Partida Rol por web

Morkhur ciego de ira y verguenza, decidido vuelve a intentar terminar con la desgracia del elfo, y esta vez para satisfacción del enano lo logra.

El guerrero alza su hacha por sobre su cabeza e impulsándola con toda la fuerza que puede descarga la pesada arma contra el cuerpo reanimado de Phelcyan, esta vez con gran éxito, el hacha penetra por la parte derecha del cuello de Phelcyan y baja a toda velocidad en forma oblicua seccionandolo todo a su paso, saliendo por debajo de la axila izquierda del muerto viviente, de esta forma la cabeza y la mitad izquierda dle torax de Phelcyan se separan del resto del cuerpo y partido en el cadaver se desploma y haciendo olas de sangre en el resto del asqueros charco donde los dos tienen sus piewrnas sumergidas casi hasta la rodillas, los restos del que alguna vez fuera un joven y arrogante hechicero poco a poco se van sumergiendo en ese lodazal de sangre, visceras y partes de cuerpo de distintas razas y tamaños, para pudrirse con los demás restos, ahora si, para no levantarse nunca más.

El enano da un gran grito de victoria que resuena en toda la mina, sientiendo su orgullo restituido, y viendo al elfo que tanto odiaba aunque nunca se lo había dicho a nadie, muerto para siempre y gracias a su metal.

Morkhur mira a Matly con la cara manchada por la sangre de Phelcyan como diciendole "te dije que era mio".

Avanza separando al grupo entre los que vamos a la caza de los zombis y lo que terminaran con el único peligroso, al menos de momento. Tras una carrera ve al fin al alcance  la espalda de un pequeño kobold muerto viviente, sin dudarlo, lanza una estocada sobre él intentando acabar con el o, en el peor de los casos, intentar frenar su avance y rematarlo después.

Surcando el aire cortando todo a su paso un haz de hierro salido de su espada rasga al pequeño no-muerto de lado a lada haciendo una profunda herida en su cuerpo.

- Sentid como la luz de Pelor os expulsa, criaturas inmundas - Palomeque corre tras los zombies manteniendo siempre la distancia suficiente que evite que las criaturas se vuelvan contra ellos - Hagámosles retroceder hasta el foso. Caerán a él sin remisión, y ya no serán un problema.

Mientras habla, apunta con su ballesta y trata de impactar en el putrefacto cuerpo de uno de los muertos vivientes. El virote se pierde lejos de su objetivo.

Morkhur al derrotar a su enemigo, comienza a protagonizar un acto un tanto sorprendente y perturbador a la vez. Comienza a seccionar miembros del cuerpo sin vida de Phelcyan y se dispone a pintar con su sangre armas, armadura, escudo y capacete. Se depoja de su capa y demás vestimentas que traía sobre su cota, quedando solo con esta y la vestimenta que traía debajo. La imagen resulta en un Morkhur de un color rojo putrefacto.

Cuando la sangre comienza a secarse, se torna más oscura y comienza a cuartearse, dándole un aspecto de antiguedad. Pinta también unas runas enanas en su rostro con los dedos - "Pintura de guerra. La batalla apenas comienza" - La macabra imagen más bien se asemeja al de un cuerpo desollado. Pareciera como si el enano hubiera sido despellajado y anduviera en carne viva. Realmente impactante.

Da media vuelta hacia donde corrieron los demás y se pone en marcha él también, moviéndose lo más rápido que sus piernas y su carga le permiten. Hasta que casi parece perderse de la vista del mago elfo Matly. 

Dios mio maese enano, que mal estas de la cabeza, seguro uno de tus dioses te golpeó la cabeza al nacer. En fin... 

... Termina diciendo el elfo, mientras ve como su compañero enano luego de disfrasarse se aleja a donde estaba el resto del grupo. Por unos instantes se queda parado solo en medio de esa putrfacta habitación. Piensa unos instantes y reflexiona sobre que debe hacer. Si ir en ayuda del resto del grupo o sucumbe en la curiosidad de continuar solo y adelante donde se escuchó el ruido como de agua del otro lado de la cámara.

Luego que quedarse mirando el descuartizado cuerpo del que alguna vez fue el pupilo de su amigo elfo, llega a una conclución dentro de su cabeza.

Mi objetivo en este lugar ya fracasó, no pude cuidar de Phelcyan como le prometí a mi amigo. Y por como se están dando los eventos, mi vida esta peligrando como nunca antes. Siempre he sido un mago curioso, como todo buen mago debe serlo, mi deber de oficio es ir en búsqueda de lo que está del otro lado de la habitación. Además se lo debo a la memoria de Phelcyan... Sin embargo hay misterios que no siempre, por derecho adquirido, deben ser resueltos. Además le he prometido al desequilibrado mental de Morkhur que daríamos una ceremonia de entierro digna a Lázaro si sobreviviamos... y esta vez no fallaré en mi promesa, me desconozco, pero me siento más un guerrero que un mago elfo en estos momentos.

ESPERAME MORKHUR YA VOY A POR ELLOS, MALDITOS ZOMBIES, Y MALDITO LUGAR AHHHHHHHHHHHH!!!!!!!!!!!  

Enajenado como su compañero enano, el elfo prepara su ballesta y empieza a correr en dirección del resto del grupo para ayudar.

Impasivo como si acabase de cortar un simple arbusto que molestaba en su camino el cuerpo del kobold le tiene la misma importancia, por los únicos que realmente quiere eliminar para dar un merecido descanso a sus almas son a los mineros en ese lamentable estado. Sabe, o al menos sus creencias se lo inculcan, que el alma de los kobolds está condenada pero quizá los mineros aun puedan conseguir la clemencia de Kord.

Con ese pensamiento en la cabeza avanza sobre el ahora cadáver inerte del kobold prosiguiendo su camino y asestando golpes por doquier.

Armando avanza al trote por el túnel, cuando da alcance a unod los zombis kobold de la retaguardia, el guerrero lanza una rápida estocada a la carrera, que alcanza al kobold y le abre un profundo surco en toda su parte trasera desde arriba a abajo, la herida es demasiado para el muerto viviente y cae con un tropiezo dando contra piso del túnel y quedando inerte en el lugar en donde cae.

Al mismo tiempo Palomeque corre lo más rápido que puede para mantenerse cerca de las criaturas peor lo suficientemente lejos como para no cortar el efecto de su expulsión, y a la carrera el clérigo intenta darle a uno de los zombis con su ballesta, pero el estar parcialmente tapado por Armando y Ryld, sin mencionar el hecho de que el regordete clérigo viene corriendo, hace que no pueda apuntar bien y el virote da contra el techo del túnel  perdiéndose a lo lejos.

Armando recupera rápidamente el paso y fuerzando un poco la marcha alcanza nuevamente a los zombis y efectua una abanico con su espada de izquierda a derecha que secciona de raiz la cabeza del pequeño kobold más retrasado.

Mientras tanto los demás zombis totalmente ajenos a la pérdida de sus compañeros continuan corriendo, y una vez que llegan a la gran caverna, aún aterrados por el poder de Pelor canalizaod atravéz de Palomeque, se dispersan por la caverna corriendo como locos en todas direcciones, complicando los panes de llevarlos al foso del clérigo.

De repente todos escuchan un terrible grito en la voz de Morkur, peor no es un grito de sufrimiento, si no más bien de victoria, lo que les hace pensar de que el enano ha acabado con el cadaver viviente de Phelcyan.

Segundos después ven llegar por el túnel corriendo a todo dar a Morkhur y a Matly, tanto que logras darles alcance, seguramente con la intención de sumarse a la cacería de los zombis restantes.

Cuando ven a Morkhur algo en el les preocupa, ya que todo su cuerpo, incluyendo armadura, capacete, hacha y escudo estan bañados en sangre en su totalidad, y el enano lleva una mirada desquiciada en sus ojos, por lo que una pregunta asalta la mente de todos, será que Morklhur finalmente se ha vuelto loco?, quizás matar a Phelcyan le afectó más de lo que pensaban.

Xoan corre a su maxima velocidad, solo baja un poco la velocidad para no matarse corriendo en la oscuridad.

Los zombies se han separado, por lo que ya no podrá llevarlos hasta el foso. Parece que tendrán que acabar con ellos a la vieja usanza. Quieto en su sitio, carga un nuevo virote y vuelve a intentarlo con su ballesta. Concentrado, esta vez sí consigue impactar en su objetivo.

Ve a Morkhur y extrañado siente algo en el pero no sabe muy bien el que, pero en este momento no se pueyde parar a pensarlo por lo que sale correiendo en pos de algun zombie.

El grupo siente que los zombis de les escapan, por lo que algunos empiezan a correr a todo lo que dan para impedírselos, Xoan y Ryld hacen un esfuerzo y logran alcanzarlo.

Al mismo tiempo Palomeque sabiendo que no podrá correr tanto, intenta hacer blanco con su ballesta y esta vez lo logra, el blnaco está algo lejos y en movimiento, pero el tiro es certero, el virote vuela directamente a la cabeza del único zombi que queda a la vista desde el interior del túnel y penetra profúndamente en su cráneo perforando hueso y cerebro, para quedarse clavado en la masa cerebral del monstruo. El zombi cae abruptamente impulsado por el golpe de la saeta y da contra el piso de cabeza, el sonido que hace su cuerpo al impactar con el sólido piso de la caverna resuena en toda la mina por el eco del lugar, se escucha como si alguien hubiese tirado una bolsa de papás desde gran altura. El zombi no vuelve a moverse nunca más.

Mientras tanto los tres zombis restante totalmente ajenos a lo que pasa a su alderedor siguen moviéndose intentando huir del poder invocado por el clérigo.