautela y paciencia, que limpiaré del condado las malezas y encerraré a los hombres que tan sólo piensen en el delito o la muerte, tenedlo por seguro.

No sabiendo a quíen se refería Breixo con lo de "cabrón cornudo", Joan hizo un gesto con la cabeza para avanzar hacia la pequeña población, pues se adivinaba, a cada paso y trote, cada vez más minúscula, tirando a aldea.

 

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12/11/2014, 13:35
Narratoris

Empero que en casi llegando a la población (ya era de noche), no habiendo ni recorrido la media legua que os faltaba, oísteis un crujir de ramas a un lado y otro de la vereda. También un entrechocar como de botas, una ligera carrera y unos murmullos. Rápidamente, y salidos como de la nada, posáronse delante de los vuestros ojos y sobre el camino un numeroso grupo de personas. Encapuchados. Todos ellos embozados con capa y capucha.

Eran unos quince hombres. Sí, quince, por lo que contásteis rápidamente en vuestra mente. Ninguno de los tales iba en caballo, sino todos a pie. Mas entonces, cuando detuvieron vuestro paso, comenzarona a rodearos. Os fijásteis que todos llevaban unos garrotes entre sus manos. Cuatro hombres contra quince. De formarse cualquier disputa a las puertas de aquella aldea, los hombres habrían de tenerlo muy difícil, aun siendo todos hombres de armas y hombres piadosos de Dios (bueno, casi todos).

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12/11/2014, 13:35
Encapuchados

¡BAJAD DE LOS CABALLOS! -os gritó uno de ellos con voz potente y despiadada-.

Notas de juego

Os tienen rodeados.

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12/11/2014, 16:37
Roi Xordo

Grande fue la sorpresa de Roi al encontrarse de pronto rodeados, y con la imperiosa voz del misterioso caballero obligándoles a desmontar. La indignación creció en el portugués.. 

¿Quién se había creído..? Y con garrotes.. ¡cobardes! 

No era momento para ponerse a pensar, el desenvainar un arma provocaría el inmediato ataque de tan furibundo grupo de encapuchados.

-¿Quén sodes? ¿Qué queredes? 

Mientras preguntaba, la mano de Roi se desliza suavemente hacia la empuñadura de su espada. También tantea la posibilidad de arrearle una patada a uno de los encapuchados cercanos a su montura.

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12/11/2014, 16:58
Padre Ramón Múrgula

El caballero miró al conde un instante buscando órdenes y al no recibirlas, con un gesto extrajo el cranequín de la bolsa de la silla y con un tirón del mismo y un chasquido mecánico colocó la cuerda de la ballesta en tensión y el dardo en el surco del arma. Hizo esto de forma mecánica, sin alterarse ni mostrar temor o nerviosismo.

- A fé mía señores que semejante demanda merece una explicación algo más profusa - dijo sin dirigirse a nadie en particular, ya fueran sus compañeros o aquellos extraños. Pero audible para todos ellos.

Sin duda aquellos quince serían más que suficientes para molerlos a palos a ellos cinco. Pero los caballeros contaban con sus monturas que quizás pudieran sacarles de tal cerco al precio de pasar por encima de alguno de aquellos encapuchados. Pues es conocido por los libros de historia que los hombres a pie han de hacer prieta piña si quieren enfrentarse a hombres montados sin que se les arramble.

Además, el sacerdote tenía gran fé en su potente ballesta. A buen seguro que no podría volver a recargarla en el fragor de una reyerta, pero, el hecho de poseer un sólo disparo, sería suficiente para que cada uno de aquellos homes se pensara dos veces ser el primero en levantar la mano contra ellos. Pues el valor en grupo se disuelve ante de la perspectiva de ser el primero en ser finado.

Musitando una plegaria al Divino Señor, Ramón esperó con la ballesta empuñada hora apuntando sutilemente a unos, hora a otros, a ver como se desarrollaban los acontecimientos.

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13/11/2014, 12:44
Rodrigo Manrique

Rodrigo desenfundo presto su espada. Sus enseñanzas le dictaban no mostrar piedad con aquellos que se desvian de los caminos del Señor.

Somos unos viajeros que tan solo buscamos refujio - dijo bien alto.  Sus palabras eran amables, pero su gesto dejaba claro que no iban a ser presa fácil- Por qué nos amenazais? Qué quereis de nosotros?

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13/11/2014, 17:16
Breixo Araujo

Y yo que quería una novedad en el viaje, aunque creo que mi concepto de novedad dista mucho de ésta que se nos presenta en este momento, tal era el pensamiento que cruzó por la cabeza de Breixo, que procuró disimular con un resoplido de hastío la alarma causada por la aparición de aquellos "considerados" encapuchados. 

Observando que sus compañeros recurrieron sin parpadear y solícitos a sus aceros y armas, Breixo juzgó que tal vez sería demasiado violento que él empuñara su hacha. Que lo mismo aquellos misteriosos hombres no eran más que pobres miserables apaleados que sólo buscaban parlamentar, aunque su idea de parlamento fuera con un garrote mediante. Así, el pardo quedó a la espera de los próximos acontecimientos, con la esperanza de no tener que ver derramada sangre, en concreto, la suya tan preciada.

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13/11/2014, 20:12
Narratoris

El conde de Guadalest, lejos de responder, estiró su mano entonces ante el violento desenvaine de Rodrigo Manrique, como requiriéndole que aguardase antes de formular batalla contra nadie. Empero que al hacerlo, quedose en el aire un desasosiego común, pues no articuló letra en su boca. El embozado que les habló también era paciente, quizá demasiado como para ser un bandido común (de aquestos que suelen pedir la bolsa, et que si no se la das ipso facto, llenan los hígados de acero en un santiamén). Tampoco respondió a las preguntas y requerimientos del padre Ramón, Roi o Rodrigo.

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13/11/2014, 20:12
Encapuchados

¿Vos conozco de algo? -dijo entonces el encapuchado al observar unos segundos a don Jofre-. ¡A fé mia que sí!

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13/11/2014, 20:13
Joan de Guadalest

¿Qué fe decís tener, hideputa -respondió ahora don Joan saliendo del letargo silencioso en que se había sumido por momentos-, cuando osáis interponeros así ante el señor al que debes pleitesía por sólo pisar esta tierra?

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13/11/2014, 20:14
Encapuchados

El tipo cubierto en su conjunto quedó petrificado, pensando (quizá, pues su rostro no se llegaba a ver) en las palabras de vuestro amigo le había dedicado. ¿Quién diantres era la figura que miraba? ¿acaso un noble del condado con el que habíanse topado por casualidad? El encapuchado miró a otro de sus compañeros, tapado también, como incrédulo por algo, hasta que sólo Dios sabe si reconoció a don Joan, hijo de Sevastià de Rugat, detenido frente a sí y rodeado por todos aquellos.

Con que vos sois... Ehh... sí ¡lo sóis! -dijo levantando las manos-. El hijo del conde... ¡el nuevo conde de Guadalest!

El resto de encapuchados emitieron al unísono un rumor de sorpresa, que viajaba de boca en boca y de susurro en susurro, sólo debajo de aquella capuchas negras como el azabache. El tipo que habló se quedó entonces sin saber qué hacer, por lo que don Joan, "jugándosela" bastante, se apeó grácilmente del caballo, haciendo volantear su capa en el aire y profiriéndole un temple señorial aún en plena noche. Una vez de pie, avanzó paso a paso con seguridad hasta el tipo, como sin miedo ninguno y con evidente enfado en su rostro (el mismo enfado que le observásteis el día anterior, cuando discutió en el castillo de Guadalest por lo de la herencia terrenal).

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13/11/2014, 20:15
Joan de Guadalest

Y en estando entonces frente a frente (la nariz de vuestro amigo casi se internaba ya en la capucha del tipo), comprobásteis que aquel embozado tenía una cabeza menos de altura que el conde, y que de no estar el resto de susodichos, don Jofre de Guadalest, heredero del magnífico condado, le hubiera dado justicia ipso facta allí mesmo.

¡Lo habédeis adivinado! -la boca del conde respondiendo al rostro tapado por oscuridad masculló las palabras expresiones lúgubres y perforantes, haciendo incluso escupir saliva de su boca-. ¡Et ahora dejad que yo adivine el vuestro rostro!

Y en éstas que el señor conde elevó rápidamente y con saña la mano hasta la capucha del tipo, destapándosela con un tosco y bastísimo tirón hacia un lado. Entonces evidenció el rostro de un tipo de unos veinte o veintidos años de ojos claros y grandes. Entonces, apelando a esta acción de sorpresa por su parte, don Jofre desenvainó con fiereza su espada, y ello provocó la reacción del encapuchado y el resto.

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13/11/2014, 20:26
Asaltante

¡¡Apresadle!! -vociferó el de los ojos claros refiriéndose a don Joan mientras huía unos pasos hacia atrás para dejar hueco a sus compinches-, ¡¡matad al resto!! ¡¡VAMOS!!

Claro que, en lo que tardó el encapuchado en decirlo y en lanzarse hacia Joan tres tipos, el de Guadalest, instruido por los soldados de su propio padre en los designios de la espada y la batalla, le otorgó al primero un mandoble en el pecho, luego se agachó a la par que abría el estómago al segundo aprovechando la esquiva y pataleó al tercero para clavarle, una vez en el suelo, la puenta de su espada en la garganta. Sin embargo, no pudo hacer más, pues cinco tipos se echaron a la vez sobre él, haciéndole caer y perder su espada en el suelo. Entonces comenzó a rodar bajo otros encapuchados intentando zafarse, pero si éxito, en medio de numerosos gritos.

Notas de juego

Bien, vamos a comenzar una batalla (ya que suopngo que peleáis, pues os van a atacar). Os voy a recordar el proceso (sacado de las reglas):

--Fase 1: Declaración: En esta fase se tira la iniciativa (Iniciativa=1d10+Agi++/- Mod. por armadura o hechizos). Una vez todo el mundo haya calculado su iniciativa, empezando por el jugador con la iniciativa mas baja, deberan decir que accion o acciones haran en ese asalto.

--Fase 2: Acción: Una vez declaradas las acciones se llevaran a cabo desde el que haya tenido la iniciativa mas alta a la mas baja. Asi el que tenga la iniciativa mas alta podra ser mas rapido y adelantarse o sorprender a sus oponentes. Se pueden hacer 2 acciones por turno o una accion extendida. Las unicas que se diferencian al resto son las acciones defensivas pues estas se pueden aplazar hasta que corresponda usarlas. En estas fases se hacen siempre 4 tiradas:

 

1. Tirada de lo declarado con el d100 (si hay tirada). Ejemplo: si ataco con espadas, tiro 1d100 con la dificultad de mi % en Espadas.

2. Tirada de daño (cada arma tiene un daño, el cual se puede ver en la tabla de armas de la escena de reglas)

3. Tirada de bonus al daño (si es ataque). El bonus va en función de vuestro valor en la competencia Usada. Por ejemplo. Si ataco con una espada, la COMPETENCIA usada es "Espadas, (HAB)". Como véis, Espadas depende de la CARACTERÍSTICA Habilidad. Bien. En este caso me voy a mi ficha, miro qué tengo en Habilidad, y con ese valor miro la tabla de bonus al daño en la escena de reglas. Allí, según el valor que tenga, mi arma hace más o menos daño. Ejemplo: con un 20 en Habilidad tendría +1d6 al daño, pero si tuviera 15, tendría +1d4. Recomiendo mirar dicha tabla, pues hay tanto bonus como malus, en función del valor que se tenga en las características.

4. Tirada de 1d10 para saber la localización del impacto (si también es un ataque).

 

--Fase3: Conclusión: la narro yo como director.

 

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COMENCEMOS TIRANDO INICIATIVA: 1D10+AGI.

(Recordad que debéis mirar las armaduras que tenéis , para ver si tienen malus en la iniciativa (por el peso)). POdéis verla en la tabla de armas que colgué en la escena de reglas.

NO OS AGOBIÉIS POR tanto mecanismo de juego, pues una vez comprendido es algo mecánico.

DUDAS AL OFF