Partida Rol por web

La piedra perdida.

Tyaeda Euduedil

Cargando editor
27/11/2010, 15:50

Os encontráis en Linfa, la ciudad de la cual vos sois la Reina Elfa y que está escondida en el Bosque de las Ánimas. Junto a vuestros ayudantes, multitud de pequeños elfos, estáis preparando la Fiesta de la Cosecha. Se celebra todos los años al principio del otoño con objeto de pedir buenas cosechas para ese año. Vos y otras mujeres elfas sois las encargadas de fabricar manualmente las coronas de flores que os pondréis para la fiesta. Mientras estáis realizando esa labor sentadas bajo un árbol, se acerca hacia vosotras un viejo elfo. Da la sensación de que esté muy nervioso y asustado por algo. Cuando está frente a vos os dice:

- Majestad, allí en el horizonte se ven columnas de humo. No es un buen augurio.

Cargando editor
29/11/2010, 14:45
Tyaeda Euduedil

La fiesta de la Cosecha era una celebración muy esperada por el pueblo élfico. Representaba el fin de un ciclo y el principio de otro, donde los frutos de la tierra darían alimento y vida un año más y sus semillas volverían al suelo de donde provinieron para volver a germinar el año siguiente.

Tyaeda disfrutaba de los preparativos de esa celebración. Cada año, junto a las demás mujeres de la ciudad, tejían las hermosas coronas de flores que se repartirían durante la noche, para celebrar con banquetes y bailes el fin del verano y el comienzo de la recolección. Con alegría, veía como su pueblo se deleitaba con estos preparativos y como el jolgorio era la moneda corriente durante esos días.

Sin embargo, toda esa dicha y felicidad estaban a punto de extinguirse. Un viejo elfo llegó portando noticias inquietantes. El horizonte se cubría de columnas de humo. La preocupación comenzó a invadirla, aunque no por ello perdió su amabilidad.

-Gracias anciano por traer las noticias aunque estas no sean alentadoras. Ya mismo averiguaremos qué está ocurriendo allí.

Con gracilidad y elegancia, dejó en manos de una muchacha la corona que tenía a medio hacer y se levantó para dirigirse a su morada. Allí podría encontrar al jefe de la guardia de la ciudad. Era necesario enviar cuanto antes un equipo de exploradores para que averiguara que era lo que estaba ocurriendo más allá del límite del Bosque de las Ánimas.

 

Cargando editor
29/11/2010, 15:02
Fryda

Antes de daros tiempo a llegar a vuestra morada para avisar al jefe de la guardia, Fryda, una pequeña elfa que siempre ha estado a vuestro servicio os encuentra y os dice:

- Mi reina, me he enterado de lo del humo. Estamos todos muy preocupados por si se trata de algo importante. Os estaba buscando para pediros permiso e ir a buscar el foco del humo. Como vos sabéis soy más rápida que los exploradores y podría estar allí en cuestión de horas.

Fryda siempre ha sido una de las más valientes de la ciudad y ha sido muy valiosa a la hora de solucionar conflictos con los enemigos. Nunca traicionaría a su reina.

Cargando editor
29/11/2010, 15:21
Tyaeda Euduedil

La reina se alegró de ver a Fryda allí. Si bien no le gustaba la idea de mandarla sola a averiguar lo que estaba ocurriendo, la elfa tenía razón en que ella haría las cosas de manera mucho más veloz y sigilosa y posiblemente ese mismo día tuvieran las noticias que estaban esperando. Sin dudarlo, tomó su decisión.

-Ve Fryda, sabes que confío plenamente en ti. Ten mucho cuidado cuando estés explorando. No quiero que arriesgues tu vida bajo ningún punto de vista. Si ves que no puedes avanzar más por ser riesgoso, vuelves y me notificas lo que hayas podido averiguar y luego veremos que hacer.

En una muestra de afecto, rompió con todo protocolo y abrazó a su emisaria. La inquietud aún la envolvía y no quería que ese día, que tenía que ser uno de los más felices del año se volviera un día trágico porque algo malo le ocurriera a la pequeña.

Cargando editor
29/11/2010, 15:29

La pequeña Fryda recibió un caluroso abrazo por parte de su reina para darle suerte en la misión que tenía que realizar. Sin duda alguna, eso le llenó de fuerza, siempre viene bien contar con el apoyo de tus superiores:

- Muchas gracias, mi reina. No arriesgaré mi vida pero intentaré averiguar todo lo que pueda. No se cuándo volveré pero tened seguro que lo haré.

Seguídamente y sin pensárselo dos veces salió corriendo en la dirección de donde procedía el humo hasta que la perdísteis totalmente de vista. No tardásteis mucho en olvidaros de Fryda al escuchar gritos por la zona donde los elfos músicos preparan las canciones para la fiesta.

 

Cargando editor
29/11/2010, 15:46
Tyaeda Euduedil

Dioses, ¿qué es lo que ocurre ahora? La reina elfa apenas había despedido a Fryda cuando nuevos problemas parecieron aflorar.

Rápidamente corrió hacia el lugar donde se escuchaban los gritos. Sus cabellos se agitaban con el viento y sus ropas se enredaban en sus gráciles piernas dificultándole la carrera. Tyaeda pasó cerca de un grupo de elfos que también se dirigían al lugar de los gritos y los adelantó. Como reina, sentía que su obligación era estar allí donde su pueblo la necesitara.

-¡Rápido, que alguien busque a la guardia! Los demás, ¡seguidme!

Cargando editor
29/11/2010, 18:26

Llegáis al lugar de donde proceden los gritos,junto con la guardia que llega a la par que vos. Y cuál es vuestra sorpresa cuando véis un viejo elfo montando el espectáculo y pegando gritos, impidiendo a los músicos realizar su tarea:

- ¡No váis a conseguir tener acabada la música a tiempo!- les gritaba mientras se tambaleaba de lado a lado tirando todo lo que encontraba a su paso- ¡Sois unos inútiles músicos! ¡Inútiles,inútiles! ¡Y no me gusta vuestra música, no, no me gusta!

Había bebido demasiado vino en la reunión que hacían los hombres antes de comenzar la fiesta y no controlaba lo que hacía. Vos ya le conocíais por hacer lo mismo año tras año, el vino causaba estragos en él.

Notas de juego

Tienes que responder a este post y realizar además una tirada de Atención+Alerta en 1D100

Cargando editor
29/11/2010, 18:55
Tyaeda Euduedil

La reina alcanzó el claro rogando no ver correr sangre en el lugar. Los acontecimientos de hacía un rato la habían puesto muy susceptible y los gritos que oyó luego de despedir a la pequeña exploradora le helaron la sangre.

Para su alivio, su reacción había sido desmedida. Al llegar al lugar de donde provenía el escándalo se encontró con el mismo anciano que año tras año se dedicaba a embriagarse y montar jaleo en las vísperas de la celebración. Nuevamente, excedido en vino, estaba llevando a cabo su ritual, lo que en cierta forma tranquilizó a Tyaeda.

Con voz firme y un tanto irritada se dirigió a la guardia.

-Encargaos de que el anciano no provoque más disturbios hasta la celebración. Nuevamente se le fue la mano con el vino. Mantenedlo vigilado para que no vuelva a hacer lo mismo o nos volverá locos antes de poder celebrar la Cosecha.

Aunque se sentía molesta por la actitud del viejo, su inquietud no remitía. Algo no iba bien y ella no podía precisar el qué.

- Tiradas (1)

Tirada: 1d100
Motivo: atencion
Dificultad: 35-
Resultado: 3 (Exito)

Cargando editor
29/11/2010, 19:09

La guardia se llevó al anciano el cual se mantuvo un poco reticente y forcejeaba para que lo dejaran tranquilo:

-¡Yo no he hecho nada, yo no he hecho nada! ¿De qué se me acusa? ¡Cobardes, soltadme! Uno a uno querría yo veros conta mí.....- y así siguió gritando hasta que se lo llevaron y lo encerraron en una cabaña manteniéndolo a buen recaudo hasta que se le pasara la borrachera.

Os quedásteis embobada mirando hacia el lugar por donde habían desaparecido los guardias con el anciano y de pronto notásteis un aroma extraño que no habíais percibido jamás y que provenía de entre la maleza. Se os ocurrió subiros a un árbol para poder apreciar mejor el foco del aroma y cuál fué vuestra sorpresa cuando, al estar allí subida en la copa del majestuoso árbol, descubrísteis lo que se os venía encima a vos y a vuestro pueblo: un gran ejército de hombres armados y con máscaras terroríficas estaban escondidos entre los arbustos, justo detrás de todos vuestros atareados elfos. Ellos parecían no haberse percatado de nada y seguían realizando los quehaceres para la fiesta de la cosecha. En un principio os parece estar viendo un espejismo pero os dáis cuenta de que es real justo cuando un dragón enorme hace su aparición justo detrás del ejército.

Cargando editor
29/11/2010, 21:36
Tyaeda Euduedil

Los gritos y lamentos del anciano entristecieron a la reina. Sabía que era culpa de su alcoholismo el que actuara de esa manera, pero ella no podía permitir más disturbios. La celebración debía desarrollarse con normalidad.

Luego de que la guardia se lo llevó y lo puso a buen resguardo, Tyaeda Euduedil, gobernante de la ciudad de Linfa comenzó a sentir un aroma extraño, desconocido.

Dispuesta a averiguar de que se trataba, se encaramó a un árbol cercano y lo que descubrió allí la dejó muda del asombro.

¡Invasores! Mientras observaba desde arriba del arbol, su cerebro buscaba la manera de encontrar la mejor estrategia para evitar que los suyos murieran en el ataque. Estaba visto que tenían muy poco tiempo y que si daba la voz de alarma, sólo desencadenaría una masacre. Debía movilizar a todos los que pudiera, llevarlos lejos de allí, hacia el corazón del bosque y esperar que los que habían llegado tan furtivamente se fueran luego de no hallar nada que pudiera interesarles.

Estaba a punto de descender, cuando su vista se posó en el enorme dragón. Sus ojos se abrieron enormemente. El color de sus mejillas desapareció.

Oh Dioses, no tenemos salvación

Rápidamente, conteniendo las lágrimas, bajó del árbol y se dirigió hacia donde todavía se encontraban algunos músicos. Llamándolos con señas les habló en forma pausada y en tono bajo. Quería ganar todo el tiempo que pudiera para los suyos, sin alertar a los hombres que acechaban en la fronda.

-Venid a mí músicos. Debemos alertar al pueblo que tenemos que huir hacia la espesura del bosque, hacia el corazón del mismo. Ejércitos armados hasta los dientes se acercan, estarán aquí en cualquier momento.

Sed discretos, tratad de generar el menor alboroto posible, pero también debéis ser veloces en distribuir la noticia. Yo iré en busca de la guardia, ellos me ayudarán a ganar tiempo para vosotros.

La voz de la reina, para quien no tuviera un oído de elfo, apenas se oyó como el murmullo del viento entre las hojas. En unos minutos, los músicos hacían lo que ella les había pedido, mientras ella iba en busca de los guardias. Su suerte ya estaba echada, ahora sólo los dioses podrían salvarlos de aquella invasión.

Cargando editor
29/11/2010, 21:56

El grupo de músicos fué a cumplir correctamente las órdenes de Tyaeda pero una elfa de las que estaba haciendo coronas de flores se dió cuenta de que se había quedado sin material y fué hacia la maleza a por más flores. Lo que vió la dejó totalmente perpleja, un grupo de lanzas se asomaban entre los arbustos. No pudo evitar sentir un pánico que le recorrió todo el cuerpo y se puso a gritar frenéticamente por el pavor que sentía:

- ¡Corred, corred! ¡Alguien nos ataca,tienen lanzas! ¡Huid hacia el bosque!

Las miradas de todos los elfos se posaron en ella ya que la mayoría no sabían aun nada de los invasores. Fue entonces cuando el caos se apoderó del lugar: todos corrían despavoridos de un lado para otro sin saber qué hacer ni donde ir.  Nadie salvo Tyaeda había visto con sus propios ojos a los enemigos, y lo que es peor, al temible dragón.

Cargando editor
29/11/2010, 22:10
Tyaeda Euduedil

Al parecer, ese día estaba condenado al desastre. La inoportuna intervención de la joven que se había quedado sin flores tiró por los suelos el plan de Tyaeda de conseguir tiempo para que los suyos se refugiaran en el interior del bosque.

Con celeridad, alcanzó a la guardia y la puso al tanto de lo que ocurría.

Mientras su general organizaba a las pequeñas tropas que componían el ejército de la ciudad, la elfa corrió en busca de su armadura y su espada. No podía dejar que el pueblo sufriera mientras ella no hacía nada. La amenaza del dragón hacía temer a la gobernante que los invasores eran sangrientos y que no se iban a cuidar al momento de masacrar a los suyos, algo que ella no podía permitir.

Como un soldado más, buscando ser la fuente de inspiración para el pequeño grupo que defendería a los más débiles mientras intentaban huir, la reina se plantó frente a los soldados, al lado del general para dar un último aliento a las tropas.

-Soldados, esta seguramente será nuestra última batalla. El enemigo es numeroso y poderoso- se cuidó de mencionar al dragón. No quería desanimar aún más a los valientes que darían su vida por sus hermanos.

-Debemos resistir el mayor tiempo posible para que los más débiles se pongan a salvo. No sé quienes son ni por qué nos invaden, pero no tenemos tiempo de averiguarlo. Luchemos hasta el final, hagámoslo por nuestras familias.

Cargando editor
29/11/2010, 22:21

Mientras estáis preparada con las armas al lado de vuestras tropas y mirando hacia el lugar donde se supone que están los enemigos, véis aparecer un pequeño hombrecillo sacudiendo una bandera blanca. En la bandera está dibujado un escudo con la silueta de un dragón. Lo reconocéis enseguida: es el escudo de la familia real de Arbebuck, vuestros mayores enemigos. El hombrecillo se para frente a todos vosotros y os dice una simple frase:

- Buscamos a Tyaeda Euduedil, Reina de Linfa.

Cargando editor
30/11/2010, 15:27
Tyaeda Euduedil

Al ver que sus enemigos no eran otros que los Arbebuck, la sangre de Tyaeda comenzó a bullir. ¿Qué hacían ellos allí? ¿Por qué estaban movilizando sus tropas, asustándolos, amenazándolos sin que mediara ninguna provocación? Además, esta vez traían un dragón.

La reina, dio un paso majestuoso al frente, sin dejar de empuñar su espada dejando en claro que no confiaba en el pedido de tregua del mensajero.

-Yo soy a quien buscas mensajero. ¿Qué significan todos estos ejércitos en mi bosque?

Cargando editor
30/11/2010, 15:38

El pequeño hombrecillo os miraba y escuchaba con atención y cuando acabásteis de hablar os dice en tono como si estuviera leyendo un libro:

- Por orden de su majestad el Rey de Arbebuck os hago saber lo siguiente: desde que su esposa murió está buscando una nueva reina para gobernar sus tierras junto a él. Después de mucho pensar en quién podría ser la elegida, ha decidio que seáis vos. No es una proposición, es una obligación. Debéis acompañarme y hablar con el rey, os está esperando junto a su fiel dragón.

Dicho esto, 5 soldados de Arbebuck aparecieron de entre la maleza y se situaron justo detrás del hombrecillo.Iban ataviados con ropas militares, armas y perfectamente enmascarados. Era una señal de que si no ibáis por las buenas podría comenzar una sangrienta lucha.

Cargando editor
30/11/2010, 15:46
Tyaeda Euduedil

Ante la aparición de los soldados del imperio dragón, la guardia desenvainó sus armas y comenzaron a dar unos pasos, pero la reina, con un gesto de su mano los detuvo. Sabía que estaban en inferioridad numérica y militar y si la guerra se desencadenaba ellos tendrían todas las de perder.

No podía casarse con su peor enemigo, él sólo sojuzgaría a su pueblo, pero justo ahora necesitaban tiempo y eso era lo que la elfa iba a darles.

-Emisario, iré contigo si me garantizas que no se atacará a mi pueblo. Ofrezco total cooperación de mi parte siempre y cuando vuestros soldados no empuñen sus armas sin provocación.

Esperaba que el rey de Aberbuck se mostrara compasivo si ella accedía a sus demandas.

Cargando editor
30/11/2010, 15:51

Los soldados que habían dado la cara y acompañaban al hombrecillo eran solamente 5 pero escondidos entre la maleza habia cientos y cientos de ellos, esperando órdenes de su rey en caso de que hubiera que atacar y entrar en estampida. Solamente lo harían en caso de que os hubiéseis negado a platicar con el rey. Al ver que accedéis, el hombrecillo os dice:

- Seguidme entonces, no puedo daros más detalles, yo solo soy un mensajero. Os llevaré frente al rey y él os aclarará vuestras dudas.

Sin mediar más palabra, el emisario se da la vuelta seguido por sus 5 soldados encaminándose de nuevo hacia la maleza, con esperanzas de que le sigáis hasta donde se encuentra su rey.

 

 

Cargando editor
30/11/2010, 16:15
Tyaeda Euduedil

Resignada porque no tenía otra salida, la reina acompañó al hombrecito hasta donde se encontraba su jefe.

Antes de partir le pidió a sus soldados que no hicieran nada a menos que se vieran amenazados directamente. Confiaba en que el rey se mostraría cauto y no atacaría a menos que ella se negara a hacer lo que pedía.

Suspirando, envainó su espada aunque no la dejó y siguió al emisario hacia la espesura, escoltada por los cinco guerreros.

Cargando editor
30/11/2010, 16:24
Rey de Arbebuck

Mientras caminábais entre la maleza del bosque, pudísteis apreciar con claridad la cantidad de soldados que allí se escondían. Eran muy numerosos, mucho más que vuestras tropas. Si ambos ejércitos se llegasen a enfrentar, sin duda alguna el vuestro se encontraría en desventaja y vos lo sabíais.

Pasados unos minutos llegásteis por fin a donde se encontraba el Rey de Arbebuck. Había montado una especie de puesto de campaña y él estaba en su interior disfrutando de unas ricas viandas. Su hermoso dragón estaba durmiendo detrás del puesto, parecía que no se había percatado de vuestra presencia, o eso quería que creyéseis.Cientos de soldados custodiaban aquel lugar, para que nada malo le ocurriese a su rey el cual, os vió llegar y salió del tenderete para recibiros:

- ¡Mi querida Tyaeda, ya habéis llegado! Espero que mis soldados os hayan tratado como una reina se merece. Supongo que mi mensajero os habrá dado mi recado, ¿me equivoco?

Se quedó allí de pie mirándoos con cara lasciva mientras se limpiaba las manos con un trapo de tela para quitarse los restos de comida.

 

Cargando editor
30/11/2010, 19:59
Tyaeda Euduedil

Tyaeda no perdió detalle mientras era transportada hacia donde se encontraba el rey. Ver tantos soldados reunidos allí, tantas tropas escondidas delante de sus narices la frustró totalmente.

Ellos eran un pueblo pacífico, tanto que se habían confiado al extremo de permitir semejante invasión sin apenas notarlo.

Si salgo bien parada de esto, se prometió a si misma, no dejaré que mi pueblo vuelva a estar tan indefenso como ahora. Nunca más.

Al llegar ante la tienda del rey se sorprendió al ver al dragón tan de cerca. Era una bestia magnífica que inspiraba verdadero respeto. La reina, más que nunca, supo que debería obedecer al rey de Arbebuck mientras este contara con el apoyo de tan majestuoso ser, pues los suyos no tendrían chance ante semejante poder.

Cuando el rey salió a recibirla, sus músculos se tensaron y debió recurrir a toda su fuerza de voluntad para no escupir en su cara. el muy insolente la miraba como si de una cortesana se tratara y el que la tratara con semejante condescendencia la alteró aún más.

En el tono más gélido que pudo, se presentó ante él.

-Los soldados me han tratado como vos odenasteis...- como una prisionera, que es lo que ahora soy. -Aquí estoy, su alteza, dispuesta a dialogar con vos lo que vuestro emisario me ha comunicado. Comprenderéis que no es sencillo arreglar una boda entre nuestros reinos si no tratamos antes cuestiones políticas territoriales y de bienestar de ambos pueblos- La joven Tyaeda Euduedil intentaría por todos los medios conseguir algo para su pueblo si debía sacrificarse en esa forma.