Partida Rol por web

Profundo en el Caribe... Meleé Island

Un marinero entró apuradamente en el camarote del capitán Luís Alfonso de Anjou. El recién llegado, un tripulante pelirrojo y con la cara cubierta de pecas, se mantuvo en pie tembloroso hasta que el hombre que se encontraba sentado en una cómoda butaca tras la mesa alzó la vista.

- ¿Y bien? -preguntó el capitán.

El joven negó con la cabeza con el miedo reflejado en el rostro. Parecía a punto de echarse a llorar.

- ¿¡Cómo es posible que no le demos caza a ese desgraciado!?

Con una vocecilla casi imperceptible el marinero respondió.

- Su embarcación es muy... versátil.

Unos metros por delante del barco, una roída y pequeña tabla de madera arrancada de los restos de alguna embarcación surcaba las olas a toda velocidad.

- Su tripulante es escurridizo... -continuó el marinero -es inhumano.

Sobre la tabla de madera un pequeño mono mantenía el equilibrio sin mucha dificultad.

- Y además... está armado.

El mono surfeaba sujetando con ambas manos una cesta sobre la cabeza. De pronto, soltó una de las manos, la introdujo en la cesta y alcanzó una alcaparra que lanzó hacia una de las naves perseguidoras.

Luis Alfonso se dirigió al marinero con aire resignado.

- Está bien. Volvamos con la armada. Ya le daremos caza cuando lo encontremos PEOR equipado.

Las goletas, galeras y piraguas que lo perseguían dieron la vuelta trazando una amplia curva. Mientras tanto dos miembros de la tripulación perseguidora contemplaron con admiración al mono alejarse en el horizonte.

- Es el mejor mono pirata con alcaparras que he visto en mi vida -dijo uno de ellos.

En cuanto vio que sus perseguidores se daban por vencidos, el capitán Washington comenzó a saltar de alegría, sin embargo la alegría le duró poco, pues la aleta de un tiburón asomó unos metros por detrás de él. El mono remó todo lo que pudo, sin embargo, el tiburón lo alcanzó y recreándose en la vulnerabilidad de su presa asomó la hiperdentada y ultramusculada cabeza sobre la superficie del mar.

Resignado, Wash hizo inventario de los objetos que tenía y dado que la lista no era muy amplia optó por extraer una alcaparra de la cesta y ofrecérsela al tiburón. Este pareció pensárselo, no obstante, antes de que pudiera rechazarla otro tiburón surgió al otro lado metiendo un importante mordisco a la cesta entera.

Wash nadó sobre la tabla como nunca en su vida lo había hecho teniendo la suerte de que los tiburones parecían pelearse por dar caza al mono. Este remó en dirección al único trozo de tierra que tenía a la vista. Meleé Island.

------

Las últimas noticias que Wash había tenido acerca de la bruja vudú apuntaban a Monkey Island, de forma que echó un vistazo alrededor con un único objetivo en mente: Tengo que encontrar la forma de llegar a Monkey Island.

zzzzzzzzZZZZZZ

¡Ay! Pinchazo

zzzzzzzzZZZZZZ

¡Auuuu! Pinchazo

zzzzzzzzZZZZZZ

- Ehheeem.... bunnnehemmm....... goooaaaaaaah... ehembu -dijo Greg en un arduo esfuerzo por comunicarse con el mundo real.

¡Ah! Pinchazo

Yimbo se había encontrado a aquel hombre tirado cerca del muelle de Meleé Island y desde entonces se dedicaba a pincharlo con un palo para comprobar si seguía con vida o estaba muerto.

Pobre hombre, pensó al ver que daba señales de vida.

- Soy Bobbin, ¿eres mi madre? -preguntó Greg algo desorientado.

Comenzó poco a poco a tomar consciencia de la situación en la que se encontraba. Un chico negro lo pinchaba con un palo intentando reanimarlo sin mucha maña. Los recuerdos comenzaron a acudir a la memoria del hombre anuncio.

- No volveré a experimentar haciendo Grog a partir de las flores del bosque... -logró articular rascándose la cabeza.

Se puso en pie y comprobó asombrado que unos grilletes mantenían unidos su mano derecha con su pie izquierdo.

- ¿Cómo llegaría a esta situación? -se preguntó en voz alta.

Yimbo lo observaba en silencio sin decir nada. Greg echó una ojeada alrededor y alcanzó a ver la llave a un par de metros sobre una roca, sin embargo, cuando fue a buscarla en parte debido a la importante ingesta de grog modificado y en parte debido a sus peculiares andares, un fuerte mareo se apoderó de su cabeza y no pudo evitar vomitar sobre la roca donde se encontraba la llave. Instantaneamente esta se deshizo. Greg se sentó de nuevo en el suelo mientras Yimbo intentaba contener sin éxito una tímida carcajada.

- ¿Cómo demonios me voy a liberar ahora? -se preguntó Greg preocupado.

El sonido de los cañones resonaba en sus oídos con cada disparo que recibía su barco.

¡BOOOOOOOOM!

- ¡Han dañado el mástil de reserva de proa! -se oyó una voz desde cubierta.

- ¡Podemos sobrevivir sin eso! - respondió Nerea Jenkins a voz en grito.

Rosmando por lo bajo continuó buscando en un baúl el libro de instrucciones de los nuevos cañones que parecían negarse a disparar.

"Tienen que estar por aquí...", pensaba.

¡BOOOOOOOOM!

- ¡Se ha roto el sistema de evacuación de residuos!

- ¡Podemos sobrevivir sin eso!

Empezó a extraer papeles y pergaminos inservibles hasta que finalmente dio con él.

- ¡Ajá! ¡Aquí está! -dijo alzando el manuscrito con las instrucciones de los cañones -Veamos qué es lo que falla.

Cita:

¡BOOOOOOOOM!

- ¡Han destrozado el sistema del ancla!

- ¡Podemos sobrevivir sin eso!

Vaya, tendremos que saltarnos este punto...

Cita:

Nerea abandonó aquella sala y se dirigió a cubierta con las instrucciones en la mano. Echó un vistazo alrededor y comprobó el estado precario en el que se encontraba su barco así como el intenso trabajo de sus marineros por mantenerlo a flote. Dos de ellos achicaban agua de cubierta empleando dos cubos agujereados, otro fregaba el mojado suelo de cubierta con más agua, otro jugaba a los dardos sin mucho éxito mientras dos más miraban hacia el cañón rascándose la barbilla. Por su parte, otro marinero deambulaba de un lado a otro con una carpeta en la mano y un lápiz en la oreja informando a gritos de los daños que sufría el barco bajo el intenso fuego enemigo.

¡BOOOOOOOOM!

- ¡Se ha roto el sistema híbrido de arranque!

- ¡Podemos sobrevivir sin eso! -respondió Nerea con decisión.

"Los piratas ya no son lo que eran", aquella idea había irrumpido en su cabeza, pero era un problema del que se preocuparía más adelante pues en aquel momento tenía cosas más complicadas entre manos. Al reparar en su presencia, uno de los marineros que contemplaba el cañón nuevo se dirigió a ella.

- Mi capitana, el cañón no dispara. Hemos desempaquetado todas las piezas. Hay una bola metálica y un cacho de cuerda, pero no sabemos usarlos ¿Qué hacemos?

- ¡Fuera de aquí cachos de carne con patas!

Los dos piratas se escabulleron corriendo hacia la escotilla murmurando algo así como "No hay derecho".

Nerea dispuso el cañón siguiendo las instrucciones del cañón, introdujo la bala, lo fijó al suelo y prendió la mecha.

Van a ver estos bucaneros de pacotilla...

La mecha se consumió centímetro a centímetro hasta que finalmente llegó al límite... De pronto surgió un sonido ensordecedor y Nerea sintió como si de repente el mundo se alejara bajo sus pies. Enseguida fue consciente de que su barco volaba, alejándose de la batalla surcando los cielos a una espeluznante velocidad.

 Era una plácida noche de verano en Meleé Island mientras dos pescadores aguardaban con sus cañas en el muelle.

- Oye, Leonard, ¿te das cuenta lo que le pasa a los piratas? Ya no son lo que eran...

- Es cierto, Frank, antes todas las aguas del Caribe estaban dominadas por ellos. Ahora apenas navegan.

- Eran el orgullo de las islas, dominando el sutil arte de la navegación. Leonard, el mundo está loco...

El tranquilo silencio fue roto por un zumbido que creció en la apacible noche. De pronto, los restos de un barco surgieron llameantes en el horizonte y sobrevolaron el cielo hasta chocar contra la ladera de la montaña de Meleé Island.

- En efecto Frank, ya no son lo que eran...

Solamente la proa permanecía reconocible entre los restos del barco. Nerea salió entre los restos de tablas del barco y se apresuró a comprobar si sus tripulantes seguían con vida. Su decepción fue enorme al descubrir que así era.

Ascendió por la ladera hasta el puesto de vigía que se encontraba a unos escasos cinco metros sobre el lugar del impacto. Allí se encontraba oteando el horizonte el vigilante con total tranquilidad, como si un barco volador no hubiera impactado peligrosamente cerca de él.

Una sola idea atravesaba la mente de Nerea "Tengo que encontrar una tripulación de verdad, con piratas de verdad y descubrir qué es lo que les está pasando..."

Aunque a Nerea le daba la impresión de que el vigía no era muy fiable en su trabajo, esperaba que al menos pudiera serle de utilidad para localizar la taberna más cercana. ¿Donde mejor para encontrar buenos piratas que entre jarra y jarra de grog?

Con decisión, como si se pasara el día paseando por las montañas, le dijo al vigía con aire casual:

- Hola, me llamo Nerea Jenkins, y soy capitana de un barco pirata. ¿Tienes idea de dónde puedo tomar un buen trago de grog en esta isla?

Espero que al menos sea capaz de darme esa información, penso Nerea sin tenerlo muy claro, viendo que el vigía parecía más ciego que un topo, y que a saber cuántas veces en su vida había ido a la taberna...

El vigía que se encontraba oteando el horizonte utilizando un palo macizo de madera a modo de catalejo dio un respingo exagerado.

- ¡Vaya! ¡Menudo susto me has dado! -exclamó girándose pero dirigiendo la mirada en una dirección diferente a donde tú te encontrabas -Así que capitana de un barco pirata... Pues yo no he visto a ningún barco atracar en esta isla ¡No señor! Pero en fin... si lo que quieres es grog deberías ir al Scumm bar, junto al muelle. Allí tienen todo el grog que puedas beber (y pagar). Je je je.

Respuesta:

Yimbo contuvo como pudo la risa al ver que el que tan sólo unos instantes antes había tomado como fiambre, se arrastraba hasta la roca y dejaba allí parte de sus entrañas. Siguió observando al joven que se había sentado en el suelo, hasta que se decidió a hablar.

- Pué meno' mal que al final resulta que tú no está' muerto -dijo Yimbo con marcado acento, más para sí mismo que para el encadenado que tenía delante- ¡Con la mala suerte que da encontrarse con un cadáver en medio del camino! É' aún mucho peó que cruzarte con un gato negro... -Yimbo era muy supersticioso y se sintió aliviado al pensar en  la que se había librado. Continuó estudiandole con sus grandes ojos; quizás estuviese en algún apuro.

- Claro que supongo que tú te alegrará' má' que yo de no haberte muerto -reflexionó. Después notó algo raro en el desconocido- Oye... ¿por qué tú te has atado una mano con un pie? Tiene que ser una postura muy incómoda -le miró escamado.

Yimbo dudó en marcharse de allí, tal vez estaba molestando. Sin embargo, un "sexto sentido" le hizo permanecer de pie, mientras se le ocurría una cosa más:

- Oye Bobbin ... ¿tú no será' del gremio de los tejedore'? -preguntó sin saber muy bien por qué lo hacía.

Capitán Washington remaba con desesperación hacia la isla. Si cerraba los ojos veía la mandíbula rebosante de dientes del  tiburón cerrándose sobre él.

Una ola levantó el pequeño tablón por el aire y lo llevó a estrellarse contra una duna de la playa <<CHAAAFFFF>>.

Wash resollaba como un acordeón roto, estaba cabeza abajo y las piernas le pasaban por encima de la cabeza en una contorsión imposible. Dándose cuenta de que estaba en la orilla se incorporó de un salto tomando la posición del capitán que descubre tierra, sacando pecho y mirando al infinito. Un cangrejo que pasaba por allí observaba pasmado la escena.

- ¿Qué estas mirando? – le dijo Wash al cangrejo –piérdete, o prefieres que te ensarte con mi espada-. El cangrejo se enterró en la arena y Wash esbozó una mueca entre victoriosa y maligna.

-Seguramente no he perdido mi punch, a pesar de ser un mono.-

Entonces recordó que no sabía dónde estaba. Se sacudió la arena, se estiró la ropa, y poniéndose la mano a modo de visera para ver más lejos, escudriño los alrededores con curiosidad. Giró sobre si mismo y a escasos metros a su espalda divisó a un gordo que tomaba el sol. Llevaba un pañuelo blanco con lunares rojos en la cabeza. Tenía los ojos cerrados y disfrutaba del sol del atardecer. Sobre la arena, junto a él, tenía una jarra de caipiriña con sombrillita y todo.

-¡Eh tu! ¿Qué lugar es este? – preguntó Wash al llegar al lado del gordo –Es la isla Melee™ - respondió el tipo sin inmutarse. – Así que la isla Melee™,  conozco ese lugar infecto. Aquí puedo conseguir justo lo que necesito.- Wash planeaba en voz alta -¿Cómo se llamaba aquel estúpido que vendía barcos?- dijo mientras se rascaba la cabeza con el pié y la barbilla con la mano. -Stan- interrumpió el dominguero todavía en la misma posición. –Eso es. Stan. Pero antes necesitaré una tripulación y se exactamente donde conseguirla.- Y dicho esto se dirigió hacia la selva hasta que, finalmente, se le perdió de vista.

El gordo dominguero se incorporó. Se giró y vio al mono alejarse. Miró al sol y después se tomo la fiebre poniéndose la mano sobre la frente. Después miró su jarra de caipiriña a medio beber y la olisqueo. Finalmente se encogió de hombros dio un trago y recuperó su posición de relax.

Los recuerdos empezaban a ponerse difusos a partir de la tercera jarra de grog. No había estado malo (recordaba vagamente una séptima jarra) pero era terrible en su post-grog. Greg tenía la lengua como si la hubiera pasado por media playa, y sospechaba que así era...

Al ver que los dos chicos del palo se dirigían hacía su persona (más o menos) y entender lo que le había preguntado, intentó mover la esponja que tenía por lengua.

- Ahora mismo... no mucho. - estaba en ese momento de la mañana tras una noche de juerga en el que te arrepientes incluso de haber nacido - Creo recordar que ayer silbe algo y me convertí en cisne... pero debo haberlo soñado. ¿Estamos en Kansas?

Volviendo a bajar la vista hacia su engrilletada situación, suspiró. Fue removiendo restos de vómito con la cadena con la vana esperanza de volver a ver la llave (que ya no estaba). Al poco desistió con un comentario de "Es asqueroso!" saltándole a la boca. Finalmente, se dirigió a los borrosos gemelos Yimbo.

- Chicos del palo, creo que me ha salido un grillete. ¿Hay algún doctor por aquí?

Meleé Island™ no era tal y como Wash la recordaba, aunque fueran pequeños detalles, algunas cosas habían cambiado. En primer lugar el reloj del pueblo ya no marcaba las 10 si no las 10:10. El segundo cambio más relevante era una nueva estructura que había surgido en la ladera de la montaña, cerca del puesto de vigía en lo que parecía imitar la proa de un barco.

Wash se dirigía hacia el SCUMM Bar cuando de pronto, al pasar por el muelle vio una situación un tanto peculiar. Un hombre rubio y con aspecto de vividor vomitaba junto a unas rocas con una mano unida mediante grilletes al pie contrario. Mientras tanto, un joven negro lo observaba sosteniendo un palo con gesto curioso aguantando como buenamente podía una evidente carcajada.

Yimbo observaba divertido al tipo de la vomitona cuando un mono vestido de pirata se descolgó desde una rama para ir a plantarse a su lado. - ¿Qué está pasando aquí grumetillo? – dijo el mono mientras escudriñaba al hombre indispuesto en busca de su cartera.

- Oh. -dijo Yimbo cuando Greg le habló de su sueño. Era extraño, pues él recordaba haber soñado algo parecido.- Estamo' en Isla Melée -le informó después, cuando le nombró aquél sitio tan raro.- y creo que va' ser difícil encontrar un médico -añadió.

No fue buena idea vomitar encima de la llave, señó Bobbin. Ahora no sé cómo vamo' a abrir lo' grillete' ... -Yimbo pensó en la posibilidad de usar su cuchillo, pero el liberar a aquél tipo no le compensaba el riesgo de mellar el filo de la hoja.

Entonces apareció el mono, que para colmo, hablaba. Yimbo no estaba dispuesto a dejarse impresionar por nada en su nueva vida de aventurero, y mucho menos por un mono parlante, así que contestó con toda naturalidad a su pregunta.

- Yo pensaba que él estaba muerto, así que yo lo comprobé con este palo. -explicó, levantando el palo para enseñárselo- pero resulta que él estaba dormío. -luego le contó el problema:-  El señó Bobbin se ha atao la mano y el pie con un grillete y despué' ha perdío la llave -explicarle al mono lo que había sucedido en realidad con la llave le parecía demasiado- y ahora ya no quiere seguí así, y no sabemo' cómo quitar esa' atadura'.

Yimbo se quedó mirando con curiosidad al mico. Si no fuera por ese pequeño detalle, la verdad es que recordaba a uno de esos temibles piratas a los que él quería parecerse.

- ¿Acaso al señor Bobbin le falta medio cerebro? ¿Qué clase de zángano chupagrog se encadena de esa forma voluntariamente? – El mandril seguía mirando al señor Bobbin con curiosidad. Sin más dilación se dio la vuelta – Bah. No he llegado a ser el pirata más sanguinario del Caribe ayudando a los necesitados. Pero yo de ti le cortaría la mano o el pie, lo que menos necesite.- y siguió por el camino hacia el Scumm Bar.

- Atracar en el muelle es para piratas blandengues! Yo he atracado directamente en la montaña!-dijo Nerea muy orgullosa de sí misma por ser tan buena pirata.

Con su mano libre sujetándose la sien (por miedo a que se le desparramasen los sesos por el suelo), Greg sintió alivio al ver que no se había embarcado en ningún navío misterioso que le llevase lejos otra vez. Lo siguiente sería ver que sólo había pasado un día... Pero antes de nada, tras la interrupción simiesca sintió una preocupación por su propio estado, a lo mejor estaba aun peor de lo que creía. Preguntó a su despertador con tono confidencial.

Oye, chico del palo... es mi resaca o había un mono hablando? - Greg no se atrevió a responderle por miedo a que se tratase de un delirium tremens, eso de hablar al aire era algo que daba muy mala imagen - ¿Le has contestado a un mono, verdad?

La mirada del joven, sobre las gafas de sol, buscaba un poco de esperanza.

- Claro señó, estaba hablando con un sanguinario mono pirata -le contestó, todavía dispuesto a no dejar ver a nadie que él también estaba sorprendido.- Él se fue por allí, yo creo que en dirección al bar.

Yimbo pensó que si un auténtico y experimentado pirata había dejado a aquél tipo tirado a su suerte, y se había encaminado a la taberna, él debería hacer lo mismo.

Pero, al fin y al cabo, sólo era un aprendiz de piratilla, así que bien podía quedarse allí y seguir los consejos del mono para socorrer al necesitado.

- Avé, señó; muerda este palo y apriete los diente' -se agachó junto a Greg- ¿de qué prefiere desprenderse, de la mano o del pie? -le preguntó, cuchillo en mano.

- Hay un pequeño problema con esto, chico...- exclamó Greg con abatimiento - Les tengo mucho cariño a ambos, llevamos juntos desde que nací...

Pensativo, se sentó en el suelo (así no tenía que adoptar la posición del jorobado de Notre Dame).

- Tal vez se me cae con el tiempo... - musitó sin demasiado convencimiento. Trataba de pensar, pero el terrible dolor de cabeza no le dejaba - Caray, ahora ya se lo que siente un mono de tres cabeza cuando le duelen las tres a la vez...

Finalmente, pareció hallar una solución. - Espera, debo tener un barril extra resistente de grog XXX por aquí... - dijo mientras buscaba con la mano libre su extraño cinturón.