Partida Rol por web

Estaba claro que la habíamos cagado pero ya que uno pisa una mierda... pues la pisa con fuerza, a ver si al menos trae suerte.

Miro a las chicas y digo: Total, ya no importa mucho, ¿no?

Perséfone, una guía turistica express, ¿por favor? Mientras espero su reacción choco las manos creando otro destello, para al menos velar sus ojos durante unos segundo, que seguro que serían cruciales.

Miro mis manos y digo: Maldito sudor...

Los soldados viene tras de mi, pero difícilmente puedan alcanzarme sin la bendición de Apolo o Hermes!Haciendo gala de mi potente musculatura de leona me largo a toda velocidad. Apenas los pierdo de vista me transformo en un halcón para volver volando junto con mis compañeros.

¡Tenemos que ir todos juntos! Una vez que Artemisa se reúna con nosotros, podremos viajar al Inframundo, no antes- apremia Perséfone con urgencia.

El punto más alto de Atenas es la Acrópolis. Solo tenemos que subir hacia arriba para refugiarnos en el templo de Atenea Parthenos. Quizá ella pueda aconsejarnos.

Por favor Persefone, no tengo ganas de dar vueltas por Atenas con los guardias persiguiendonos, haz el favor de abrir el portal Ya!

Si Artemisa sabe lo que le conviene vendrá aqui lo antes posible, si no que no se hubiera ido.

Va siendo hora de que las lanzas de nuestros amigos se vayan por su propio pie

Bien Perséfone, pues corramos al templo. Seguro que Artemisa no tarda en reunirse con nosotros y aprovechando que Helios deslumbraba a los humanos toqué el suelo con la esperanza de crear una superficie resbaladiza y que no me vieran usar mis poderes. Después le di la mano a Helios y salí corriendo en dirección al templo.

Hécate hizo que las lanzas de sus enemigos cobraran vida. Con un pequeño espasmo, saltaron de las manos de sus dueños y, dando pequeños saltos, se alejaron de ellos. Los soldados no podían entender qué estaba sucediendo, pero antes de que pudieran hacer nada, un poderoso golpe de luz los hizo llevarse las manos a los ojos. No conseguían ver nada, pues habían quedado cegados. Aprovechando esta oportunidad, Selene hizo que el suelo a sus pies se congelara, haciendo que los soldados cayeran al suelo, sin conseguir levantarse.

Un grito de halcón os hace mirar hacia arriba. La joven Artemisa se dirige a vosotros a gran velocidad. Al llegar, se posó en el hombro de Helios

Acaricio el halcón y digo:

Bueno ya estamos todos, Perséfone... Creo que sería el momento adecuado, para abrir un vinculo a tus dominios... dentro de poco no sabemos como puede jugar Jano con el destino de nuestra empresa...

Como me gustaría arrancarles los ojos a una de te estas viejas arpías

Helios, ata a tu pajaro, no vaya a ser que se vaya otra vez

¡Artemisa bájate de su hombro ahora! DEspués dirigió una mirada de desprecio de mujer dolida cuando Helios acarició a Artemisa.

¡Perséfone, a qué estás esperando! ¡Vamos! ¡Es nuestra oportunidad!

Vale, vale, no seáis pesadas. Ya va...

Perséfone saca su guadaña y golpea con firmeza en el suelo con el extremo del bastón.

Al instante el suelo se quebró y se abrió una abertura que descendía hacia las entrañas de la tierra.

Perséfone comenzó a descender por la brecha, que había formado una cuesta de piedra hacia el Hades, al tiempo que decía: si sois tan amables de honrar mi casa con vuestra presencia...

Venimos a destruir tu casa, querida.

Bajo de los hombros de Helios y vuelvo a transformar en humana Tranquila le digo a Selene acaso no confias en ti? crees que quiero a Helios, acaso olvidas quien soy yo y a que estoy consagrada? acaso piensa que soy una de estas reventadas pienso al mirar a Hecate y Persefone Seguimos?

Se que te gusta mucho convertite en animal o fiera querida Artemisa, pero controlate un poquito la proxima vez

Selene tomó de la mano a Helios y dedicó una mirada desafiante a Artemisa mientras se llevaba a su amante hacia los confines del averno. 

Cuando os hayáis cansado de ese concurso de zorrería, podemos avanzar-dijo la diosa del Inframundo con fastidio. Tanta prisa como para estar ahora entreteniendose por el calzonazos impotente de Helios.-pensó con amargura. Que hecatombe...

Perséfone abre una puerta al Inframundo. Los escalones se van formando según los vais necesitando, descendiendo en espiral. Descendéis durante un tiempo que se os hace eterno, hasta llegar el suelo.

Esa superficie es de tierra oscura. Al mirar a los lados y hacia atrás no veis nada. De frente, tenéis el rio Estigia y, esperándoos, Caronte con su barca.

Al acercaros, el barquero hace una pequeña reverencia a Perséfone

Mi señora... ¿qué hace en estos lugares? Viene en su forma humana. ¿Deseáis que os lleve por el río?